ARIES PISCIS 

 

 

Fuego - Cardinal - Positivo Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Marte Regido por Neptuno 

Símbolo: el Carnero Símbolo: el Pez 

 

Fuerzas diurnas Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

 

 

 

La relación ARIES-PISCIS 

 

Incluso entonces tuvieron tiempo para formar una falange que habría sido difícil 

quebrantar si se hubieran levantado deprisa, pero esto era algo que las tradiciones les 

prohibían hacer... 

 

Un entrevistador de una agencia de empleos no tendría dificultades para identificar a estos dos signossolares, no tendría problemas para distinguir a un Carnero de un Pez.

Bastan un poco de experiencia y unos conocimientos mínimos de astrología para identificarlos 

correctamente. 

 

ENTREVISTADOR: ¿Cuál fue el último lugar donde trabajó? 

ARIES: Fui jefe de producción en la editorial Parakeet, en el número 42 de la Calle 83 Este. 

ENTREVISTADOR: Entiendo. Pediré sus referencias. La editorial Parakeet, en el número 82 de la Calle 43 

 

 

Este. 

ARIES: No fue eso lo que dije. Ha tomado la dirección al revés. ¿Es duro de oído o acaso pretende

 

intimidarme? 

ENTREVISTADOR: ¿Puede darme su dirección actual, por favor? 

PISCIS: Claro que sí. Vivo en los Apartamentos McCall, en el número 7000 de la Sexta Avenida. 

ENTREVISTADOR: Está bien, voy a tomar nota. Me ha dicho los Apartamentos Bacall, en el número 6000 de la 

Séptima Avenida, ¿correcto? 

PISCIS: (visiblemente confuso) Bueno... esto, si a usted le parece que es un barrio mejor, supongo que 

 

podría averiguar si hay algún apartamento disponible... 

 

Acercaos a un Carnero y comentad: «En tu condición de Aries, probablemente eres una persona creativa», y 

el Carnero responderá: «¡Y qué lo digas! Estoy colmado de ideas originales. ¿Quieres que te exponga 

algunas?». 

 

Acercaos a un Pez y comentad: «En tu condición de Piscis, probablemente participas en algún deporte 

acuático, como el surfing o la pesca submarina», y el Pez responderá: «Bueno, no sé nada, pero... esto, ¿en 

cuál de ellos crees que debería participar? Supongo que podía aprender...» 

 

Acercaos a un Carnero y comentad: «Si sigues por el camino que llevas ahora, nunca te convertirás en un 

 

 

 

líder», y el Aries contestará: «¿Quieres que te pegue una torta?». 

 

Acercaos a un Pez y comentad: «Si sigues por el camino que llevas ahora, nunca te 

convertirás en un líder», y el Piscis contestará: «¿De veras? Caray, ojalá tengas razón». 

 

La pauta que aflora gradualmente en el caso del Carnero es de agresividad, a veces exagerada. La pauta que 

emerge gradualmente en el caso del Pez es de acomodación, también a veces exagerada. Aries, desde luego, 

es un signo de Fuego, y Piscis es un signo de Agua. Existe una diferencia marcada entre la agresividad de 

Aries y la acomodación de Piscis, y para asegurarme de que he dejado en claro la diferencia, daré otro 

ejemplo. Un Carnero se ha acercado al mostrador y ha pedido una pizza para llevar. 

 

DEPENDIENTE: De acuerdo. ¡Marche una pizza! ¿Cómo la quiere, con champiñones o con pimientos 

 

verdes? 

CARNERO: Ni con lo uno ni con lo otro. Con aceitunas negras y cebolla. Y cuide que no la quemen, como la 

 

última vez que estuve aquí. 

 

Ahora, un Pez se ha acercado al mostrador y pide una pizza, para llevar. 

 

DEPENDIENTE: De acuerdo. ¡Marche una pizza! ¿Cómo la quiere con champiñones o con pimientos 

 

verdes? 

PEZ: Bueno, veamos... ¿qué pide la mayoría de los clientes? 

DEPENDIENTE: Vendemos muchas con champiñones. 

PEZ: Champiñones. Llevaré la mía con champiñones. 

DEPENDIENTE: Por supuesto, yo, personalmente, prefiero los pimientos verdes. 

PEZ: Oh, bueno... esto, ¿podría cambiar el pedido por una pizza con pimientos verdes?

DEPENDIENTE: CÓMO no, pero escuche... ¿por qué no la pide a su gusto? No se deje influir por mí. 

PEZ: Bueno... ¿pueden ser dos pizzas... una con champiñones y otra con pimientos? 

 

Ya veis que el Piscis es acomodaticio. Lo que tal vez no veáis, empero, es el cúmulo de 

motivaciones que se ocultan detrás de esto. A los bondadosos Peces realmente les encanta complacer a la 

gente, cuando pueden. A todos los Piscis les espanta el bochorno de un enfrentamiento abierto, y les disgusta 

que la atención se concentre sobre ellos. Pero también hay una razón más sutil por la que los Piscis son 

renuentes a comprometer una opinión personal: siempre están prevenidos contra los espías, porque le tienen 

pánico al «Hermano Grande». El hecho de que un extraño pase junto a un Piscis, en un aeropuerto, llevando 

una maleta con el monograma CIA o FBI, puede sumirlo en un terror nervioso. Intente convencerlo de que 

ésas son las iniciales de Charles Isidore Abernacky o de Frederick Bruce Israel. Vamos, inténtelo. ¿Qué 

madre judía le pondría a su hijo un nombre como Frederick Bruce? Algún día, confeccione una lista de sus 

amigos Piscis cuyos números de teléfono no figuran en la guía. Será interesante. 

 

Cuando un Carnero conoce a un Pez, supone que se encuentra ante un alma dulce, mansa y afable que el (o la) 

Aries puede zarandear de un lado a otro más o menos a su antojo. Lamento decir que esto es lo que el fogoso 

Aries intenta hacer a menudo con el acuoso Piscis. Pero el Carnero debería estudiar ciencias naturales... y la 

Biblia. 

 

Las ciencias naturales le enseñarán todo lo que hay que saber acerca de los elementos llamados tierra, aire, 

fuego y agua... y que el agua puede ser peligrosa para el fuego. Levantad tanto como os guste la llama de un 

encendedor, y después sumergidla en un vaso con agua. Un chasquido... pssssttt... y se apaga. Aunque el agua 

parece ser el más débil de los elementos, en realidad es el más fuerte. Unas pocas gotas de agua que caigan 

sistemáticamente sobre una roca durante un lapso suficientemente prolongado la desgastarán hasta reducirla a 

arena fina. Conozco a un casero Aries que aumentó impulsivamente el alquiler de un apartamento de New 

Jersey donde vivía una dama Piscis llamada Marion. Ella recibió la noticia dulcemente, con mansa sumisión 

femenina. Sin embargo, el casero ariano ha pasado los últimos ocho meses entrando y saliendo de los 

tribunales. Ella le envía notitas acerca de las cañerías picadas y cosas por el estilo (una gota por vez, 

obviamente), y él aún no ha podido aumentar el alquiler en un dólar. Antes de que termine el proceso, 

probablemente se lo rebajará. 

 

 

 

El secreto de la gran fuerza del agua consiste en la pasividad. El agua no resiste. Arrojad un guijarro al río, 

¿y qué ocurre? El agua no se resiste al objeto que penetra en su mansedumbre. El Old Man River, como lo 

llama la canción, sencillamente se abre, devora el guijarro, lo cubre... y sigue su curso. El Nazareno asocia la 

fuerza de la poderosa pasividad del Agua con la personalidad humana. «No resistáis al que es malo», aconsejó 

Jesús, cuyo nacimiento, entre paréntesis, inauguró la era de Piscis, hace casi dos mil años. 

 

Los Peces reciben la influencia de la sabiduría misteriosa e infinita de Neptuno, y por eso pocas veces 

oponen resistencia a los Carneros más agresivos, impulsados por la fuerza ígnea del planeta rojo, Marte. A 

menudo, los arianos comprueban que los Piscis ejercen un efecto sedante, refrescante, sobre sus frustraciones 

inflamadas. Generalmente la asociación entre ellos los beneficia a los dos. Cada signo solar lleva, en la 

memoria kármica, las semillas de experiencias extraídas del signo solar que lo precede inmediatamente en la 

rueda astrológica de la vida... y a la inversa, se pueden aprender muchas lecciones de la naturaleza y las 

cualidades del signo solar que sigue inmediatamente al propio. 

 

Ésta es una configuración de signos solares 2-12, lo cual significa que Aries representa para Piscis la 

segunda casa astrológica, y que Piscis representa para Aries la duodécima casa astrológica. Traducido. Aries 

siempre simbolizará para Piscis, de una manera u otra, el dinero, ya sea en un sentido negativo o positivo. De 

algún modo, el dinero será una consideración vital y un tema frecuente de discusión entre ellos. 

 

Para los Carneros, el Pez representa muchos secretos, que Piscis generalmente oculta y no revela, con gran 

fastidio de Aries. O si no se fastidia, los dos pasarán mucho tiempo discutiendo secretos... o las aflicciones 

pasadas del uno o el otro. A veces, el síndrome del sigilo es beneficioso, pero podéis estar seguros de que, 

sea como fuere, el dinero y el sigilo formarán el cimiento, en diversas formas, de cualquier asociación entre 

el Carnero y el Pez, ya sea que estén implicados como amigos, parientes, socios, amantes o consortes. Los 

«secretos» pueden abarcar todas las disciplinas relacionadas con lo oculto, lo esotérico o lo metafísico, como 

la astrología, el hipnotismo, el viaje astral, la telepatía y otras semejantes. Tarde o temprano, estas disciplinas 

serán de interés recíproco para toda combinación Aries-Piscis, cualquiera sea el sexo, la edad o la relación de 

ambos, y lo mismo vale para todas las configuraciones de signos solares 2-12. 

 

Puesto que Piscis está detrás de Aries en la rueda kármica, el Carnero experimenta una tolerancia 

instintiva para con las debilidades del Pez, y de alguna manera entiende su comportamiento, aunque éste 

difiere inmensamente del suyo propio. Todo ariano ha experimentado espiritualmente la pasividad y la 

sumisión de la naturaleza de Piscis, y es por ello que Aries, en la encarnación actual, se inclina tan 

vehementemente hacia el extremo opuesto a la humildad del Pez: el ego. No obstante su impetuosidad, los 

Carneros guardan en el alma kármica el recuerdo de la experiencia de Piscis, tal como lo demuestran su 

vulnerabilidad oculta al agravio, y la rapidez con que es posible despertar la compasión y la generosidad 

arianas. 

 

Sin embargo, los Carneros no están dispuestos a arriesgar ningún masoquismo (abiertamente, por lo 

menos) en esta vida. Podría decirse que Aries comprende y aprecia la actitud de Piscis sin envidiarla, y sin 

condenarla. Los arianos ya han recibido su boletín de calificaciones en la escuela espiritual de Piscis, gracias, 

y prefieren no volver a ella. No les gustó mucho el maestro (Neptuno). Y lo mismo vale para todos los signos 

solares, en toda la circunferencia de la rueda natal, una y otra vez, hasta que se aprenden todas las lecciones 

necesarias y el alma puede graduarse y pasar del nivel de conciencia y existencia tierra-carne a otra 

conciencia más elevada y más individual. 

 

En razón de esta influencia 2-12, el Pez nunca dejará de mirar con respeto a Aries como si éste tuviera que 

enseñarle algo importante, y a diferencia de lo que hacen la mayoría de los signos solares en la relación con el 

signo que tienen delante, Piscis casi siempre está plácidamente dispuesto a imitar a los Carneros y a aprender 

de ellos. (El Agua es no sólo el más fuerte y poderoso de los cuatro elementos: también es el más sabio, y por 

ello es el más fuerte.) 

 

En general, entre el Carnero y el Pez existe una agradable compatibilidad, y ninguno de los dos manifiesta 

grandes deseos de inmiscuirse en la filosofía vital del otro, sino que en cambio prefiere complementarla. Sin 

embargo, hay momentos en que sufren algunos choques acalorados (Aries) o gélidos (Piscis). Al Carnero, 

muy franco, lo irritan las tácticas a veces escurridizas del evasivo Pez. 

 

Conozco a un Piscis de Colorado que una vez me comentó afablemente (los Piscis son casi siempre afables):

«Bueno, ya sabes lo que siempre digo... promete lo que sea y después záfate del compromiso. Éste es mi 

 

 

 

lema». Los Peces confiesan sus pequeños defectos con inusitado regocijo. Este sistema de retractarse de un 

compromiso con la mayor naturalidad puede levantar, ocasionalmente, una barrera entre los Piscis y los 

Carneros muy rectos, ingenuamente veraces, que generalmente reaccionan con desembozado resentimiento 

cuando los Peces se alejan nadando solos, de vez en cuando, para intercambiar cn el océano secretos 

susurrados... o que pueden sentirse agraviados y abandonados si los Piscis se deslizan detrás de algún alga 

fresca para reconfortar sus almas fatigadas, sin dejar una estela que marque su paradero. Pero el bondadoso 

Pez no lo hace con mala intención. Desprovista de los duros cuernos del Carnero, y de la energía emocional, 

espiritual y mental de Marte, el alma de Neptuno no tiene otro recurso para protegerse de la lacerante 

existencia cotidiana en este mundo desapacible, del desgaste de los problemas de la vida. 

 

El lema de Piscis, «promete lo que sea y después záfate del compromiso», puede parecer falaz, pero ésta 

es una filosofía que mantiene jóvenes y tranquilos a los Peces... y los libra de caer en el diván del psiquiatra. 

También les permite conservar su energía, y gracias a ello pueden mantenerse suficientemente sosegados 

como para escuchar durante horas y horas los problemas ajenos. Igualmente. para los Carneros la impostura 

sigue siendo impostura. 

 

Mujer ARIES Hombre PISCIS 

 

—¿Qué historia era ésa? 

—La del príncipe que no podía encontrar a la dama que calzaba la sandalia de cristal. 

—Peter —exclamó Wendy excitada—, esa era Cenicienta, y el príncipe la encontró. 

 

 

No quiero destruir ningún ensueño en el que figure la sandalia de cristal, pero generalmente esta combinación 

funciona mejor cuando la chica es el Pez y el hombre es el Carnero. La mujer ariana necesita un varón 

resuelto, invulnerable, que tenga la agresividad indispensable para decir: «Cállate y escucha», cuando haga 

falta. Y tratándose de esta chica seguramente hará falta, de vez en cuando. 

 

Desde luego hay, como siempre, excepciones que confirman la regla astrológica. Por ejemplo, un hombrePiscis, con la Luna o el ascendente en un signo de Fuego, como Aries, Sagitario o Leo, puede poseer lacombinación justa de autoridad fogosa y dulzura de trato que se necesita para transformar a esta fierecilla en 

una mujer mansa como un cordero. Bueno, quizá no tan mansa, pero sí más dócil y manejable de lo que sería 

en su relación con la mayoría de los otros hombres. 

 

Hasta cierto punto, esto es lo que ella busca y anhela en secreto: alguien que la controle firmemente (y la 

haga sentir femenina) en algunas ocasiones. Alguien que le permita mandar (la mitad del tiempo) y que sea el 

Príncipe tierno y encantador de sus sueños (el resto del tiempo, mucho o poco). Necesita un hermano grande y 

fuerte que la proteja, un compañero al que considere su par en inteligencia, un amante que la conquiste 

físicamente, un hombre sosegado que no intente aprisionar su personalidad briosa, ni dominarla. También la 

complacería que fuera poeta. 

 

Y desde luego, él debe estar dispuesto a defenderla lealmente de sus enemigos, e incluso debe estar 

ansioso por ello (hasta que ella los disculpe, circunstancia ésta en que deberá amarlos), así como ella lo 

defenderá de los suyos (tanto si él desea que lo haga como si no lo desea). Y veamos... sí, también debe 

admirarla y respetarla, y decírselo con frecuencia, y debe ser el tipo de hombre al que le gusta partir leña y 

reparar los objetos cuando se rompen (incluido el corazón de ella), y debe ser capaz de enfrentar una 

emergencia con aplomo y una crisis con mucho coraje. Debe tener, sin duda, una integridad impecable, y su 

lealtad sexual para con ella debe ser pura como un copo de nieve. (Pero no debe ser un felpudo, ni 

exageradamente modesto.) 

 

De ser posible, a ella le gustaría que estuviese compuesto por partes iguales de Rhett Butler, Robert 

Browning, Mohammed Ali, Mike Todd, Abraham Lincoln... y su santo favorito. Quizá con un toque de 

Charlton Heston, Warren Beatty, Jimmy Stewart, Mar_ Ion Brando y Steve McQueen, y apenas una pizca de 

Norman Mailer... si no es mucho pedir. 

 

En todas las Navidades de su vida, hasta donde se remonta su memoria, transcribió cuidadosamente su 

 

 

 

pedido en una carta a Papá Noel, pero éste no le hizo caso, y año tras año le dejó bajo el árbol toda clase de 

objetos inútiles, menos este regalo singular e importantísimo. (Podéis compadecer a Papá Noel por su 

problema.) 

 

Pensándolo bien, el hombre Piscis tiene tantas probabilidades como cualquier otro de estar a la altura de 

los ideales románticos de la chica Aries: Ninguna. Lo que significa que por lo menos parte en igualdad de 

condiciones. ¿Sabéis una cosa? Ciertamente el Pez no puede pedir mejores probabilidades que éstas. 

 

La chica Carnero es divertida y vivaz. Es bonita e impetuosa, desbordante de entusiasmo y chispeante y 

tierna y generosa... todo ello. Pero necesita que de vez en cuando la frenen, cuando su fuerza de voluntad 

marciana la induce a ser demasiado vivaracha y libre en perjuicio de su propio bienestar... o de la paz 

espiritual del hombre que la ama. Los hombres Piscis nunca son muy convincentes cuando dicen cosas 

como: «Cállate y escucha». El Pez está más en su elemento cuando lucubra sobre física abstracta o teorías 

matemáticas, cuando calcula la relatividad del tiempo respecto del espacio... o cuando recita a Tennyson. Es 

posible que el Carnero y el Pez se encuentren, se unan y se murmure recíprocamente palabras sentimentales 

al oído, dichosamente, durante toda una vida. Puede suceder. No a menudo. Pero puede suceder. ¿Qué se ha 

hecho de vuestra fe en los milagros? 

 

El hombre Piscis es más propenso que cualquier otro a creer sinceramente en el tipo de hechizo en el cual 

vive sumida toda chica Aries, y que toda chica Aries reclama románticamente. Ella lo adorará por esto. Ella 

confiará en los sueños de él, tendrá fe en sus visiones... y reaccionará (por lo menos al principio) con 

sobresaltos de excitación ante sus manifestaciones de sensibilidad y dulzura. Después experimentará una 

necesidad irresistible de defenderlo de quienes lo acusan injustamente de ser un soñador ocioso sin futuro. 

(¡Sencillamente tendrá incontables oportunidades de desahogar esta necesidad!) 

 

La mayoría de las personas han sido sometidas a un lavado de cerebro tan descomunal por el exceso de 

simplificación astrológica, que creen que todo Piscis es un candidato pusilánime a asociarse a Alcohólicos 

Anónimos o a participar en sesiones de terapia de grupo (terapia de grupo desnudo, dada la era en que 

vivimos). Es cierto que nació bajo un signo solar complicado y difícil. Cuando nació las estrellas presagiaron 

que tendría que abrirse camino en medio de una bruma de quimeras. También fue predestinado a enredarse en 

los pegajosos tentáculos de los problemas ajenos a medida que nadaba por la vida... haciendo todo lo posible 

por ocuparse únicamente de sus asuntos (que pueden ser aún más intrincados y confusos). El planeta que lo 

rige, Neptuno, parece encaminarlo constantemente hacia situaciones tan misteriosas, tan entretejidas con 

intrigas y verdades parciales que ni siquiera una tabla de escritura espiritista podría llegar al fondo de la 

maraña. Esto vale para los Piscis de ambos sexos. Discutidlo alguna vez con Ted Kennedy, Elizabeth Taylor, 

Jackie Gleason, Dinah Shore o Pamela Mason. Ellos también son Piscis y han estado allí. EN TODAS 

PARTES. Más de una vez. 

 

La chica ariana que se siente ofuscada por la naturaleza evasiva de su hombre Piscis debería preguntarse 

cómo reaccionaría ella si formara parte de lo que algunos astrólogos petulantes denominan «el basurero del 

Zodiaco». No es muy divertido cargar con el peso de saber que eres la corporización de todos los otros once 

signos solares. Y este hombre soporta el lastre adicional de los frecuentes pantallazos precognitivos que 

pueblan su conciencia. Para colmo, su compasión propia de Neptuno puede seducirlo y arrastrarlo a algunas 

situaciones que sólo se pueden definir como extravagantes. Esto lo obliga a ocultar tras una serie de falsas 

fachadas el hecho de que es el individuo más vulnerable de la ciudad. Dichas fachadas puede abarcar desde 

la excentricidad y el mal genio hasta la ebriedad... o un viaje psicodélico sin igual (y disparado de este 

mundo cruel). Pero muchos escritores creativos, artistas imaginativos y pensadores abstractos (como 

Einstein) también han sido Piscis, y han aprendido a manejar sus vibraciones de Neptuno. Este hombre puede 

optar entre una serie de corrientes, ¿sabéis? Esto les sucede a todos los Peces, cuando se apartan de los 

remolinos caóticos. 

 

El peligro implícito en una relación entre una mujer Aries y un hombre Piscis consiste en que los sexos 

tienden a mezclarse. El hombre Pez puede ser tan masculino, viril y musculoso como el que más. Pero 

también es demasiado sensible... para su condición de hombre. La mujer Carnero puede ser tan femenina, 

tierna y seductora como la que más. Pero también es obstinada, empecinada e independiente... para su 

condición de mujer. En razón de su tendencia instintiva a rehuir los conflictos, es posible que el hombre 

Piscis prefiera replegarse antes que enfrentar el Fuego de la chica Aries. Esto no le gustará a ella. Los 

 

 

 

Carneros se sienten impotentes, e incluso se encolerizan aún más, cuando los obligan a boxear con su propia 

sombra para zafarse de una desavenencia. El hecho de que no le hagan caso puede poner frenética a la ariana, 

y los Piscis son expertos en la técnica de la no resistencia pasiva. 

 

También es posible que a ella le disguste la renuencia de él a lidiar con los demás. Ella no entiende cómouna persona puede soportar tantas cosas sin inmutarse. Y él tampoco entiende cómo una persona puede estarconstantemente alerta, luchando y atacando y contraatacando y derrochando tanta energía. La mansedumbrede él, llevada a extremos, puede hacer que ella pierda finalmente la paciencia y lo agreda con algunoscomentarios hirientes y crueles que no reflejan sus verdaderos pensamientos pero que igual pueden lastimarloprofundamente. Prácticamente cualquier incidente de poca monta puede desencadenar una escena como ésta: 

 

PISCIS: La próxima semana exhibirán mis cuadros en la Exposición .de Arte del Museo. ¿Ves? Aquí está el 

 

programa. Dice: «Muestra especial de nuevas formas artísticas por Guan Aco».

 

ARIES: ¿Hablan de un artista o de un animal? Ése no puedes ser tú. Tú te llamas Juan Lago.

 

PISCIS: Supongo que no entendieron bien mi apellido, y quizá «Guan» es un error de imprenta. Me he

 

estado preguntando qué es lo que haré... 

 

ARIES: No me digas qué es lo que harás. No me lo digas, déjame adivinar. ¿Vas a cambiarte el nombre,

 

verdad? 

PISCIS: Bueno, no había pensado llegar tan lejos. ¿Crees que eso es lo que debería hacer? 

ARIES: Creo que deberías encarar al director de arte de ese museo y decirle: «Oye, lelo, habéis escrito 

mal mi nombre. Si no imprimís nuevos programas, retiraré mis cuadros de la muestra». 

 

PISCIS: Oh, no podría injuriarlo así. Tal vez se ofendería y entonces perdería la gran oportunidad de 

 

exhibir mis cuadros. 

ARIES: Bueno, si no lo haces, perderás la gran oportunidad de exhibirme como tu esposa. NO PERMITIRÉQUE EN EL MUSEO ME PRESENTEN COMO LA «SEÑORA DE GUANACO», ASÍ QUE O ENCARAS 

AL DIRECTOR DE ARTE Y REIVINDICAS HOY MISMO TU DERECHO... O MAÑANA DESA-

PARECERÉ DE TU VIDA. ¿ME ENTIENDES? 

 

Él no se negará. Se pondrá de acuerdo con ella y partirá rumbo al museo. Pero es posible que no vuelva. 

Preferirá ser Guan Aco antes que una mosca atrapada en la telaraña de Marte. Por supuesto, éste es un caso 

extremo. Igualmente, ilustra los conflictos y obstáculos que hay que afrontar cuando se produce una inversión 

de los papeles dominador-pasivo entre dos amantes. Si existe un aspecto compatible Sol-Luna-ascendente 

entre sus cartas natales, su relación podrá funcionar en condiciones ideales. Ella tendrá suficiente Fuego para 

inflamarlo e impulsarlo a grandes logros, para infundirle fe en sí mismo y en sus sueños... y él tendrá la 

cantidad justa de Agua para aplacar y sosegar los temores de ella, para sumistrarle seguridad emocional. Sin 

embargo, con un aspecto In-minarlo o ascendente adverso entre sus natividades, es posible que enfrenten 

algunos problemas. 

 

Los hilos con los que está urdida la mujer Aries son más finos de lo que sospechan quienes sólo ven su 

confianza superficial. Es mucho más que una bola de fuego cargada de impulso. Es el éxtasis que experimentó 

al sepultar la nariz en la fragancia del ramillete de violetas que recogió en un rincón embrujado y umbrío del 

patio, cuando tenía tres años... es el gatito que vio morir arrollado por un tranvía... es un conjunto de cometas 

rojas y globos amarillos, y los días lluviosos de la infancia... es el bebé recién nacido que una señora le 

permitió coger en brazos en el autobús cuando tenía nueve años y cuando representó su papel personal de 

Madona... es el chisporroteo de la nieve bajo la farola callejera que ella confundió sinceramente con un 

puñado de diamantes... es la zurra que su maestra de cuarto grado le aplicó durante el recreo con una paleta de 

madera, delante de toda la escuela... es el amanecer que alguien olvidó... la canción que alguien recordó... Es 

su primer chapuzón de barriga en la piscina, cuando se esmeraba desesperadamente por perfeccionar un salto 

con entrada de cabeza... y es algo más. Es el poema que el hombre Piscis intentó escribir, pero no pudo 

completar íntegramente... aunque podría completarlo, si dejara que ella lo ayudase a escribir el último verso. 

 

La relación sexual entre ellos será la eterna y hermosa atracción recíproca entre la actividad explosiva y la fría 

inmovilidad. Pero también puede ser la atracción que un conquistador potencial ejerce sobre una víctima 

potencial, si existen graves desavenencias planetarias en sus respectivos horóscopos. Sin embargo, con 

intercambios planetarios favorables en sus natividades, el Carnero y el Pez pueden disfrutar de una química 

interpersonal excepcionalmente feliz y capaz de sobrevivir a las reyertas periódicas o a los sentimientos 

heridos. Sus enfoques filosóficos de la vida pueden ser distintos, pero sus metas románticas son idénticas. 

 

 

 

Ambos buscan desesperadamente una experiencia sexual muy intensa... y ambos son sentimentales e 

imaginativos. Al expresar su amor mediante la unión sexual, pueden materializar sus respectivas fantasías 

secretas, pueden refugiarse en su propio mundo quimérico privado, y pueden cerrarle la puerta al resto del 

mundo. 

 

El Piscis que desea enseñarle a la chica Aries a flotar plácidamente en su estanque debe tomar la decisión de 

ser franco con ella en todo, y después debe cumplirla. Su afición a guardar secretos y a decir verdades a 

medias para no ofender sus sentimientos (los de ella o los de él), es algo que esta mujer no soportará jamás. 

Ella coloca todas sus cartas sobre la mesa, y no puede confiar en un jugador que esconde algunos ases en la 

manga. A menos que el Pez esté dispuesto a ser cien por ciento veraz con ella, en todo sentido, será mejor que 

se busque otra compañera para el póker. 

 

Si algún día él descubre que no puede ocultarle nada, ni siquiera sus sentimientos más íntimos, y que estáobligado a confesarle todos sus anhelos secretos... es porque la ama. Éste es el primer signo de capitulación 

del hombre Piscis. 

 

No es, empero, una garantía de que capitulará hasta el fin y llegará al matrimonio. Este hombre es muy 

renuente a asumir las complicaciones del compromiso emocional y legal. Por lo que a él concierne, lidiar con 

el primero ya es suficientemente complicado, sin necesidad de cargarse con el segundo. La definición del 

matrimonio que da habitualmente Neptuno es: «una amistad íntima, reconocida por la policía». 

Eventualmente tragará el cebo y se dejará recoger con el sedal, pero forcejeará menos en la red conyugal si la 

mujer Aries simula que aún tienen un amorío que la policía no reconoce. Conozco a un hombre Piscis de 

carne y hueso, .que vive y respira en California, y que sustituyó .a la familia por una gata siamesa (el Pez 

típico le teme a la responsabilidad familiar tanto como al fisgoneo del Hermano o la Hermana Grande, a los 

inspectores del fisco, a la CIA v al FBI). El Pez de la Gatita tiene un lema que repite a menudo: «El serrín 

para gatos es más económico que los pañales». 

 

La chica Carnero deberá hacerle creer a su Pez que sólo se hallan implicados en una unión emocional, y 

nada más, aun después de que estén formalmente casados (ella nunca deberá emplear delante de él el término 

«casado», al que basta cambiarle una s por una z para darle una acepción muy distinta). Si esta ficción hace 

que se sienta más romántico, feliz y libre, ¿por qué no permitirle vivir la quimera de su soltería? 

 

Es posible que él alterne entre dejarla y volver una vez más, sin saber muy bien cómo convencerla de su 

devoción. Pero lo único que ella desea es que la amen y la comprendan, que nunca la interroguen... que la 

acepten tal como es. En verdad, esto también es lo que él desea. Los únicos dragones que se alzan entre Aries 

y Piscis son, por un lado, las ilusiones de Neptuno que sustenta él, ilusiones que, para él, son realidad... y, 

por otro lado, la realidad marciana de ella, que es, por cierto, una ilusión. A ello se suman los endriagos 

menores de la pasividad de él y la impaciencia de ella... y sus naturalezas recíprocamente sensibles, 

vulnerables. Ningún extraño podrá ayudarlos matando a esos dragones y endriagos. Deberán matarlos desde 

dentro. Así se hace siempre en los cuentos de hadas. Por lo menos en los que tienen un final feliz. 

 

 

 

Hombre ARIES Mujer PISCIS 

 

Los muchos caballeros que habían sido niños cuando ella era niña descubrieron 

simultáneamente que la amaban, y todos corrieron a su casa, excepto el señor Amado, 

que cogió un coche y llegó primero, y así la conquistó. 

 

Puesto que ningún hombre es más masculino que el. Carnero, y ninguna mujer es más femenina que el Pez, 

estos dos nunca llevarán la lacra de las confusiones respecto de su identidad sexual. Se trata de un auténtico 

apareamiento, en todos los sentidos de la palabra que podáis imaginar. Cuando un hombre Aries y una mujer 

Piscis se enamoran, la madre Naturaleza luce una sonrisa de aprobación. 

 

En el mejor de los casos, la relación hace aflorar todo el heroísmo deslumbrante de Aries y toda la tierna 

devoción de Piscis. Estos dos son Romeo y Julieta de carne y hueso. En el peor de los casos, puede hacer 

aflorar el sadismo latente de Neptuno. Aun así, si él disfruta cuando representa el papel de Amo-Despóticode-

la-Mansión, y a ella la hace feliz representar el papel de la Niña-Desamparada-en-la-Nieve, ¿quiénes 

somos nosotros para estropearles la diversión? 

 

Recuerdo muy bien la velada que pasé con unos amigos míos, un hombre Aries y su esposa Piscis, en 

West Virginia. Después de que hubieron metido a sus siete hijos en la cama, el apuesto Carnero rodeó a su 

bella chica Pez con un brazo protector, y sentenció enfáticamente: «Mi mujer no anda por el mundo corriendo 

en pos de una carrera y asociándose a clubes. La tengo embarazada en verano y descalza en invierno... y así 

no se mete en líos». 

 

Cuando me disponía a alcanzarle a mi amiga un pesado cenicero de bronce para que se lo arrojara a la 

cabeza, observé algo muy extraño. Ella le sonreía con un talante de absoluta adoración y pura veneración. No 

tengo la menor duda de que se internarán juntos en el crepúsculo, mucho después de cumplir sus bodas de 

oro, cogidos de la mano como novios, y él continuará siendo alto y robusto, y ella continuará siendo frágil y 

estando descalza. Casi hace llorar, ¿verdad? Para mí fue una experiencia tan traumática que al día siguiente 

fui a comprarme cinco pares de zapatos nuevos, que oculté bajo la cama. Cuando mi amiga Piscis me confesó 

su curiosidad, le contesté simplemente: «Bueno, se acerca el invierno, sabes, y es posible que quiera salir 

corriendo cualquier mañana a las cuatro para comprar el periódico o algo». No creo que me haya entendido, 

pero me sentí más segura. 

 

Aries y Piscis no son compatibles, en general, durante mucho tiempo (sobre todo si viven en Alaska, 

donde a ella se le podrían helar los pies), en la medida en que él lo sería con un signo de Aire o Fuego... o ella 

con un signo de Tierra o Agua. Básicamente son muy distintos. Pero para decirlo con las inmortales palabras 

de los franceses: Vive la difference! Es posible que esto baste para atraerlos al principio. En cuanto a la 

transformación de la atracción elemental en una relación estable, hay muchas probabilidades de que lo logren 

si la Luna o el ascendente de él está en Piscis, Cáncer, Escorpión, Tauro o Capricornio... o si la Luna o el 

ascendente de ella está en Aries, Leo, Sagitario, Géminis o Acuario. 

 

Antes de que la chica Piscis se case, su teléfono suena constantemente, con las llamadas de una sucesión 

interminable de hombres que le piden citas. A ella le resulta tremendamente difícil optar entre Tom, Dick y 

Harry... porque aborrece ofender a Bill, John y Bob. De todas maneras en realidad amaría a Jack, si pudiera 

olvidarse al menos de Roger. La vida está llena de frustraciones. Como la de decidir con quién se ha de 

casar... o si ha de permitir que más o menos media docena de ellos la protejan de la pobreza y el hastío, 

pagándole el alquiler y llevándola a esquiar a Sun Valley. Cosas por el estilo. Quizá le presten sus autos, uno 

que otro Porsche, BMW o Saab. La vida es muy dura. El Movimiento de Liberación Femenina no conmueve 

mucho a las Piscis. 

