María Félix

 

María de los Ángeles Félix Güereña (* 8 de abril de 1914, Álamos, Sonora8 de abril de 2002, Ciudad de México) actriz mexicana. La sonorense mas exitosa y conocida no sólo en latinoamérica, sino también en el mundo entero. María Félix es uno de los máximos íconos del cine mexicano y su carta de presentación internacional. Desde su primer película pisó el escenario como protagonista sin hacer papeles secundarios.

Vida personal

Conocida por el sobrenombre de La Doña por su papel en la película Doña Bárbara basada en la novela homónima de Rómulo Gallegos y por el protagónico de "Doña Diabla". Fue una de las tres grandes figuras de la "Época de Oro del cine mexicano" junto con Dolores del Río y Pedro Armendáriz.

Fue hija de Bernardo Félix, descendiente de indios yaqui. Su madre se llamaba Josefina Güereña, de ascendencia española. Tuvo once hermanos: Josefina, María de la Paz, Pablo, Bernardo, Miguel, María Mercedes, Fernando, Victoria Eugenia, Ricardo, Benjamín y Ana María del Sacramento.

Durante su infancia mantuvo una estrecha relación con su hermano Pablo, tanto que la madre los separó pensando que pudieran envolverse en una relación incestuosa. Con tal objeto, envió a Pablo a una escuela militar. El posterior suicidio del joven se ha atríbuido --sin fundamento, creemos-- al hecho de la forzada separación. Quienes conocieron a María dicen que, de niña, disfrutaba con aficiones propias de muchacho, alejada de cuanto se esperaba de una niña. De jovencita se ejercitó como consumado jinete.

El tiempo transcurrió favorablemente para su hermosura; muy pronto su aspecto comenzó a llamar la atención. Fue coronada reina de la belleza estudiantil. Muy joven aún aceptó en matrimonio a Enrique Álvarez, de quien acabaría divorciándose. Viajó luego a Ciudad de México, donde gracias a un encuentro casual con Fernando Palacios pasó a formar parte de la profesión cinematográfica. Tras el rodaje de El peñón de las ánimas (1943), de Miguel Zacarías, su fama ya no paró de crecer. Tanto es así, que filmes como María Eugenia (1943), de Felipe Gregorio Castillo, y Doña Bárbara (1943), de Fernando de Fuentes, le otorgaron la categoría de gran dama del cine local y figura principal de la edad de oro del cine mexicano.

De su matrimonio con Enrique Álvarez (de 1931 a 1938) nacería su único hijo, Enrique Álvarez Félix. Posteriormente casa con el compositor Agustín Lara, quien le dedicaría varias canciones, entre ellas "María Bonita", la cual contribuiría a su fama universal de 1943 a 1947. Tras divorciarse de Lara estuvo casada con el actor Jorge Negrete desde el 18 de octubre de 1952 hasta la muerte de éste en diciembre de 1953, y con el millonario francés Alex Berger desde 1956 hasta la muerte de éste en 1974.

Los años postreros de María transcurren entre homenajes en festivales, inauguraciones de retrospectivas de Antoine Tzapoff, nuevas amistades, opiniones políticas que suscitan, muchas veces justamente, la crítica ("Yo no sé por qué Fox se arrodilla ante ese mugroso de Marcos"), simples despropósitos ("Los quise mucho, fueron mis amigos, pero ni Diego ni Frida me parecen pintores. Les falta, les falta"). Hasta el final asegura que quiere volver a la pantalla o cuando menos a la televisión.

La muerte de su hijo y admirador más ferviente, Enrique Álvarez Félix, es el segundo momento reconocido de quebranto. En lo demás, María se niega a convertirse en una Norma Desmond de Sunset Boulevard , asilada en su residencia y entregada a la revisión de sus películas. Como Norma Desmond, exclama: "¡Entonces teníamos rostros!" ; a diferencia del personaje prodigiosamente interpretado por Gloria Swanson, nunca huye del mundo. Semanas antes de morir, acude a un concierto de Luis Miguel, que se acerca y la besa. Un reportero le pregunta: "¿Y dónde le dio el beso?". La respuesta es típica: "En la boca, ¿dónde más?".