 

La propaganda en favor de la igualdad de derechos le entra a Neptuno por un oído y le sale por el otro. La 

Piscis piensa que todo depende de aquello respecto de lo cual deseas liberarte. Ciertamente es así. ¡Amén, 

hermanas! (Y hermanos.) 

 

Después de que se case, su teléfono seguirá sonando aproximadamente cada diez minutos durante todo el 

día y la noche, pero ahora se tratará de sus vecinos, parientes y amigos, que necesitan de alguien a quién 

puedan confiarle sus tribulaciones, de un hombro sobre el que puedan llorar. Esta tendencia a convertir su 

hogar en una clínica terapéutica le provocará a su marido ariano algunas pataletas marcianas. Ella debería 

escuchar sus problemas. Constantemente. Excepto en los días festivos, que él dedicará a descansar, o a 

dormir... o a irse de juerga con sus camaradas. 

 

 

 

La chica Pez es una confidente exquisita. Fue así como reclutó a todos sus admiradores, a partir de la escuela 

primaria. También es deliciosamente humilde, y comprensiva, y así es como cae en su propia red de Neptuno. 

Cuando la mujer Piscis intuye, finalmente, que el ego dominante del hombre Aries que ama está sofocando su 

individualidad, generalmente no protesta en voz alta, ni entabla una discusión vehemente al respecto. Aunque 

se sienta muy desesperada, lo más probable es que siga sonriendo... pero con una expresión ausente en los 

ojos. Cuando él pierde la paciencia y la increpa por una nimiedad, ella normalmente no contraataca. Se limita 

a parpadear unas pocas veces, y bosteza. Pero el bostezo puede ser un alarido silencioso. 

 

Cuando el Pez parece flotar a la deriva y soñar, cuando sus sonrisas son ambiguas y su atención divaga, 

el Carnero debe preguntarse si tal vez ha descuidado las necesidades de ella para ocuparse exclusivamente 

de las suyas propias, cosa que es muy fácil que haga, aunque nunca intencionalmente. El ariano rara vez 

tiene conciencia de su egoísmo ocasional. De todas maneras, es más desconsideración que egoísmo. Está tan 

absorto en vivir-ser-hacer en todo momento, qué no se toma tiempo para mirar en torno. Cuando le hacen 

notar que ha sido grosero o desconsiderado, se muestra invariablemente sorprendido y abochornado... y 

compungido. 

 

Nunca se propuso ser cruel o insensible. Nadie puede ser tan sentimental, bondadoso, absurdamente 

generoso y encarnizadamente leal en el amor, como el ariano. Pero la pasividad propia de Neptuno no sólo 

puede estimular el egoísmo desconsiderado y chovinismo latente de él, sino que también puede cegarlo e 

impedirle ver el daño que le ha causado a ella. Si lo nota, es muy probable que se disculpe locuazmente, y que 

se comporte como un perfecto ángel (hasta que vuelva a distraerse y haya que recordárselo nuevamente). Así 

que no se lo puede culpar de todos los males. La mujer Piscis debe aceptar que por lo menos la mitad de la 

responsabilidad de su propia desdicha recae sobre ella misma, y debe preguntarse si no ha abrazado con 

demasiado fervor el papel de mártir. 

 

No es muy necesario analizar detalladamente su relación sexual, como lo hicimos en el caso de las otras 

combinaciones, porque, como se desprende de los datos astrológicos enunciados al comienzo de esta sección, 

está claro que se trata, en el sentido sexual, de la perfecta unión Romeo-Julieta, Tarzán-Jane. El resultado, en 

el contexto de su intimidad física, no es difícil de adivinar. Ella no sólo será sensible a todos los estados de 

ánimo, deseos y anhelos de su amante, sino que los descifrará y satisfará casi antes de que se hayan formado. 

A cambio, él le brindará agradecido un excitante testimonio de su fogosidad marciana y un afecto muy tierno 

(a juicio de él). Ninguno de los chicos que le telefoneaban y le prestaban sus BMWs podría haberla 

preparado, emocionalmente o de otra manera, para el tipo de pasión que bulle en el corazón del Carnero, una 

vez que éste ha hallado a la mujer que puede considerar totalmente suya. 

 

Esto nos trae al tema de la infidelidad sexual y romántica (tema al que siempre llegaremos finalmente en 

todo capítulo dedicado a Aries). La chica Pez no es coqueta, entendedlo bien, pero lo que sucede, veréis, es 

que... bueno, los hombres coquetean con 

No es promiscua, sino que sólo piensa que lo más hermoso de la condición femenina es el hecho de despertar 

la admiración de los hombres. 

 

En cuanto al Carnero, él tampoco pertenece a la categoría de los playboys. Pero no le enfadará que el sexo 

opuesto le tribute de vez en cuando un poco de veneración, que él utiliza para sacar brillo a su ego. Piensa que 

esto forma parte de la condición masculina. Nada de esto debería generar verdaderos conflictos entre ellos, y 

sin embargo es probable que los genere, porque, si bien la chica Piscis suele entender a su hombre y confiar 

en él, Aries nunca pone tanto énfasis en la libertad de su pareja como en la suya propia. A juicio del Carnero, 

sus encuentros informales con otras mujeres son inocentes. Los de ella son sospechosos, e implican 

obviamente maniobras intencionadas encaminadas hacia un acto concreto de infidelidad. 

 

Esto no es nada justo, desde luego. Será útil que ella comprenda que la actitud de él no descansa sobre el 

egoísmo romántico, sino sólo sobre sus sentimientos de insuficiencia, cuidadosamente ocultos. Puesto que la 

compasión de Neptuno influye sobre ella y la guía, es probable que comprenda su temor secreto y que actúe 

en consonancia. Tenga o no razón, el hombre Aries nunca tolerará a una mujer promiscua o infiel... y un solo 

desliz es mucho más que suficiente para él. Si ella no se esmera a toda hora por convencer a su hombre Aries, 

con todo su corazón, de que le pertenece sólo a él... la pobrecilla terminará en la fría, fría nieve. 

 

 

 

Juntad a dos personas totalmente distintas, y se amarán cada vez menos... o cada vez más? En el caso de Aries 

y Piscis, las que importan no son las diferencias que los separan. Lo que importa es lo que tienen en común: el 

temor a sufrir. La vulnerabilidad de ella está a la vista... la de él puede estar disfrazada por su valor y su 

impetuosidad marcianos, pero es tan auténtica y dolorosa como la de ella. 

 

TAURO PISCIS 

 

-

 

Tierra - Fijo Negativo Agua - Mutable - Negativo 

 

Regido por Venus (también por el 

 

Regido por Neptuno

 

planeta Pan-Horus) 

Símbolo: el Toro Símbolo: el Pez 

Fuerzas nocturnas Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

-

 

La relación TAURO-PISCIS 

 

Así fue cómo los tres aterrorizados descubrieron nítidamente la diferencia entre una isla de 

 

ficción y la misma isla trocada en realidad. 

 

Sí, son tres, porque Piscis es un signo de dualidad simbolizado por los dos Peces, que nadan en direcciones 

opuestas. En un sentido, este símbolo representa la poderosa polaridad de las cualidades espirituales y 

humanas de Piscis, que se disputan el control. En otro sentido, sugiere que los Piscis sienten la tentación de 

nadar sin esfuerzo aguas abajo. a favor de la corriente, en lugar de realizar el viaje más dificultoso, aguas 

arriba, rumbo a las montañas del esclarecimiento. 

 

Los Piscis aspiran a trascender los límites del conocimiento terrenal, porque nacieron bajo un signo de 

Agua, y Neptuno (su planeta regente) les proyecta en el alma la luz de las vibraciones espirituales del 

Universo. El drogadicto, el alcohólico, el genio y el santo Piscis buscan todos lo mismo. Lo que los separa es 

la magnitud de la experiencia que cada uno de ellos consigue extraerle a la vida. 

 

Tauro puede prestarle una gran ayuda a Piscis para que éste obtenga la experiencia en condiciones prácticas, 

mediante la realidad de lo tangible. Sin embargo, mientras no se conozcan mejor, es posible que el Toro 

piense que el Pez es un ser lelo que nada en ilusiones acuosas, con la cabeza embotada, persiguiendo 

vanas quimeras. 

 

El Pez puede pensar que el Toro es un animal peligroso, que pisotea el maíz, con la cabeza llena de ideas 

obstinadas, persiguiendo el vil lucro. Vil porque la mayoría de los Piscis consideran (por lo menos 

subliminalmente) que la palabra dinero es una obscenidad. Odian tener que concentrarse en la forma de 

ganarlo, conservarlo, gastarlo, distribuirlo, administrarlo y ahorrarlo. Se sentirían mucho más felices si 

algún otro manejara el flujo del dinero y se ocupara de suministrarles alimentos, bebida, sueños, billetes para 

espectáculos y conciertos, un par de sarongs, un crucero de vacaciones por las refulgentes aguas azules... 

dejándoles mucho tiempo libre para dedicarlo a inventos, creaciones artísticas e investigaciones científicas. 

Lo que sobre puede ir a parar a un orfanato, un refugio para animales abandonados, un fondo de ayuda para 

actores retirados, una organización ecologista, el fisco o lo que sea. 

 

El Pez típico no ve la necesidad de que el dinero excedente junte polvo bajo el colchón o en el banco. 

 

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Normalmente, Piscis sólo se preocupa por el dinero cuando no lo tiene. Entonces se convierte en algo 

tremendamente indispensable para asegurar la continuidad de su existencia versátil, soñadora y 

multifacética. De lo contrario, fastidia al Pez. Inconscientemente, los Peces intuyen que toda la fortuna del 

hombre rico está volcada en papel. Todo el concepto del intercambio fiduciario desconcierta al Piscis 

medio, y cuando un Pez habla de dinero con un Toro (que entiende perfectamente el concepto de moneda) 

la conversación puede sonar como la del Principito de Antoine de Saint Exupéry, guiado por Neptuno, con 

un hombre de negocios taurino, que está atareado contando sus bienes, las estrellas, que considera suyas 

porque nunca nadie ha tenido el sentido común necesario para reclamarlas. 

 

—Quinientos un millones, seiscientas veintidós mil, setecientas treinta y una... Estoy ocupado en asuntosde gran trascendencia... 

 

—¿... eres dueño de las estrellas? 

 

—Sí... 

 

—¿Y qué haces con ellas? 

 

—Las administro. Las cuento y las recuento. Es difícil, pero soy un hombre que se interesa 

naturalmente por los asuntos de trascendencia... 

 

—Pero no puedes desprender las estrellas del cielo. 

 

—No, pero puedo guardarlas en el banco. 

 

—¿Qué significa eso?. 

 

—Eso significa que escribo la cantidad de mis estrellas en una hojita de papel. Y después guardo esta 

 

hojita en un cajón y le echo llave. 

 

—¿Y eso es todo? 

 

—Ya es bastante. 

 

Entonces el Principito suspira. 

 

—Es entretenido... pero no es un asunto de gran trascendencia. 

 

El Piscis típico sustenta ideas muy distintas de las del Tauro medio acerca de lo que se ha de entender por 

asuntos de gran trascendencia. Porque el Pez, como el Principito, viene de un planeta remoto, donde florece larosa más bella de la creación, que él ha visto, y que ha amado con todo su ser, y que recuerda con ternura, y 

que echa de menos con mucha pena... y a la cual anhela volver. (O a quien anhela volver. El Pez varón o 

mujer que desea ansiosamente ese reencuentro no sabe muy bien cuál es el pronombre exacto. ¿Se trata deuna persona? ¿O sólo de un concepto... de un ensueño?). 

 

El Piscis Cleve Backster, que nada y se desliza silenciosamente, casi discretamente, al estilo de Neptuno, 

entrando y saliendo de las páginas de este libro, de manera que nunca sabéis en qué capítulo va a asomar y 

agitar sus aletas, es ciertamente un ejemplo típico del desdén instintivo de este signo solar por las cosas 

materiales, En 1970, un editor neoyorquino de primer orden quiso contratar a Cleve para que éste escribiera 

un libro sobre sus trabajos mundialmente famosos con plantas, huevos, espermatozoides, yogur y todo tipo de 

vida celular, que prueban la génesis de la unidad: que todas las fuerzas vitales están conectadas entre sí y son 

inseparables. De pronto, a un asesor de la editorial se le ocurrió una idea innovadora, de su propia cosecha. Le 

pidió a un astrólogo profesional que calculara e interpretase el horóscopo de Backster, con la esperanza de 

que aquél revelara la magnitud de su fiabilidad y de su potencial como autor, para así reducir los riesgos del 

editor. 

 

Después el asesor visitó a Cleve en su laboratorio para hacerle conocer la horrible verdad. Silenciosa y 

tristemente, le entregó al Pez el informe astrológico pulcramente mecanografiado, para que lo leyera. Entreotras cosas, decía que Backster debía «estar siempre asociado a una organización circundante, pues no puedecargar toda la responsabilidad sobre sus hombros»... y que «su capacidad para los negocios es nula». 

 

«Siento mucho ser el encargado de traerle tan malas noticias —se lamentó el asesor—, pero pensé queusted debía saber lo peor.» Cleve agitó complacido sus orejas de duende, y su visitante se quedó atónitocuando le oyó responder «¡Esto es asombrosamente cierto! Coincide perfectamente con mi carácter. Siempre 

he sospechado que la astrología es una ciencia exacta, y ahora estoy aun más convencido. ¿Puedo conservar 

una copia de ese análisis, por favor?». El pobre asesor no salía de su asombro. Era obvio que Backster estaba 

auténticamente satisfecho. Pocos años más tarde, cuando Backster ya llevaba un retraso considerable pues aún 

no había entregado ni siquiera el primer capítulo del libro prometido sobre su obra, la editorial le envió una 

carta conminatoria, que Cleve contestó enseguida. «Recordad —escribió regocijadamente el Pez Backster—,

que fuisteis vosotros quienes hicisteis analizar mi carácter al comienzo, y no yo. Nunca pretendí tener 

responsabilidad ni capacidad para los negocios». 

 

Conozco a un banquero Piscis, con un ascendente en Capricornio y un signo lunar Tauro, que se pasa el día 

contando escrupulosamente monedas de bronce y plata y billetes de papel, pero que frunce el ceño mientras 

 

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cuenta, y se pregunta por qué sufre dolor de pies y asma. Veréis, lo que sucede es que en su condición de Pezes alérgico al dinero, pero las influencias terrenales no le permiten arrojarlo por la borda y alejarse nadando. 

 

También conozco a un músico Tauro, cuyo signo lunar y ascendente Piscis lo inducen a dejar propinas 

desmesuradas en el bar y a derrochar su dinero en el hipódromo. Pero cada vez que pierde, bebe unos gintonic de más, para apaciguar su conciencia del signo solar Tauro, que se siente culpable.

 

Es importante que seáis fieles a vuestro signo solar, cualesquiera que sean las influencias planetarias 

encontradas que tironean de vuestra psiquis interior, porque cada uno de los doce signos tiene su finalidad enel desarrollo del ser humano. Un Toro holgazán y despilfarrador es siempre un individuo inmensamente 

desdichado, así como un Pez circunspecto y mercenario es siempre un individuo patéticamente triste yneurótico. Si estos dos se asociaran, cada uno podría hacer lo que le naciera espontáneamente de dentro. 

 

Los Piscis podrían enseñarles a los Tauro sistemas más imaginativos para ganar dinero, e inculcarles laalegría de compartirlo con los demás, todo ello junto con el axioma de la Ley Universal infalible en virtud de 

la cual cuanto más das, tanto más rápidamente se multiplica esto. 

 

A la inversa, los Tauro podrían inculcarles a los Piscis el debido respeto a un mínimo de seguridad, es 

decir, que es prudente ahorrar por lo menos unos pocos dólares, aunque se repartan otros cien, para el caso de 

que trascurran unos días de escasez antes de que entre en vigor aquella Ley Universal. Es muy desagradable 

tener que sentarse en la esquina bajo la lluvia, mendigando con un bote de lata en la mano. Esta sola idea le 

produce palpitaciones nerviosas al Toro, y le pone los pelos de punta. 

 

Por supuesto, hay Piscis que, forzados por las circunstancias y por el recuerdo de la pobreza que pasaron 

en su infancia, se preocupan y se mortifican pensando que deberán turnarse con el bote de lata, de modo que 

retienen unos pocos centavos, pero se aborrecen interiormente por ser tan avaros. Sin embargo, cuando dejan 

de retener, el dinero con el que sustituyen lo gastado brota como por arte de magia de los lugares más imprevistos. 

Si estos Piscis escucharan los dictados de su corazón, superarían el trauma del bote de lata y al mismo 

tiempo pondrían fin a su pobreza. 

 

Una diferencia extraña e interesante entre los Tauro y los Piscis reside en algo tan sencillo como sus 

nombres.. Muy pocos Toros tienen apodos, y cuando los tienen, generalmente no les gustan. Asimismo, elToro típico se resistirá a la idea de rectificar legalmente su nombre, aunque éste sea muy ridículo. Es posible 

que sufra en su infancia, pero al llegar a la edad adulta ya se habrá convencido de que su nombre suena muy 

bien, y si alguien no opina lo mismo puede irse a hacer gárgaras. "¿Recordáis la historiá verídica de la señoraHogg, que llamó a sus tres vástagos Ima Hogg, Ura Hogg y Hesa Hogg? Puesto que nunca oí ni leí que alguno 

de los tres haya cambiado su nombre, sospecho que todos tenían signos solares. signos lunares o ascendentesTauro. 

 

En cuando a Piscis, casi todos los Peces que conozcáis ya tendrán un apodo, o anhelarán secretamente 

tenerlo. Si después de un tiempo sus amigos no les hacen el favor, muchos Peces eligen su propio apodo. Unachica o mujer Piscis llamada Catherine acariciará la idea de trocarlo en Kathryn. El chico o el hombre Piscis 

llamado John, lo garrapateará Joshua, o contemplará la idea de cambiarlo legalmente por otro nombre más romántico, 

como Jonathan. Cualquier cosa con tal de hacer la vida más exótica y de ocultar su identidad a losfisgones que hurgan en tu vida personal.

 

Piscis no soporta las preguntas directas, ni que lo obliguen a tomar una: .posición concreta. La naturaleza 

del Pez consiste en entrar y salir de las situaciones, y en contornearlas, con un deslizamiento fluido, paraobservarlas desde todos los ángulos y asimilar sus diversas connotaciones... o en alejarse silenciosamente de 

una controversia que agita las aguas circundantes y amenaza su equilibrio. 

 

Las evasiones sigilosas no se han hecho para Tauro. Éste enfrenta lo que hay que enfrentar, con valor liso 

y llano, y se queda tercamente plantado donde está, hasta probar que tiene razón. Si no consigue probarlo, 

después de muchos esfuerzos, vuelve sus robustas grupas y se va, pero no con un deslizamiento fluido. 

Marcha pesadamente hacia su punto de partida, con su opinión inicial fuertemente apretada entre sus brazos, 

contra su pecho carnoso. 

 

Esto es más o menos lo que sucede cuando estos dos se enzarzan en una discusión. Pocas veces llegan a 

un acuerdo satisfactorio o definitivo. Pero pueden compensar con sus risas el tiempo perdido. El Toro tiene un 

sentido del humor vivo, delicioso, absolutamente maravilloso. No se trata de una comedia brillante, 

crepitante, sofisticada, de ingenio cáustico, sino de un humor cálido que emana de la realidad pintoresca de la 

vida cotidiana, como el que se derrama de El violinista en el tejado. Como el muy espabilado y a veces 

superinteligente Pez tiene un fino instinto para valorar el humor, de alguna manera, entre sonrisas, olvidarán 

sus diferencias o las resolverán mediante la transacción entre sus elementos Tierra y Agua, que en la 

astrología, como en la Naturaleza, son esencialmente compatibles. Como dijimos en otra parte de este libro, el 

Agua enriquece la Tierra, y la Tierra acoge al Agua, pero una combinación infortunada de los dos puede 

producir lodo o arenas movedizas. 

 

Puesto que ésta es una configuración vibratoria 3-11, el encuentro entre el Toro y el Pez 

casi nunca es fortuito, o un «encuentro de primera encarnación». Como todos los individuos de la 

 

12 

 

 

configuración de signos solares 3-11, el Destino guía a estos dos para asegurar la devolución, el intercambio 

equitativo de la devoción o el daño que se tributaron o se causaron el uno al otro en encarnaciones pasadas... 

unas veces la primera, otras el segundo, pero más a menudo una combinación de ambos. Así como aquellas 

personas cuyo día de nacimiento (sin incluir el mes o el año) suma 4 u 8 estarán estrechamente asociadas a la 

vida de otras personas 4 u 8, les guste o no, sea ello agradable o desagradable... así también quienes se 

encuentran bajo la influencia de esta configuración de signos solares comprobarán que no están en 

condiciones de elegir cuándo se encontrarán ni cuándo se separarán. No tienen opción. 

 

Existe una atracción magnética que los une, para completar el equilibrio de acción v reacción, bajo la 

dirección de los mismos ángeles supremos... el supraconsciente de cada uno. La numerología y la astrología 

son hermanas o hermanos, como prefiráis, pues el parentesco entre estas dos artes y ciencias es una de las 

pocas situaciones que no ha sido inicialmente rotulada como masculina por los cerdos machistas. ni 

posteriormente impugnada y trasmutada al sexo femenino por las cerdas feministas. Elegid pues lo que más os 

plazca.* 

 

Los Tauro y los Piscis tendrán, como todas las otras personas influidas por la configuración 3-11 (y 

también como todas las nacidas en un día que suman 4 u 8), abundantes oportunidades para vivir felices y en 

armonía durante su actual existencia en común, si están dispuestos a aceptar las responsabilidades y los 

deberes recíprocos de sus anteriores obligaciones kármicas, o sea, los aspectos frecuentemente tensos de su 

asociación, así como las fatigosas cargas del otro. Las recompensas para quienes asumen estos deberes sin 

quejarse son, empero, muy grandes. Un ejemplo de una inexorable configuración de signos solares 3-11, 

Tauro-Piscis, que incluye la luz y las sombras del indispensable sacrificio recíproco... y del éxtasis 

recíproco... es la predestinada relación entre el poeta Robert Browning (Tauro) y la poetisa Elisabeth Barrett 

(Piscis). Hay otros miles, millones de ejemplos, incluyendo, por supuesto, el del Toro y el Pez que leen este 

capítulo. 

 

Básicamente, Tauro y Piscis son tolerantes con sus respectivas debilidades. Pero Tauro está muy 

preocupado por la necesidad de enfrentar la realidad... incluido el ocasional Toro Maestro-Avatar que de 

cuando en cuando transita entre nosotros (sí, también ahora), como el muy Tauro conde de St. Germain, 

alquimista singularmente ilustrado y esotéricamente esclarecido. Estos Maestros específicos están aquí con el 

fin de enseñar que «la conciencia de la realidad» es indispensable para el desarrollo humano, aunque ellos 

mismos estén espiritualmente muy adelantados. 

 

Piscis tiene aquí una misión docente muy distinta. Todos los Peces son almas muy viejas, ya sea que 

naden río arriba o río abajo. Los Piscis han viajado por horizontes de belleza tan sobrecogedora que a 

Neptuno se le desgarra el corazón cuando vuelve a visitarlos en sueños. Y por tanto el Pez no soporta 

enfrentar la realidad, tal como ésta se presenta en Tierra. Ellos saben que el verdadero «pecado original» 

consiste en ver, en reconocer, la tristeza y la fealdad, cuando nuestros Co-Creadores sólo concibieron y 

manifestaron armonía y belleza. En su inconsciente, el Piscis oye el antiguo clamor de los monjes tibetanos 

cuyo cántico reverbera en el techo abovedado de sus monasterios: Éste es el mundo de la ilusión... éste es el 

mundo de la ilusión. 

 

Tauro, el Toro, considera que para lograr el esclarecimiento del alma y la salvación final es necesario 

reconocer un pecado de otra naturaleza. Por tanto, el Toro se siente constreñido a obligar al Pez a confesarse 

culpable de caer en el autoengaño y la fantasía. y a ver las cosas como son. El espíritu práctico de los Tauro 

vigilantes determina que los torrentes de visiones de Piscis, claros y refulgentes, vuelvan por la fuerza a la 

Tierra sustanciosa y estable. 

 

—Jonathan (Kathryn) no es tu verdadero nombre. Estás fingiendo y fantaseando nuevamente —lo regaña 

el Tauro, sin sospechar jamás que las lágrimas que derrama en ese momento el Piscis reprendido no las vierte 

por las trasgresiones de Neptuno a la realidad taurina... sino por todas las almas extraviadas y solitarias de 

este «mundo de ilusión». 

 

»¿Jonathan (Kathryn) no estás tremendamente compungido? —insiste el Toro. 

 

—Oh, sí... oh, sí —responde el Pez. 

 

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Mujer TAU RO Hombre PISCIS 

 

A Michael la soledad le resultaba espantosa. 

por lo menos algo hiciera un ruido! —exclamó. 

Como respondiendo a su invocación, el estruendo más terrible que había oído en su vida 

desgarró el aire... y su rugido reverberó en las montañas. 

 

Tanto el silencio como el rugido del Toro son una experiencia que conoce, tarde o temprano, todo «Michael» 

que tiene el Sol, la Luna o el ascendente en Piscis y que está asociado con Tauro. Pero esto vale, sobre todo, 

para el Pez de sexo masculino. 

 

Cuando la chica Tauro juega a las canicas románticas, dispara a ganar, y para quedarse con todas las de 

su rival. Pero cuando olvida su sentido común, termina jugando a la gallina ciega, y éste es un juego en el 

que podría perder, a menos que haga un poco de trampa y espíe por debajo del pañuelo ceñido sobre sus ojos. 

Esto es lo que le conviene hacer, si juega con un Pez. Seguramente él hará un poco de trampa, mirando por 

debajo de su venda, para ver a dónde podría llevarlo la relación. 

 

Si le parece que lo conduce al anzuelo de una unión permanente, es posible que se comporte como un mal 

perdedor y que huya antes de que lo atrapen. Pero éste no es más que un acto reflejo propio de Neptuno, y 

volverá. Quizás el instinto que lo induce a regresar lo esté guiando correctamente, porque una relación 

amorosa entre este hombre y esta mujer lleva implícitas muchas posibilidades de dicha perdurable. 

 

Al Toro y al Pez les gusta la paz y el silencio. Ambos son partidarios de no remover el avispero. ¿Para 

qué buscarse problemas? Ella opina que ya se nos presentan bastantes todos los días, espontáneamente, sin 

que los busquemos. El hombre Piscis asiente de todo corazón. A su juicio, si nombras los problemas, éstos te 

caerán encima en un santiamén. Así que- no los menciones donde la Señora Mala Suerte pueda oírte, o ésta 

abrirá sin vacilar la Caja de Pandora y no podrás culpar de ello a nadie más .que a ti mismo. Bueno, no es 

exactamente así. Rara vez los Piscis son los responsables de sus desventuras. El Pez se complica por 

naturaleza en las desgracias ajenas, porque es un excelente escucha. 

 

Otro elemento que estos dos signos solares tienen a menudo en común es el siguiente: después de tomar 

muchas precauciones para eludir las algas pegajosas (el Piscis) o los alambres de espino y las zarzas (el 

Tauro), ambos tienen muchas probabilidades de caer presa, igualmente, del desánimo, por su proclividad a la 

cavilación, y por sus tendencias pesimistas. Pero la chica Tauro es a menudo más paciente, y está más segura 

del desenlace final, que el hombre Piscis, interiormente sobresaltado. A ella no le importa montar una trampa 

para osos, con el fin de cazar algo o a alguien que desea, y esperar luego sin un murmullo de fastidio, tanto 

como sea necesario, hasta que se cierren los dientes. En verdad, incluso es posible que le guste esperar a las 

personas cuando se retrasan, porque esto le brinda la oportunidad de practicar su calma en situaciones de 

emergencia. 

 

Es bueno que tenga esta cualidad si piensa comprometerse en serio con un Pez, porque la mayoría de los 

hombres Piscis nunca en la vida han llegado puntualmente. A menos que tengan un signo lunar o ascendente 

Virgo, u otro más estable. Hay algunos hombres Piscis que llegan tarde al trabajo, al cine, a las citas con el 

dentista, a la fiesta de Nochevieja (generalmente porque empiezan a celebrarla en noviembre) y a sus propias 

bodas (a !as que a veces no llegan nunca). 

 

Tal vez el hombre Piscis se pregunte cuál es la verdadera imagen que tiene de él la chica Tauro. No le 

importa realmente, pero tal vez se lo pregunte. El Pez habitualmente no acumula muchos síntomas de 

ansiedad cuando está enamorado. O por lo menos no los acumula en la superficie. Es posible que se inquiete 

un poco por los gastos del alquiler, por el verdadero sentido de la vida, por lo que le reserva el futuro y por 

cosas parecidas, pero para Piscis el romance es un estado natural. Este hombre inteligente, afable, poético, si 

es un Pez típico, se siente muy cómodo en las aguas románticas, donde probablemente aprendió a nadar y 

zambullirse a una edad sorprendentemente temprana. La chica Tauro aún estaba suspirando con las películas 

de Deanna Durbin cuando él ya planeaba su primera seducción (o, lo que es más probable, estaba siendo 

seducido). El amor, o la plena realización de éste, es un fenómeno tardío para la mujer Tauro media, y quizá 

por ello lo aprecia y lo valora más que las mujeres nacidas bajo otros signos solares. Lo que determina que 

todo le parezca excepcional y excitante, ya se trate de la Navidad, del Día de los Santos Inocentes, o del 

primer beso, es la espera. 

 

Cualquiera que sea la imagen que ella tenga de él, espero que trate de entenderlo a mitad de camino. Y 

digo a mitad de camino, porque podrá considerarse afortunada si no la desconcierta totalmente desde el 

comienzo. El es tan totalmente distinto de todos los otros hombres que ha conocido en su vida, que no podrá 

 

14 

 

 

dejar de sentirse secretamente excitada por su naturaleza misteriosamente esquiva, aunque normalmente ella 

no confía en una personalidad complicada o cambiante. Esto se debe a la poderosa vibración magnética 3-11 

que existe entre ellos, una configuración de signos solares que implica un vínculo kármico y que es 

responsable del fuerte sentimiento compulsivo que existe en la relación. La mujer Tauro también puede 

sentirse muy atraída por ciertos hombres Escorpión, pero la atracción será primordialmente física. Cuando se 

trata de un hombre Piscis, el fenómeno es más profundo y no se explica tan fácilmente. Además, es harto 

evidente que el Pez necesita a alguien que cocine para él, que crea en él, que lo reconforte y lo ame, talentos 

todos éstos en los que la chica Tauro sobresale. 

 

Es posible que ella se deje llevar esporádicamente por la autocompasión y los presagios tenebrosos. Pero 

cuando retome su perspectiva, se someterá nuevamente a la mansa influencia de Venus y recuperará su 

antiguo comportamiento agradable. Cuando la mujer Tauro se muestra tal como es, está firmemente 

convencida de que todo se puede curar con una bañera llena de agua tibia, un tazón de sopa caliente, algunos 

razonamientos serenos y unos pocos chistes. Y esto se aplica tanto a los contratiempos triviales como a una 

tragedia de gran magnitud. Es posible que las complicadas depresiones del hombre Piscis necesiten una 

terapia más completa e intrincada, y menos prosaica, pero igualmente disfrutará de sus tratamientos. Ella 

ejerce una influencia innegablemente tranquilizadora y relajante sobre su espíritu cuando está alterado. 

 

Desde el punto de vista sexual, estos dos se entienden bien. El enfoque neptuniano que él tiene del sexo se 

puede describir en dos palabras: sensual y romántico. El de ella, también. Los dos están resueltos a captar 

todos los matices y tonalidades de la experiencia sensual que es posible conocer dentro de la envoltura 

carnal, de modo que probablemente existirá una excelente compenetración entre ellos en el plano físico. El 

hombre Piscis vive casi exclusivamente en su sistema nervioso psíquico y a través de él. En su comportamiento 

sexual, como en todas sus actividades, anhela evadirse a un cielo cada vez más distante... «a 

cualquier parte, a cualquier parte que esté fuera del mundo!». 

 

La chica Tauro «capta» instintivamente a través de sus sentidos. Tiene un carisma sereno, un aura 

sosegante, un tacto exquisitamente tierno, y un deseo instintivo de envolver al hombre que ama con un cálido 

afecto... y de consquillearlo con las tenues plumas del humor. Combinad esto con sus gangosos susurros de 

medianoche, con sus suaves curvas venusinas, y entenderéis por qué generalmente vibran al son del mismo 

ritmo emocional. Su propensión femenina a someterse mansamente a su hombre, sin tratar de dominarlo, 

satisface inmensamente al varón Piscis, que puede haber vivido algunas pesadillas románticas con mujeres 

más agresivas. Tauro y Piscis saben comunicarse claramente sus deseos recíprocos, así como satisfacerlos, 

de modo que su unión física puede implicar una bella experiencia de pasión terrenal y éxtasis extraterreno. 

 

Sin embargo, la felicidad plena de su convivencia dependerá de la especie a la que pertenece el Pez, o sea, si 

pertenece a la especie que se sumerge (por su propia voluntad) o a la que nada velozmente río arriba. Si es 

uno de los sumergidos, que acechan entre las conchas del fondo del océano con la esperanza de encontrar 

allá abajo el continente perdido de la Atlántida —o que quizá se limitan a meditar sobre una teoría científica 

abstracta en medio ¿le la paz fresca y verdosa— es posible que sea inmune a todas las sirenas, incluidas las 

más seductoras. Mejor dicho, a menos que encuentre una con dos poderosos pies sólidamente plantados en 

tierra firme, y dispuesta a apuntarlo emocional y financieramente hasta que él haga realidad su sueño. Tal 

vez una chica Tauro 'acepte desempeñar este doble papel durante un tiempo. Pero después se despertará la 

pausada cólera del Toro. Si él gravita durante un lapso exagerado sobre su paciencia con lo que ella 

interpreta como falta de sentido común y desprecio por la seguridad, tendrá uno de sus raros pero violentos 

accesos de ira, y cuando amaine el estruendo, el Pez ya habrá desaparecido silenciosamente. Pero ella no lo 

notará, porque una vez que esta chica toma una decisión, no mira atrás. Ha leído la historia de alguien que lo 

hizo, y que por su debilidad se trasformó en una columna de sal. 

 

Aunque se trate de un Pez activo, nadador, con aletas más fuertes y escamas más resistentes, es posible 

que ella tampoco comprenda su idiosincrasia, lo que le cuesta lidiar con las lágrimas y los infortunios y los 

sablazos de todo el mundo. El Pez puede ser prodigiosamente listo y creativo, en aguas claras. Pero si ella las 

enloda constantemente con su testarudez terrenal, y los demás las contaminan con las limitaciones que 

imponen a su tiempo y su compasión, es posible que él vaya a buscar el solaz de unos cuantos arco iris on the 

rocks en el bar de la esquina. Entonces ella empezará a poner mala cara o a enfurruñarse. Y éste es el 

principio del fin. 

 

La triple fórmula para destrozar el corazón de una chica Tauro abarca: promesas falsas, engaños y 

vagabundeos ociosos. La triple fórmula para curarlo abarca: sinceridad, fidelidad y fiabilidad. Si él lo 

 

15 

 

 

recuerda, éste puede ser el principio del fin de su soledad. 

 

Si ella acepta que el Pez necesita períodos de contemplación solitaria para relajar sus nervios maltrechos, 

él siempre volverá a su serenidad, en busca de unos cuantos chistes, un baño tibio, un tazón de sopa caliente... y 

esos susurros gangosos de la medianoche. y éste puede ser el comienzo de un amor tan excepcional, y tan digno de 

la espera, como el Día de los Inocentes o la mañana de Navidad. Bajo la pasión que experimentan se encuentra el 

cálido cimiento de la vibración 3-11 de verdadera amistad... que nunca deja de profundizar el amor, cuando ha 

pasado la prueba del tiempo. 

 

Hombre TAURO Mujer PISCIS 

 

Él era a menudo así cuando conversaba consigo mismo a bordo de la nave en medio de la 

quietud de la noche... 

Ella no era una chiquilla con el corazón destrozado por él; era una mujer adulta que le 

sonreía a todo, pero las sonrisas estaban humedecidas. 

 

¿Recordáis cómo en vuestra infancia contemplabais a un mago, y os maravillaba la forma en que hacía 

desaparecer delante de vuestros ojos conejos blancos, rosas de seda y cintas de color? Al hombre Tauro que se 

enamora de una chica Piscis, y que no estudia la magia de la astrología, quizá se le presentará una oportunidad 

para revivir aquella experiencia. Es posible que ella tarde meses o años en dominar el arte del escamoteo. Y 

cuando lo domine no lo anunciará por anticipado, porque Piscis aborrece la idea de trabarse en una 

controversia enojosa o en vociferaciones y recriminaciones interminables. 

 

Es posible que suceda un día —o una noche— como muchos otros, en que ella dirá afablemente: 

 

—Querido, esta noche me han invitado a asistir a una lectura de poesías. ¿Quieres dejarme allí, ir al cine y 

pasar a recogerme más tarde? 

 

—No. No quiero ir al cine solo. 

 

—¿Entonces te gustaría venir conmigo, porque...? 

 

—No, no me gustaría. Sabes que no congenio con esas cuestiones místicas. 

 

—Esta bien. No asistiré a la lectura de poesías. Iré al cine contigo. ¿Te agrada mi vestido nuevo? 

 

—Es demasiado corto. Pareces una artista de strip-tease, a punto de bajar la última cremallera. Cámbiate, 

y baja el ruedo antes de volver a usarlo. 

 

—Sí, cariño. Lo haré. Pero todas usan... 

 

—Por supuesto. Y también todas están enloquecidas con el sexo y las drogas y los tumultos y las 

revoluciones y la liberación femenina. ¿Acaso eso significa que la mujer que amo debe copiarlas? 

 

—No, claro que no. Tienes razón, cariño. Sólo pensé... 

 

—No deberías pensar, porque es evidente que eso te revuelve los sesos y te confunde las ideas. Limítate a 

cumplir con tus funciones femeninas. Ven, o llegaremos tarde al... ¡eh! ¿Dónde estás? ¿A dónde te has ido? 

 

Ella ha desparecido, tan súbita y sutilmente como los conejos blancos, las rosas de seda y las cintas de 

colores. Finalmente se ha hartado de él: de su ceguera para con los delicados sentimientos de ella, de su 

negativa a hacer concesiones mutuas, de sus ideas obstinadas que no dejan margen para las transacciones. 

Quizá sólo partió sigilosamente para reflexionar a solas durante un tiempo, y volverá renovada, dispuesta a 

someterse nuevamente, si lo ama de veras. En todas las mujeres regidas por Neptuno hay una pequeña dosis 

de masoquismo. Pero también es posible que un día desaparezca definitivamente, sobre todo si tiene un signo 

lunar o ascendente agresivo... así que el Toro deberá prever esta posibilidad, ya que tiene tanto espíritu 

práctico cuando se trata de prepararse con anticipación para los contratiempos. 

 

Por supuesto, no todas las parejas Tauro-Piscis están tan desmedidamente polarizadas por la terca superioridadmasculina de él y por la docilidad femenina de ella. Ésta es sólo una advertencia para el Toro y el Pez que tienen 

un aspecto Sol-Luna antagónico entre sus horóscopos. Si sus luminarias armonizan, pueden tener una relación 

amorosa excepcional y satisfactoria, porque son compatibles en muchos sentidos y se prestan un gran consuelo el 

uno al otro cuando la vida se torna demasiado estrepitosa y frenética para él... o demasiado escabrosa y fea 

para ella. Todo hombre valora el hecho de tener un oído comprensivo donde verter sus problemas, 

 

16 

 

 

especialmente si está adosado a una mujer atenta, semejante a una geisha, con voz suave y modales afables. 

Pero dadas las peculiaridades de la naturaleza humana, cuando una chica es tan tolerante y comprensiva, todo 

hombre también procura salirse con la suya hasta donde puede. Ciertamente el hombre Tauro no es la 

excepción a la regla. Así que la chica Piscis que se enamora de un Toro enérgico debe reforzar su ego si 

quiere aprender el truco mágico que lo convierte en un adorado osito de juguete Tauro. 

 

Sin embargo, ella tiene una ventaja interesante. Detrás de su fachada dulcemente sumisa se oculta una 

mente muy ágil, espabilada y sensible. Ella lo pillará en el momento en que él menos lo espera, si cuando 

cree que podrá salirse con la suya lo que hace es flirtear con otra mujer, aunque es posible que lo perdone 

casi demasiado deprisa, por lo menos la primera vez. La tenacidad aprendida le resultará indispensable 

cuando él pretenda salirse con la suya a la hora de ahogarle los sueños y de acomodar la naturaleza fluida de 

ella a la rígida de él. 

 

No se trata de que todos sus conflictos sean producto del énfasis exagerado que él pone en la dominación 

masculina. Es posible que ella provoque algunos con su morosidad (oh, más tarde nos ocuparemos de esto...), 

con su evasividad exasperante (no sé exactamente a dónde voy, ni cuándo volveré; ¿es que tienes que 

controlarme constantemente?), con su discreción impenetrable (eso no te lo puedo contestar; por favor no te 

entremetas en mis sentimientos personales); su dependencia exagerada (no puedo decidir por mí misma qué 

hacer); o su falta de confianza en sí misma, acompañada por cataratas de lágrimas (no soy suficientementeguapa, ni suficientemente espabilada para ti). Él puede repetirle un millar de veces que a su juicio es 

perfecta, pero si se trata de una chica Pez con un Sol natal «mal aspectado» o un ascendente y signo lunar 

también mutables, igualmente seguirá preocupándose y dudando por dentro, y sospechará que él le sigue la 

corriente para conformarla. 

 

Al hombre Tauro le resultará más fácil entender a la chica Piscis si recuerda que ella no sólo refleja y 

devuelve todas las vibraciones emocionales de su entorno inmediato (incluidas las de él), sino que además las 

absorbe en su interior, como una esponja, merced a su compenetración espiritual típica de Neptuno. ¿Qué 

opinaría él si un planeta regente lo obligara a andar por el mundo enjuagando las lágrimas de todos los 

demás, embebiéndose en sus temores, reflejando y absorbiendo la gama íntegra de emociones, desde la 

hilaridad hasta la histeria? Esto dejaría a cualquiera un poco inseguro y tembloroso a ratos. 

 

Para que no cataloguéis a todo Toro como un tipo masculino rudo, implacable e insensible, os aconsejo 

recordar que el actor de cine norteamericano James Mason es un Tauro, y al mismo tiempo es el paradigma de 

la sofisticación y de los modales de salón más refinados. (Pero es testarudo.) Y para que no cataloguéis a toda 

chica Piscis como un sauce llorón, asustada y tímida, desprovista de espíritu agresivo, os aconsejo recordar 

que la ex esposa legal y actual esposa astral del Tauro James Mason, Pamela Mason, es una Piscis, y al mismo 

tiempo es el paradigma de la señora que no se deja pisotear, ni por los Toros ni por ningún otro, y que sabe 

muy bien lo que piensa. (Pero es afable, delicada y comprensiva.) 

 

Una de las cosas que pueden perturbar al hombre Tauro es el criterio neptuniano que utiliza la mujer Piscis 

para enfocar la verdad. Para ella la verdad es lo que siente en el momento, y lo que siente en el momento 

siempre es vulnerable a la sugerencia y susceptible de cambio, a medida que las personas, la situación y el 

punto de vista lo diluyen o lo refuerzan. Piscis no ve la verdad como algo estático, sino como algo que se 

altera constantemente y que depende de muchas interpretaciones. 

 

El Toro ve la verdad como un hecho eterno e inmutable. Ahora bien, esto es lo que se llama polaridad de 

opiniones. ¿Quién tiene razón? En realidad, ambos la tienen, en diferentes circunstancias, y todo depende del 

tipo de verdad al que se refieren. Algunas verdades son universales y no cambian nunca. Otras son 

multifacéticas e individuales. Otras más se encuentran en un estado de fluidez constante, porque están 

relacionadas con los sentimientos y emociones que alimentan las personas en ese momento... o con la opinión 

pública que impera en esas circunstancias. Y algunas verdades, fundadas sobre hechos indiscutibles —por 

ejemplo: ¿Estabas en la ducha hace una hora?—, evidentemente sólo tienen una respuesta: sí o no. Puesto que 

en el cosmos todo es relativo, ¿por qué la verdad habría de ser una excepción? La pregunta acerca de la ducha 

se refiere al pasado inmediato. Las preguntas sobre hechos que conciernen a un pasado más lejano, como por 

ejemplo: ¿Lincoln fue asesinado? ¿Napoleón perdió su última batalla?, y así sucesivamente... entran en una 

categoría esotérica y metafísico-espiritual más profunda, que se relaciona con el problema abrumador del 

tiempo einsteniano. Si el pasado, el presente y el futuro son simultáneos, y no independientes, como 

sospechaba el «abstracto Albert», entonces, dado que uno puede modificar el futuro mediante actos del 

presente, ¿no podría cambiar también el pasado, mediante actos del presente? Este tipo de verdad corresponde 

al estudio de la meta-física, no de la física, y la respuesta yace sepultada en el enigma del «cuán atrás en el 

 

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tiempo», y en el del uso del singular, como en: «¿puede uno cambiar el pasado mediante...?», y así 

sucesivamente. Pero éste es un tema demasiado complejo para seguir analizándolo aquí y ahora, y es 

demasiado profundo para un capítulo sobre compatibilidades, así que tendrá que esperar la confección de un 

próximo libro. Igualmente, he aquí un asunto interesante acerca del cual los amantes o consortes Tauro-Piscis 

pueden intercambiar opiniones. 

 

La verdad, en sus diversos estados y formas, no preocupará tanto a este hombre y esta mujer en laexpresión sexual de su amor. Éste es un ámbito en el que la única verdad es el sosiego de la satisfacción que 

se suministran el uno al otro. A menos que existan graves discordancias luminarias entre sus cartas natales, u 

otras dificultades que deban superar en aspectos planetarios recíprocos, la armonía sexual entre el hombre 

Tauro y su mujer Piscis será un elemento de veracidad y belleza innegables: la fuerte atracción de la Tierra 

para el Agua, y viceversa. Sobre todo si la relación Sol-Luna entre ellos es fuerte y positiva, estos dos pueden 

vivir prácticamente en un mundo aparte, cohesionados por una comunión de los sentidos que supera todo lo 

que podría imaginar un signo de Aire o Fuego. Pocas experiencias humanas en las que se comparta algo son 

más reconfortantes que la demostración física de amor entre un Toro y un Pez que se han entregado el uno al 

otro, sin cuestionar su necesidad recíproca, y con el único deseo de satisfacerla. Lo que convierte su unión en 

una intimidad tan completa y apaciguadora no es la pasión explosiva de las parejas de otros signos solares, 

sino la ternura y 'el afecto singulares que se dispensan tan calurosamente y que reciben con tanta placidez. 

Siempre hay un atisbo de misterio que flota encima y alrededor de la relación sexual entre Tauro y Piscis, y 

generalmente estos dos se conforman con dejarlo como está, pues tal vez intuyen que si corrieran el velo del 

secreto silencioso mitigarían de alguna manera la emoción. 

 

Si él tratara de imponerle al amor de ella una forma definida, posiblemente el Pez se alejaría, o peor aún, se 

quedaría merodeando en torno, lo cual provocaría la cólera del Toro y despertaría sus instintos posesivos 

taurinos. Es posible que a ratos la mujer Piscis se sienta sola, cuando él está demasiado atareado o preocupado 

para compartir con ella lo que ella siente, y oye, y ve. Pero el Agua fecunda la Tierra, y la Tierra recibe 

complacida el Agua que penetra en el humus de la seguridad, así que ambos pueden desarrollarse merced a 

sus diferencias, al mismo tiempo que encuentran solaz en sus semejanzas... si ella le brinda suficientes señales 

sólidas y tangibles de afecto, y él le facilita su estabilidad para que ella pueda encontrar apoyo cuando sus 

ensueños se le escapan y sus añoranzas la afligen. Es posible que una noche estén fuera, juntos, marchando de 

regreso a casa desde algún lugar, y que ella levante la vista y susurre: 

 

—Escucha. 

 

Entonces él le preguntará: 

 

—¿Qué quieres que escuche? 

 

—¡A las estrellas! Escucha cómo asoman las estrellas... ¿no te parece que su sonido es maravilloso? 

 

En lugar de mirarla con el ceño fruncido, fastidiado y perplejo porque confunde la visión con el sonido, él 

debería estrecharla con más fuerza contra su cuerpo, y escuchar con ella. Porque la música que generan es 

bellísima... las estrellas cuando asoman, los copos de nieve cuando caen, los brazos que te rodean cuando te 

sientes inseguro... una sonrisa especial... y Piscis puede enseñarle a Tauro cómo oírla. 

 

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GÉMINIS PISCIS 

 

 

Aire - Mutable - Positivo Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Mercurio Regido por Neptuno 

Símbolo: los Gemelos Símbolo: el Pez 

Fuerzas diurnas Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino

 

-

 

La relación GÉMINIS-PISCIS 

 

Cuando sus voces se extinguieron, cayó un frío silencio sobre la laguna, sucedido por un débil 

grito. «¡Socorro, socorro!» Dos pequeñas figuras golpeaban contra la roca. 

 

De nada serviría fingir que Géminis y Piscis son signos solares tan compatibles, por naturaleza, como las 

fresas y la crema, o como Oliver y Hardy. No todos, pero algunos de ellos, son tan incompatibles y tan 

hostiles como lo han sido a lo largo de los años los árabes y los judíos, aunque quizá no tan violentos. Sin 

embargo, así como la paz es posible —y cada vez más probable— entre estos enemigos tradicionales, también 

es posible un feliz compromiso entre Géminis y Piscis. Si existe entre ellos un aspecto Sol-Luna en trígono, 

en sextil o en conjunción, podrán entenderse muy dichosamente, siempre que Géminis consienta en nadar de 

cuando en cuando a través de las aguas de Neptuno para hacer compañía al Pez... y siempre que Piscis esté 

dispuesto a volar valerosamente, una que otra vez, junto a los pájaros de Mercurio. 

 

A pesar de ello, un signo de Aire nunca está totalmente cómodo en el elemento Agua. Siempre existe 

la posibilidad de ahogarse... así como a un signo de Agua le resulta un poco alarmante volar sin paracaídas. 

«¿Alguien podría colocarse por favor debajo de mí con una red, para atraparme si me caigo?» Puesto que ésta 

es una configuración de signos solares 4-10, si descubrieran un aspecto Sol-Luna negativo entre sus 

horóscopos, deberán recordar que la mezcla de aire con agua se debe realizar con cuidado, y no con 

negligencia. De lo contrario el resultado podría ser una niebla truculenta o incluso un smog peligroso. Es fácil 

entender cómo es posible que esto produzca un efecto desalentador o sofocante (o los dos) en el ámbito 

comercial, en el seno de una familia, en una relación amorosa o entre amigos. Indudablemente, es una 

experiencia desagradable sentirse desalentado (como Géminis puede serlo por Piscis) o sofocado (como Piscis 

puede serlo por Géminis). 

 

GÉMINIS: ¿Comprendes que cualquier cosa que digas será utilizada contra ti? PISCIS: No me importa. Eso 

me ha pasado siempre.

GÉMINIS: Deja de compadecerte a ti mismo. ¿Te declaras culpable o inocente? Habla. Siempre callas. Eso se 

llama estar enfurruñado, y lo haces para fastidiarme. 

PISCIS: Oh, me declaro culpable, por supuesto. Culpable de ser humano, de tener necesidades y deseos 

humanos... incluso defectos humanos. ¿Estás conforme?

 

GÉMINIS: Eso depende. Tienes más defectos que la mayoría de las personas. Careces de la facultad del 

razonamiento deductivo. Evitas las controversias, te pones taciturno y te niegas a discutir las cosas. Tu 

mente anda divagando. Ayer no me prestaste atención en tres oportunidades distintas cuando te pedí que 

hicieras algo, y sigues desentendiéndote de ello. Corres de un lado a otro escuchando los infortunios de 

los demás mientras tu propia vida se desmorona. Eres un masoquista y un moroso. Dejas todas las cosas 

importantes sin hacer, mientras andas persiguiendo pompas de jabón y oliendo flores. ¿Eso te hace feliz? 

 

PISCIS: ¡Oh, sí! Nunca nadie ha sido más feliz. Por favor cuida que el jurado, y también el juez, sepan cuán 

feliz he sido. 

GÉMINIS: No empieces a hablar del juez y el jurado. Ésta no es una audiencia judicial y tú lo sabes. Sólo 

estamos discutiendo. 

 

19 

 

 

PISCIS: Lo siento... pero hablas como un acusador público. 

GÉMINIS: No nos apartemos del tema. Dices que eres feliz. Éste es otro de tus embustes de Neptuno. Es 

 

 

obvio que en este momento estás triste. Evidentemente deprimido. ¿Por qué ahora no eres dichoso? 

PISCIS: Porque no hago dichoso a nadie... ni siquiera a ti. 

 

(o...) 

PISCIS: Lamento someterte a un careo, y te ruego que me perdones, pero... bueno, no confío en ti. Te tengo 

 

miedo. ¿No te das cuenta de que tus palabras pueden lastimar cruelmente? ¿Vives totalmente ajeno al 

 

hecho de que a veces eres despiadado y exageradamente crítico?

GÉMINIS: No más que otros. Sólo soy suficientemente elocuente como para enunciar mis pensamientos con 

 

claridad, y para comunicar mis sentimientos. No me callo todo, como tú. No soy hipócrita, como tú. 

PISCIS: Sí, es cierto. Eres inteligente. Manejas las palabras mucho mejor que yo. Incluso eres brillante, a 

 

veces. Muchas veces. Pero... ¿alguna vez has sido feliz? Quiero decir, ¿has estado contento contigo 

 

mismo, tranquilo? ¿Lo has estado? ¿Alguna vez? 

(pausa)

GÉMINIS: Yo... esto, bueno... claro. Naturalmente. ¿Por qué me lo preguntas? PISCIS: Quería saberlo. ¿Qué 

 

significa la felicidad para ti?

GÉMINIS: ¿La felicidad? ¿Qué significa para mí? Es... bueno, es muchas cosas que tú no entenderías. 

PISCIS: ¿Qué, por ejemplo?

GÉMINIS: Por ejemplo, saber exactamente a dónde voy, llegar allí cuando lo tengo planeado... saber quién 

 

soy y qué quiero. 

 

PISCIS: ¿Quién eres? ¿Qué quieres?

GÉMINIS: Tratas de confundirme, deliberadamente. Por consiguiente, me niego a contestar más preguntas. 

 

 

Hay algunas cosas en las que Géminis y Piscis se parecen. Ambos dan una impresión general de ser esquivos, 

de escaparse siempre de las manos, con un talento camaleónico para el camuflaje, tan difíciles de atrapar y 

retener como las luciérnagas (Géminis) y los pececillos (Piscis). Sus maniobras mentales y físicas (las de 

ambos) son rápidas, vertiginosas y evasivas, y primeramente reverberan en la luz delante de vuestras narices, 

y después desaparecen. ¿A dónde se fueron? Bueno, ¿a cuál os referís? El Pez acaba de meterse nadando 

dentro de su profunda naturaleza emocional, para protegerse de otras preguntas, de otros padecimientos... y el 

pájaro de Mercurio, por las mismas razones que el Pez, acaba de remontarse mentalmente hasta las nubes que 

se agolpan sobre vuestras cabezas. 

 

 

Habéis oído decir que los Piscis son almas muy viejas. Yo misma os lo he repetido, muchas veces. Es 

cierto. Lo son. Han pasado por el diluvio purificador de muchas encarnaciones, y lo entienden todo y a 

todos... excepto a sí mismos. El alma no puede llegar a la encarnación de Piscis si antes no ha aprendido, por 

lo menos una vez, las lecciones de los otros once signos solares. Como algunas almas permanecen en la 

experiencia de un mismo signo solar (o vuelven a ella) durante muchas vidas antes de asimilar el lado positivo 

de la esencia de dicho signo, ya veis por qué el Pez es un «alma vieja». También podéis entender por qué el 

Piscis enfrenta la más difícil de todas las pruebas kármicas. Porque es aquí, bajo la extraña influencia de 

Neptuno, donde las almas pueden deslizarse y resbalar, y olvidar algunas de las once lecciones aprendidas con 

tantos sacrificios, en razón de lo cual se ven obligadas, entonces, a volver a un determinado signo (como si 

debierais volver a estudiar gramática, cuando creíais haber aprobado la materia) o a renacer una y otra vez en 

la misma vibración de Piscis, hasta terminar de asimilarla. 

 

No es raro que los Piscis sean gente tan rara. Como grupo, parecen abarcar sólo santos y pecadores, y 

prácticamente no hay un peregrino normal entre ellos. Sí, la experiencia de Piscis es la más vulnerable, la más 

tentadora para los ángeles... la que tiene más probabilidades de producir un «ángel caído». .El Pez puede 

desempeñarse muy bien en la escuela de Neptuno, hasta que un día olvida casualmente la generosidad que 

aprendió mediante las encarnaciones de Aries, Sagitario y Leo, se convierte en un individuo mezquino... y 

cae. O vive una plácida vida de ilustración, hasta que una mañana (o noche), olvida, como un amnésico, la 

lección de la equidad de Libra y juzga cruelmente a alguien... u olvida la vagamente recordada paciencia de 

Tauro, y toma una decisión impulsiva que habrá de lamentar amargamente, demasiado tarde. Ser Pez no es 

precisamente divertido. A estos hombres y mujeres les exigen que sepan mucho. Todos deben ceñirse al 

código de honor kármico, y cualquier cadete de West Point os podrá explicar que el código de honor implica 

 

20 

 

 

una prueba muy difícil para la virtud del individuo: es engañosamente liberal, pero inmensamente restrictivo 

desde el punto de vista espiritual y ético. 

 

Y por eso, los Peces flotan por el intrincado laberinto de su existencia, y a menudo buscan patéticamente 

su propia identidad. Cuando tienen una vislumbre de su auténtica imagen en el espejo de la vida, reaccionan 

al principio con terror, y después con incredulidad. Lo que ven es un ser divino, que a la humildad de Neptuno 

le resulta difícil aceptar. De modo que lo niegan, se ocultan de él, y finalmente lo eluden, refugiándose en la 

profesión de actor o en la música, y a menudo en la evasión de las drogas, el alcohol o la ilusión. Unos pocos 

se estabilizan en algún tipo de ambición mundana, en el entorno material, que es totalmente ajeno a la esencia 

imaginativa de Neptuno, y por tanto ésta no es, obviamente, su ruta hacia la felicidad. La mayoría de los 

Piscis, sin embargo (afortunadamente para el resto de nosotros), se refugian en actividades creativas. en los 

servicios públicos, la ciencia, la religión, la curación, la enseñanza... o en la consagración personal plena a los 

amigos, vecinos y parientes. 

 

Si el Pez no se entiende a sí mismo (o a sí misma), los Gemelos de Géminis están más que dispuestos a 

elucidar el misterio. Las personas regidas por Mercurio creen que pueden resolverlo todo, desmontándolo, 

estudiando cómo funciona y armándolo de nuevo. Pero después de practicar su frío análisis crítico de Piscis, a 

veces dejan las piezas esparcidas, y omiten volver a colocarlas tal como las encontraron. El Pez desmontado 

por Géminis puede revolcarse impotentemente durante años, mientras se esfuerza por recuperar su amor 

propio. Géminis se siente estimulado a despejar la confusión perpetua que flota sobre Piscis, utilizando la 

mente de Mercurio, filosa como una navaja, pero algunos Gemelos no pueden zambullirse a la profundidad 

necesaria para superar aunque no sea más que la barrera de algas marinas... como gallinetas humanas, que 

picotean la nada, incapaces de ver el fondo del océano o de calcular su profundidad. 

 

El Piscis más sagaz generalmente contemplará con indulgencia, si no con auténtico afecto, las piruetas a 

veces infantiles de los Gemelos. Si Géminis vive (como muchos Gemelos) en un reino encantado de 

quimeras, Piscis también lo visitará allí con mucho gusto. Pero Géminis suele analizar y rotular todos los 

reinos místicos, incluso mientras retoza en ellos, y esto le estropea toda la diversión a Piscis. Un sueño es un 

sueño... ¿por qué acercarse demasiado, y escudriñarlo con excesiva atención? Piscis no soportará los sondeos 

personales ni los interrogatorios tenaces del curioso Géminis. Si lo acosan con demasiada frecuencia, el Pez 

se irá nadando a otro río, u optará por el ardid más fácil del engaño, que puede oscilar entre la sutil evasión y 

el embuste cabal... que Neptuno justifica como una «simple» defensa contra la intromisión en la intimidad 

personal. 

 

A veces el hombre o mujer Piscis se vengará inconscientemente de Géminis, que lo obliga a 

reacomodarse sin cesar, y se negará a reaccionar vehementemente ante la exuberancia con que los Gemelos le 

comunican un nuevo plan o idea maravilloso. Este puede ser el comienzo del fin, porque Géminis no puede 

soportar por mucho tiempo que le salpiquen sus entusiasmos y raptos de inspiración con el pesimismo de 

Piscis, ni que se los enfríen con los paños húmedos de Neptuno. Cuando quieren. los Peces pueden prestar una 

ayuda reconfortante, con mucha fe y ánimo alentador. Cuando no quieren, bueno... puede llegar el momento 

en que el pájaro de Mercurio se encuentre en la rama, cantando solo. 

 

Hay algunas cosas que estos dos pueden compartir dichosamente, algunos aspectos en los cuales tienen 

una semejanza notable. Por ejemplo, en la valoración de la belleza. Supongo que la mayoría de nosotros no 

prestamos suficiente atención a la belleza, pero Géminis y Piscis tienen una clara conciencia del encanto 

transitorio de la Naturaleza, de la rotación de las estaciones, del amanecer y el crepúsculo, y ambos son 

generalmente propensos a bañar sus almas en el arte, la poesía o la música... en la palabra hablada o escrita. 

Piscis absorbe la belleza estáticamente, en silencio. Géminis sonríe, con temor reverencial y emocionado 

asombro. De alguna manera, la belleza hace converger al Pez y los Gemelos, forja un puente sobre el cual 

ellos pueden arrojar un rayo de sol, y llegar quizá cada uno al otro lado de su pareja. 

 

También se parecen porque es difícil conseguir que cualquiera de los dos preste estrictamente atención a 

lo que se les dice, o mire de frente a su interlocutor durante algo más que una fracción de segundo. Los ojos 

de Géminis son penetrantes, alertas, a veces burlones. Los de Piscis son tiernos, errantes, líquidos y están 

llenos de comprensión cuando se fijan en vosotros, cosa que no sucede a menudo. Los ojos de Géminis 

también se fijan sólo fugazmente, y después saltan incansablemente de acá allá, como los de un pájaro. La 

mente de Géminis y Piscis también deambula, como sus ojos, aunque por razones distintas: para separar 

galaxias. 

 

La razón por la cual los Piscis son tablas de resonancia tan formidables para el resto de nosotros consiste 

en que los Peces han pasado por todo, en un sentido kármico o espiritual. Han aprendido cómo apañárselas sin 

la atención y la adulación constantes. La fuerza de Neptuno, el arma de los Piscis contra los desencantos de la 

vida, consiste en saber apañárselas sin la una y la otra, y en no quejarse por esta carencia. Ello los hace más 

 

21 

 

 

fuertes de lo que parecen, mucho más resistentes de lo que semejan ser. Los Peces están acostumbrados a que 

se desentiendan de ellos, aún antes de haber nacido. Sin embargo, los Géminis están habituados a que los 

escuchen y les presten atención desde que son párvulos bulliciosos. Lo cual nos trae a una de las principales 

razones por las cuales estos dos signos solares se unen, cuando ello ocurre. Géminis debe comunicarse, 

necesita expresarse, y el comprensivo Piscis casi siempre encuentra tiempo para escuchar con sincero interés 

tanto las angustias como las emociones de los demás. Géminis no podría sobrevivir sin un auditorio que 

valore la magia de las bellas retahílas de palabras de Mercurio. Y el Pez no podría sobrevivir sin sentirse 

necesitado. Pero es posible que después de un tiempo los Gemelos pierdan este inmenso don que le ofrece 

Piscis, si los delicados anhelos de Neptuno tropiezan con una indiferencia constante. Habrá señales. Indicios 

claros. Y cuando aparezcan, habrá que prestarles atención. El mejor momento para enmendar un error se 

presenta cuando éste es pequeño. 

 

GÉMINIS: ¡Una revista acaba de aceptar el artículo que escribí! ¿No te parece una gran noticia? 

PISCIS: ¿Ves qué rojizas están las nubes allí? Recuerdo que mi abuelo decía que cuando el cielo está rojo por la 

 

 

noche, los marineros deben regocijarse, y que cuando está rojo por la mañana, deben alarmarse... 

GÉMINIS: ¿Has oído lo que dije acerca de mi artículo para la revista? 

PISCIS: Lo siento. Temo que no estaba escuchando. 

 

Mujer GÉMINIS Hombre PISCIS 

 

Si cierras los ojos y tienes suerte, es posible que veas a veces un charco informe de bellos 

colores claros, suspendido en la oscuridad. 

 

Nunca ha habido un Pez que no se sintiera un poco inseguro acerca del lugar que ocupa en la estima de lamujer Géminis que ama. Ésta le dará abundantes oportunidades para sentir celos, o los que pasan por serlo 

entre los Piscis, aunque en verdad se trata de una variante bastante atenuada. 

 

Pero a él no le servirá de nada, porque la aparente veleidad de las Gemelas es incorregible. (Supongo que 

ya sabéis que toda chica Géminis contiene dos-mujeres-en-una. Empezó a flirtear cuando estaba en la cuna o 

cuando la empujaban en su cochecito: arrojaba besos a los desconocidos, sonreía a cualquiera que se fijase en 

ella, conquistaba corazones con sus luminosos y titilantes ojos como estrellas.) 

 

Esta mujer nunca crecerá realmente. Parece una chiquilla traviesa, encantadora, que llora cuando la 

regañan, que ríe alegremente cuando está satisfecha, que halaga y provoca y engatusa hasta que se sale con la 

suya... y no es difícil que obtenga lo que desea de un Piscis. Este es esencialmente un hombre bondadoso, 

afectuoso y tolerante, no demasiado exigente. Por supuesto, los Piscis pueden tener sus arranques de irritación 

y mal humor, y cuando abusan de ellos más allá de su límite de resistencia, se convierten en auténticos 

cascarrabias. Pero durante la mayor parte del tiempo, el Piscis está dispuesto a esmerarse por satisfacer las 

necesidades de ella. Es posible que se desconcierte cuando sus necesidades cambien a cada rato, junto con sus 

deseos y ensueños, pero igualmente seguirá esmerándose. En verdad, él tampoco es un modelo de estabilidad. 

Ninguno de los dos recibió una dosis generosa de esta cualidad en la cuna. El Pez se impacienta rápidamente 

después de lidiar durante mucho tiempo con las algas de los obstáculos y demoras, y en cuanto a ella... bueno, 

las mujeres Géminis sólo tienen una pizca de paciencia, o ni siquiera eso. Es innecesario aclarar que éste se 

convertirá en uno de los elementos que alterarán frecuentemente la placidez de su relación, típica de la 

configuración de signos solares 4-10. La paciencia es el principal ingrediente necesario en cualquier receta 

para lograr la felicidad y la armonía. 

 

Es posible que los ojos de un hombre Piscis parezcan extraviados. Los ojos de Géminis parecen buscar 

algo próximo a ser hallado. Cuando se trata de Piscis, Acuario, Escorpión y Géminis —los cuatro signos 

solares— los ojos reflejan la pauta de la personalidad y el cuño del alma. 

 

La mente de ella es como una casa de cristal desde cuyo interior contempla vida, con un panorama 

tridimensional en cualquier dirección hacia la que se puedan encauzar sus anhelos. Estas múltiples 

alternativas generan muchas manifestaciones en la personalidad exterior, pero sobre todo... versatilidad. Los 

 

22 

 

 

estados de ánimo de la Géminis regida por Mercurio no se parecen a los océanos más profundos de los 

estados de ánimo de Piscis, regidos por Neptuno. Aquéllos son veloces como el rayo, mercuriales, y afloran 

en ella imprevisiblemente, como un cambio de la dirección del viento. 

 

La mente del Pez también parece una casa con muchas ventanas, pero sin cristales, ni persianas ni visillos 

para protegerlo de las estaciones... o de los caprichos de ella. El hombre Piscis es vulnerable y sensible, no 

sólo al trato que recibe de los demás, sino a los sentimientos y emociones de quienes lo rodean, cuyos 

problemas y síntomas asimila en su mente y su cuerpo. Ya veis entonces que en algunas oportunidades la 

relación con la chica Géminis, cambiante y frecuentemente alterada, que a veces proyecta dos emociones al 

mismo tiempo, puede ser bastante desquiciante para el hombre regido por Neptuno. 