Muerte

María Félix murió, cuando dormía, aproximadamente a la 1:00 am. hora de Ciudad de México, pero solo hasta aproximadamente las 10:00 de la mañana de ese 8 de abril se descubrió el cuerpo sin vida de la artista; de este lamentable acontecimiento dio información su médico de cabecera el Dr. Enrique Peña.

El día en que falleció, fue depositado su cuerpo inerte en un féretro y así fue transportado de su residencia de la Colonia Polanco en la Ciudad de México al majestuoso Palacio de Bellas Artes. El cortejo fúnebre fue flanqueado por una escolta de motociclistas y gente del pueblo que la acompañó, la vitoreó y la aplaudió a su paso por las diferentes calles por donde desfiló hasta llegar a su destino en la gran ciudad.

El féretro con los restos mortales de María nunca se abrió de acuerdo con los deseos de la propia finada.

El féretro en Bellas Artes permaneció durante 22 horas; de este histórico sitio, cuna de la Cultura y las Artes nacionales, partió el cortejo fúnebre despidiéndolo entonando la sentida “Golondrina” hacia la Asociación Nacional de Actores en donde se le rindió tributo en el Teatro Jorge Negrete, expresando unas palabras alusivas al acto el flamante nuevo Secretario General de la ANDA, el actor y coreógrafo Juan Imperio, y entonando sus compañeros actores “María Bonita”. De este lugar partió el cortejo fúnebre hacia el Panteón Francés donde reposan sus restos al lado de su hijo Enrique Álvarez Félix y de sus padres.

Carrera

Figura indispensable del Cine Mexicano María Félix. Personalidad controvertida y admirada por su belleza legendaria y originalidad.

La próspera relación de María de los Ángeles Félix con el cine (47 películas) empezó como quiere el tópico: por azar. Se hallaba mirando escaparates en el Centro Histórico de la Ciudad de México (entre las calles de Palma y Fco. I. Madero) cuando el director Fernando Palacios la abordó preguntándole si le gustaría hacer cine. La respuesta pertenece también al mundo de los tópicos, pero los que configuran la leyenda de La Doña: “¿Quién le dijo que yo quiero entrar en el cine? Si me da la gana, lo haré; pero cuando yo quiera, y será por la puerta grande”.

María Félix inició su carrera cinematográfica con un papel estelar en "El peñón de las Ánimas" (1942) al lado de Jorge Negrete. De golpe y porrazo, el cine mexicano la recibió en la cúspide, de la cual nunca se bajó. Se dice que fue descubierta por el ingeniero Fernando Palacios, personaje relacionado con el mundo del cine. De esta relación -y de una boda posterior con Raúl Prado, integrante del trío "Los Tres Calaveras"- se sabe poco; este misterio forma parte de la mitología creada alrededor de la estrella, la misma María Félix desmintió el rumor durante el programa especial de tv "La movida" ella afirmó la falsedad de esa boda y manifestó que nunca se casó con ese personaje al que calificó como un muchacho simpático.

María Félix y Jorge Negrete empezaron una mala relación ya que él había solicitado a su novia Gloria Marín para el papel principal (lo cual había sucedido antes). Si por esta causa el rodaje de El peñón de las ánimas fue difícil, y según algún reportero de la prensa sensacionalista, esto condujo al enfrentamiento directo. De modo que con el supuesto incidente contribuiría a la fama de "La Doña" como una mujer dura, que tanto contribuyó a su éxito.

Semejante comportamiento difería de la descripción que La Doña haría de su flamante marido mucho tiempo después: “Jorge era un hombre ingenuo, tierno y de gustos sencillos. No le gustaba discutir, pero en la intimidad era un adulto perfecto”.

Para conocer lo que Negrete tenía de mirlo blanco, La Doña tuvo que esperar 10 años… ¿O acaso fue él quien esperó? Ella se dedicaría a consolidar su mito cinematográfico y a casarse con otra figura legendaria: Agustín Lara. Era, en realidad, su segundo marido.

Esta película fue un gran éxito y así comenzó el mito de María Félix. Ella rompió con el estereotipo de la mujer mexicana de la época: campesina y sumisa.

Un papel estelar junto a un ídolo como Jorge Negrete en su mejor momento era una puerta lo bastante grande para que la cruzase sin reparos una damita dotada de tanta autoestima. A partir de entonces, todos sus papeles serían protagonistas, y concretamente el cuarto, sensacional: la Doña Bárbara del escritor venezolano Rómulo Gallegos. Él mismo se encargaba del guión y los diálogos de la película, y cuentan que al conocer a María en un restaurante exclamó: “¡Es ella! ¡Es mi Doña Bárbara!”.

Cuando hoy visionamos la película es imposible no sospechar que el apasionado prólogo parece fruto de la admiración del escritor por una mujer única: “De más lejos que nunca, de allá vino la trágica mujer… Hoy es la dueña de casi todo el cajón de la Aranca y señora de vida y hacienda, de rebaños y sabanas. El llano la teme y la obedece. Su hermosura fascina a los hombres y su oro compra leyes que la protegen y paga manos que por ella matan. Doña Bárbara. La terrible Doña Bárbara”.

A partir de Doña Bárbara (1943), la actriz y sus personajes comenzaron a fundirse en una sola unidad. Muchos especialistas afirman que María Félix siempre se interpretó a sí misma en todas sus películas. Opiniones más aventuradas, como la de Paco Ignacio Taibo I -autor del libro La Doña (1991)- señalan que la aparición de la actriz en el panorama del cine mexicano fue tan impactante que los guionistas y directores terminaron por escribirle historias de acuerdo a su personalidad. El resultado fue una curiosa mezcla de realidad y ficción que terminó por construir el mito de la Félix.

Su fascinante imagen destacó en títulos como La mujer sin alma (1943) y La devoradora (1946), de Fernando de Fuentes; La diosa arrodillada (1947), de Roberto Gavaldón; y Doña Diabla (1948), de Tito Davison. Parece que ella misma iba enriqueciendo esa imagen, de tal modo que su colaboración con el director Emilio Fernández le permitió completar una trilogía heterogénea que resume sus méritos y favorece que, aún hoy, el público la trate regiamente: Enamorada (1946), Río Escondido (1947) y Maclovia (1948). Ni siquiera su aventura francesa —French Cancán (1954), de Jean Renoir— fue tan celebrada como esos tres títulos del Indio Fernández.

Como una soberana ideal del cine hablado en español, María abordó todos los géneros, y lo hizo bien. Si nos limitamos al asunto que guía estas líneas, hemos de citar su personificación de Catalina de Erauso en La monja alférez (1944), de Emilio Gómez Muriel, su trabajo junto a Buñuel en Los ambiciosos (1959), y su linda presencia en Sonatas (1959), aquella película de Juan Antonio Bardem que recreaba el texto de Valle-Inclán. En esa línea española, María Félix también mantuvo una estrecha relación profesional con el productor Cesáreo González. Gracias a éste, la actriz participó en diversos proyectos fuera de su país, entre los cuales cabe destacar Mare Nostrum (1948), de Rafael Gil; y La corona negra (1950), filme del argentino Luis Saslavsky basado en un argumento de Jean Cocteau.

También fue una producción española La noche del sábado (1950), de Rafael Gil, escrita a partir de la obra homónima de Jacinto Benavente. En Hechizo trágico (1952), de Mario Sequi, la Doña volvió a coincidir con el galán Rossano Brazzi, a quien ya había tratado en La corona negra. Y en otra producción de Cesáreo González, Camelia (1953), de Roberto Gavaldón, hizo pareja con el actor español Jorge Mistral, bien conocido a ambos lados del Atlántico.

Su presencia excepcional enriqueció la coproducción franco-española La bella Otero (1954), de Richard Pottier; y en un tono más ligero, dio lecciones de seducción en Faustina (1956), de José Luis Sáenz de Heredia, donde también intervenían Fernando Fernán Gómez, Conrado San Martín, Tony Leblanc y José Isbert. Cerrando el catálogo español, esta última comedia presentaba a la actriz en una faceta voluptuosa cuyos efectos aún se perpetúan en la gran pantalla.