 

Esta mujer nació chisporroteando energía mental y física como si se tratara de ondas sísmicas. Piscis 

nació cansado. No es raro que el Pez esté un poco cansado, en lo espiritual, si se toma en cuenta todo lo que 

ha visto durante sus muchas encarnaciones: todo el poder y la gloria, lo feo y lo bello, lo atrozmente 

innombrable... y lo estáticamente indescriptible. Es agotador. Sobre todo cuando sientes la tentación, mientras 

sueñas despierto, de compararlo con la actual existencia vulgar y mundana. Esto, por lo menos, lo entenderá 

su mujer Géminis. La necesidad que él experimenta de ver el mundo a través de un cristal de color suave hace 

vibrar una cuerda consonante en el corazón de ella. A ella también le gustaría que las cosas fueran distintas, 

más hermosas. Pero su naturaleza mercurial no rehúye analizar fría y claramente las cosas tal como son, mientras 

piensa en sueños cómo le gustaría que sean, en tanto que Piscis nunca quiere admitir la horrible verdad 

de nada. La forma en que ella desgarra constantemente el cañamazo de la vida para verificar cómo se lo 

podría recomponer en condiciones más aceptables, lo alarma. Cuando ella inicia este proceso analítico con el 

amor, o sea con algo que según las arraigadas convicciones de Piscis es imposible analizar, porque existe el 

riesgo de lesionar su delicada estructura, hay señales de que empieza el conflicto, acá, allá o acullá. Las 

parejas Géminis-Piscis suelen cambiar de residencia más a menudo que cualquier otra combinación de signos 

solares (exceptuando Géminis-Sagitario, el doble Géminis o el doble Sagitario). En realidad, éste es un factor 

francamente positivo, porque la excitación de la mudanza no deja mucho tiempo para las reyertas menudas. 

 

Como todas las configuraciones de signos solares 4-10, Géminis y Piscis deben lidiar con la vibración de 

tensión. Sus naturalezas son totalmente distintas, sus motivaciones les resultan mutuamente inexplicables 

durante la mayor parte del tiempo. Las situaciones dolorosas asociadas con sus familiares, con los padres de 

uno u otro, o con sus carreras individuales, pueden servir de marco a los estallidos de desavenencia. Con un 

intercambio armonioso del Sol y la Luna en sus natividades !o con Lunas en conjunción) unos hilos de 

comprensión los acercarán aún más. Sin estos primeros auxilios planetarios, ambos sufrirán múltiples heridas, 

que podrán tardar mucho en cicatrizar. 

 

Si él se queda charlando demasiado tiempo con un vecino, ella es capaz de dejarlo fuera de casa durante 

toda la noche. Entonces es posible que él masculle: «¿Y qué falta me hace?», y que se vaya a ahogar sus 

penas en la taberna de la esquina, en razón de lo cual ella vuelve a dejarlo fuera de casa, en razón de lo cual él 

vuelve a refugiarse en la botella, en razón de lo cual ella... y así sucesivamente. Lo único que el hombre Piscis 

no puede soportar durante mucho tiempo es una andanada de críticas, sarcasmos y acusaciones, y la gemela 

negativa de su mujer Géminis es una especialista en el arte de la invectiva satírica. Sus coléricos torrentes de 

palabras y su habilidad para emplear los matices sutiles pueden llover sobre el alma sensible del Pez como 

una cruel granizada. Por otra parte, si hay algo que la mujer Géminis no puede soportar, esto es el silencio, o 

el hecho de que la dejen sin auditorio, y si hay algo en lo que el Piscis sobresale es en su aptitud para evadirse 

de las escenas desagradables. A veces juraríais que estos hijos de Neptuno han dominado literalmente el arte 

de esfumarse. ¡Puf! ¡Han desaparecido! Así, sin más. Entonces ella se queda sola. Bueno, no totalmente sola. 

Siempre puede aliarse en la brega con su otra mitad, su Gemela omnipresente, que seguramente comprende su 

necesidad de expresar sus tormentos mejor de lo que la comprende el Pez, el cual no alcanza a ver, aunque en 

ello le vaya la vida, por qué alguien habría de querer derrochar tanto tiempo en inútiles competiciones 

verbales. Piscis tiende instintivamente a sortear los problemas al tacto. Géminis prefiere disiparlos con 

palabras. Aunque es posible que se amen sinceramente, a veces estos dos parecen perfectos desconocidos que 

intentan comunicarse con palabras y señas, embrollados como un juego de anagramas al que le faltara la 

mitad de las letras. Géminis habla... y Piscis no siempre escucha. Piscis llora... y Géminis no siempre lo 

compadece. Sin embargo, ambos necesitan desesperadamente que los acepten y los entiendan, porque 

ninguno de ellos se entiende a sí mismo. Están implicados en una búsqueda recíproca de identidad, nacidos 

ambos bajo la influencia de la dualidad, como si fueran cuatro personas alojadas bajo un solo techo: dos 

visiblemente, y las otras dos encerradas dentro, procurando escapar y darse a conocer. 

 

Su acomodamiento sexual no estará desprovisto de esfuerzos, aunque, si tienen un aspecto Sol-Luna 

positivo u otros intercambios planetarios favorables en sus horóscopos. es probable que él pueda satisfacer la 

 

23 

 

 

necesidad que ella experimenta de que no la sofoquen ni la subyuguen demasiado, y es probable que ella 

pueda suministrarle las variadas muestras de afecto que él necesita para no aburrirse. Ni a Géminis ni a Piscis 

les hace falta una pasión fogosa para que el acto amoroso les proporcione la satisfacción de la auténtica 

intimidad, y ambos son capaces de adaptarse inmediatamente a los caprichos y deseos efímeros del otro. Sin 

embargo, es posible que a su unión le falte una fusión física realmente profunda. ¿Acaso ello se debe a que el 

amor nunca basta por sí solo para satisfacer los anhelos innominados de Piscis o Géminis? ¿O se debe a que 

rara vez los signos de Aire y Agua experimentan, como los de Tierra y Fuego, una necesidad arrolladora de 

consumar sexualmente su afinidad mental y emocional primigenia? 

 

Cualesquiera que sean las razones, a estos dos nunca les resulta fácil convertirse en «una sola carne» o 

«conocerse» sexualmente, en el sentido bíblico. Quizá la unidad hombre-mujer no se pueda lograr sin 

desprendimiento, cualidad ésta que es tan indispensable en la sexualidad como en otros aspectos del amor y la 

amistad. Si bien Piscis casi siempre lo comprende cabalmente, a veces no ocurre lo mismo con la mujer 

Géminis más infantil. Es probable que sus momentos de intimidad sean dictados por los deseos impulsivos de 

ella, en lugar de responder a los instintos de ambos. Si ella permite que él le enseñe con el ejemplo el 

significado de la entrega desinteresada —tanto en lo físico como en lo mental y emocional— su contigüidad 

física se convertirá en una renovación reiterada de su amor, seguida por una comunión más profunda que la 

anterior, en razón de un intercambio de sus naturalezas interiores, que lo hará a él más espontáneo, como 

ella... y la hará a ella más sosegada, como él. 

 

Como he dicho, se parecen por algunas de sus actitudes. Ambos prefieren que sus números de teléfono no 

figuren en la guía, y valoran la intimidad y la libertad. Ambos disfrutan generalmente de la poesía, la música, 

el arte o la danza. Y ambos aborrecen vehementemente la rutina. El aburrimiento es su enemigo común. Sin 

embargo, no es tan afortunado que ambos sean proclives a abusar de la verdad, partiendo desde las pequeñas 

mentiras inocentes hasta llegar al engaño premeditado, justificado con una miríada de excusas. 

Frecuentemente, cuando Géminis acusa a Piscis de distorsionar la verdad (o viceversa), el muerto se ríe del 

degollado. A la mujer Géminis le resulta imposible comprender la vida y el amor sólo con los sentidos. Su 

regente, Mercurio, le exige que emplee el intelecto para resolver el enigma. Quizá podría elucidarlo todo si 

alguien escuchara real y auténticamente sus dudas y angustias, sus éxtasis e ideas. El hombre Piscis puede 

prestarle este servicio si lo desea: escucharla paciente y comprensivamente, esperando que ella complete sus 

tortuosos circuitos lógicos hasta encontrar finalmente la vuelta justa del camino que conduce a la dicha. 

Después de un tiempo, ella le cogerá la mano mientras marchan juntos, y los ojos de él ya no tendrán esa 

expresión tan extraviada. ¿Cómo podría estar extraviado un hombre cuando lleva consigo no a una, sino a dos 

encantadoras y deliciosas acompañantes de sexo femenino? El hecho de estar enamorado de unas Gemelas 

puede ser a veces turbador y desconcertante, pero nadie ha dicho nunca que sea monótono. 

 

Para el hombre Piscis, el amor no es más que otro sueño, en el cual él, el soñador, controla jubilosamente 

el mundo que ha creado en su imaginación mediante percepciones sensoriales intuitivas... coloreándolo con 

tonos pasteles, frágiles y cambiables. A menudo, las insatisfacciones que expresa constantemente su dama 

Géminis abren grandes desgarrones en su sueño, y él intenta emparcharlo, volver a dejarlo como nuevo. Pero 

los sueños no se remiendan fácilmente, una vez rasgados. Están hechos de un material muy etéreo. 

 

Si ella habla con dulzura, si se mueve delicada, lentamente, es posible que consiga entrar con él en su 

mundo de ensueño, y que vea el amor como lo ve él: como un elemento de sosiego y belleza. Bastará que ella 

se ponga de cuando en cuando, como buena Géminis, en el lugar de él, y así terminará por llegar rectamente 

al corazón del Pez, justo el cobijo que ella ha buscado durante tanto tiempo y que ya creía que no podría 

hallar jamás: ese jardín mágico donde las rosas crecen sin necesidad de espinas protectoras 

 

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Hombre GÉMINIS Mujer PISCIS 

 

En su ausencia, las cosas están excepcionalmente tranquilas en la isla. Las hadas se toman 

una hora más por la mañana, las bestias cuidan a sus crías... pero con la llegada de Peter, que 

aborrece el letargo, se ponen nuevamente en movimiento... 

 

La chica Piscis típica hará prácticamente cualquier cosa para salvaguardar la tranquilidad y el sosiego de 

su relación amorosa o su matrimonio. Se adaptará ella, y adaptará su rutina y sus hábitos, a la comodidad delhombre Géminis que ama, aunque se escandalicen sus amigas partidarias de la liberación femenina. Éstas la 

compadecerán sin disimulo, pero ella se limitará a sonreír y no les hará caso. 

 

La chica Pez no es realmente una esclava masoquista de los caprichos de los Gemelos. Esto es sólo lo que 

piensan sus amigas compasivas. No son las únicas. Su hombre Géminis tiene la misma impresión. Y ésta es 

precisamente la impresión que desea darle (y que desea dar a todos sus amigos, vecinos y familiares 

entremetidos) esta mujer dulce, complaciente, afable. Ella sabe lo que hace. Hace más fácil su propia 

existencia. Una vez que se ha enamorado de un hombre Géminis, la mujer de Neptuno tiene el sentido común 

suficiente para comprender que sólo le quedan dos alternativas prácticas en esta desafiante relación influida 

por una configuración de signos solares 4-10. Puede decidir que el amor no vale las exigencias que el hombre 

Géminis impone a su delicado espíritu... y lo deja. Sencillamente se va una mañana mientras él está ausente. 

O puede decidir que el placer y la dicha, la satisfacción y el sosiego de amarlo, y de recibir a cambio el amor 

y la devoción de por lo menos una de sus personalidades gemelas, justifican la introducción de unos pocos 

ajustes en su relación, de trecho en trecho. Si opta por esta segunda alternativa, sencillamente la sacará 

adelante. Tal vez deba urdir algunos planes intrincados, pero lo logrará. 

 

La resistencia pasiva es su secreto de Neptuno. La mujer Pez nació con un prodigioso talento para ello, 

así como algunas personas nacen con oído para la música o con una destreza magistral para arrojar la pelota. 

Ella sabe cuál es el momento justo para replegarse, hasta dónde debe retroceder, cuál es precisamente la hora 

propicia para avanzar y hasta dónde puede llegar con él. En verdad, no lo sabe realmente. Lo intuye. Es como 

si hubiera nacido equipada con una especie de antena invisible pero sumamente sensible que le envía señales 

premonitorias y perceptivas respecto de las pautas de comportamiento humanos. 

 

Es innegable que todos los Géminis tienen una inmensa agilidad mental, que están siempre alertas y 

vigilantes, y que por tanto es casi imposible engañarlos. Pero aunque el hombre Géminis sea 

indiscutiblemente sagaz, puede ser ciego a las estrategias de la chica Piscis, propias de Neptuno. Si ella desea 

hacer algo que él podría desaprobar, no derrochará sus energías en pedidos insistentes o ruegos lacrimosos 

que podrían sacudir su relación. Sencillamente hará lo que él desea cuando él esté presente... y lo que desea 

ella cuando él no esté. Aquello que desea hacer sin la bendición de él no ha de ser necesariamente algo 

siniestro o taimado. No ha de planear necesariamente el robo de un banco o una infidelidad. 

 

Podría ser algo tan inocente y vulgar como dormir una hora más. Al igual que todos los pájaros, el 

Géminis típico está casi siempre levantado y alerta desde muy temprano, silbando alegremente o quejándose 

con mal talante (según cuál fue el Gemelo de Géminis que se levantó primero), y puede adoptar una actitud 

muy crítica respecto de aquellos que se quedan en cama hasta más tarde de lo que Géminis considera justo 

cuando hay algo que hacer. Podría tratarse de que ella desea leer algo que no es precisamente lo que él le 

recomendaría. Quizá se trata de visitar amigos cuando él cree que debería emplear su tiempo en algo más 

productivo. Tal vez se trata de ir al salón de belleza donde ha pedido hora. ¿Por qué habría de enfurruñarlo 

esto? Porque él piensa que ya es suficientemente bella tal como está, y además, el dinero que gasta en su 

embellecimiento personal estaría mejor invertido si los dos viajaran juntos. Para Géminis, el más sublime de 

los éxtasis consiste en cambiar de escena, en ir a alguna parte, a cualquier parte que sea distinta y que 

implique un alejamiento de la rutina cotidiana. 

 

La sagacidad de Géminis incluye un instinto práctico infalible. Por ejemplo, si ella pidiera hora en el 

salón de belleza delante de él intentaría disuadirla, ya fuera con sus considerables poderes de persuasión y su 

simpatía, o con críticas malhumoradas. Pero una vez que haya ido y que él haya visto el resultado, casi nunca 

entablará una discusión. En primer término, ella está encantadora y él no tiene corazón paró reñir con una 

persona tan atractiva. En segundo término, sabe que tratar de impedir lo que ya está hecho implica una 

pérdida inútil de tiempo. Este hombre casi nunca pierde el tiempo. Tiene la convicción de que el tiempo ha 

sido hecho para colmarlo con actividades: se debe aprovechar cada segundo del que está compuesto (excepto 

 

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para dormir, lujo este que los pájaros medios de Mercurio sólo se dan durante períodos muy breves). El 

tiempo es la sustancia de que está hecha la vida... y los sueños. Dilapidarlo sin hacer nada es, a su juicio, un 

pecado. 

 

La mujer Piscis tiene un enfoque totalmente distinto del tiempo. Piensa que es inagotable: que si se le 

escapa un poco hoy, mañana habrá más. Y piensa que una de las formas más estupendas de pasarlo es sin 

hacer nada. Sobre todo después de que ella ha agofádo sus energías realizando mil y un favores a los demás, y 

cuando su espíritu normalmente jovial está abatido. Piensa que cuando es posible, la mejor forma de pasar el 

tiempo consiste en limitarse a ser ella misma, a existir, simplemente... en las frías y verdes aguas de sosegada 

contemplación, propias de Piscis. Esto le refresca el alma. 

 

Su alma necesita refrescarse mucho, después de vivir con un hombre Géminis baja la vibración 4-10, 

siempre un poco tensa. Es posible que las mismas cualidades que al principio la hicieron gravitar hacia él, 

resulten después desmedidamente desgastadoras y fatigosas para su naturaleza más plácida. La mente de él es 

rica en pequeñas sorpresas, y esto la regocija. Él tiene una gran rapidez y agilidad mental, y capta 

instantáneamente todo lo que ve, oye o lee. Sus ideas afloran cuando menos se espera, y son casi siempre 

originales y fascinantes. Él parece estar siempre atareado: soñando, pensando, planeando o haciendo, mientras 

ella está atareada en el solo hecho de ser. El puede cambiar de ocupación o carrera en un abrir y cerrar de sus 

ojos centelleantes, y ella nunca sabe con qué se encontrará a la vuelta de la esquina. Esto es emocionante. Es 

seductor y estimulante. Parece un misterio que ella nunca puede sondear íntegramente, y adora los misterios. 

Pero es posible que después de un tiempo estos mismos rasgos de su hombre azuzado por Mercurio le hagan 

añorar la soledad y la paz... la seguridad de lo inmutable... un repliegue en el reconfortante sosiego de sus 

propios sueños y objetivos más lánguidos y apacibles. 

 

Durante un tiempo, el maravilloso ingenio de él, su conmovedora sonrisa triangular de chiquillo, el fulgor 

estelar de sus ojos expresivos, su inteligencia cabal y sus múltiples talentos harán que la chica Pez viva 

hipnotizada por su hechizo mercurial. Presenciar los cambios de su estado de ánimo, que es tan pronto 

afectuoso, alegre, cálidamente tierno y generoso, como irritable, sarcástico, hosco y mezquino, para volver 

luego a su estado anterior (merced al predominio del «Gemelo bueno»), es como contemplar un calidoscopio 

viviente. Cuando ella asiste a sus acrobacias mentales desde lejos, le parecen interesantes, incluso 

electrizantes, y por cierto estimulantes. El desgaste y el deterioro de su tranquilidad sólo empiezan a notarse 

cuando ella accede gradualmente a convertirse en una parte integral e inseparable de los altibajos 

multifacéticos de su imprevisible actividad mental, física y emocional. 

 

Por mucho que intente resistirse, la mujer de Neptuno no puede evitar que al fin la succione el remolino 

más próximo de experiencia humana. Ella absorbe los sentimientos y emociones que la rodean como si fuera 

una esponja parapsicológica o una placa fotográfica sensible (más o menos como lo hacen los Cáncer y los 

Escorpión). Y como su propia aura está sintonizada con una vibración más apacible, a veces la percusión de 

los címbalos de Géminis y las notas agudas de las flautas pueden alterar sus nervios y turbar su aplomo, 

dejándola vagamente deprimida. La solución consiste, para ella, en alejarse nadando quedamente de los 

desbordes de sensaciones circundantes que amenazan ahogada... internarse en el mundo silencioso de su 

serenidad interior... a cualquier precio... y volver con sus fuerzas renovadas. Durante estos necesarios 

períodos de repliegue, el hombre Géminis que la ama se sentirá desconcertado y ofendido, y a veces 

encolerizado. 

 

A él nunca se le ocurre pensar que también es un especialista en la táctica defensiva del retraimiento 

mental, que es un experto en el arte de refugiarse en un distanciamiento huraño cuando ella más necesita que 

sea atento y considerado. Recordad que Piscis es un alma muy vieja, que nació sabia, y que Géminis es el 

niño simbólico (véanse «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro). No puede evitar el 

hecho de ser un poco egocéntrico. Sin embargo, a menudo su perspicacia es sorprendente, a pesar del carisma 

de «niño» simbólico. Habrá momentos en que manifestará una asombrosa comprensión de lo que ella está 

soportando, y entonces le demostrará que la entiende con su delicado toque geminiano de compasión... 

exquisitamente tierno. O intuirá que lo más apropiado es hacerla reír, sugerirle un viaje... o sólo un paseo en 

coche o una caminata, juntos. Estos serán los momentos singulares y gorjeantes de su amor. 

 

A menudo, la química sexual que existe entre este hombre y esta mujer es la alquimia silenciosa que los 

aproxima en todos los sentidos, y no sólo físicamente. De alguna manera, merced a la fusión de sus elementos 

de Aire y Agua durante las intimidades de su unión sexual, él se hace más parecido a ella... y ella más 

parecida a él. De modo que, extrañamente, después de hacer el amor, ella está más vivaz, vibrante y alerta... y 

él está más apagado y afable, menos inquieto e inquisitivo. 

 

Cuando el Agua se asocia con el Aire en una unidad sexual (véase la sección «La combinación de los 

elementos», al final de este libro), el Agua transforma mágicamente el Aire en su propio elemento, en forma 

 

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de una lluvia vivificante, refrescante, después de lo cual toda la Naturaleza vuelve a estar lozana, impregnada 

de promesas y aromatizada por nuevas esperanzas. El Pez y los Gemelos encuentran a menudo, encerrada en 

el círculo de sus respectivos brazos, la esquiva armonía que buscan juntos en otros momentos, y que nunca 

parecen poder capturar totalmente. El misterio sexual que flota entre ambos puede ser una poderosa 

experiencia regeneradora para los dos, la base secreta y sólida sobre la que descansará el deseo permanente de 

tratar de entender sus respectivas personalidades, inmensamente distintas. 

 

La morosidad de ella, su tendencia a eludir los problemas, lo fastidia y lo frustra. Pero ella también 

cambia de tema con extraordinaria facilidad. No obstante su gran rapidez, a él le resulta difícil seguirle el 

ritmo. Las críticas ocasionales y los intereses dispersos de él. la preocupan y la ofuscan. Sin embargo, casisiempre se las ingenia para evitar las situaciones desagradables. Él preferiría que no fuera así, porque necesita 

el periódico estímulo mental de la controversia y la discusión para mantener aguzado su ingenio de Mercurio.

Ella preferiría que él se relajase más y se inquietara menos. Él preferiría que ella se relajara menos y se 

inquietara más. Bueno, quizá no que se inquiete, pero sí por lo menos que vea las cosas tal como son y no 

como le gustaría que sean (aunque él también sucumbe a la tentación de soñar despierto). El hombre Géminis 

está configurado como un mosaico lleno de torsiones y giros súbitos. Precisamente cuando creéis que es hostil 

a los temas metafísicos, comprará un libro sobre la Gran Pirámide. Conocí a un pájaro de Mercurio que 

después de afirmar que despreciaba el ocultismo, pidió que le regalaran una bola de cristal para Navidad. 

Quería experimentar. La experimentación es la adrenalina que Géminis necesita para mantenerse en 

movimiento. Si algo despierta su interés, no descansará hasta haber elucidado el concepto y haberlo 

perfeccionado. 

 

Las complejidades de la mente y las actitudes de este hombre nunca terminarán de magnetizar y 

desorientar a la mujer Piscis. A veces sus contradicciones harán que lo admire más, e incluso la incitarán a 

esforzarse por emular su enfoque analítico e intelectual pero circunstancialmente imaginativo. En otros 

momentos, desesperará de llegar a conocerlo verdaderamente alguna vez. Por razones distintas, él también se 

preguntará si alguna vez logrará conocerla realmente. Puesto que tanto él como ella tienen dos componentes, 

el juego no termina nunca. Tanto Géminis como Piscis son signos duales. Alguna que otra vez, cuando la 

mujer Pez está mental, física y espiritualmente exhausta, se torna fría como el hielo y se niega a comunicarse. 

lo cual lo aflige mucho más de lo que le demuestra a ella. Pero ella casi siempre evita una escena al hacer caso 

omiso de sus propios sentimientos heridos. Cuando la calamidad, la confusión o la confrontación asoman en 

el horizonte, la soñadora Piscis se limita a simular que no están allí, y para ella, entonces, desaparecen. Ha 

aprendido que si aguardas pacientemente, la mayoría de los problemas se resuelven por sí solos. Pero a él le 

resulta imposible enfrentar un problema fingiendo que no existe. Se siente obligado a analizarlo y elucidarlo 

inmediatamente. No puede resistir esta compulsión, así como no puede resistirse a resolver un crucigrama o a 

contestar el cuestionario en voz alta cuando mira un programa de preguntas y respuestas por televisión (y él 

siempre acierta antes que la persona sometida al interrogatorio). Todo hombre Géminis es un pedagogo de 

alma, impulsado a purificar las aguas cenagosas con la claridad de la razón y la lógica. A esto se suma, 

además, la contradicción de su tendencia a soñar despierto. 

 

Como Géminis y Piscis pertenecen a los elementos de Agua y Aire, nunca serán un demostrativos, 

cálidos y afectuosos, exteriormente, como las personas nacidas bajo el elemento de Fuego. Sin embargo, 

gracias a su esencia combinada de agua y aire, pueden ofrecerse recíprocamente un don extraordinario: la 

libertad. Ella rara vez cuestionará los impulsos o el paradero de él, porque no es posesiva. Él también le 

concederá la misma libertad de movimientos. A él no le interesará saber por dónde anda flotando ella mientras 

él está ausente, pero cuando esté presente, pretenderá que le haga compañía, porque Géminis necesita 

público. Ella es una maravillosa escucha, y ésta es la cualidad que más lo enternece. Personalmente, Géminis 

sabe que esta dama parsimoniosa, rica en secretos y sutilezas apacibles, se interesa sinceramente por todo lo 

que él tiene que decir, y sobre todo, ésta es su necesidad más recóndita. 

 

La mujer Pez sabe que este hombre versátil, de múltiples estados de ánimo, la necesitará siempre, y ésta 

es, sobre todo, la necesidad más recóndita de ella: que la necesiten. Cuando él es sarcástico, como Géminis 

puede serlo a veces, le destroza el corazón. Pero cuando recupera su simpatía, cuando sus ojos titilan 

nuevamente con una plétora de sorpresas, cuando proyecta su caprichosa sonrisa triangular y sus anhelos de 

Peter Pan, ella sabe que ha acertado al adaptar su forma de vida predilecta a la de él. Al proceder así, rio ha 

perdido nada, en realidad, y ha ganado su propio calidoscopio humano, que cambia de color, de forma y de 

diseño al más ligero toque. 

 

Él la regañará reiteradamente por ser tan generosa y derrochadora. Hasta que un día él volará por toda la 

ciudad, sin aviso previo, como si realmente tuviera las alas plateadas de Mercurio adosadas a los talones; 

pidiendo a dos o tres bancos que le presten el dinero que no tiene, para ayudar a un amigo en aprietos. 

 

27 

 

 

Durante meses él hará serios planes para inscribirse en la escuela nocturna y obtener su título de ingeniero, y 

súbitamente se comprará una máquina de escribir y anunciará que será novelista. Volverá a casa, extenuado 

después de hacer flexiones mentales durante todo el día, rechazará la cena, le informará a ella que se va a la 

cama, y se encaminará rezongando hacia el dormitorio. Antes de cinco minutos reaparecerá, le hará un guiño 

con la vieja magia, y le preguntará si quiere salir a presenciar la puesta de sol, para después cenar fuera e ir al 

teatro. 

 

Mientras ella se esté cambiando él la regañará para que se dé prisa, y se quejará, irritado, de que tarda una 

eternidad en arreglarse para salir. Pero cuando esté sentada junto a él, en el auto, le dirá inesperadamente que 

nunca la vio tan hermosa. «te das cuenta que no sabría qué hacer sin ti?», le pregunta él. Ella no contesta, y se 

limita a sonreír. Siempre lo ha sabido. Por eso todavía está allí. 

 

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CÁNCER PISCIS 

 

-

 

Agua - Cardinal Negativo Agua - Mutable - Negativo 

 

Regido por la Luna Regido por Neptuno 

Símbolo: el Cangrejo Símbolo: el Pez 

Fuerzas nocturnas Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

-

 

La relación CÁNCER-PISCIS 

 

Pálidos rayos de luz avanzaban de puntillas sobre las aguas: y de cuando en cuando se oía un 

sonido, al mismo tiempo el más musical y el más melancólico del mundo: la invocación de 

las sirenas a la Luna. 

 

El Pez y el Cangrejo marchan juntos, trabajando, divirtiéndose o conversando al ritmo de la armoniosa 

melodía de la configuración de signos solares 5-9. Exceptuando aquellos casos en que sus luminarias, 

ascendentes o planetas natales están gravemente enfrentados en sus horóscopos, la mayoría de las 

asociaciones Cáncer-Piscis son relativamente apacibles y mansas. La atracción simpática es a menudo 

instantánea y llamativa. Parecen entenderse el uno al otro mejor de lo que entienden a los restantes mortales... 

y ciertamente mucho mejor de lo que los restantes mortales los entienden a ellos. Regidos por la Luna 

(Cáncer) y Neptuno (Piscis), los tres —Piscis es un signo dual, simbolizado por dos Peces— son igualmente 

reservados, sensibles, versátiles y cambiantes. 

 

Los estados de ánimo del Pez son controlados por las mareas de las emociones de 

Piscis, que fluyen y refluyen sujetas a una forma compleja de sincronía con las mareas 

oceánicas. Tratar de descubrir el talante exacto de un Piscis en un momento dado es 

como tratar de especificar el color de una madreperla. ¿Es rosada? ¿Blanca? ¿Amarilla 

pálida? ¿Azul clara? ¿Gris perlada? Cuando creéis haberlo identificado, el reflejo de la 

luz fluctúa un poco, y el color cambia. Como los caprichos del Pez son gobernados místicamente por las 

mareas, se podría decir que reciben la influencia indirecta de la Luna. 

La Luna influye directamente sobre los Cangrejos, y por tanto éstos son quizás un poco más previsibles. El 

hombre o mujer Piscis puede pronosticar con razonable precisión los estados de ánimo del Cangrejo, con sólo 

verificar las fases lunares en el almanaque, pero es posible que al Cáncer le resulte más difícil diagramar los 

cambios de talante de un amigo, socio, pariente, amante o consorte Piscis, en un momento dado. Esto genera 

un excitante juego de conjeturas entre ambos, que alivia la monotonía de ganarse el pan de todos los días y de 

discutir la forma de gastarlo... aunque a veces les resulta difícil perdonarse recíprocamente sus infracciones. 

¿La cólera y el agravio resultante fueron algo perdurable, o sólo el subproducto de un estado de ánimo 

cambiante? 

 

La configuración 5-9, aunque favorable, no tiene el poder de conferir una garantía absoluta de 

compatibilidad constante entre los agraciados por sus vibraciones beneficiosas. Siempre habrá conflictos que 

exigirán una relativa transacción, y que emanarán no sólo de posibles aspectos Sol-Luna negativos entre sus 

cartas natales, sino también de determinadas cualidades de sus personalidades solares individuales. 

 

Es previsible que el tema económico genere algunas olas de grandes dimensiones dentro de la relación 

entre estos dos signos de Agua. Normalmente, el Pez ve el dinero como una interrupción fastidiosa, como un 

mal inevitable, que se debe abordar con el menor esfuerzo posible, para luego desecharlo y, si la suerte ayuda, 

olvidarlo, hasta la próxima vez que reclame su renuente atención. Generalmente las personas regidas por 

Neptuno son descuidadas con el dinero, casi nunca ahorrativas y no demuestran mucho interés por acumularlo 

sobre el papel en forma de cuentas bancarias, por contarlo y atesorarlo, para luego volver a contarlo y a 

atesorarlo, calculando detalles irritantes como intereses, beneficios, pérdidas y otras cosas parecidas. Esto es 

muy poco creativo, muy poco imaginativo y francamente tedioso. 

 

A la inversa, los Cangrejos abordan los asuntos financieros con mucha más veneración y mucho más 

respeto que los Piscis. Para el Cáncer típico, el tintineo de las monedas es una melodía sedante, y el crujido de 

los billetes doblados (o de las acciones) es casi una sinfonía. Los Cangrejos entienden muy bien todas las 

 

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complejidades del interés compuesto, y es posible que intenten machacar estas teorías en la mente soñadora 

de Piscis, con muy poco éxito. La cautela y la economía son las contraseñas de Cáncer. Todas las personas 

regidas por la Luna alimentan un miedo inconsciente a la pobreza que le crea a uno que otro Cangrejo algunos 

hábitos extravagantes y graciosos. 

 

A un Piscis que conozco lo bautizaron Grover Cleveland (más el apellido de la familia). Éste también era 

el nombre de su padre Cáncer, que falleció hace muchos años. El Pez recuerda nítidamente las incursiones 

que hacía por las tiendas con su padre Cáncer cuando éste iba a renovar anualmente su vestuario (cada mes de 

enero, en las liquidaciones de comienzos de año). Su padre Cáncer siempre informaba al atónito vendedor o 

vendedora que quería una americana y unos pantalones dos números más holgados que los que correspondían 

a sus medidas. La negociación era tradicionalmente breve, porque el Cangrejo nunca dejaba de pedir, año tras 

año, el mismo estilo, el mismo color y la misma tela con un cien por ciento de lana. Salía de la tienda ataviado 

con sus nuevas galas, acompañado por su hijo, feliz como unas Pascuas, enfundado en un exceso de tela, con 

unos tirantes que luchaban denodadamente por evitar que sus pantalones se desplomaran sobre la acera, con la 

americana que parecía una manta echada sobre sus hombros y no una prenda de vestir, y con el paquete que 

contenía su amado traje del año anterior fuerte y cariñosamente sujeto bajo el brazo. 

 

Un día el pequeño Grover juntó el coraje necesario para preguntarle al gran Grover por qué siempre 

compraba sus ropas dos números más holgadas de lo indispensable, puesto que ya no era «un niño en edad de 

crecer» sino un hombre. Su padre le dio una explicación muy lógica y sensata (para un Cangrejo). «Verás, 

hijo —respondió. Muy seriamente—, la lana es muy cara, y así compro mucha más tela por el mismo precio.» 

El joven Pez se quedó callado, rumiando el misterio. (Sigue rumiándolo.) 

 

Si la cautela y la economía son las contraseñas de Cáncer, las de Neptuno son la informalidad y la 

generosidad, y a veces el despilfarro (excepto en el caso de aquellos Peces cuyos horóscopos contienen 

importantes posiciones planetarias en Cáncer. Virgo. Tauro o Capricornio). El único tipo de seguridad que 

realmente despierta el interés del Pez es la seguridad de la intimidad personal y de la libertad para vivir sin 

que lo molesten... y sin molestar a los demás. El «vive y deja vivir» de Piscis se parece mucho al de Acuario, 

y quizás es aún más pronunciado. A la mayoría de los Peces no se les ocurriría ni en sueños decirle a otra 

persona cómo debe vivir su vida, pero en verdad algunos Piscis son un poco curiosos en lo que concierne a la 

vida personal de sus amigos y parientes. No se entremeten ni espían, pero tienden a manifestar algo más que 

una pizca de interés por cualquier chisme flotante que pase por casualidad al alcance de sus oídos. 