Tras su última aparición cinematográfica, en La Generala (1970), María Félix estuvo relacionada por lo menos con tres proyectos fílmicos, ninguno de los cuales logró cristalizarse. El primero de ellos fue la versión cinematográfica de la novela de Carlos Fuentes "Zona sagrada", cuya trama guarda más de una relación con la vida de la estrella. El segundo, la polémica adaptación de "Toña Machetes", novela escrita por Margarita López Portillo, que terminó filmándose con Sonia Infante. El más reciente, fue la adaptación de "Los papeles de Aspern" de Henry James, que llevaría por título "Insólito esplendor" y que iba a ser dirigida por Jaime Humberto Hermosillo. Durante 1997, la prensa de espectáculos en México especuló con la posibilidad de un retorno de la Félix, al lado de Verónica Castro, interpretando una versión para televisión de la obra "Los amores criminales de las vampiras Morales" de Hugo Argüelles.

Igual que su país: "tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios", parecía inevitable que la devorara la máquina de los sueños de Hollywood. Pero se resistió. Su argumento fue que no quería aprender inglés ni le gustaban los papeles de india que le ofrecían: "No nací para cargar canastos", "me ofrecen papeles de india y las indias las hago en mi país, en el extranjero sólo encarno a reinas" dijo. Si algo perdió con esta decisión, lo compensó con la adhesión popular y la admiración de los intelectuales de su país y del Viejo Mundo.

Su biógrafo más conocido, Paco Ignacio Taibo, hace notar en su obra -obviamente bautizada como "La Doña"- que María Félix no sólo poseía "una belleza singular". También era fundamental en ella el contraste con las actrices "tradicionalmente sumisas" de su país.

El escritor mexicano Carlos Monsiváis la describió como "una sucesión de atavíos, 'close-ups', actitudes y frases memorables" y también como "la persona que veía en el lujo la escenificación de sus fuerzas interiores". Sobre todo, María Félix -en cuyo honor fueron bautizadas miles de mujeres que hoy tienen entre 40 y 50 años- fue el sueño de generaciones de latinoamericanos y no latinoamericanos. "Tanta y tan intensa es su hermosura, que duele", dicen que dijo Jean Cocteau cuando la conoció. No fue el único piropo. Su amigo Diego Rivera le dedicó un autorretrato "a María Reina de los Ángeles Félix, quien millones de gentes admiramos y amamos pero a quien nadie querrá tanto como yo". El propio Rómulo Gallegos le subrayó en una edición de su libro Doña Bárbara una frase: "Agua clara del remanso donde los cielos se miran". Al margen, el escritor anotó: "Ésta, María, eres tú". Agustín Lara, uno de sus cinco maridos, optó por el homenaje más perdurable: "María bonita", cantada por miles de enamorados a lo largo del tiempo y a lo ancho del mundo.

Nada, sin embargo, empañó el cariño y la admiración que le tenían los mexicanos. El día de sus funerales, el público apostado en el camino hacia el Cementerio del Panteón Francés, junto con las flores, las pancartas y las fotos de la actriz le gritaba: "¡Viva María Bonita!", "¡Viva La Doña!".

Y es que se extinguía una leyenda, en un mundo cada vez más necesitado de ellas.

Frases Célebres de "La Doña"

"A mí no me impresiona nadie con el precio, pero si con los resultados"

"A una actriz no se le investiga...se le inventa"

"Sólo he sido una mujer con corazón de hombre"

"La mejor manera de amar a alguien es aceptarlo tal como es, eso es lo que yo hago con Antoine, no es fácil, pero sólo amar a los pendejos es fácil"

"Yo fui la primera que dije que el TLC no nos serviría, sólo para ponernos encima la bota de los gringos. Ahora los mexicanos sólo servimos para vender tacos y fritangas en las esquinas de nuestra bella ciudad"

"No me gusta la ayuda...cuando te la pida, tú me ayudas"

"Yo no me creo la Divina Garza… ¡Yo soy la Divina Garza!". Esta fue la tajante respuesta que le dio La Doña al popular conductor y animador de la televisión mexicana, Paco Malgesto, cuando éste le preguntó si se creía la “Divina Garza”, durante una entrevista en un antiguo y popular programa de los años sesenta llamado “La hora del Orange Crush”.