 

Los hombres y mujeres Cáncer son más posesivos y exigentes, más propensos a tratar de moldear a los 

demás a su gusto y paladar. Además, a los Cangrejos les encanta sonsacar los secretos ajenos, mientras 

conservan los suyos guardados bajo dos vueltas de llave para preservarlos de los curiosos. De una manera u 

otra, sutilmente, se apañan para averiguar lo que pensáis, pero cuando vosotros intentáis desentrañar qué es lo 

que ellos piensan realmente, se encierran en sus caparazones de Cangrejo, y se niegan a confesar o admitir lo 

que estáis tratando de sonsacarles. Sin embargo, el Pez es más afortunado que otros signos solares (excepto 

Escorpión) a la hora de descubrir los secretos de los Cangrejos varones y mujeres. Esto se debe a que Piscis es 

un escucha comprensivo 7 reconfortante. En una asociación con Cáncer, el oído compasivo de Neptuno tendrá 

un buen ajetreo. Nadie tiene tantas pesadillas, tantos recuerdos obsesivos de cosas bellas y tristes, tantos 

ensueños y trémulas esperanzas para desembuchar, como un Cangrejo. Habrá diálogos sobre la mamá de 

Cáncer (ya tratara a la criatura lunar cruel o bondadosamente, ya fuera una pecadora o una santa), quejas 

porque «nadie me comprende»... cataratas de lágrimas, risitas tremolantes... carcajadas de Pájaro Loco... 

chistes y sollozos... preguntas y respuestas... toda clase de dilemas cotidianos. 

 

¡Oh, cuánta dicha! El puro éxtasis de que te escuche alguien auténticamente considerado, alguien que 

sabe lo que significa sentirse tan abandonado e inseguro... estar tan solo y vacilante... alguien que se regocija 

desinteresadamente de tus éxitos y triunfos... que se apiada de tus fracasos y desencantos. La copa de Cáncer 

rebosará de alivio. Probablemente también se derramarán la humildad y la bondad de Piscis, hasta que se 

agote la energía de Neptuno (frágil en el mejor de los casos). Pero volverá, siempre, y lo importante es que 

generalmente Piscis no se resentirá, excepto en circunstancias raras, justificables. El Pez nunca se limita a 

simular interés por las confidencias del Cangrejo. Su interés es real, la preocupación que experimenta es 

genuina, y no la expresa sólo por cortesía. Por supuesto, los doce signos solares se solazan con el 

reconfortante consuelo de las sesiones psicoanalíticas de Neptuno, pero nadie valorará el confesionario de 

Piscis, abierto 7 días por semana, durante las 24 horas, más sinceramente que el Cangrejo, patéticamente 

agradecido. 

 

Uno de los mayores peligros que encierra esta asociación 5-9, por lo demás apacible y 

extraordinariamente comprensiva (sin contar los enfurruñamientos por cuestiones de dinero) es el del alcohol 

 

30 

 

 

y las drogas, o el de la «evasión» menor mediante la ensoñación y la pereza. La afición a la bebida, 

estimulada por una exagerada vida social, puede atraer al Cangrejo y el Pez a aguas demasiado profundas para 

ambos, y deben estar siempre alertas contra los placeres de la carne que los tientan seductoramente. También 

será mejor que ambos se mantengan a una distancia saludable de la magia negra, la hipnosis, las sesiones de 

espiritismo y otras áreas marginales del ocultismo, porque las vibraciones combinadas de sus signos de Agua 

pueden llevarlos fácilmente a ahogarse en fenómenos que son engañadoramente excitantes... y pueden resultar 

trágicos. 

 

Dado que Cáncer ama sinceramente el hogar y la lumbre, el más propenso a escuchar la llamada 

obsesionante de la fiebre de viajar, y a cambiar de escena, será el Pez. Pero el Cangrejo también puede dejarse 

fascinar (aunque con menos frecuencia) por el fulgor que brilla fuera de la cueva doméstica, y entonces se 

arrastra (o se bambolea) para ir a investigar y se extravía entre las dunas de arena, sin poder hallar el camino 

de regreso al hogar que abandonó. Cuando sucede esto, incluso la Luna regente de Cáncer parece ponerse de 

mal talante, se niega a alumbrar la senda de retorno, y eclipsa su bella faz lunar, hasta que el Cangrejo 

solitario y deambulante se muestra suficientemente arrepentido. Por mucho que afirmen lo contrario, los 

Cangrejos varones y hembras son muy desgraciados cuando llevan una vida nómada, porque ambos nacieron 

para anida- confortablemente en sus propios hogares, rodeados por las fragancias familiares de ayer, por los 

viejos amigos y por los barrios que conocen. (También cerca de mamá y papá... de los niños y de la familia.) 

 

A veces, un Cangrejo cambiará la cuna de lo que conoce y le inspira confianza por la emoción de la 

ambición. El dinero puede sumir al Cáncer típico en un estado hipnótico, catatónico, durante meses, e incluso 

durante años. La posibilidad de ganar y acumular fortunas colosales seduce a muchos Cangrejos y los aleja de 

la lumbre del hogar y del manzano que crece en el jardín del fondo. Pero sus corazones se niegan a seguir a 

sus cuerpos, se quedan tercamente atrás y los llaman en voz baja, en sueños... incitándolos a regresar. 

 

Normalmente, el hogar no encierra tantos atractivos sentimentales para el Pez como para la mayoría de 

los Cáncer. Piscis disfruta de la cómoda seguridad de una base doméstica, pero Neptuno hace repicar 

constantemente los címbalos de una música lejana en el oído interno del Pez, por muy prosaica que sea la vida 

de éste. El Pez está listo para nadar aguas arriba hasta otro lago, al menor estímulo, e incluso se arriesga a 

flotar por el gran océano, con tal de que su imaginación creativa no se sofoque en medio de la uniformidad y 

la monotonía tediosas. 

 

Durante un tiempo, el Cangrejo y el Pez lo pasarán maravillosamente viajando juntos, a donde sea. 

Entonces el corazón que Cáncer dejó atrás empezará a tironear de la personalidad lunar durante la noche 

(sobre todo durante la Luna llena) para que regrese. Probablemente el Pez también volverá (para complacer al 

Cangrejo) pero a regañadientes. Para los regidos por Neptuno, el cambio es la sustancia de la vida. Los 

hombres y mujeres Piscis urden sus sueños con hilos de imaginación centelleante, y después quedan atrapados 

con frecuencia en los problemas ajenos o en las faenas mundanas, y no les queda más remedio que archivar 

dichos sueños en un estante, donde acumulan polvo y esperan la llegada de una mañana mágica en la cual se 

presentará súbitamente la libertad necesaria para trocarlos en realidad. Curiosamente, en el momento crucial, 

Piscis suele vacilar, pues no está seguro de que los sueños sean suficientemente sólidos como para 

suministrarle protección durante un viaje hasta el fondo del abismo ignoto. Si la vacilación se prolonga, la 

oportunidad de conquistar la libertad pasa de largo, dice ¡adiós!... y desaparece antes de que el Pez se mueva. 

Entonces él (o ella) vuelve a embarrancarse en los arrecifes de la existencia común, y debe esperar otra 

mañana refulgente. A veces esta llega... y a veces no. Pero Piscis nunca deja de esperar y anhelar. 

 

Mientras el Pez aguarde, la vida no será aburrida. Siempre podrá escuchar las fascinantes historias del 

Cangrejo, por vía postal o mediante llamadas telefónicas desde allí donde está perdido y nostálgico, 

extrañando el columpio del porche de su casa. O de labios de un camarada, amigo o consorte Cáncer más 

próximo... que tal vez tentará al Pez para que se zambulla al presentarse la próxima oportunidad dorada antes 

de que ésta pase de largo, sin preocuparse por la posibilidad de que sea un espejismo. Piscis sonreirá. Porque, 

al fin y al cabo, el Pez fue quien primero le enseñó al Cangrejo a dejar de preocuparse por el mañana. 

 

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Mujer CÁNCER Hombre PISCIS 

 

Ella soñó, mientras dormía. Soñó que el. País de Nunca Jamás se había aproximadoexcesivamente, y que de él había escapado un niño desconocido. Éste no la alarmó, 

porque ella creía haberlo visto antes en las facciones de muchas mujeres que no tenían hijos. 

Quizá también es posible verlo en las facciones de algunas madres... El sueño en sí mismo 

habría sido trivial, pero mientras soñaba, la ventana... se abrió, y un niño cayó al suelo. 

Lo acompañaba una luz extraña... 

 

La influencia 5-9 del doble signo de Agua sobre aquellos que aman, como por ejemplo la doncella lunar y 

el hombre de Neptuno, es. en muchos sentidos, mucho más magnética y compulsiva que las configuraciones 

de signos solares 5-9 de Fuego, Tierra o Aire. La esencia mística acuática de sus naturalezas es sensible y 

absorbente... refleja imágenes del uno al otro... de modo que a menudo su romance tiene una cualidad onírica, 

aunque pasen muchos años juntos. Si riñeran y se separasen durante un tiempo, generalmente se añorarán 

mucho más que otros enamorados que se alejan temporalmente... y la sensación de vacío será mucho mayor. 

Experimentarán una fuerte necesidad de volver el uno al otro y de perdonarse recíprocamente. El Cangrejo y 

el Pez que se han separado recientemente son en verdad dos seres tristes y abatidos. 

 

Será mejor que se animen, porque las posibilidades de que se reconcilien son excelentes... cuando ella 

deje de andar enfurruñada y él deje de tratar de escapar de sí mismo, solución ésta que, desde luego, está 

condenada al fracaso. Es imposible escapar de uno mismo; tan imposible como eludir permanentemente la 

otra mitad de uno mismo. Si hubiera más de un aspecto negativo entre las luminarias, ascendentes, Marte y 

Venus de sus cartas natales, podrían seguir distanciados. Pero siempre les quedarían los recuerdos... 

 

El Agua es el más misterioso de los elementos. He aquí esta pequeña «meditación acuática» que 

últimamente cruza por mi mente sin que nadie la llame... y que tiene importancia simbólica para todos los 

enamorados Cáncer-Piscis suficientemente sagaces como para leer entre líneas y ver su propia relación 

reflejada en la alegoría. Es una especie de test de su sensibilidad a la lección oculta del macrocosmos y el 

microcosmos, el primero de los cuales es mi meditación acuática, en tanto que el segundo es su propia 

relación amorosa o matrimonio, con la respuesta al final del capítulo. Generalmente mi meditación aflora 

mientras bebo un vaso de agua helada, cuando estoy particularmente sedienta, cuando lavo de mis manos con 

agua y jabón las marcas de tinta de la estilográfica y de la cinta de la máquina de escribir y luego las seco con 

la toalla, o cuando estoy en la ducha y el agua tibia me cae encima, higienizando, revitalizando y refrescando 

mi alma, tanto como mi cuerpo. Cuando esta «meditación acuática» aflora en mi mente es como una brillante 

luz blanca, pero también verde... y obsesivamente fragante. Pienso en los plácidos arroyos de Escorpión, 

Cáncer y Piscis que corren por el bosque. Luego reflexiono sobre el milagroso efecto renovador del agua, y 

sobre la necesidad básica, urgente (pocas veces comprendida) que experimentamos de ella. ¿Qué haría yo sin 

el agua? ¿Me resultaría soportable el descubrimiento repentino de que ya no hay agua pura? Que no la hay 

para saciar mi sed, para lavarme las manos, para colocarme debajo de ella en la ducha. ¡Agua...! Agua que 

canta dulcemente, fresca, agua que lava todo lo negativo, todo lo feo y mugriento... y que lo deja todo otra vez 

nuevo y limpio y reluciente. Pienso en las frescas agujas de lluvia aromática y mansa, que se precipitan desde 

el cielo sobre mi rostro vuelto hacia arriba. Entonces pienso en el horror más reciente de la Tierra: la lluvia y 

la nieve ácidas. La amenaza ambiental más grave de este siglo o de cualquier otro. Provocada por la 

contaminación de las chimeneas de las industrias y de los escapes de los autos, de los desechos nucleares y 

del carbón sulfuroso... y que aumenta sistemáticamente. Ya muchos lagos contienen sólo peces muertos, 

aniquilados por la «lluvia ácida»... plantas muertas, otrora verdes y vivas, en muchas hectáreas de tierra. Hace 

menos de una década, la «lluvia ácida» sólo era un peligro en ciertos países europeos cuyo suelo montañoso 

no podía neutralizar los ácidos, en partes del Canadá y en el noreste de los Estados Unidos. Ahora casi toda la 

lluvia que cae al este del río Mississippi, y en zonas de California meridional, está por debajo del pH seguro, y 

se aproxima rápidamente al nivel fatal para todos los peces y las plantas. En estas áreas se han acelerado de 

manera alarmante el desgaste y la erosión de los edificios y monumentos de metal y piedra. 

 

Los humanos... lanzan veneno y contaminación a las nubes... ahora en cantidades tan descomunales que 

las nubes ya no los pueden combatir por nosotros, y descargan impotentemente, «lluvia y nieve ácidas»... 

como una lluvia de muerte lenta pero absolutamente ineluctable. Y sin embargo... no se hace nada para 

evitarlo, mientras un número cada vez mayor de diputados y senadores tocan simbólicamente «la lira de 

 

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Nerón». Por culpa de su apatía y también de la del público, es posible que perdamos a la Hermana Agua y el 

Hermano Aire, y que nos queden solamente la Hermana Tierra y el Hermano Sol, que no pueden mantenernos 

por sí solos cuando las «mansas lluvias del cielo» derraman únicamente destrucción y ya no están en 

condiciones de purificar. La realidad de la «lluvia ácida» es alarmante. 

 

Esto es lo que se siente cuando se contempla la pérdida de algo precioso... y esto es lo que sienten la 

mujer Cáncer y el hombre Piscis respecto de la posibilidad de perderse el uno al otro, después de haberse 

amado vehementemente. ¿Qué haría él si algún día la perdiera? ¿Qué sucedería si la lluvia apacible de las 

lágrimas dichosas de ella se convierta en la lluvia ácida de la amargura? ¿Cómo podría vivir ella sin él? La 

chica Cangrejo y el Pez experimentan sus emociones con una intensidad que da el mentís a sus modales 

aparentemente circunspectos, serenos. Como en el caso de mi nuevo y auténtico romance con el agua, cuando 

la enormidad de semejante pérdida devasta a la dama lunar y a su hombre Piscis con esa tremenda y 

aterradora fuerza de una realidad que de pronto demuestra contundentemente que es una realidad, y no sólo un 

vago «quizá», sus mentes y corazones y almas sucumben inesperadamente, los tres abrumados, por un acceso 

de emoción difícil de expresar, porque él sólo pensar en la posibilidad ahoga totalmente su intelecto y sus 

sentimientos. 

 

Tanta más razón para que la doncella lunar y su hombre Piscis se esfuercen más que nunca por evitar que 

las pocas diferencias que existen entre sus personalidades se hipertrofien hasta sofocar su cariño. 

Afortunadamente, como les sucede a todas las parejas agraciadas por la vibración 5-9, las diferencias son 

relativamente pequeñas, y es posible llegar a una transacción fluida, una vez que ellos las confiesan... y las 

suavizan ligeramente. Como a ambos les gustan los finales felices, estudiaremos primeramente sus problemas, 

y después, por último, les recordaremos la plétora de bienaventuranzas que comparten y que hacen que su 

química romántica sea tan poderosa. 

 

El primer espantapájaros que descubrimos en su jardín cuando espiamos, está compuesto de los 

elementos más raros. ¿Qué puede ser eso? Ciertamente no es paja, la materia prima tradicional de los 

espantapájaros. Es algo verde, ligeramente sucio, estrujado y arrugado, con trocitos de metal adheridos de 

trecho en trecho. ¿Sabéis qué es? Dinero. Sí señor. ¿Veis los retratos de los Presidentes? En realidad, a la 

larga, vale mucho menos que la paja o el heno. El espantapájaros de dinero puede asustar a algunas señoras 

Cangrejo y a los Peces que ellas aman por su propiedad de convertirse en un alto muro que los separa. 

 

A ella le gusta acumularlo, ahorrarlo, guardarlo, acarrearlo en grandes cantidades al banco, meterlo en sus 

alforjas y observar cómo se multiplica perseverantemente mediante inversiones. Normalmente es más que un 

poco económica, si se trata de una Cáncer típica, y es posible que lo regañe porque a él no le interesa 

atesorarlo, porque lo esparce negligentemente entre los amigos que lo necesitan, porque lo invierte a manos 

llenas en sus múltiples sueños y proyectos, y porque distribuye propinas, que a juicio de ella son 

innecesariamente generosas, entre camareros, camareras, botones, porteros, mozos de cuerda, maleteros, 

etcétera. 

 

Si la Luna o el ascendente natal de él está en Cáncer, o si la Luna o el ascendente natal de ella está en 

Piscis, él será menos derrochador, y ella menos cautelosa, y el espantapájaros de dinero será menos aterrador. 

De lo contrario, él deberá tratar de comprender que ella no es realmente mezquina, sino que sólo se preocupa 

por su seguridad en lo que él debe admitir que es un mundo cada vez más inseguro... y ella deberá tratar de 

comprender que una excesiva preocupación por el dinero estrangula la libertad creativa y la imaginación de 

él, por partes iguales. Entonces convendrá que abran cuentas bancarias separadas, y que ninguno de los dos se 

inmiscuya en la del otro. (Aun así, es probable que él manifieste menos interés por los saldos mensuales de 

ella que ella por los de él.) 

 

Otro espantapájaros acecha a la luz de la Luna. A la luz de la Luna las cosas son siempre más misteriosas 

y macabras o más misteriosas y bellas. Todo depende del ojo que se emplee para contemplarlas: los dos ojos 

normales, o el Tercer Ojo del Conocimiento. Este espantapájaros se llama melancolía, y cada uno de los dos 

le atribuirá dicho defecto al otro. Él se repliega en sus silencios de Neptuno para meditar, y ella se enfada 

porque él no quiere decirle en qué piensa. 0... ella se encierra en su caparazón de cangrejo para cavilar con 

inexplicable congoja durante la Luna menguante, y esto lo deprime a él, porque el hombre Piscis, como he 

comentado antes, es una «esponja telepática», que absorbe irremediablemente todos los sentimientos que lo 

rodean. Influida por las fases lunares, la mujer Cáncer es un «reflector» de sentimientos, que devuelve su 

imagen como una placa fotográfica. (No es por coincidencia que la mayoría de los Cangrejos son fotógrafos o 

tienen mucho interés en la fotografía.) Así que ella «refleja» los silencios de él, y él «absorbe» la melancolía 

de ella. El desea saber qué es lo que ella piensa cuando está callada, aunque su curiosidad está más encubierta 

que la de ella. A ambos les gusta guardar sus secretos, y al mismo tiempo les gusta sonsacarlos, y cada uno de 

ellos es igualmente experto en arrancar secretos ajenos, mientras encierra los suyos propios bajo llave contra 

 

33 

 

 

toda pregunta. Cuando confiesan este rasgo compartido, pueden aprender a tomarlo en broma, y a no permitir 

que genere tensiones entre ellos. El gran sentido del humor, tipo pájaro loco, de la chica Cangrejo, es una 

bendición salvadora frente a muchos de sus problemas. 

 

A menos que existan antagonismos inusitadamente graves entre las luminarias y los ascendentes de sus 

horóscopos, no habrá «espantapájaros sexuales» que los asusten mientras se hacen el amor. Normalmente, 

Cáncer y Piscis forman una pareja ideal desde el punto de vista físico. Mediante su unión sexual, 

experimentan una rara alegría: no sólo reciben, y no sólo dan, sino que intercambian la gracia de la 

satisfacción cabal. La diferencia es algo que muchos enamorados nunca comprenden. Como están tan íntima, 

incluso telepáticamente sintonizados a sus respectivos deseos y necesidades, la pasión les confiere una 

profunda paz, apacigua su temblor... y después, cuando han vuelto a convertirse en dos individuos 

independientes, su unidad perdura en sus ojos, como el recuerdo de una magia tan profunda que es imposible 

comunicarla con palabras, y que es mejor dejar librada solamente al conocimiento silencioso. 

 

El escucha realmente los temores y aprensiones estacionales de ella, con sosegada paciencia. Ella cubre 

con cálidas y tiernas mantas de consideración los inviernos en que él duda de sí mismo. El recuerdo de la 

«meditación acuática» puede proteger su relación. Y el recuerdo de lo mucho que se necesitan 

recíprocamente, la conciencia de la impensable posibilidad de perder la seguridad de su forma especial de 

interdependencia. Este hombre y esta mujer son extraordinariamente sensibles a sus respectivos 

pensamientos, y son literalmente capaces de leer sus respectivas mentes. Dada la naturaleza reflectante de ella 

y la naturaleza absorbente de él, la contaminación mental y emocional es un peligro permanente. Si permiten 

que sus frustraciones se eleven por encima o caigan por debajo del nivel de seguridad del pH, en lo que 

concierne a la tranquilidad, las nubes de tensión sólo podrán derramar sobre ellos una «lluvia ácida» de 

resentimiento, frustración y búsqueda egoísta que matará la felicidad... tal como la lluvia ácida de la 

Naturaleza mata a todos los peces y las plantas. Vale la pena proteger la novedad refrescante de su amor, 

como la dulce bendición perfumada de hierba de un plateado chubasco estival. 

 

Hombre CÁNCER Mujer PISCIS 

 

Mientras estaban así sentados, algo rozó a Peter, ligero corno un beso, y permaneció allí, 

 

como si dijera tímidamente: « ¿Puedo prestarte algún servicio?» 

 

A ella le gustaban tanto las lágrimas de él que estiró su hermoso dedo y las dejó 

 

deslizar sobre éste. 

 

La conexión telepática que existe entre todos los amantes y consortes guiados por la vibración de la 

configuración de signos solares 5-9 nunca es menos que poderosa, pero el cordón de percepción 

extrasensorial que centellea entre un hombre y una mujer influidos por las vibraciones 5-9, que además 

nacieron ambos bajo signos de Agua, no dista de ser milagrosa. Cuando experimentan su tironeo mutuo en los 

buenos momentos, es una bendición maravillosa, hechizada. Sin embargo, en sus malos momentos, cuando se 

han separado temporalmente (las parejas 5-9 rara vez se separan permanentemente, a menos que existan 

serios antagonismos entre sus cartas natales)... en estos trágicos períodos, digo, el tironeo del cordón puede 

tener más parecido con una maldición que con una bienaventuranza. 

 

Los tortura con recuerdos, y peor aún, les permite saber con increíble precisión, casi todo lo que el otro 

hace y piensa. Y si bien lo que el otro piensa es casi siempre favorable, lo que el otro hace puede ser 

considerablemente desagradable para el que recibe el mensaje telepático, porque cuando estos dos riñen, cada 

uno trata de demostrarle a la mitad faltante una indiferencia total. Corno Cáncer y Piscis fingen muy bien, 

pues los dos son actores talentosos, las ficciones y los dramas que cada uno de ellos monta pensando en el 

otro pueden ser tremendamente perturbadores. Sobre todo si se suma el hecho de que tanto la chica Pez como 

su manso Cangrejo tienen una imaginación excepcional. La tendencia imaginativa neptuniana de ella y lunar 

de él tiñen a veces con matices engañosos los que originalmente eran auténticos mensajes recíprocos, y 

producen sufrimientos innecesarios. 

 

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A todo hombre Cáncer le gusta que lo mimen como a un niño (y a veces incluso lo exige). Que lo adoren 

como mamá lo adoraba (o como mamá debería haberlo adorado, tanto da). Realmente es muy sencillo. Si le 

enseñaron a recoger sus calcetines, a encarar con madurez sus emergencias personales, a lavar sus platos y, en 

general, a ser independiente en lo emocional y en todo lo demás, al mismo tiempo que lo amaban 

afectuosamente, entonces, en su relación con la mujer que lo ama o se convierte en su esposa, él pretenderá 

que sea cariñosa y leal, y a cambio de ello asumirá su parte de responsabilidad en las faenas domésticas, y su 

parte de culpa por los trastornos y tensiones emocionales que siempre se producen, de tiempo en tiempo, en 

toda asociación íntima, ya sea entre padres e hijos o entre amantes o consortes. Y los dos vivirán, en general, 

eternamente felices, como prometió Hans Christian Andersen. 

 

Sin embargo, si «mamá» lo malcrió en su infancia, pretenderá inexorablemente que la mujer que lo ama 

en su etapa adulta también lo malcríe. Que lo ame cariñosa y lealmente, sí, pero también que le recoja los 

calcetines, que no le pida que comparta las faenas domésticas, que cocine para él, que sea su esclava, que lo 

adore y lo venere, que le diga que tiene razón aun cuando está equivocado, que lo defienda de sus enemigos, 

que le brinde apoyo emocional... y que nunca le pida que asuma el peso de la responsabilidad por cualquier 

desavenencia que surja entre ellos. 

 

Afortunadamente, la chica Piscis está muy bien pertrechada para este tipo de cuidados tiernos y 

cariñosos, y en la mayoría de los casos tendrá éxito, aunque tal vez para ello deba sumergir más de lo 

conveniente su propia personalidad y estilo de vida. Es posible que sus sueños queden relegados detrás de los 

de él, y ella deberá tomar la mayoría de las iniciativas de reconciliación después de una disputa, y deberáhacer la primera tentativa encaminada a allanar todos los malentendidos. Él llorará sobre el hombro de ella 

más a menudo de lo que ella podrá llorar sobre el de él cuando se sienta insegura y preocupada. La bella 

humildad de la chica Pez, su corazón comprensivo, su auténtica necesidad de hacer felices a los demás, y su 

generosidad esencial, harán que las cosas salgan bastante bien... si ella le enseña gradualmente, con mucha 

delicadeza, a ser un poco más maduro en el plano emocional, y a tratarla como una persona dotada de 

sentimientos, que a veces también necesita comprensión. Si ella omitiera educarlo y adiestrarlo gradualmente 

hasta hacerle comprender sus propias necesidades personales, individuales (las de ella), se encontrará en el 

mismo aprieto en el que se encontró su madre al tomar conciencia de la situación. A una dama de Neptuno le 

resulta muy fácil cruzar la tenue línea divisoria que separa la humildad del masoquismo, la sumisión del 

martirio. 

 

Hay otro tipo de Cangrejo, el hombre Cáncer que sufrió algún auténtico menoscabo mientras era un 

cangrejito. Quizá se quedó huérfano o fue adoptado, o si no, sus padres estaban demasiado atareados para 

dispensarle la atención que necesita todo joven Cáncer. Quizá su madre era fría, en lo emocional, y él se 

durmió muchas veces llorando, ávido de ese afecto tangible que se traduce en la narración de cuentos, en 

fuertes abrazos y besos de despedida en la punta de la nariz. Quizá se crió en la pobreza, y sus sueños se 

poblaban todas las noches con las voces de adultos preocupados por el dinero, por la forma de equilibrar los 

gastos con los ingresos, lo cual lo hacía sentirse inconscientemente culpable de provocar un gasto adicional 

por el solo hecho de ser, de existir, de haber nacido. 

 

Si ésta es la historia de la infancia del hombre Cáncer que ama, la chica Piscis tendrá una tarea titánica 

entre manos. Deberá ser su psicólogo, su psiquiatra, su mejor amiga, su madre y su padre (los dos), para no 

hablar de su amante y de su encantadora imagen de la feminidad montada sobre un pedestal. Un ángel puro 

que no lo odiará ni le volverá la espalda cuando él se comporte como un puro demonio. En síntesis, ella 

deberá restañar todas las viejas heridas de antaño, con paciencia y compasión perennes, hasta que la magia del 

amor realice por fin su misteriosa alquimia... y un día él descubra, al despertar, que ha conquistado en forma 

lenta pero segura la confianza y la fe permanentes en sí mismo. Sólo entonces él podrá amarla tan 

desinteresadamente como ella lo ama a él. Una ley inflexible de la naturaleza humana estipula que deberéis 

estimaros y respetaros realmente a vosotros mismos antes de poder amar auténticamente a los demás. 

 

Gracias a la misteriosa vibración 5-9, la chica Pez no se alarmará cuando se dé cuenta de que el hombre 

que ama pertenece a una de estas dos últimas categorías de varones Cáncer, entre las tres posibles. Nació con 

más aptitudes que la mayoría de las personas para resolver las complicaciones de las relaciones humanas. 

Otro de sus talentos de Neptuno consiste en aceptar los problemas, ya sean éstos grandes o pequeños, y en 

decidir la forma de abordarlos con paciencia y tranquilidad. Le resulta fácil resistirse a que las dificultades la 

ofusquen excesivamente, y toma las cosas con naturalidad, gracias a su sosiego y serenidad interiores, y a su 

buena disposición para que una inteligencia superior a la suya guíe el resultado final de todas sus esperanzas y 

ensueños. Hará todo lo posible por superar los obstáculos que se levantan en su camino. ¿Qué más se puede 

hacer? A su juicio, seguir preocupándose por algo después de haberle consagrado sus mejores esfuerzos, es un 

derroche inútil de energía. Los Piscis no tienen fama de ser hiperactivos. Tampoco se trata de que la mujer 

 

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Pez sea completamente inmune a los accesos de llanto y desesperación, a sus propios talantes de miedo e 

inseguridad. De cuando en cuando se entrega a la depresión. Pero rara vez transcurre mucho tiempo antes de 

que recupere su filosofía displicente, esa especie de fatalismo positivo, y entonces vuelve a desplegar su 

propia personalidad serena y brillante. La noción de fatalismo positivo parece paradójica, pero en realidad no 

lo es. Sencillamente significa que aceptáis lo inevitable, y confiáis en que un destino más sabio lo enmiende 

todo al final. 

 

A su instinto neptuniano se suma su perspicacia. Ella es suficientemente sensible como para captar el 

resplandor de un diamante antes de que lo tallen y lo pulan. Su imaginación la ayuda considerablemente para 

ello. También es capaz de ver todas las sólidas virtudes del Cangrejo amado, sus posibilidades y potenciales 

multifacéticas como consorte para toda la vida. Se siente cómoda al lado de él, porque no es agresivo ni 

exageradamente crítico (excepto en sus malos lunes y viernes, cuando se enfurruña por un cambio de Luna). 

Él exhala una suavidad que la conmueve, y simultáneamente irradia tenacidad, junto con un obvio sentido de 

responsabilidad que la hace sentir segura: del futuro, de la devoción de él, y de su propia feminidad. Es un 

hombre afable, un hombre sosegado. Y ella también es una mujer afable, sosegada. De alguna manera, laproximidad de él le produce una sensación de paz y rectitud. Él es espabilado, tiene un estupendo sentido del 

humor. La hace reír, y llorar... le cuenta historias fascinantes... es ingenioso, inteligente y suficientemente 

versátil como para intrigarla y mantenerla en suspenso. 

 

Personifica la combinación justa de estabilidad e imprevisibilidad que se necesita para hacer interesante 

la vida, para impedir que el amor se ponga rancio por la acción del hábito fijo. Además de contar con todos 

estos atractivos, es un amante cortés y encantador. Sabe leer el pensamiento (como ella lee el de él), y siempre 

parece saber cuál es el momento en que más necesita que la rodee con sus brazos... en que más anhela 

evadirse con él al mundo privado de su pasión y de los secretos que comparten. 

 

Sin pronunciar una sola palabra, estos dos sabrán cuándo ha llegado la hora de que la expresión sexual de 

su amor los envuelva y apacigüe las aguas agitadas, como siempre consigue hacerlo la unión natural del 

hombre y la mujer. El único problema que puede aflorar en su compatibilidad física se planteará si él omite 

hacerle saber cuánto la necesita, si se concentra demasiado en sus temores y angustias innombrables, pues 

entonces ella se replegará dentro de sí misma y se tornará temporalmente frígida. Pero cuando él se tome el 

tiempo indispensable para ser tierno, ella reaccionará como una flor ante la lluvia. O es posible que él se 

arrastre en algún momento dentro de un caparazón de fingida indiferencia cuando ella se muestre un poco 

sarcástica o enérgica con él después de una discusión. Es tan inusitado que la mujer Piscis sea verbalmente 

cruel y «enérgica», que en las raras ocasiones en que sí lo sea el susceptible Cangrejo podrá experimentar una 

chocante sensación de rechazo. Pero estos son detalles minúsculos, y después de un tiempo el fuerte 

magnetismo que une a Cáncer y Piscis volverá a triunfar, y los arrojará nuevamente a uno en brazos del otro, 

sanos y salvos. 

 

Tanto el Cangrejo como el Pez son tenaces, cada uno a su manera. La tenacidad de la mujer Piscis 

proviene de su renuencia a creer que el fracaso es permanente, pues la sustenta espiritualmente la conjetura de 

que el final de cualquier período lúgubre será más sorprendentemente beneficioso de lo que parecería posible 

en medio de las perseverantes confusiones, confusiones éstas que serán, ellas mismas, de una manera extraña, 

contradictoria, las raíces de la dicha, cuando llegue la hora de que maduren los frutos del árbol de la 

experiencia. 

 

La tenacidad del Cangrejo emana de su resistencia a soltar todo lo que realmente desea. La pinza del 

Cangrejo se prenderá con increíble obstinación a cualquier objeto, ensueño (o persona) vehementemente 

anhelado, tanto si está cerca como si se encuentra en el otro extremo del continente. La cogida del Cangrejo 

no es fácil de eludir, ni siquiera cuando su tenacidad se manifiesta a larga distancia, y menos aún en 

condiciones de contigüidad. Por mucho que la chica Pez se zarandee, es difícil que escape por mucho tiempo. 

 

Pero generalmente, no derrochará energía tratando de zafarse de los tironeos de su hombre Cáncer. Siente 

que es maravilloso que la necesiten tanto. Lo es. En verdad, es una de las cosas más bellas que pueden 

sucederle a una típica mujer Piscis. Igualmente, habrá casos esporádicos, durante su intimidad, en que ella 

deberá explicarle amablemente a su encantador pájaro loco que es estupendo que a una la necesiten, pero que 

la posesión puede ser asfixiante. Entonces el hombre lunar se volverá y llorará, silenciosamente... y se sentirá 

solo y rechazado, sin sospechar que ha sido su propia tendencia «subyugante» la que la ha hecho reaccionar 

en defensa de su intimidad personal. Su dama Piscis dirá: «Lo siento. No quise herirte. Realmente eres mi 

favorito en todo el mundo. Ven, ¡iremos juntos a impetrar un deseo a la Luna nueva!». El Cangrejo se 

animará visiblemente, soltará una risita, la cogerá nuevamente con su pinza tenaz, sonreirá alegremente, y 

exclamará: «¡De acuerdo, vamos! Apuesto a que puedo adivinar cuál será tu deseo». 

 

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Entonces Piscis sonreirá dulcemente y responderá: «Por supuesto. Siempre conoces mis secretos. Yo 

también sé qué es lo que desearás tú». El Cangrejo se estremecerá extáticamente y susurrará: «¡Shhh! No se lo 

cuentes a nadie». La mujer Piscis se compromete por su honor a no contárselo a nadie... y ahí se van a algún prado, 

a contemplar el cielo y a entonar los mantras de sus deseos a la Luna nueva. 

 

Pero lo que Cáncer no sabrá es que se equivocó al conjeturar cuál sería el deseo de Piscis. Hay muchas 

cosas que Neptuno nunca le cuenta a la Luna. Sí, el Pez es un poquito domatai, siempre oculta algo, o lo 

transcribe en clave. Lo mismo se puede decir de su hombre Cáncer. El no comparte con ella cada mínimo 

tocrese. Sólo simula compartirlo. 

 

Ahora os contaré el resto del secreto mutuo de este hombre y esta mujer que ellos guardan más 

celosamente. La razón por la cual se plantean tantas adivinanzas recíprocas —Cáncer y Piscis— es ésta: cada 

uno de ellos quiere estar seguro de que nunca perderá el interés del otro. 

 

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LEO PISCIS 

 

 

Agua - Mutable - Negativo

 

Fuego - Fijo - Positivo 

Regido el Sol Regido por Neptuno 

Símbolo: el León y el Gatito Tímido Símbolo: el Pez 

Fuerzas diurnas -Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

La relación LEO-PISCIS 

 

—Di «sí, señor». 

—;Sí, señor! 

...no es necesario aclarar quién era el capitán. 

 

 

Antes de seguir adelante, conviene dejar sentado desde el comienzo que no hay esperanzas de que el Pez 

macho o hembra conquiste jamás al León o la Leona. Es sencillamente imposible. Va contra todos los 

preceptos de la astrología y la naturaleza. ¿Entonces por qué vemos a tantos Piscis que andan en compañía de 

los Leo? Porque ser conquistado no es realidad tan desagradable para un Piscis cuando el triunfador es el gran 

gato, por eso. 

 

Los Leo son normalmente generosos con los vencidos, son monarcas benévolos que carecen de 

intenciones crueles o malévolas (aunque a menudo las compensan con su arrogancia), y los Peces prefieren 

secretamente que los dominen, siempre que sea con afecto, que es como dominan la mayoría de las veces los 

Leo. Veréis, la vida se le hace más fácil al subyugado. Alguien le dice lo que debe hacer, y así le queda 

mucho tiempo para soñar las quimeras de Neptuno, y menos tiempo para tomar decisiones obligatorias, 

responsables. El Piscis típico es francamente partidario de las asociaciones que le dejan abundante espacio 

para nadar libremente, mientras la próxima expedición aguas arriba o aguas abajo se la planea alguien quedisfruta con esas actividades. Éste no es el caso de Piscis. Dominar y conquistar son, en el mejor de los casos, 

ocupaciones cansadoras, y requieren más energía y más ego que los que posee el Pez medio. 

 

Quizá haya uno que otro Piscis que sueña, a ratos perdidos, con conquistar al León o la Leona, y es 

posible que un Pez que al nacer tuvo la posición planetaria de Marte en Aries prefiera conducir, en lugar de 

seguir. Es muy cierto que Marte ejerce una influencia formidable a través de su propio signo natural de Aries, 

en razón de lo cual este Piscis es menos humilde y dócil. Pero Marte, a pesar de toda su fuerza, su coraje y su 

audacia, nunca derrotará ni dominará realmente al radiante Apolo, el dios Sol. Estudiad vuestra mitología 

griega. Ningún planeta, ni siquiera el temible Plutón ni el implacable Saturno, posee la pura fuerza vivificante 

del Sol, y si esta brillante luminaria ejerció su poder a través de la zona Piscis del Zodiaco a la hora del 

nacimiento, él o ella es Piscis, y basta... sin que importen las eclosiones periódicas de bravatas marcianas. 

Esencial y básicamente, cuando se cuentan las espinas y las escamas, un Pez es un Pez. 

 

La ubicación del Sol en el momento de exhalar el primer aliento es la clave de la auténtica esencia del 

individuo, por la sencilla razón de que la influencia del Sol es la más poderosa del cielo, y por tanto del 

horóscopo. Además, da la casualidad que el Sol también es el regente de Leo. Así que volvemos, completando 

el círculo, al tema de la dominación entre los dos. Poco importa cómo justipreciéis la escena: el León 

gobernará al Pez. Es posible que el Piscis con otras vibraciones más positivas en la natividad (como Marte-en-

Aries, o Luna-en-Aries) desafíe un poco más a los Leones y Leonas, ¿pero qué futuro puede tener este 

impulso planetario, recibido a la hora del nacimiento, contra los soberanos reyes y reinas Leo, cuando incluso 

el nativo del signo solar Aries (yo misma) debe someterse finalmente a la superioridad del León para 

salvaguardar la paz? 

 

La valoración y la admiración nunca dejan de estimular la naturaleza radiante de Leo, y nadie es más 

 

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cautivante que Piscis a la hora de valorar y admirar. Asimismo, los tibios rayos solares de Leo nunca dejan de 

hacer florecer los delicados pimpollos de la personalidad neptuniana de Piscis, que necesita tiernos cuidados, 

y nadie es más calurosamente protector y afectuoso que Leo. Por tanto, a menos que existan serios conflictos 

entre los aspectos de sus respectivos signos lunares, ascendentes o Sol y Luna, estos dos pueden promover, 

juntos, las mejores cualidades de cada uno, pueden complementar sus esencias y pueden formar una alianza 

considerablemente dichosa y cómoda. 

 

Esta no es una combinación poco frecuente, porque Piscis puede aportar mucha ternura y clarividencia a la 

vida de Leo, en tanto que éste puede aportar una fuerte dosis de seguridad emocional y de otro tipo a la vida 

de Piscis. Igualmente, un León puede tragarse al Pez cuando el gran gato se harta de jugar. Estos dos no son 

compatibles por naturaleza, y deben actuar en forma armónica. Leo se siente a sus anchas en el hábitat de la 

jungla, caluroso y seco, y Piscis en las aguas frescas y umbrías. Hay considerables diferencias básicas, y uno 

de ellos debe renunciar, simbólicamente, al entorno familiar, para que puedan permanecer juntos. Si el 

ascendente de Leo es un signo de Agua o si su Luna está en un signo de Agua, le resultará más fácil cambiar 

la vida en la jungla por una zambullida en las profundas aguas de Neptuno. Si el ascendente del Pez es un 

signo de Fuego o si su Luna está en un signo de Fuego, le resultará más fácil respirar libremente en tierra 

firme, y merodear por la jungla junto al noble León o Leona, sin anhelar evadirse nuevamente al océano del 

olvido emocional. 

 

La configuración de signos solares 6-8 de Leo-Piscis puede convertirse potencialmente en una relación 

satisfactoria, con todo el atractivo que la fuerza exterior tiene para la fuerza interior... y viceversa. Como el 

Pez tiene una noblesse oblige espiritual interior comparable a la majestuosa nobleza exterior de la 

personalidad de Leo, pueden desempeñarse muy bien, si se esfuerzan, en cualquier área de la vida, ya sea ésta 

la de los negocios, la amistad, la familia o el matrimonio. 

 

Leo es la sexta Casa zodiacal de servicios para Piscis. lo cual explica que Leo experimente la insólita 

necesidad de servir gustosamente, de alguna manera, a Piscis, a pesar de que ésta no es la conducta normal 

de los grandes gatos respecto de otros signos solares. Por supuesto. esto no anula el síndrome de 

superioridad, sino que sólo lo diluye un poco. Al fin y al cabo, los monarcas sirven generosa y 

continuamente a sus súbditos, sin dejar de ser monarcas. 

 

A la mayoría de los Piscis les resulta difícil decidir qué es exactamente lo que desean ser o hacer. 

Escucharán de buen grado los consejos de casi todos, y los seguirán sólo durante poco tiempo... o no harán 

nada. Allí es precisamente donde pueden empezar los conflictos. Leo debe saber que le obedecen, o se siente 

desconsolado. Como Piscis no soporta ver a nadie desconsolado, y como Leo no soporta ver a nadie 

deambulando sin rumbo, el impasse puede terminar con un León enfurruñado y un Pez lloroso. 

 

A menudo Piscis se siente tentado por dos posibilidades a la vez, que lo seducen y lo intrigan en igual 

medida. El León deberá permitir que el Pez corra las dos aventuras simultáneamente, si hace falta, porque 

Piscis necesita tiempo y tranquilidad para probar las cosas mediante experiencias múltiples, para así 

encontrarse a sí mismo (o a sí misma). El León (o la Leona) prudente le concede a Piscis este privilegio, y 

después de todo Leo tiene una dignidad y una sabiduría innatas. (He querido enunciar aquí algunos argumentos 

en favor de los Peces, porque éstos no son expertos en la materia.) 

 

En cualquier tipo de contacto cotidiano con un León, el Pez siempre deberá recordar que la valoración (la 

lisonja) sincera aplacará a la fiera salvaje más rápidamente que el mal talante, las lágrimas o el silencio. El 

León no deberá olvidar que la amabilidad es el señuelo más fiable para atraer al sensible Piscis, y los rugidos 

majestuosos sólo inducen al Pez a agitar frenéticamente las aletas y a esforzarse por respirar. A estos dos no 

les resultará difícil adaptarse el uno al otro y encontrar la felicidad, si ambos exhiben sus facetas positivas en 

lugar de las negativas. 

 

Leo exigirá (o por lo menos pretenderá) controlar el dinero, porque es un organizador nato. Pero Leo también 

es derrochador. Piscis es a menudo asombrosamente espabilado para abordar las complejidades de las 

finanzas, pero carece de un respeto básico por el dinero. Así que quizá será mejor que se turnen en el manejo 

de las entradas y salidas. La actitud de Neptuno respecto de casi todo es más intuitiva que racional. Esto 

desilusionará invariablemente al Leo regido por el Sol, a juicio del cual la racionalidad es la única base 

sensata para todas las opiniones y todos los actos. He aquí un punto escabroso. Y hay otros. Las virtudes de la 

rutina uniforme afloran naturalmente en Leo, signo del organizador fijo. En cambio, el orden y la disciplina 

indispensables para organizar las cosas con éxito no afloran naturalmente en Piscis. 

 

El Pez puede despertar la furia del León al hallar las respuestas correctas en una situación que a Leo le 

 

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parece totalmente caótica. La misma regla se puede aplicar a los talonarios de cheques caóticos, los escritorios 

caóticos y los hogares caóticos. Quizá deberíamos emplear la palabra «confuso» en lugar de caótico. A Leo le 

gusta que haya un lugar para cada cosa y que cada cosa esté en su lugar. Piscis opina que toda una vida 

dedicada a organizar cuidadosamente cada elemento y cada hora dentro de un sistema rígido es una vida 

desperdiciada. El Pez se siente siempre más distendido cuando el entorno es confortablemente caótico y está 

un poco desordenado, y no es demasiado pulcro, gracias. 

 

Es raro que un Piscis enfrente agresivamente una situación adversa. Los hombres y las mujeres de 

Neptuno se ahogan en la inseguridad oculta. Es posible que aquellos individuos que hemos mencionado 

anteriormente, con alguna vibración positiva en su horóscopo, como la de Marte o la Luna en Aries, remonten 

durante un tiempo las olas de la mala suerte o el trato injusto. Pero incluso ellos terminarán por nadar rumbo a 

bahías y ensenadas más serenas. La evasión será inevitablemente la solución última, la acción final. Es difícil 

inmovilizar a los peces. Neptuno gobierna, entre otras cosas, el gas, que es imposible de encerrar cuando 

busca desahogo. 

 

La astrología susurra historias de Peces Piscis que se convierten en ballenas devoradoras. Esto es cierto. 

Neptuno experimenta algunas mutaciones inexplicables. Pero ni siquiera el raro Pez de la variedad ballena 

que devora a uno que otro Cangrejo o Virgen, podrá engullirse a Leo como si fuera Jonás. O el León sale 

triunfante... o el Pez se aleja nadando. Aunque en general Piscis parece esquivo, los Leones son expertos en 

acechar criaturas que se creen invulnerables... hasta que una inesperada zarpa de León las aprieta súbitamente 

contra el suelo. El desenlace de cualquier enfrentamiento serio entre Leo y Piscis es previsible. 

 

Los Leones que deseen vivir armoniosa y pacíficamente con los Peces deberán encontrar la forma de 

fusionar la dualidad de Neptuno, de consolarlos tiernamente, de aplicar un bálsamo reconfortante sobre sus 

inseguridades emocionales, y de conducirlos afablemente desde las brumas donde sueñan despiertos hasta la 

luz de la verdad y la realidad. ¿Veis qué sabias son las estrellas? Como dije al comienzo, el León será el guía 

en esta relación, y esto es lo que más les conviene a los dos. Piscis necesita una zarpa fuerte a la cual asirse, 

una mano a la cual aferrarse, mientras atraviesa los bosques tupidos de la existencia, por si un peligro 

invisible agazapado entre la maleza lo acomete por sorpresa. ¿Y quién es más fuerte que el León, frente al 

peligro? Leo protege. Piscis admira... con conmovedora gratitud. ¿Y no os parece que éste es un día hermoso? 

No llueve. Si lloviera, el Pez, espiritualmente maduro, podría enseñarle a Leo la forma de no empaparse con 

los chubascos inesperados de la vida. Al fin y al cabo, amor con amor se paga. 

 

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Mujer LEO Hombre PISCIS 

 

Slightly fue el primero en hablar. 

—Esto no es un pájaro —dijo con voz asustada—. Creo que debe de ser una señora. 

 

Cualquiera pensaría que las actitudes frías, altaneras y majestuosas de la Leona típica respecto de los extraños 

que aspiran a su mano o a su corazón debería espantar al Pez Piscis de sexo masculino antes de que esta chica 

tenga tiempo de pescarlo. Cualquiera lo pensaría. Pero quien lo piense habrá olvidado la otra faceta de esta 

dama. Cuando ello la complace, la mujer Leo puede destilar un humor radiante y juguetón, tan tibio y benévolo 

como su regente, el Sol. Además, no todos los Piscis se echan a temblar en presencia de la realeza 

astrológica. Si recordáis lo que he dicho un poco más arriba, también hay Piscis tipo ballena, que engullen a la 

gente... simbólicamente, desde luego. La ballena nunca conseguirá devorar a una Leona. Pero tampoco se 

echará necesariamente a temblar y tiritar cuando ella rechace fríamente sus escarceos iniciales. 

 

De todos modos, la mayoría de los Peces varones no son ballenas, y necesitan un poco de ayuda cuando 

los pesca esta mujer, así que analizaremos la situación desde su punto de vista. Teóricamente, las ballenas 

pueden bastarse a sí mismas. Estudiemos el problema del hombre Piscis típico o medio cuando se enamora de 

una mujer Leo. Terrorífico. Francamente terrorífico. La Leona sana y bella irradia un aire de autoridad y 

vitalidad que casi desafía el coraje de todos quienes desean seducirla y conquistarla. «Comprobad si tenéis 

méritos suficientes para merecerme», dice el mensaje silencioso de la mujer leonada. 

 

El Pez no deberá dejarse intimidar por esto. Sólo se trata de la estratagema majestuosa que ella emplea 

para humillar y disuadir a cualquier plebeyo que tenga puestos los ojos en el trono. La forma de enfrentarla 

consiste en demostrarle que él no es un plebeyo. ¿Y cómo se le puede probar semejante cosa a esta dama? 

 

Bueno, para empezar, él puede invitarla a beber y cenar como una reina, en los mejores restaurantes, y 

hacerle regalos... si no costosos, por lo menos de buen gusto. Una botella de vino barato, una pulsera de 

bisutería comprada en Woolworth's que le tiñe el brazo de verde, o una muñeca de plástico ganada en un 

parque de atracciones, no son los regalos que ella considera de buen gusto. Visite Tiffany's, en la Quinta 

Avenida de Manhattan. No se necesita una fortuna para escoger un testimonio simbólico destinado a la Leona, 

en Tiffany's. No se deje asustar por el nombre. Tienen algunos artículos interesantes, a partir de diez o veinte 

dólares, y probablemente el Pez podrá juntar esa suma para impresionar a la mujer de la que teme haber 

empezado a enamorarse. Además, lo único que importa es el estuche. Si dice Tiffany's, ella lucirá su sonrisa 

más rutilante, y le dará las gracias afablemente, con una soleada promesa estival en los ojos. 

 

Puede hacerle otros regalos de idéntico buen gusto. Un gatito abandonado. Una foto enmarcada de él, a los 

seis años. Un ramo de margaritas con una rosa roja en el centro, que la representa a ella. El buen gusto no está 

necesariamente asociado con el dinero, sino con un corazón educado y un alma sensible. Sea lo que fuere lo 

que elija. no deberá regalárselo en un día festivo común. Los cumpleaños. la Navidad, están descartados. Eso 

es lo que hacen los plebeyos. 

 

El regalo deberá ir acompañado por una tarjeta que diga, sencillamente: «Porque es la mañana del jueves, 

y te amo», o que le informe que se lo envía para celebrar la hora y el minuto en que se conocieron, hace un 

año (o hace cinco años, o los que sean), o quizá para recordar el Día de Guy Fawkes (pero será mejor que 

antes pase por la biblioteca y averigüe lo que significa esto, porque la Leona pondrá mala cara si él no puede 

explicarle quién fue Guy Fawkes, y que éste no peleó con Joe Louis en Chicago)... o mejor aún, para 

conmemorar la coronación de la reina Isabel de Inglaterra. Esto le gustará. Es algo asociado con la realeza, y 

le parecerá divertido. La Leona tiene un cálido y maravilloso sentido del humor. (Pero de buen gusto, no lo 

olvide. Nada de retruécanos. Y nada de chistes verdes, por favor.) Es sentimental, y todas estas 

insignificancias la conmueven. El Pez no deberá descuidar el hecho de que ella necesita lo intelectual, lo 

romántico y lo insólito. Esta dama es una dama, literalmente, y lo mundano, lo vulgar, lo ordinario y lo 

insípido la aburren hasta hacerla llorar. 

 

Hay muchas maneras de probarle que él no es un plebeyo. de que pertenece a la nobleza, o a la clasegobernante, y que por tanto merece su atención y respeto. Él puede desplegar su talento natural de Neptuno 

para (o al menos su gusto por) la música o la poesía, lo cual a ella le parecerá sencillamente delicioso. Él 

puede recordar que la auténtica realeza nunca se sobresalta, que conserva siempre su dignidad en las 

situaciones más desquiciantes. Pero sobre todo, nunca deberá lastimar la idiosincrasia real de ella hablando o 

 

41 

 

 

comportándose de un modo grosero, tosco, irrespetuoso, ni siquiera cuando ella merezca una buena paliza 

verbal y física... cosa que ocurrirá con frecuencia. 

 

En esas circunstancias, él deberá darle su merecido, pero no grosera y toscamente, sino como un caballero. 

Es bastante fácil, una vez que uno aprende... la diferencia, quiero decir, entre la clase baja y la clase 

gobernante. Sólo un noble que ya ha sido armado caballero por la reina se atreverá a ponerla en su lugar con 

unos azotes en el trasero cuando ella se porta mal, ¿me entendéis? ¿No? Bueno, lo explicaré en otros 

términos: la mujer Leo no se someterá nunca a un hombre que no sea su igual, que no pueda controlarla 

cuando ella lo necesita. Tampoco se enamorará definitivamente de un hombre del cual deba disculparse ante 

sus amistades, que la humille y la agravie, en público o en privado. El manejo y el adiestramiento de la 

nobleza es un arte. 

 

En realidad, el hombre Piscis tiene muchas probabilidades de aprender más rápidamente que el varón de la 

mayoría de los otros signos solares, no porque él también haya nacido con delirios de grandeza, sino porque 

aún no ha nacido el Pez que no tenga una misteriosa habilidad para hechizar a la fiera más salvaje con una 

amalgama de dulce compasión y resistencia pasiva. Además de lo cual, él es un excelente escucha, y en 

compañía de esta mujer sus oídos sensibles y comprensivos tendrán mucho ajetreo. A la chica Leo le gusta 

tener público, y el hombre regido por Neptuno sobresale cuando desempeña este papel, con auténtica 

fascinación por las piezas teatrales de la naturaleza humana que se interpretan sobre los escenarios de la vida 

y el amor. 

 

Si de cuando en cuando da un traspié con Su Alteza, no tendrá por qué temblar y esperar la ejecución. En 

verdad, uno de los matices más encantadores de la brillante aura irisada de la chica Leo es su capacidad para 

perdonar generosamente a quienes se disculpan sinceramente. Tiene una naturaleza tan rutilante e irradia tanto 

calor que, excepto durante algún acceso periódico de megalomanía (término psiquiátrico que designa la 

hipertrofia del ego), la gente se siente feliz por el solo hecho de estar cerca de ella. Si le tributan el respeto 

que reclama —y que muy a menudo merece— su talante florece en una espléndida e irresistible generosidad, 

como si fuera una rosa exuberante y aromática. Pero tiene la peculiaridad de congelarse en un bloque de 

orgullo silencioso si su amante o marido (o quien sea) pretende dictarle su comportamiento. Claro que esto es 

algo que el Pez no intentará hacer con demasiada frecuencia. Este hombre es más propenso a cortejar a su 

reina Leona con simpatía, ingenio, inteligencia, y una sensibilidad asombrosamente intuitiva para captar sus 

estados de ánimo. 

 

A veces la mujer Leo plantea exigencias amorosas realmente irrealizables en su afán de aparearse sólo con 

un hombre que esté dispuesto a satisfacer todos sus caprichos, pero que también tenga la inteligencia y elaplomo suficientes para ser su igual en todo momento. Éste es un complicado truco de dualidad, pero el 

hombre regido por Neptuno tiene muchas probabilidades de ejecutarlo con éxito. A la mayoría de los Peces 

no les molesta parecer superficialmente serviles, de modo que la humildad de Piscis se convierte en una ayuda 

más que en un obstáculo... y en cuanto a eso de ser su igual, sus talentos telepáticos y sus infinitas facetas de 

inteligencia (cosechadas por medios kármicos de los otros once signos solares) son suficientemente 

chispeantes como para cautivar la atención y la admiración de la Leona, y como para hacerle creer que ha 

encontrado la combinación perfecta que buscaba en un hombre... por un tiempo, al menos. 

 

Después de que palidezcan un poco el rubor y el sonrojo iniciales del romance, ambos empezarán a notar 

la diferencia entre sus elementos individuales de Fuego y Agua que, como os lo ha enseñado la física 

elemental, no se mezclan sin peligro de extinción para el uno o el otro, o para ambos. La naturaleza acuosa de 

él requiere mucho tiempo para reflexionar a solas, así que a veces la extroversión de Leo lacera un poco su 

delicada sintonía. La naturaleza fogosa de ella es más gregaria, y necesita muchas reyertas dramáticas para 

poder besarse y reconciliarse, de modo que la negativa de él a ser suficientemente demostrativo cuando ella 

está inflamada, puede lacerar su propia armonía. El repliegue taciturno en el que se refugia él cuando su 

espíritu ha sido maltratado sólo puede competir con el orgulloso enfurruñamiento que exhibe ella cuando la 

contradicen o la ignoran. 

 

Una de sus principales causas de conflicto será la renuencia natural de él a compartir con ella todos sus 

pensamientos íntimos. Leo desea saberlo todo. ¿y quién puede ocultarle secretos a la reina? Él puede. Y 

frecuentemente lo hace. Entonces ella se pondrá cuestiones espirituales profundas (excepto cuando existen 

aspectos planetarios negativos recíprocos en sus cartas natales, lo cual podría diluir la poderosa atracción 

sexual... sin llegar a eliminarla nunca, aunque sí a diluirla, y nada más). Ella representa para él la sexta casa 

astrológica de servicio (entre otras cosas). Es muy posible que el Pez espere demasiados «servicios» fanáticos 

 

42 

 

 

de esta mujer orgullosa, y la Leona no será exageradamente servil durante mucho tiempo, sin lanzar un rugido 

de disgusto. Ambos deberán meditarlo. 

 

Si existe armonía entre el Sol y la Luna y otros planetas de sus respectivos horóscopos, o una conjunción 

recíproca de la Luna, todas sus tensiones se disolverán en una fusión hombre-mujer cadenciosa, lírica y 

encantadora, del Sol y Neptuno, y por tanto su unión sexual será enriquecida por la delicadeza, el romance y 

la ternura que él le brinda a ella, y por el cálido afecto y la pasión que ella le brinda a él. 

 

Si carecen de esta ayuda planetaria en sus cartas natales, ella deberá esmerarse en evitar que los poderosos 

rayos solares de su vehemente sexualidad (y su potencial para la frigidez) calcinen o congelen todos los 

deseos de este hombre... y él deberá esmerarse en evitar que la naturaleza soñadora de su sexualidad, típica de 

Neptuno, y su falta de entrega total al acto amoroso, enfríen la personalidad radiante de ella... y la dejen con 

una sensación de vacío, como si no la hubiera tocado la auténtica profundidad del amor... sino sólo una suave 

brisa, que apenas deja un vago recuerdo tras de sí. 

 

La raíz más fuerte y más fértil del movimiento de liberación femenina es la que se olvida en todos los 

discursos: la igualdad emocional entre hombres y mujeres. Esta será la recompensa final y perdurable para 

ambos sexos, cuando hayan terminado los desfiles bulliciosos, o sea, la certeza de que es bueno que el hombre 

posea algunas cualidades femeninas en el área del sentimiento, la percepción y la sensibilidad... así como lo es 

que la mujer posea algunas cualidades masculinas en el área del coraje, la franqueza y la independencia. Es 

muy bueno. Es algo divino y sacrosanto. 

 

Sin embargo, en una relación amorosa como ésta, donde la mujer ha nacido bajo un signo solar masculino, 

regido también por el mismísimo Sol masculino, lo cual le suministra una doble influencia masculina... y 

donde el hombre ha nacido bajo un signo solar femenino, regido también por un planeta femenino, Neptuno, 

lo cual le suministra una doble influencia femenina... habrá que prestar un cuidado consciente y continuo a la 

preservación del equilibrio emocional entre los enamorados. 

 

Femenino no significa «marica» ni «afeminado». Sin embargo, es posible que el hombre Piscis sometido a 

una doble influencia femenina irradie demasiada pasividad. Asimismo, masculino no significa «agresivo» ni 

«prepotente». Sin embargo, es posible que una mujer sometida a una doble influencia masculina irradie 

demasiada energía y fuerza... lo cual implica un exceso por parte de ambos. 

 

Pocas veces se reconoce la veracidad esotérica subyacente de los cuentos de hadas, y si se reconociera, la 

astrología y los cuentos de hadas harían innecesaria la psiquiatría. (Esto les parecerá lógico a los hombres de 

Neptuno.) Por ejemplo (un ejemplo vital), «Ricitos de Oro y los tres osos» encierra un significado mucho más 

profundo que el que sospecha la gente. La Leona y el Pez (y las parejas de todos los signos solares) deberían 

meditar sobre la moraleja de esta antigua fábula. La silla y la cama de papá oso eran demasiado duras (un 

exceso de energía masculina). La silla y la cama de mamá osa eran demasiado blandas (un exceso de 

pasividad femenina). La sopa de papá oso estaba demasiado caliente, y la sopa de mamá osa estaba 

demasiado fría. Pero el potaje, la silla y la cama del bebé oso eran... perfectos. 

 

El consejo de amor más sabio y más eficaz que las estrellas pueden ofrecerles a este hombre y esta mujer 

 

es que ambos recuerden el equilibrio perfecto de agresividad y furiosa o se congelará —lo uno o lo otro— 

 

hasta que él capitule v confiese. El Pez deberá cuidarse de no pasar por el aro demasiadas veces, en su trato 

 

con la Leona, si no quiere que a ésta se le suba el éxito a la cabeza. 

 

El camino para llegar al corazón de ella en lo que concierne a la armonía sexual... pasa nuevamente por la 

música y la poesía. Así fue como César y Marco Antonio sedujeron y conquistaron a Cleopatra, que. era 

indiscutiblemente una Leona. («Si la música es el alimento del amor, seguid tocando.») A las Leonas les 

gusta que les entonen dulces –serenatas, aunque sólo sea simbólicamente. A la mujer Leo, como a la 

tentadora del Nilo, le encantan los aceites perfumados y todos los aderezos del romance... cuanto más 

exóticos, mejor. Que esto le sirva de advertencia al hombre Piscis: ella nunca encontrará la satisfacción 

cabal en un amorío pasajero. La mujer Leo típica casi nunca es promiscua una vez que ha elegido a un 

príncipe consorte digno de ella. Tan propensa a la monogamia como la leona de la Naturaleza, devorará con 

un rugido de celos al marido o amante infiel. Ella adora a su vez que todos los hombres que tiene a la vista 

la veneren y la admiren, pero argüirá que esto no es lo mismo. Veréis, ella tiene privilegios reales. La Leona 

es capaz de seducir a un hombre para arrebatárselo a otra mujer, por derecho real. y después se siente herida 

si él le es infiel como lo fue, por culpa de ella, a su -anterior compañera. La paja en el ojo ajeno. Si el 

 

43 

 

 

hombre que ama se permite aunque sólo sea hacerle un guiño inocente a la mejor amiga de ella, lo 

lamentará durante toda su vida. (Por supuesto. como yo misma soy una signo de Fuego, Aries, no entiendo 

cómo incluso un guiño puede ser inocente, pero...) Esta mujer (Leo. quiero decir) no tolerará ni siquiera el 

coqueteo más frívolo. El debe consagrarle TODA su atención. El menor agravio de esta naturaleza 

determina a menudo que la Leona típica no pueda responderle a su compañero en la expresión física del 

amor, lo cual es triste, pero muy cierto. 

 

Los celos pueden transformarla instantáneamente en una diosa de hielo, a la que no le queda ningún calor, 

ni sexual ni emocional. Por otro lado, un exceso de sermones arrogantes de Su Majestad pueden generar la 

misma insensibilidad física en el hombre Pez, en razón de lo cual su vida sexual íntima virará del calor alfrío, y viceversa. Él deberá agradecer la rara lealtad que le dispensará su mujer Leo si se la merece, y deberá 

tratar de no provocar su disgusto, su honda desdicha, con un comportamiento menos honesto y leal que el de 

ella. Es posible que falte algo en su vibración sexual. Tal vez él sea demasiado etéreo, místico e intangible, 

 

o demasiado esquivo en su manera de hacer el amor, hasta el punto de no satisfacer completamente a la 

hembra de la jungla que hay en ella. Tal vez ella sea demasiado exigente e insistente al expresar su 

necesidad de pasión arrolladora y de servidumbre romántica continua, hasta el punto de convertirlo a él en 

un ser aún más desapegado, etéreo, místico, intangible y esquivo durante el acto amoroso... y así se 

desarrolla un problema circular, sin principio ni fin. ¿Quién lo desencadena realmente? 

¿Quién lo sabe? 

 

Cuando se trata de estos dos, hay por lo menos un indicio. Ésta es una vibración de signos solares 6-8, y 

en el caso de la mujer Leo y el hombre Piscis, esto significa que él representa para ella la octava casa 

astrológica del magnetismo sexual, del misterio, y las cuestiones espirituales profundas (excepto cuando 

existen aspectos planetarios negativos recíprocos en sus cartas natales, lo cual podría diluir la poderosa 

atracción sexual... sin llegar a eliminarla nunca, aunque sí a diluirla, y nada más). Ella representa para él la 

sexta casa astrológica de servicio (entre otras cosas). Es muy posible que el Pez espere demasiados 

«servicios» fanáticos de esta mujer orgullosa, y la Leona no será exageradamente servil durante mucho 

tiempo, sin lanzar un rugido de disgusto. Ambos deberán meditarlo. 

 

Si existe armonía entre el Sol y la Luna y otros planetas de sus respectivos horóscopos, o una conjunción 

recíproca de la Luna, todas sus tensiones se disolverán en una fusión hombre-mujer cadenciosa, lírica y 

encantadora, del Sol y Neptuno, y por tanto su unión sexual será enriquecida por la delicadeza, el romance y 

la ternura que él le brinda a ella, y por el cálido afecto y la pasión que ella le brinda a él. 

 

Si carecen de esta ayuda planetaria en sus cartas natales, ella deberá esmerarse en evitar que los poderosos 

rayos solares de su vehemente sexualidad (y su potencial para la frigidez) calcinen o congelen todos los 

deseos de este hombre... y él deberá esmerarse en evitar que la naturaleza soñadora de su sexualidad, típica de 

Neptuno, y su falta de entrega total al acto amoroso, enfríen la personalidad radiante de ella... y la dejen con 

una sensación de vacío, como si no la hubiera tocado la auténtica profundidad del amor... sino sólo una suave 

brisa, que apenas deja un vago recuerdo tras de sí. 

 

La raíz más fuerte y más fértil del movimiento de liberación femenina es la que se olvida en todos los 

discursos: la igualdad emocional entre hombres y mujeres. Esta será la recompensa final y perdurable para 

ambos sexos, cuando hayan terminado los desfiles bulliciosos, o sea, la certeza de que es bueno que el hombre 

posea algunas cualidades femeninas en el área del sentimiento, la percepción y la sensibilidad... así como lo es 

que la mujer posea algunas cualidades masculinas en el área del coraje, la franqueza y la independencia. Es 

muy bueno. Es algo divino y sacrosanto. 

 

Sin embargo, en una relación amorosa como ésta, donde la mujer ha nacido bajo un signo solar masculino, 

regido también por el mismísimo Sol masculino, lo cual le suministra una doble influencia masculina... y 

donde el hombre ha nacido bajo un signo solar femenino, regido también por un planeta femenino, Neptuno, 

lo cual le suministra una doble influencia femenina... habrá que prestar un cuidado consciente y continuo a la 

preservación del equilibrio emocional entre los enamorados. 

 

Femenino no significa «marica» ni «afeminado». Sin embargo. es posible que el hombre Piscis sometido a 

una doble influencia femenina irradie demasiada pasividad. Asimismo, masculino no significa «agresivo» ni 

«prepotente». Sin embargo, es posible que una mujer sometida a una doble influencia masculina irradie 

demasiada energía y fuerza... lo cual implica un exceso por parte de ambos. 

 

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Pocas veces se reconoce la veracidad esotérica subyacente de los cuentos de hadas, y si se reconociera, la 

astrología y los cuentos de hadas harían innecesaria la psiquiatría. (Esto les parecerá lógico a los hombres de 

Neptuno.) Por ejemplo (un ejemplo vital), «Ricitos de Oro y los tres osos» encierra un significado mucho más 

profundo que el que sospecha la gente. La Leona y el Pez (y las parejas de todos los signos solares) deberían 

meditar sobre la moraleja de esta antigua fábula. La silla y la cama de papá oso eran demasiado duras (un 

exceso de energía masculina). La silla y la cama de mamá osa eran demasiado blandas (un exceso de 

pasividad femenina). La sopa de papá oso estaba demasiado caliente, y la sopa de mamá osa estaba 

demasiado fría. Pero el potaje, la silla y la cama del bebé oso eran... perfectos. 