"Un hombre tiene que ser escultura para satisfacer, una mujer para satisfacer solo sonríe, porque no es lo mismo tener el brazo tendido que la boca abierta."

"Yo seré para ti una mujer más en tu vida, pero tú un hombre menos en la mía"

"Los diamantes no son la vida, ah, pero como quitan los nervios".


Cuando una reportera le preguntó su edad, María contestó:

"Mire, señorita, yo he estado muy ocupada viviendo mi vida y no he tenido tiempo para contarla"

"Me parece un poco difícil hablar de mí, el hablar de mí es muy severo, porque soy mucho mejor de lo que parezco"

"Yo no soy 'populachera' para nada, el público me ama, el público me respeta, pero con un amor elevado al cubo"

"Yo nunca he criticado a las lesbianas ni a los homosexuales. Lo que hacen las gentes de la cintura para abajo son sus historias, no las mías"

Cuando un reportero le preguntó si era lesbiana, María contestó:

"Si todos los hombres fueran tan feos como Ud., claro que sería lesbiana"

Honores

  • Premio Ariel (1946, 1948, 1950)
  • Premio Menorah otorgado por el Club Deportivo Israelita por La Cucaracha
  • Diosa de Plata en reconocimiento a su carrera cinematográfica (1986)
  • Condecoración del Consejo Consultivo de la Ciudad de México (1989)
  • Homenaje de la Asociación Nacional de Actores (A.N.D.A.) a los 50 años de su debut cinematográfico en El Peñón de las Ánimas. (1991)
  • Medalla de la UNAM por su trayectoria. (1992)
  • Oficial de la Legión de Honor francesa (Comendadora de la Orden Nacional de las Artes y las Letras de Francia) (1996)
  • Huésped de honor en La Habana, Cuba
  • Homenaje en el XVIII Festival Internacional de Filmes Dirigidos Por Mujeres en Créteil, Francia (1996)

Filmografía

  • La Constitución (1970) (Telenovela)
  • La Generala (1970)
  • La Valentina (1965)
  • Amor y Sexo (Safo 1963) (1963)
  • La Bandida (1962)
  • Si yo fuera Millonario (1962)
  • Juana Gallo (1960)
  • Los ambiciosos (La fièvre monte à El Pao) (1959)
  • Sonatas (Aventuras del Marqués de Bradomín) (1959)
  • La Estrella Vacía (1958)
  • La Cucaracha (1958)
  • Café Colón (1958)
  • Miércoles de ceniza (1958)
  • Flor de Mayo (1957)
  • Faustina (1956)
  • Tizoc: Amor Indio (1956)
  • Canasta de Cuentos Mexicanos (1955)
  • Les Héros sont Fatigués (Los héroes están fatigados) (1955)
  • La Escondida (1955)
  • El Charro Inmortal (1955)
  • French Cancan (1954)
  • La bella Otero (1954)
  • El Rapto (1953)
  • Película Reportaje (1953)
  • Película Camelia (1953)
  • La Pasión Desnuda (1952)
  • Messalina (1951)
  • Incantesimo Tragico (Hechizo trágico) (1951)
  • La Noche del Sábado (1950)
  • La Corona Negra (1950)
  • Una Mujer Cualquiera (1949)
  • Doña Diabla (1949)
  • Mare Nostrum (1948)
  • Maclovia (1948)
  • Que Dios me Perdone (1947)
  • Río Escondido (1947, Premio Ariel, 1948)
  • La Diosa Arrodillada (1947)
  • Enamorada (Premio Ariel, 1946)
  • La Mujer de Todos (1946)
  • La Devoradora (1946)
  • Película Vértigo (1945)
  • El Monje Blanco (1945)
  • Amox (1944)
  • La Monja Alférez (1944)
  • La Mujer sin Alma (1943)
  • China poblana (1943)
  • Doña Bárbara (1943, Premio Ariel, 1950)
  • María Eugenia (1942)
  • El Peñón de las Ánimas (1942)

Documentales

María Félix, Todas Mis Guerras. (1998). Dir. Arturo Pérez Velasco

María Félix, Sus Personajes. (1999). Dir. Arturo Pérez Velasco