 

El consejo de amor más sabio y más eficaz que las estrellas pueden ofrecerles a este hombre y esta mujer 

es que ambos recuerden el equilibrio perfecto de agresividad y pasividad del bebé oso. Repitamos una vez 

más el consejo planetario más importante para estos dos: habrá que prestar un cuidado continuo y consciente 

a la preservación de un intercambio emocional equilibrado. 

 

Es malo que la Leona ponga demasiado énfasis en la esencia del papá oso (aunque un poco le sienta 

maravillosamente, no sólo a ella sino a todas las mujeres). Es malo que el hombre Pez ponga demasiado 

énfasis en la esencia de la mamá osa (aunque un poco le sienta estupendamente. no sólo a él sino a todos 

los hombres). Puede parecer que esto plantea un problema insoluble entre ambos, pero no es así, de 

ninguna manera. En realidad es sencillísimo. Bastará que los dos recuerden... que no deben olvidar a 

Ricitos de Oro. 

 

En las sinfonías de las setenta y ocho combinaciones de enamorados de todos los signos solares se oyen 

variaciones del mismo tema de amor cuitado. El síndrome de Ricitos de Oro genera tensiones en -el amor 

entre un hombre y una mujer que tienen ambos «doble influencia masculina», así como las genera entre un 

hombre y una mujer que tienen ambos «doble influencia femenina». El mismo problema existe entre un hombre 

doblemente masculino y una mujer doblemente femenina (lo cual puede parecer ideal, pero en realidad 

crea riesgos de sadismo y masoquismo, respectivamente, en diversos grados). No existe más que una 

«solución sexual» y sólo una: la lección del equilibrio del bebé oso. 

 

El desafío de amar a una mujer Leo, y de ser amado como contrapartida, obligará al hombre Piscis a 

movilizar todo el conocimiento del corazón humano con el que ha sido agraciado. En determinado 

momento está lidiando con una tigresa de excesos mociona-les, que escupe y bufa como una gata rabiosa. 

Después, cuando su despliegue de fuegos de artificio la deja exhausta, se transforma misteriosamente en 

una dulce y mansa gatita, que ronronea seductoramente para pedirle afecto y una palmadita de aprobación 

en la cabeza. La Leona es una mezcla desconcertante y deslumbrante de helada majestuosidad, y de cálida 

y descuidada alegría y generosidad. Puede ser insoportablemente arrogante, y vehementemente leal. 

Sacude su espléndida melena de Leona con una saludable carcajada, y después se disuelve en el llanto del 

orgullo herido... siempre con la misma gracia escurridiza y felina. 

 

El Pez que ha sido ensartado por su cautivante y fría superioridad no se sorprenderá al enterarse de que 

el gato era un objeto de culto entre las culturas antiguas. Tal vez habrá momentos en que creerá que está 

de nuevo entre las pirámides, arrodillado frente al altar de la diosa con cabeza de gato, que los egipcios 

crearon porque identificaban los contornos del gato con los de la mujer... y eran muy inteligentes al 

identificarlos. La Leona es no sólo todas las mujeres, sino que también es toda mujer. (Pensadlo bien.) Y 

gobernará la jungla si él le concede aunque sólo sea una pizca de control. 

 

El desafío de amar a un hombre Piscis, y de ser amada como contrapartida, también requerirá toda la 

calidez y la sabiduría luminosa con que ha sido agraciada la mujer Leo. Si ella insiste en entremeterse en 

sus secretos o en su soledad, él desplegará su propia variante del mal genio y el frío desapego de Neptuno. 

Será afable y se pondrá gustosamente a su servicio si ella no lo consume con sus celos feroces y sus 

continuos sermones críticos. En este último caso él se alejará nadando, en busca de una plebeya, después 

de decidir que la realeza es demasiado sustanciosa para su gusto. 

 

Estos dos enamorados deberán aprender la lección que les dicta la triste e infortunada incapacidad de otra 

pareja Leo-Piscis para triunfar sobre los desafíos de sus dificultades e indiferencias: la formada por la 

princesa británica Margaret Rose, una típica Leona reina, y su marido, Anthony Armstrong-Jones, conde de 

Snowdon, un hombre Piscis. 

 

Para empezar, una princesa Leo no puede perdonarle a su noble familia que haya frustrado su primer 

amor. Me refiero al desdichado romance de la Leona Margaret Rose con Peter Townsend. Sin embargo, aun 

 

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así podría haber tenido un final feliz en su matrimonio con el apuesto Pez «Tony». Éste es un sensible artista 

Piscis armado con una cámara, golpe de fortuna que desempeñó un papel nada desdeñable en su atracción 

inicial, porque las mujeres Leo adoran la fotografía, y les encanta aún más posar personalmente para las fotos. 

Pero este Pez fotografiaba a muchas modelos, además de su esposa con su tiara. Ahí empezó el conflicto con 

una celosa mujer Leo, que siempre debe igualar los puntos marcados en este doloroso juego romántico. 

Además, su trabajo lo obligaba a realizar muchos viajes solitarios alrededor del mundo, y como consecuencia 

de ello no podía acompañarla a todas las ceremonias reales. 

 

Aunque una interrupción de la contigüidad es útil y aconsejable para muchas parejas, no lo es para la 

mujer Leo y el hombre Piscis. Quién sabe por qué, sólo se transmuta en indiferencia. Los amantes o esposos 

Leo-Piscis que lean estas líneas deberán sacar conclusiones del final desdichado de un auténtico romance real 

de cuento de hadas, para no cometer los mismos errores en su propia relación. Nada de vacaciones 

independientes para estos dos. 

 

Como la Leona tiene una dosis excesiva de falso orgullo, y como su hombre de Neptuno tiene una dosis 

mínima, él podrá mitigar con delicadeza los sentimientos de ella frecuentemente heridos. Como el Pez tiene 

muy poca confianza, y su mujer Leo tiene mucha, ella podrá apaciguar tiernamente los temores secretos, 

íntimos, de él. Ésta es la mejor forma de amar —intercambiando fortalezas— siempre que ambos compartan 

también la compasión por sus respectivas debilidades. 

 

Hombre LEO Mujer PISCIS 

 

Ella era con mucho demasiado bonita para acoquinarse así, pero Peter pensaba que él 

merecía ese tributo, y le contestaría con tono condescendiente: «Está bien. Peter Pan lo 

ha dicho». 

 

Naturalmente, no todas las mujeres Piscis se acoquinan literalmente ante las órdenes de un marido o amante 

Leo, pero la mayoría de ellas sienten al menos un saludable respeto por el León y no están demasiado 

ansiosas por provocar su rugido, incluidas las chicas Pez con la Luna o Marte en Aries. Sí, incluidas las Piscis 

tipo ballena. Respecto de estas últimas, lo que las mueve a andar con pies de plomo no es tanto el miedo como 

la enérgica decisión de evitar a toda costa una escena extenuante: todos esos alaridos dramáticos y esos 

enfurruñamientos glaciales, por turno, que se producen habitualmente cuando el León siente que tiene clavada 

en la zarpa la aguda espina de la irrespetuosidad. 

 

La mujer Piscis típica (no del género ballena) que está enamorada de un Leo sabe intuitivamente que debe 

someterse a Su Alteza. Lo sabe, aunque diga lo contrario. y aunque sus amigos bienintencionados le 

aconsejen «enfrentarlo de una vez por todas». 

 

Piscis conoce muy bien las peculiaridades del corazón humano y no empleará métodos que sólo sirven para 

alejar el afecto. 

 

Pensad en Anna, la maestra inglesa que desafió con éxito al rey de Siam. Quizás era una mujer Pez con 

Marte-en-Aries, porque luchó con tesón para no doblegarse ante el arrogante aunque afectuosamente generoso 

monarca Leo. Pero de poco le sirvió, por lo menos superficialmente, en sus múltiples enfrentamientos con Su 

Majestad el León. El rey admiraba en secreto su audacia. Sin embargo, conservó hasta el fin el control de sus 

relaciones. Hace falta algo más que audacia para manejar a la realeza. Hay que intuir la conmovedora 

vulnerabilidad que se oculta detrás de la a veces patética necesidad de mando del Leo, como evidentemente la 

intuyó la probable-Piscis Anna. Siempre derramo torrentes de lágrimas al final de la película (o del libro), 

cuando el monarca Leo moribundo ordena que Anna se prosterne ante él para tributarle abyecta pleitesía y 

respeto, como uno de sus propios súbditos, mientras su corazón se proyecta hacia ella a través de sus ojos. Y 

ella se prosternó. Sí, Anna era seguramente una Piscis, con Marteen-Aries. Conservó su dignidad, pero 

comprendió la psicología del hombre orgulloso al que amaba. Se sometió. 

 

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El León es un gran sentimental, un romántico incurable. Sólo un Toro de Tauro puede ser más sentimental, 

más romántico que Leo. Y así es posible que inicialmente el impacto de la feminidad cabal de la mujer Piscis 

seduzca y reduzca a la sumisión reverente al mismísimo gato enamorado. Pero sólo se trata de unacapitulación pasajera. Él nunca abdicará definitivamente, ni cederá de buena gana el cetro de oro. Esto vale 

tanto para los Leo del tipo Gatito Tímido como para los Leones rugientes. Es posible empujarlos, o llevarlos, 

hasta cierto límite. A partir de allí, atacan. 

 

Conviene recordar que Leo es un signo de Fuego y Piscis un signo de Agua. Como señalo en el capítulo 

«Los elementos», al final de este libro, el Fuego teme secretamente que el Agua pueda extinguirlo. Por mucho 

que el Leo se empeñe en enseñorearse de la mujer Piscis que ama, sigue ofuscándolo interiormente la 

posibilidad de que ella arroje un cubo de agua sobre su entusiasmo fogoso. Y viceversa. El signo de Agua 

Piscis intuye que un exceso de Fuego puede deshidratarlo. Si el amor entre estos dos perdura, finalmente 

decantará en un sentimiento de respeto mutuo, como en todas las combinaciones Fuego-Agua, porque cada 

uno sabe que el otro puede destruirle su esencia. Sin embargo, en el plano emocional, apostad a que el gran 

gato sigue siendo el que lleva la batuta, por lo menos aparentemente. 

 

Pocas veces esta mujer intentará arrastrar o empujar a un hombre. Es más probable que lo persuada dulce, 

perseverantemente, con halagos sutiles. Si esto no resulta, es posible que recurra al silencio altanero para 

sugerir un agravio oculto, y la frustración consiguiente podrá enfurecer al hombre Leo, más extrovertido. Será 

mejor que ella se conforme con halagarlo sutilmente, porque de lo contrario habrá algunos ataques de cólera 

fogosa y torrentes de lágrimas acuosas. 

 

El León tiende a idealizar a su amada hasta endiosarla, y después pretende que ella esté a la altura de su 

imagen. A él le resulta difícil aceptar a su compañera como una persona específica e individual. En cambio, la 

considera un reflejo de sí mismo, transfigurada en su ideal, y a veces ella desespera de poder mantenerse 

sobre el pedestal donde él la colocó. ¿Y si se diera cuenta de que tiene pies de barro? Sólo un Escorpión o un 

ariano pueden pretender tanto como Leo de una mujer. 

 

Como todos los signos de Fuego, Leo es histriónico y en general tiene el don afortunado de poder expresar 

sus sentimientos verbalmente con mucho brío y placer. A la Piscis no le resulta tan fácil expresarse, y es 

posible que después de intentarlo repetidamente se dé por vencida y elija el camino de la menor resistencia: la 

evasión. La Piscis sometida a una desaprobación constante o a una fuerte presión emocional, tiende, 

sencillamente, a desaparecer. Más de un León ha mirado en torno después de pronunciar un sermón arrogante 

para comprobar si su víctima temblorosa ha quedado debidamente abochornada y compungida... y se ha 

encontrado con que en el lugar donde la chica Pez estaba sentada y encogida con una sonrisa paciente sólo 

hay ahora un espacio vacío. ¿A dónde se ha ido? 

 

Se ha ido lejos. Muy, muy lejos. 

 

Conozco a un Leo de Ohio cuya esposa Piscis, inteligente y afable, finalmente no pudo soportar otra 

reconvención, de modo que, con mucha pena y llanto, resolvió abandonarlo (aunque todavía lo amaba 

entrañablemente) en aras de su supervivencia. Casi antes de que él se diera cuenta de que su esposa había 

partido, ella ya estaba en Nueva York y había iniciado los trámites de divorcio. 

 

Lo que afligió al León casi tanto como la pérdida del bello «súbdito» femenino que tanto lo admiraba (y 

que él amaba sinceramente) fue la humillante comprobación de que ella no le había pedido su sabia opinión ni 

le había solicitado consejo antes de dar un paso tan importante. Era imposible no sentirse conmovido por su 

auténtico padecimiento. Nada puede ser más patético que un León herido al que lo ha abandonado su 

enamorada compañera, y que acaricia su orgullo maltrecho... triste, solitario y verdaderamente desconsolado... 

mientras se esfuerza desesperadamente por ocultar sus sentimientos. La añoraba más de lo que creía que ella 

podía suponerlo. Estaba equivocado, desde luego. Como ella era Piscis, sabía cuánto sufriría él, y esto —el 

hecho de saber— la atormentaba también a ella. Típicamente, el León no se quedó mucho tiempo solo. 

Después de un lapso respetable, la chica Pez fue sustituida por una larga cola de admiradoras que buscaban 

apoyo en su hombro y en su corazón cálidos y protectores. 

 

Sin embargo, sus amigos íntimos captaron, de alguna manera, que no era exactamente lo mismo. Su 

esposa Piscis, refinada, morena, condensaba la deliciosa combinación neptuniana de inteligencia, ingenio, 

dulzura y compasión, entrelazada con los hilos de oro de su sincera admiración y su respeto por el León... 

admiración y respeto que pasaban siempre por alto sus debilidades hasta que, al fin, no pudo seguir 

soportándolo. 

 

47 

 

 

Poco importaba los posteriores romances esporádicos. Yo seguía esperando que el Pez perdido volviera 

nadando a sus brazos. ¿Veis cómo son los Leo? Consiguen agenciarse vuestra compasión, aunque no la 

merezcan. En este caso, mi serio deseo de que la magia de la felicidad acudiera en ayuda del León perdido y 

solitario fue satisfecho de una manera inesperada, y no mediante la reconciliación con su dama de Neptuno. 

Abracadabra... ¡milagro! Encontró otra mujercita refinada, morena, que tenía, curiosamente, casi la misma 

combinación de inteligencia, ingenio, dulzura y compasión, también entrelazada con los hilos de oro de la 

sincera admiración y el respeto por el talento, el carácter y el potencial de él. No era un simple reflejo de su 

antiguo amor, sino un rayo de sol vibrante y hermoso por derecho propio, individualmente... que se infiltró 

discreta y suavemente en su vida... y finalmente en su corazón... para curar todas las viejas cicatrices. 

 

Esperemos que él haya aprendido la lección, porque es un gran gato cálido y adorable. con una sonrisa que 

te ilumina el corazón y una plétora de coraje y creatividad. Se ha ganado, mediante un gran dolor, la 

bienaventuranza del amor que consiste en la paz y la satisfacción perdurables... y siempre también con una 

pizca de condimento: ¡el desafío sin el cual los Leo se marchitarían realmente! Su nueva dama está 

obviamente en condiciones de suministrarle todo esto... y algo más. En cuanto a su vivaz pero tierna chica Pez 

de hace mucho, mucho tiempo... ella también flotó hasta otras aguas refulgentes, y chapotea. dichosa. en los 

arroyos irisados de una nueva promesa para el mañana. 

 

Los finales felices son muy hermosos. Todos deberíamos rezar para que a cada León doliente que ha 

perdido a su compañera Piscis por culpa de su arrogancia y su orgullo desconsiderados, las sabias estrellas le 

concedan una oportunidad igualmente afortunada para aprender lo que es la humildad... lección ésta que 

Piscis dicta tan bien, y que Leo tanto necesita asimilar. O esperemos que este capítulo les advierta a sus 

lectores, los amantes o cónyuges Leo-Piscis, que deben abrir sus corazones a tiempo... si aún no es 

demasiado tarde para que el Sol de él y el Neptuno de ella empiecen a entonar armónicamente su canción. 

 

Un área en la que no habrá tantos conflictos entre estos dos es la del sueño. Quienes estudian estos asuntos 

afirman que el león de la Naturaleza duerme diecisiete horas de cada veinticuatro. Se puede decir más o 

menos lo mismo de los Leones humanos. En cuanto a Piscis, tampoco es precisamente de las que se levantan 

cuando amanece. A ambos les gusta pegar las pestañas. De modo que será raro que el reloj despertador se 

convierta en un factor de discordia entre ellos. sobre todo cuando el saludo matutino es habitualmente un 

tierno preludio para el acto amoroso, cosa que sucede a menudo entre estos dos. No sólo un preludio... sino 

muy probablemente también una reverberación de la misma música romántica que interpretaron la noche 

anterior. 

 

Piscis representa la octava Casa del sexo (entre otras cosas) para Leo, así que el León tiende a encontrar a 

la chica Pez inusitadamente atractiva, a primera vista. La vibración también puede causar una entrega casi a 

primera vista, y es posible que más 'tarde él empiece a alimentar dudas. La frase «frío como un pez» no se 

infiltró en el lenguaje por pura casualidad. En la naturaleza el pez no es, al fin y al cabo, un ser de sangre 

tibia o caliente. Esto no se debe interpretar en el sentido de que la mujer Pez es frígida, sino sólo en el 

sentido de que tal vez no estará a la altura del fervor apasionado del León con tanta constancia como a éste le 

gustaría... o con tanta constancia como la que exigirá. Pero Leo debe mezclar la sensualidad con el romance 

en la unión sexual, y la chica Pez le suministrará romance a mares. Ella está en condiciones de impregnar sus 

momentos íntimos de una atmósfera mística, trascendental. 

 

Los celos sexuales son comunes entre los consortes y amantes de esta combinación. La dama Piscis típica 

es un poco coqueta, y el León, por supuesto, ruge espantosamente a la menor insinuación de que un rival le 

ha echado el ojo a la compañera que tiene en su guarida. Sin embargo, pretenderá que ella pase por alto sus 

pequeños deslices (los de él), instigados por su vanidad y su apetito de admiración. 

 

La gama de mujeres Piscis abarca desde las francamente promiscuas hasta las esposas ingenuas, 

confiadas y enamoradas, absoluta y eternamente fieles a un solo hombre. Tampoco existen dudas de que la 

gama de los hombres Leo abarca desde los Casanovas que se jactan de tener varias nuevas conquistas 

sexuales por semana, hasta el noble marido León que coloca a su esposa sobre un pedestal y sigue siéndole 

tan fiel y leal como el mismísimo rey Arturo. Lo cual me recuerda que... mientras el rey Arturo era fiel, 

Ginebra flirteaba con Lancelote, ¿no es verdad? Quiero decir que tanto el León como el Pez deberán estar 

muy seguros de la magnitud de su amor antes de asumir compromisos a largo plazo. La infidelidad indignará 

al León y herirá profundamente al Pez. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con Aries y Escorpión, es 

posible que estos dos toleren cualquier cosa que no llegue al extremo del adulterio concreto. Generalmente, 

la mujer Piscis y el hombre Leo podrán soportar los coqueteos superficiales, mientras que el Carnero o el 

Águila de uno u otro sexo considera que una sonrisa íntima esbozada a través de un salón es un acto de 

deslealtad tan doloroso como una auténtica infidelidad física. 

 

48 

 

 

Tanto Piscis como Leo son capaces de abordar el amor como una sublime exaltación espiritual, o como 

una emoción que se puede degradar mediante aventuras informales, porque el amor mismo es muy importante 

para el uno y el otro. La forma en que reaccionan frente a su importancia es a menudo imprevisible. Las 

mujeres Piscis pueden ser monjas o prostitutas, aficionadas al intercambio de parejas o dulces consortes, casi 

increíblemente virtuosas. Los hombres Leo recorren más o menos la misma gama de posibilidades. En 

síntesis, el León y el Pez deberán dejar aclarada su actitud respecto de la fidelidad mediante una discusión 

sincera antes de comprometerse en serio. 

 

La mujer Piscis anhela y necesita una fusión emocional completa y un sentimiento de unidad mística en la 

consumación física del amor, junto con una pizca de misterio. El hombre Leo busca una satisfacción más 

tangible: calor, afecto y pasión. Necesita la expresión verbal de los sentimientos, tanto antes como después del 

acto amoroso. Sin embargo, la comunicación verbal excesiva no siempre es sinónimo de la idea que sustenta 

la mujer regida por Neptuno acerca de la naturaleza misteriosa del amor... así que el grado de armonía y 

felicidad que este hombre y esta mujer alcanzarán juntos dependerá mucho de la posición de la Luna en sus 

respectivas cartas natales. Si la Luna de ella está en un signo de Fuego, y la de él en un signo de Agua... o si 

ambas Lunas están en el mismo signo de cualquier elemento, probablemente entenderán y podrán satisfacer 

sus deseos mutuos en condiciones ideales. De lo contrario, necesitarán un poco de práctica y tolerancia. 

 

Tanto el León como el Pez necesitan disfrutar de libertad emocional (no es indispensable que sea 

geográfica)... montones de libertad siempre renovada. Cuanto más generosamente se concedan el uno al otro 

esté bien tan preciado, tanto más estrecha será su unión. Pero la libertad siempre deberá estar acompañada por 

la confianza y la lealtad... porque de lo contrario sólo se convertirá en una evasión por una parte y en una 

tremenda tortura por otra. La búsqueda alrededor del mundo nunca deja de terminar donde empezó, porque el 

mismo mundo es redondo. El amor también recorre un círculo, si se trata del verdadero amor... que es, al fin y 

al cabo, el único que uno echa realmente de menos cuando se va... y promete volver. 

 

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VIRGO PISCIS 

Tierra - Mutable - Negativo Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Mercurio (también por el 

planeta Vulcano) Regido por Neptuno 

Símbolo: la Virgen Símbolo: el Pez 

Fuerzas nocturnas – Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

La relación VIRGO-PISCIS 

 

...nadie puede volar si no lo han rociado con el polvo de hadas. 

 

Los Peces han nacido bajo una doble influencia femenina: el signo solar femenino de Piscis, regido por el 

planeta Neptuno, también femenino. Los Vírgenes también han nacido bajo una doble influencia femenina 

(pero con una ligera diferencia, como veremos) porque Virgo también es un signo solar femenino, cuyo 

auténtico regente es el planeta Vulcano, igualmente femenino (y poderoso)... planeta éste que aún no ha sido 

descubierto, pero que pronto lo será (véase el capítulo Virgo-Virgo). Mientras tanto, el guía adoptivo de Virgo 

es Mercurio, un planeta masculino. Enseguida salta a la vista que los Vírgenes les llevan una pequeña ventaja 

a los Peces, en el sentido de la iniciación activa o positiva (o sea, masculina). Esto no significa, empero, que 

los Piscis echen algo de menos. Todos los Peces piensan que, en el mejor de los casos, la iniciación activa 

consume energías y es cansadora, y preferirían no tener que cargar con la necesidad astrológica de «iniciar 

activamente» algo en particular. De modo que están muy contentos de poder dejar a Virgo las vibraciones 

masculinas de Mercurio. 

 

Igualmente, los Piscis deben tener siempre presente que los Virgo están en condiciones de recurrir 

tanto a las armas masculinas (Mercurio) como a las femeninas (Vulcano)... así que pueden ser muy arteros. 

(Claro que los Piscis también pueden ser más que un poco arteros, dada la influencia evasiva y esquiva de 

Neptuno.) Si he hablado de «armas», ello se debe a que el Pez y la Virgen representan la configuración de 

signos solares 7-7, de oposición. No se trata en verdad de que Piscis y Virgo estén en guerra entre sí, sino de 

que cada uno de ellos posee determinadas cualidades que el otro (aunque sólo sea en el plano inconsciente) no 

tiene, envidia y desearía adquirir. 

 

Para empezar, los Virgo poseen el talento de ordenar las tarjetas mentales. Pueden seleccionar, 

archivar eficientemente y localizar, cuando los necesitan, datos detallados sobre toda clase de personas, 

situaciones, preocupaciones, problemas y frustraciones. Todo está pulcramente asentado. Los talonarios de 

cheques de Virgo tienen casi siempre un balance correcto entre las entradas y las salidas (con las excepciones 

que confirman la regla, como las de los Vírgenes que tienen signos lunares o ascendentes Piscis). Generalmente 

los Virgo pagan las cuentas en la fecha del vencimiento, llegan al trabajo puntualmente o con unos 

minutos de adelanto, duermen el número apropiado de horas cada noche (cuando no están estreñidos o las 

preocupaciones no les producen insomnio), escriben sin tardanza sus corteses cartas de rutina, conservan sus 

ropas y artículos personales en un orden más o menos sistemático... y cuidan que sus coches, sus dentaduras y 

todo lo demás sea controlado con regularidad para prevenir posibles deficiencias. Pueden descubrir la mancha 

circular de un cuello de camisa a cien metros de distancia, y suelen medir escrupulosamente el blanqueador y 

el detergente que echan en la lavadora, para no pecar por exceso ni por defecto. Rara vez les ponen multas por 

aparcar incorrectamente o por conducir a demasiada velocidad... y nunca derrochan excesiva energía en 

actividades contraproducentes, como pueden serlo el soñar despierto, el distraerse, el relajarse y el tomárselo 

con calma. (Tampoco tienen fama de dilapidar excesivas sumas de dinero.) 

 

El Piscis típico es la verdadera antítesis de todo lo precedente. Por lo que concierne al orden estricto, la 

 

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mayoría de los artículos personales de un Piscis se asemejan a una pintura abstracta de Picasso. En cuanto a la 

pulcritud de sus moradas, ya sea que vivan en una habitación, en un apartamento, en una casa o en una 

mansión, la residencia de vuestro Pez típico es más o menos tan pulcra como un cuadro de Dalí: el caos 

absoluto. Un encantador, hermoso desbarajuste de confusión total, veteado con los colores del arco iris. Pero 

sólo en el ámbito de la pulcritud. Fuera de él, siempre reina una contradictoria pero inconfundible sensación 

de paz y sosiego, hipnóticamente tentadora, en pleno desorden de Piscis. De cuando en cuando, claro está, 

tropezaréis con un súbdito de Neptuno, como un Pez soltero de Colorado que yo conozco, cuya casa siempre 

está lista para que los fotógrafos de una revista de decoración doméstica irrumpan sin aviso previo... pero él 

tiene varios planetas en Virgo, y un ascendente Virgo. Olvidémonos del Piscis Dick Johnson, que es una de 

esas raras excepciones. La astrología sigue afirmando que la mayoría de los hogares Piscis son como un 

ovillo de cintas de colores: una delirante trama de calidez, intimidad, té y simpatía, y desorden informal, 

donde no todos los rincones y recovecos están escrupulosamente desempolvados. ¿A quién le importan unas 

motas de polvo en los rincones y recovecos? (Los Peces tienen muchos secretos de distintas dimensiones 

arrumbados en sus rincones y recovecos, y quizá no quieren que Virgo los moleste con su plumero.) 

 

En realidad, todas aquellas cualidades de Virgo enumeradas más arriba no son hábitos que los Peces 

deseen adquirir... conscientemente. Sin embargo, en lo más recóndito, saben que saldrían ganando si 

dedicaran un poco menos de tiempo a soñar despiertos y a relajarse, si holgazanearan un poco menos, y si 

fueran un poco más ordenados en el plano mental y más pulcros en el plano emocional... respecto de sus 

autos, del cuidado de sus dientes, de sus talonarios de cheques o de lo que fuera. Sencillamente no les gusta 

confesarlo. Pero lo intuyen, y es por ello por lo que los Peces se sienten fascinados por los Virgo. Mejor 

dicho, se sienten fascinados por el sexo opuesto de su signo solar opuesto, o sea de Virgo, pero es posible que 

estén un poco nerviosos en compañía de Vírgenes de su mismo sexo, que parecen lanzarle a Piscis un desafío 

tácito de competición. No hay nada en el mundo que ponga más nervioso e incómodo a un hombre o mujer 

Piscis que la sensación de que pretenden que compita, de alguna manera, con alguien. Competir es una 

actividad que casualmente les parece a ellos «contraproducente»... un derroche de tiempo y energía. Como 

ambos nacieron bajo signos mutables, Virgo y Piscis se dan a menudo la sorpresa mutua de apañárselas para 

comunicarse muy bien, aunque estén compitiendo, no obstante las enormes diferencias de sus personalidades 

antagónicas. Además, ambos son un poco reticentes y reservados con los extraños. 

 

No sería justo (¿Qué hace Libra aquí? ¿Quizá nos ayuda a reconciliar al Pez y el o la Virgen?)... Como 

decía, no sería justo (Libra hace un ademán de asentimiento, con una sonrisa radiante de aprobación) dejar de 

señalar que el Pez también posee cualidades que a los Vírgenes les convendría imitar... y no correremos 

ningún riesgo si apostamos que Virgo, a diferencia de Piscis, lo sabe en el plano consciente. La mente de 

Virgo es tan perspicaz y está tan alerta que no deja casi nada en el inconsciente. Los Virgo extraen todos sus 

pensamientos y sentimientos del subsuelo, por así decir, y los verifican periódicamente para asegurarse de que 

no han omitido, descuidado ni extraviado nada. Así que generalmente los Vírgenes tienen dolorosa conciencia 

no sólo de la vaga envidia que experimentan cuando están en presencia de los Piscis, sino de lo que la causa. 

Se trata del talento de Neptuno para soñar despierto y desear, y para hacer luego que esos sueños y deseos se 

materialicen mediante una suerte de extraña alquimia neptuniana, ya se trate de hacer aparecer mágicamente 

en la avenida un espacio donde aparcar, o de contraer felices nupcias, o de ganar el premio Nobel de la Paz, y 

a veces el Pulitzer. Virgo frunce el ceño. Bueno, ¿pero cómo lo logran? ¿Se rocían con polvo de hadas? 

 

Tu conjetura ha dado en el clavo, Virgo... como sucede con frecuencia (y el buen Dios sabe que así debe 

ser, dada la forma en que analizas y vuelves a analizar todas las posibilidades antes de aventurar dicha 

conjetura). Los Peces consiguen que sus sueños y deseos se materialicen mediante el simple procedimiento de 

afirmar continuamente su fe en la bondad esencial del «todo» (el inconsciente masivo, colectivo) y en la 

sabiduría eterna de la paciencia resignada. (Los Virgo tampoco marchan a la zaga en el área de las pautas de 

paciencia, pero nadie calificaría esta paciencia de «resignada».) Lamento deciros esto, Vírgenes, pero lo 

logran gracias a que no fastidian y ofuscan sus sueños y deseos hasta hacerlos desaparecer en las sombras de 

la futilidad. En verdad, estas características de Neptuno resultan ser los ingredientes principales del polvo de 

hadas. 

 

Virgo manifiesta admiración e interés, pero continúa perplejo. ¿Dónde se puede comprar más o menos una 

pizca de este polvo de hadas? ¿Y acaso es tremendamente caro? Has errado el tiro. Lo siento. Sé cuánto 

aborreces errar el tiro. Pero eso es lo que has hecho. En primer término, uno nace con un acopio de polvo de 

hadas, o nace sin él. Si has nacido con él (como le sucede a Piscis), tanto mejor... pero también puede ser 

tanto peor, porque quien posee una dosis invisible de polvo de hadas irradia en su aura un determinado color 

que los malvados y los pequeños entes aviesos del plano astral captan con facilidad, y que los incita a 

atormentarte con billones de problemas diversos para poner a prueba tus méritos. También se empecinan en 

 

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tratar de robarte el polvo de hadas. Verás, ésta es la antigua ley metafísica en virtud de la cual la luz atrae a las 

tinieblas. En segundo término, si no has nacido con él, evidentemente deberás apañarte para conseguir de 

alguna manera una pizca, al menos para las emergencias, y el método más seguro para garantizar que no la 

hallarás consiste en preguntar el precio y preocuparte por el desembolso. Apenas inicias ese exasperante 

mantra monetario, la sustancia desaparece, porque el polvo de hadas es muy aficionado a llevar la contraria 

(casi tanto como las hadas mismas, que pueden ser en verdad increíblemente antagónicas cuando se sienten de 

humor para las travesuras). Para obtener el polvo de hadas lo mejor es asociarse íntimamente con un amigo, 

colega, pariente, amante o consorte Piscis. 

 

Ahora bien, debo ceñirme a la verdad y a los hechos (o Virgo nunca me lo perdonaría), confesando que, si 

bien los Peces tienen una abundante reserva de polvo de hadas mágico, y si bien generalmente se resisten a 

permitir que sus sueños y deseos se «pierdan en las sombras de la futilidad», al mismo tiempo incurren 

periódicamente en la culpa de someterse a aprensiones, temores y timideces sin nombre. No me acuses de 

confundirte, Virgo. Piscis es un signo solar de dualidad, ya sabes. Oh, ¿uno de ésos? Sí. Uno de ésos. A Piscis 

lo representan dos peces, no uno... y peor aún, los Peces simbólicos nadan en diferentes direcciones. No es 

nada fácil vivir tironeado en diferentes direcciones al mismo tiempo. A ti, como Virgen, te haría perder la 

chaveta que te tironeen en dos direcciones simultáneamente. No sabrías qué ruta analizar en primer término. 

De modo que deberías tributar tu compasión a todos los Peces que conoces. Dios sabe que ellos siempre 

hacen fluir su compasión entre todos los demás con tanta perseverancia, que ciertamente necesitan que se la 

tributen también a ellos, para levantarles el ánimo de cuando en cuando. En síntesis —y espero que Virgo nos 

disculpe el argot— la dualidad puede jeringamos. 

 

Tomemos, por ejemplo, la sensibilidad de Piscis. Los Peces son asombrosamente sensibles y precognitivos. 

Pueden leerte la mente y el corazón antes de que pronuncies una sola palabra. Ya seas un amigo o un 

desconocido. Captan tus vibraciones y absorben las alegrías y penas emocionales, las euforias y depresiones 

de todos los que están a pocos metros de ellos. En un sentido, esta facultad es una bendición. Hace que el Pez 

sea compasivo, sagaz, comprensivo y telepático. En otro sentido, puede ser una maldición. La facultad de ser 

sensible a los pensamientos y sentimientos de los demás, ya sea que estén en la misma habitación o a cierta 

distancia, trae consigo un peligro constante, por una razón astrológica concreta. El don de la «sensibilidad» o 

la telepatía nunca aparece (y esto incluye a las personas de todos los signos solares que tienen configuraciones 

planetarias sensibles en sus cartas natales) sin estar acompañado por el rasgo gemelo de la imaginación 

vívida... y de la creatividad excepcional en potencia. Aunque ésta no sea estimulada en la infancia, y por tanto 

quede encubierta, está infaliblemente latente en la personalidad de los Piscis (o de cualquier persona sensible 

de cualquier signo solar). Por ello los Peces sensibles deben estar siempre en guardia para no permitir que la 

imaginación poderosa y los talentos creativos que todos ellos poseen en alguna medida (tengan conciencia o 

no de ello) deformen las «imágenes» que reciben constantemente de los demás, y velen sus impresiones con 

tonos y matices posiblemente engañosos. La imaginación, como el fuego, es «una buena servidora, pero una 

mala ama». 

 

Existen pocas posibilidades de que Virgo permita semejante deformación. Por tanto, los Vírgenes pueden 

prestar una gran ayuda a Piscis, y la oportunidad de prestarla seduce a los Virgo, en razón de que ésta es su 

misión capital en la Tierra. Pueden señalarle cortés y afablemente al Piscis en qué caso una determinada 

imagen, impresión o idea no es tan negativa como el Pez supuso al principio, colaborando con el regido por 

Neptuno para que éste haga aflorar todos los colores radiantes de sus ideas, después de retocar lo negativo con 

la realidad (una realidad que es casi siempre más promisoria de lo que parecía superficialmente). ¡A los Virgo 

les sucede lo más maravilloso cuando proceden así! Salen de una sesión de diván, reconfortante y relajante, 

con un Pez (que a veces necesita desesperadamente consuelo, el mismo que Piscis suministra tan generosa y 

humildemente a los demás) sintiéndose bastante felices y alegres y bien, por dentro. Entonces, súbitamente, 

en la mitad de la noche, Virgo nota que sus manos parecen ásperas. En verdad, todo el cuerpo del Virgen o la 

Virgen, de pies a cabeza, parece... bueno, no inmaculadamente limpio y reluciente. ¿Cómo es posible esto, si 

antes de meterse en cama se duchó como todas las noches? Así que Virgo corre al cuarto de baño para lavarse 

las manos, ¡y oh, sorpresa! Ha ocurrido un milagro. Las manos del Virgen o la Virgen están cubiertas con una 

sustancia brillante, titilante, fina, semejante a pequeñas escamas de estrellas. Polvo de hadas. El Pez se lo 

transmitió por contacto. Y no le costó un céntimo. Ahora Virgo también tiene un toque de magia, como el 

Piscis... ¿y no será divertidísimo? Todo porque le brindó a un pez triste y solitario una pizca de la misma 

compasión y la misma «atención» auténticamente sincera que el Pez concede tan generosamente a los demás, 

y tanto, necesita para sí mismo (o para sí misma). Así es como se obtiene el polvo de hadas. No lo venden en 

 

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las tiendas. 

 

Ahora que Virgo tiene su dosis del misterioso elixir de Neptuno, hay que recordar qué es lo que sucederá 

inevitablemente a continuación. Igual que en el caso de Piscis, el aura de Virgo se cubrirá instantáneamente 

con vetas de ese extraño color que les informa a los trasgos del plano astral que por ahí anda alguien que 

oculta una reserva secreta de polvo de hadas... y antes de que pase mucho tiempo, Virgo enfrentará las 

mismas pruebas por las que pasa Piscis, y se enredará, como el Pez, en las madejas de las diversas aflicciones, 

intrigas y complejos problemas de los amigos, de los seres amados, de los vecinos y de los desconocidos. 

¡Estupendo! Piscis no podría otorgarle a Virgo un don más preciado que éste. Imaginad. Cien nuevas 

preocupaciones para analizar y resolver eficientemente, como sólo un Virgo puede hacerlo. ¿Veis? Virgo ya 

ha danzado jubilosamente hasta el escritorio, y está escribiendo urgentemente, como de costumbre, una nota 

de agradecimiento a Piscis. 

 

Querido Pez: Muchísimas gracias por el P.H. ¿Estás seguro de que no te debo nada por él? 

Realmente no debes regalarlo todo, como lo haces. Tu comportamiento es generoso y tierno, pero 

recuerda que «la caridad bien entendida empieza por uno mismo». Sea como fuere, sentía la 

necesidad impostergable de informarte cuánto te agradezco todos los nuevos problemas que 

me has permitido compartir contigo y con tus amigos. Nadie me hizo un regalo tan prodigioso 

desde aquella Navidad en que yo tenía tres años, y Santa Claus me dejó un enorme auto 

desarmable bajo el árbol. Tardé meses, literalmente, en descubrir dónde encajaban exactamente 

todas las piezas. Ése fue el instante más feliz de mi vida, hasta ahora. Espero que te 

sientas mejor, después de nuestra pequeña charla. Te visitaré dentro de pocos días, para ver 

si necesitas algo y si puedo prestarte alguna otra ayuda. Nuevamente, gracias. 

 

Afectuosamente Virgen 

 

P.D. Acabo de comprender cuán emocionante era creer, antaño, en Santa Claus, el Conejo 

de Pascua, los druidas, los trasgos, los gnomos y las estrellas que te conceden los deseos. 

Me has hecho recordar mis viejos sueños, e incluso me has enseñado que tal vez valen 

realmente algo, aun después de tantos años. Quizá los desempolvaré un poco. Durante todo 

este tiempo que pasaron en el sótano debieron de acumular una cantidad tremenda de 

polvo. Espero que ninguno de ellos se haya roto. Claro que supongo que podría encolarlos 

cuidadosamente. ¿Crees que alguien lo notará? Ahora debo cerrar esta carta, porque son 

casi las doce menos dos minutos y medio de la noche, y he puesto el despertador para las 

cinco de la mañana, porque debo llegar al trabajo a las ocho. ¿Sabes qué podría hacer? 

Podría tomarme mañana un día libre, relajarme y hojear algunos libros que tenía ganas de 

leer. Dios mío. Este P. H. es muy fuerte. Embriagante, de veras. Probablemente también es 

sano. Apuesto a que incluso ayuda a regularizar el intestino, y es posible que elimine mi 

indigestión nerviosa. Sencillamente deberás permitir que te lo pague de alguna manera, o por 

lo menos deberás autorizarme a hacer una donación a tu obra de caridad favorita. De lo 

contrario me sentiré terriblemente culpable por haberlo aceptado. 

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Mujer VIRGO Hombre PISCIS 

 

No retendría a ninguna chica contra su voluntad en el País de Nunca Jamás. 

 

Sé que lo que voy a decir parecerá raro y poco ortodoxo, pero es posible que lo primero que este hombre y 

esta mujer discutan cuando se sientan atraídos inicialmente el uno hacia el otro sea... bueno, no es muy 

romántico, pero tal vez entablarán una conversación emocionante sobre sus pies. 

 

Esto es algo que tienen en común. Los problemas de sus pies, su pedicuro favorito y la dificultad de 

encontrar zapatos apropiados. Por lo menos uno o dos de estos temas, si no los tres. Veréis, Piscis «rige» los 

pies. Cada signo solar está alineado con una zona específica del cuerpo, porque los hombres y las mujeres 

fueron forjados a la imagen de nuestros Co-Creadores (y ésta es. entre paréntesis, la razón por la cual la 

astrología médica es tan infaliblemente exacta y útil, como Hipócrates lo sabía sagazmente). Como Piscis está 

asociado con los pies, la idiosincrasia de éstos y los zapatos son temas que intrigan al Pez típico. También a la 

Virgen típica. Su interés por los pies y los zapatos viene alimentado por diversos factores, uno de los cuales 

consiste en el hecho de que su auténtico planeta regente, Vulcano, es la «deidad coja del Trueno» (la falta de 

espacio me impide explicar aquí por qué recibió este nombre, pero me ocuparé de ello en otro libro próximo). 

Además, la mayoría de las mujeres Virgo tienen una ligera obsesión por los zapatos prácticos. 

 

Si alguna vez os preguntásteis qué se hizo del «pequeño zapatero» o del remendón de la esquina, aún está 

allí, golpeando con su último y diminuto martillo, atendiendo a sus clientes Piscis y Virgo (y algunos 

Capricornio dispersos). Los Virgo generalmente no compran su calzado a la ligera. Pretenden que los zapatos 

en los que gastan su dinero de buena ley sean duraderos y dignos de reiterados arreglos, y no unos botines 

frágiles y frívolos que se descalabran cuando hace apenas una década que los están usando. Naturalmente, hay 

algunas Vírgenes inmunes a esta extraña peculiaridad de Virgo, pero la mayoría de ellas alimentan lo que 

equivale a un fetichismo por el calzado. Es posible que ahorren y escatimen en ropas, muebles, placeres, 

entretenimientos y lujos, pero cuando se trata de alimentos sanos, medicamentos, papel higiénico y zapatos, 

son increíbles. Los armarios de su cuarto de baño están repletos de papel higiénico estrujable de la calidad 

más suave (algunas lo compran por cajas) y de montones de jabón Ivory. Los estantes de su botiquín crujen 

bajo el peso de tantos frascos y potes y vendajes como los que hay en las farmacias. Los armarios de su 

cocina están bien surtidos de vitaminas. Sus neveras contienen tantas cajas de alfalfa y de gérmenes de trigo 

que parecen un invernáculo congelado. Y los armarios de su dormitorio están atestados a menudo de zapatos. 

No se trata de que sean derrochadores (¿Virgo derrochadora? ¡Que el cielo no lo permita!), y tampoco 'se 

trata de que compren muchos pares de zapatos, sino de que los conservan hasta que se acumulan de una 

manera alarmante, los hacen reparar y los guardan para sus hijos y nietos, cuyos pies miden cuidadosamente 

todos los años con la esperanza de que al fin calcen el número apropiado para utilizar los zapatos de segunda 

mano. 

 

A la chica Virgo le encantará que el hombre Piscis demuestre tanto interés por escuchar las historias del 

zapatito de Cenicienta que ella le cuenta. En cuanto a él, también se sentirá encantado de que ella quede tan 

patentemente fascinada por sus fábulas sobre los pies. El Pez escucha a todos los demás tan afablemente, que 

le produce una rara satisfacción encontrar a alguien que disfruta escuchándolo a él, para variar. Él se 

acurrucará junto a ella (os dije al comenzar este capítulo que los regidos por Neptuno pueden ser taimados yarteros. Él trama estrategias románticas asociadas con algo más que los dedos de los pies de ella)...; pues bien, 

él se acurrucará junto a ella, disimuladamente, y le contará cómo, cuando camina descalzo por la playa, 

incluso en verano, siempre tiene que volver después a casa y calentarse los pies delante de la chimenea, 

porque están helados... y le confesará que a veces se siente humillado, porque sus pies son inusitadamente 

grandes (o inusitadamente pequeños, para un hombre... los pies de Piscis son enormes o minúsculos, nunca de 

una medida intermedia). Ella lo compadecerá deliciosamente. Entonces él le hablará de aquella época en que 

ganó dinero para pagarse la matrícula universitaria posando anónimamente como modelo masculino para las 

almohadillas protectoras de juanetes del Dr. Scholl... ella soltará su risa de Mercurio que tintinea como una 

campanilla de plata... él se acercará un poco más, alentado por el súbito chisporroteo de sus ojos claros de 

Virgo, y le confiará que los pies siempre se le enfrían por la noche, de modo que .a veces él debe levantarse 

de la cama para ir a buscar una botella de agua caliente con la cual entibiárselos, o debe enchufar la 

almohadilla calefactora. Ella murmura suavemente, con un visible temblor, que le ocurre lo mismo, algunas 

noches, cualquiera que sea el número de mantas y colchas que se ha echado encima. «Es un contratiempo 

común de todas las personas que duermen solas, supongo —dice él, ahora con voz muy suave y apacible—. 

 

54 

 

 

Estoy seguro de que los amantes nunca tienen este problema. Se calientan el uno al otro durante toda la 

noche... de pies a cabeza». 

 

Generalmente esto le hará ganar al Pez la primera batalla. Ni siquiera una Virgen displicente y fría puede 

resistirse a esas palabras, no obstante todas sus inhibiciones y reservas. Pero sólo, desde luego, si para 

entonces ya hace bastante tiempo que ella lo conoce y lo desea secretamente. Nunca en la primera noche. 

Bueno, casi nunca. La tentación del Pez macho puede ser inesperadamente seductora, sobre todo para una 

mujer nacida bajo el signo solar opuesto. Sus soles natales opuestos hacen ni más ni menos que lo que están 

predestinados a hacer: atraerse, como imanes. Comprad un par en una ferretería, probadlos y veréis. Cuando 

los sostenéis enfrentando sus dos polos positivos o negativos, no se unen por mucho que os esforcéis. ¡Ah! 

Pero cuando modificáis la posición de uno, de manera que los dos imanes se enfrenten en condiciones de 

polaridad u oposición (negativo-positivo), se unen y se acoplan con un impulso poderoso, aunque hagáis 

grandes esfuerzos para impedirlo. En realidad, una inversión muy práctica para la Virgen enamorada de un 

hombre Pez consistiría en comprar dos imanes y en experimentar con ellos en sus horas libres (que de todas 

maneras casi nunca serán muchas). Tendrá una dramática demostración de lo que es más probable que le 

espere cuando esté a solas con este hombre, y se dejen llevar por una conversación acerca de los pies. El 

experimento no la protegerá de lo inevitable, una vez que él ya se haya enroscado alrededor de su corazón... 

pero al menos estará preparada, y el hecho de prepararse es un testimonio de sentido común. (Los Virgo 

suelen tener mucho sentido común). 

 

La empatía sexual entre la Virgen y el Pez es en verdad empática. Estos dos son amantes natos. Incluso con 

un aspecto luminario adverso entre sus natividades, ciertamente no se rechazarán el uno al otro. Es más 

probable que descubran que riñen por todo menos por la manera de hacer el amor. Su polaridad química es 

potente y poderosa. La exquisita delicadeza del comportamiento sexual del hombre Piscis hará que su mujer 

Virgo responda cabalmente, como nunca respondería a un amante o marido más agresivo. En el deseo 

neptuniano de él hay un elemento de ternura y poesía que cautiva irresistiblemente lo etéreo de su corazón de 

Virgen. en tanto que el sosiego de Virgo, combinado con su pasión terrenal y con el trueno resonante de 

Vulcano, sorprende y excita al hombre Piscis, y aviva todos sus anhelos secretos de encontrar, mediante la 

unión sexual con la mujer amada, un hermoso sueño de éxtasis que recuerda vagamente... que siempre lo ha 

obsesionado, como una melodía familiar del pasado. Ambos son instintivamente generosos cuando hacen el 

amor, de modo que su fusión sexual casi nunca es un acto de exigencia, sino una mansa entrega mutuamente 

satisfactoria y apaciguante, sustentada por el afecto sincero y por la predisposición a tomar en cuenta las 

necesidades personales recíprocas respecto de la intimidad y de la manifestación física de su profundo amor. 

 

Sin embargo. es posible que estos dos no sean tan empáticos y dichosos a la hora de compartir no sólo sus 

corazones y sus cuerpos... sino también su dinero. A él le gusta compartir el suyo, pero es posible que ella sea 

renuente a imitarlo. De vez en cuando encontraréis a un raro Pez tacaño, o a un Virgo exageradamente 

generoso y despilfarrador, que aborda las finanzas con displicencia... pero no serán muchos. Es posible que 

ella piense que él es insoportablemente inmaduro y negligente en lo que concierne a las cuestiones materiales, 

y no vacilará en criticarlo cuando considere que ha sido imprevisor al dilapidar dinero en empresas que, a 

juicio de ella, carecen de una base sólida, o al esparcirlo sencillamente entre amigos, parientes y vecinos que 

tal vez no podrán devolverlo nunca. (En realidad él tampoco espera que lo devuelvan. Los Peces raramente 

prestan dinero... lo dan.) Es posible que él piense en privado que ella se interesa demasiado por el dinero, y el 

hecho de que se preocupe constantemente por éste, y de que lo regañe a él (y se regañe a sí misma) por 

razones de seguridad financiera, tal vez haga desaparecer el suave brillo que el Pez veía en sus ojos, y 

determine que su voz ya no suene como una campanilla de plata, sino más precisamente como el repique de 

una campana de alarma que lo pone sobre aviso de que le coartan la libertad de ser como es. 

 

El defecto más visible de una mujer Virgo por lo demás casi perfecta consiste en su tendencia a ser 

exageradamente crítica y a reprender al hombre que ama. Lo cual es muy lamentable, porque el único defecto 

que este hombre realmente no puede soportar en el sexo femenino... es que lo regañen. Se siente frustrado 

cuando le parece que le ha fallado de alguna manera —de cualquier manera— y es posible que caiga en la 

tentación ya sea de vengarse, mostrándose agrio y enfadado, constantemente irritable... o de eludir el dolor de 

otra manera. Por ejemplo, adquiriendo el hábito de detenerse en un bar en el trayecto de vuelta a casa, de 

verter sus fábulas y otras historias sobre los pies en oídos extraños pero comprensivos, y de regresar luego a 

nado, porque no puede tenerse en pie. O puede recurrir a la evasión peligrosa, mortal, de las drogas. Quizá se 

refugiará en sus ensueños, hasta que la comunicación íntima que habían compartido antaño se disuelva en el 

 

55 

 

 

hastío, y el silencio se levante entre ellos como una muralla de rencor y resentimiento mutuos. 

Como la chica Virgo valora mucho el sentido común, será sensato que decida, antes de que sea demasiado 

tarde, que se enamoró de este hombre por el sistema mágico que él tenía para llevarla navegando a su País de 

Nunca Jamás hechizado y secreto, donde toda clase de sueños que a ella le encantaría soñar si pensara que 

puede materializarse... sí se materializan. O por lo menos, él consigue dar la impresión de que casi podrían 

materializarse realmente, si ambos creyeran con suficiente vehemencia y durante suficiente tiempo. Ella debe 

admitir que no es muy sensato matar irreflexivamente, sin desearlo, el embrujo de él que alguna vez la 

conmovió hasta arrancarle lágrimas de ternura. Ni el déficit de dinero ni la acumulación de éste vale 

semejante sacrificio. El exceso de crítica puede hacerle perder al hombre Pez su amor propio, lo cual siempre 

es triste para Piscis. Ella debería recordar todos los portentos que la indujeron a amarlo inicialmente, y olvidar 

el resto. 

 

En cuanto a él, deberá comprender que a esta mujer puede lastimarla profundamente que le oculten 

secretos. Los signos de Tierra lo sienten todo profundamente. A veces, los hombres Piscis guardan secretos 

sin ninguna razón específica, sólo porque han adquirido el hábito de proceder así con los extraños. Pero ella 

no es una extraña. Es la chica de los ojos centelleantes, que Ic entiende como nunca lo entendió nadie... y que 

lo escucha con afectuoso interés, cuando ningún otro lo escucharía. Casi todas las preocupaciones de ella 

provienen de que desea verlo feliz. Además, cuando el Pez enfrenta la verdad, debe admitir que lo beneficiará 

recibir algunos cuidados de una Virgen que se preocupe realmente por su futuro y por su paz espiritual. Un 

análisis objetivo demuestra que él no tiene mucho talento para cuidar de sus propios intereses. Ella 

experimenta una gran ansiedad interior cuando una relación no parece tener una meta claramente definida, 

con un propósito determinado. A él no lo perjudicaría dejar amablemente que ella guíe la nave durante un 

tiempo, hasta que quede atrás la amenaza de tormenta. Luego, a ella la regocijará correr con él en pos de los 

misterios de Neptuno y las cascadas tentadoras, cuando se sienta a salvo y segura... pero preferirá pagar los 

billetes en metálico, en lugar de cargarlos en una tarjeta de crédito, endeudándose aún más. 

 

Como Virgo y Piscis son mutables, se complacerán en viajar juntos, en conversar juntos... y en general, se 

comunicarán muy bien. Es probable que discutan sus problemas y desacuerdos, que los analicen y los 

resuelvan. Cuando sus relaciones vuelvan a ser plácidas y dichosas, y cuando hayan recuperado la anterior 

confianza, intercambiarán regalos en el aniversario de su primera plática sobre los dedos de los pies. Ella le 

obsequiará un par de sandalias sentimentales, para caminar por la playa sobre la arena húmeda... y él le dará 

un par de imanes en un estuche diminuto... para recordarle, con una sutil técnica de Neptuno, qué es lo que 

ella perderá si algún día él debiera abandonarla porque le destroza el corazón al sentirse tan nerviosa y 

desdichada con él en el País de Nunca Jamás, hasta el punto de que él preferiría irse de su lado con tal de no 

hacerla sufrir. Probablemente ella captará el mensaje apenas abra el pequeño obsequio. Al fin y al cabo, es 

una Virgo. Su mente es rápida y sagaz. Y ella es sensata. Sabe que una almohadilla calefactora bajo las 

colchas y las mantas es un medio muy solitario para sustituir a cuatro pies calientes y confortables, y a veinte 

dedos íntimos, que se han familiarizado tanto entre sí a lo largo de los años que les basta un toque... para 

comunicarse cualquier deseo. 

 

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Hombre VIRGO Mujer PISCIS 

 

—Peter —preguntó ella, tratando de hablar enérgicamente—, ¿cuáles son exactamente 

 

tus sentimientos respecto a mí? 

 

—Los de un hijo fiel. Wendy. 

 

—Es lo que pensaba —dijo ella, y fue a sentarse sola en el rincón opuesto de la 

 

habitación. 

 

Probablemente la astrología es un poco indiscreta cuando revela algunos de los secretos de Neptuno, pero si 

esto ayuda al hombre Virgo a entender mejor a su chica Pez, ambos se alegrarán algún día de ello. Veréis, esta 

mujer que se comporta durante la mayor parte del tiempo como una chiquilla angelical, temerosa de que la 

regañen, y que siempre está tan agradecida de las gentilezas más insignificantes, esta mujer que es tan tímida 

y prudente, tan insegura y dependiente, que necesita el fuerte hombro de él para encontrar apoyo... sabe muy 

bien lo que hace cuando interpreta esta pantomima. (Los Piscis son expertos en pantomimas, ¿sabéis?) Es la 

personificación de Eva, el don de la Naturaleza al sexo masculino, vertido en una atractiva envoltura 

femenina, ceñido con delicadas cintas rosadas. 

 

Ella tiene una excelente razón para reaccionar ante la displicente respuesta que él dio a su pregunta, 

trasladándose al rincón opuesto de la habitación. Su locura siempre es metódica, su sensibilidad siempre 

oculta una estrategia inteligente. Más adelante explicaremos la razón secreta por la cual fue a sentarse en el 

otro extremo de la habitación. Es importante que antes le demos al desprevenido hombre Virgo una idea de lo 

que hay dentro de este exquisito envoltorio, ceñido con delicadas cintas rosadas. Así podrá lidiar mejor con su 

astucia emplazada en el rincón. 

 

Doce mujeres. Es con esto con lo que puede esperar encontrarse cuando desate cautelosamente (los 

Virgo lo hacen todo cautelosamente) esas cintas. Esta dama dulce, engañosamente sumisa, es, por sí sola, todo 

un harén. Si ha memorizado sus lecciones de astrología, como un buen Virgo, recordará que el signo solar 

Piscis de ella lleva las semillas de los otros once signos que circundan la rueda kármica. Por eso es una 

escucha tan maravillosa (y así fue, entre paréntesis, como lo engatusó inicialmente). Escucha bien porque es 

sagaz. Sabe. Ha estado allí —kármicamente— y, como todos los Piscis están generalmente en contacto 

bastante íntimo con sus personalidades inconscientes, ella recuerda muy bien muchas cosas que ni siquiera ha 

estado próxima a experimentar realmente en esta encarnación actual. Así que, naturalmente, es una buena 

escucha. ¿Por qué no habría de serlo? Absolutamente nada que alguien de este mundo pueda confiarle con 

voz nerviosa o confesar en sus oídos comprensivos le inspirará aunque sólo sea un pestañeo de sorpresa. Si 

una de sus doce memorias kármicas no comprende, un par de las otras once sí lo comprenderán. 

 

Los hombres Piscis tienen más o menos la misma facultad, pero como ésta es una doble influencia 

femenina (signo solar femenino, regente femenino, Neptuno), la hembra de la especie es categóricamente más 

experta que el macho en la técnica de emplear la astucia femenina. Esto no es más que puro y simple sentido 

común astrológico: Ciertamente un hombre Virgo se dará cuenta de ello, después de meditar un poco. 

También deberá comprender por qué ella confunde su mente y sus emociones ordenadas con su carisma 

camaleónico. Cuando ella se vuelve (raramente) agresiva, y anormalmente (para ella) malcriada y exigente, y 

lo arranca a él de la complacencia de su signo de Tierra, es porque se manifiesta su pequeña veta ariana. 

Cuando ella se empecina y no cede un palmo (aún más obstinadamente que él, lo que ya es mucho decir), es 

su veta de Tauro lo que moldea momentáneamente su voluntad en cemento y le hace rechazar enérgicamente 

los considerables poderes de afable persuasión que él despliega. Entonces, cuando él por fin consigue 

resquebrajar el cemento con su sosegado encanto de Virgo, ella se vuelve tan ligera como una mariposa de 

Géminis, tan cambiante que, comparado con ella, el mismo Mercurio veloz de los pies alados (regente 

adoptivo de Virgo) parece lerdo y circunspecto. Después ella llora amargamente, y sus lágrimas se truecan sin 

aviso previo en una risa suculenta y cálida —primero lo regaña, a continuación lo mima como una gallina 

clueca—, francamente caprichosa. No hace más que revelar a la doncella lunar que lleva en el alma. 

(Probablemente fue cuando ella estaba en la fase Cáncer que él la imaginó por primera vez como una madre, 

así que se puede disculpar que le contestara «los de un hijo fiel» cuando lo interrogó acerca de sus 

sentimientos.) 

 

Además, hubo una extraña semana en que ella pretendió arrogantemente que él la atendiera como un 

esclavo porque se había torcido un tobillo, y su exagerado orgullo no le permitía confesar el dolor muy 

concreto que le atormentaba. (Se hallaba bajo su influencia de Leona.) Entonces, durante un mes íntegro, se 

 

57 

 

 

mostró muy humilde y cortés, pero al mismo tiempo tan severa al juzgar cada una de sus palabras, que él tuvo 

la impresión de estar mirando su propia imagen reflejada en un espejo. Y así era, en verdad. Ésa era, 

casualmente, la escena reservada a Virgo en su drama en doce actos. 

 

Cuando él fue a mostrarle, con tímido orgullo, el viejo Ford Modelo T que había dejado como nuevo, 

después de ajetrearse durante muchas horas de trabajo extenuante con el motor y la carrocería, ella no pudo 

decidir si adoraba o aborrecía el auto. Primeramente quiso salir a dar una vuelta en él, y después dijo que la 

deprimía porque era negro, y que él debería haberlo pintado de un color alegre, quizá por ejemplo el malva, 

para que hiciera juego con su vestido nuevo. (Recibía un fugaz soplo del peso y contrapeso de Libra.) 

 

Una vez, cuando él se quedó dormido y olvidó telefonearle cuando había prometido hacerlo, ella cambió 

al día siguiente su número por otro que no figuraba en la guía, y se negó a abrir la puerta cuando sonó eltimbre. Ésta era una pequeña picadura de represalia, típica del Escorpión, porque había faltado a su palabra. 

Después, cuando lo perdonó, le dio un beso de buenas noches tan sensual y prolongado, que a él se le 

aflojaron las rodillas y casi se desvaneció bajo el impacto de su pasión temporal de Escorpión. 

 

Hubo asimismo una mañana en que le informó bruscamente, delante de su madre (la de él) y de sus dos 

mejores amigos, que necesitaba un corte de pelo, hasta el punto de que ella estaba contemplando la 

posibilidad de comprarle un collar y una correa. (Sólo fue una de las flechas hirientes de su arco kármico de 

veracidad sagitaria, que ella sólo dispara muy raramente, cuando emerge su personalidad de Arquero.) 

 

Durante un tiempo, a partir de entonces, ella se mostró desacostumbradamente reservada y circunspecta 

(recordándole a una chica capricorniana que había conocido), hasta que por fin le anunció fríamente, sin el 

menor sentimiento o emoción, que no quería casarse porque planeaba ir .a Europa para estudiar arte, y que su 

carrera era más importante que el simple romance... o que él. Él quedó descalabrado por este atisbo de glacial 

ambición saturniana en esta criatura normalmente humilde y modesta que creía conocer tan bien después de 

haberla analizado tan cuidadosamente. 

 

Precisamente cuando él creyó que las cosas habían vuelto a su cauce, y cuando su vida en común se 

desarrollaba rutinaria y confortablemente, ella resolvió mudarse inesperada y súbitamente a un nuevo 

apartamento, en el curso de dos breves días, y olvidó comunicárselo. Le dejó el nuevo domicilio a la vieja 

casera, pero invirtió por error los números de la calle y la casa, y él tardó tres meses en localizarla por 

intermedio de su madre (la de ella), que en esa época estaba en Ohio. Cuando la localizó, descubrió que tenía 

amoríos con su profesor de yoga. (Sufría los efectos de uno de sus ramalazos anuales de amnesia 

excentricidad, propios de. Acuario.) 

 

Finalmente —pero también esencialmente— ella recupera su dulce personalidad normal de Piscis. Sólo se 

trata de que tiene esos arranques, en doce versiones. Pero son sólo trances pasajeros. Durante la mayor parte 

del tiempo, es la más adorable, comprensiva, serena y aplomada dama que se puede encontrar de este lado del 

Paraíso. Sentimental v sensible. Serena y fiable. Igualmente, será mejor que el hombre Virgo que la ama sepa 

cuántas facetas de ella está midiendo para verificar si se ajusta a su idea de lo que debe ser una compañera 

para toda la vida. 

 

Ahora, ¿queréis saber por qué corrió al otro extremo de la habitación después de preguntarle a él cuáles 

eran exactamente sus sentimientos para con ella, y de quedar decepcionada con la respuesta? (Véase el 

fragmento de Peter Pan que figura en el comienzo de esta sección) ¿Porqué se sintió agraviada, y se refugió 

en el rincón para llorar con una araña, como el personaje del cuento infantil? No. ¿Porque estaba enfadada, y 

por tanto fue al rincón para enfurruñarse y comer natillas sin convidarlo? Claro que no. Se fue al otro extremo 

de la habitación. Os advertí que es sagaz, como recordaréis. Sabía conscientemente o intuyó (para los Piscis 

es lo mismo) que entre ellos existía una poderosa polaridad de signos solares, y que cuando nacieron sus soles 

natales estaban en oposición. Sabía lo que esto significa. Después de un tiempo, una polaridad se vuelve tan 

magnética que es irresistible. (Repasad el ejemplo del imán en otra sección de este capítulo.) Así que ya veis: 

ella sabía muy bien que bastarían pocos minutos para que el magnetismo de su «oposición» astrológica los 

uniera, y si ella se situaba físicamente en una oposición exacta o extrema respecto de él... bueno, las cosas se 

tornarían «físicas» aún más rápidamente... y él cambiaría ciertamente su respuesta por otra más contundente 

que la del «hijo fiel». Ella tenía conciencia de que él no tardaría en hablar a través de sus actos, y que éstos 

cancelarían claramente su aserto, dándolo por falso. Los hombres Virgo tienden a levantarse muy temprano, 

por naturaleza, pero él deberá levantarse más que temprano para adelantarse a ella. 

 

Ella tenía razón, desde luego. Su estrategia de Neptuno funcionó perfectamente. Con la suavidad del raso y el 

color rosado de las cintas. Al cabo de diez minutos (bastante silenciosos e incómodos), él se comportó de una 

manera sorprendentemente impulsiva (para un Virgo), atravesó la habitación a la carrera, la cogió en sus 

brazos y en verdad se echó a llorar abiertamente, afirmando que sus sentimientos respecto de ella no eran en 

 

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modo alguno los de un «hijo fiel», sino más exactamente los de Alejandro Magno, que ardía de deseos de 

conquistar el mundo... el mundo enigmático de ella. Entonces, maravilla de maravillas, le propuso 

literalmente matrimonio a su ruborizada, nuevamente femenina y sumisa chica Pez, la de los soñadores ojos 

neptunianos. 

 

Los signos de Tierra y Agua casi siempre se fusionan sexualmente en un clima de puro éxtasis, con 

mucha naturalidad. Su pasión recíproca casi nunca es menos que profunda: enriquece su amor, imitando 

fielmente la forma reconfortante en que la Naturaleza misma fusiona la tierra y el agua. Ella se siente segura 

en los brazos de él, y él experimenta una nueva conciencia merced a su acto amoroso. A menudo, el hombre 

Virgo pierde todo su autocontrol normal junto a la chica Piscis que conquistó su corazón, y esto es lo mejor 

que puede ocurrirle. En cuanto a ella, se siente realizada por el solo hecho de saber que le infunde sosiego a 

él. Porque él era un hombre tremendamente obsesionado por la soledad hasta que aprendió cuánta vehemencia 

podían contener sus sentimientos reprimidos cuando los desahogaba con una mujer de la que sabía que no 

lastimaría su vulnerabilidad, que no ofendería nunca su imagen secreta sobre la pureza del sexo. Quizá Virgo 

y Piscis aman tan cabalmente porque intuyen que sus sueños están abrigados y a salvo en su compañía mutua. 

Y entonces sus cuerpos responden libremente, con una sabiduría propia, a lo íntimo y lo familiar. No tiene por 

qué haber muchos obstáculos en su relación 7-7. El es tan inteligente y ella es tan sagaz (hay una pizca de 

diferencia entre lo uno y lo otro) que si ponen verdadero empeño en ello, podrán allanarlos. Ambos son 

mutables, así que les resultará fácil discutir sus problemas, y esto siempre implica una gran ayuda. Ella 

coquetea. No hay tu tía: coquetea. Lo hace desde que tenía seis años. Los hombres la encuentran 

magnéticamente atractiva, y ella no puede dejar de reaccionar afectuosamente. Pero él deberá abstenerse de 

analizar exageradamente la compasión universal y el oído atento que ella presta tan pródigamente a sus 

amigos de ambos sexos, como si fueran pruebas de deslealtad o infidelidad. No lo son, y no lo serán, a menos 

que él ostente continuamente una mueca de resentimiento, en cuyo caso será el responsable de que se 

materialicen la una y la otra. (Es inevitable que nos acontezca aquello que tememos.) Ella tampoco deberá 

crearle tensiones e inquietudes innecesarias, con su actitud negligente respecto del dinero. Podría hacer 

mayores esfuerzos por equilibrar las entradas y salidas de su cuenta corriente, y debería dejar de regalarle 

todo el dinero que ahorraron para sus vacaciones a la primera persona que parece necesitarlo. A su vez, él 

tampoco debería sofocar exageradamente los impulsos generosos de ella en razón de su propia obsesión por el 

ahorro, y debería poner auténtico empeño en saber perder, tanto en el ámbito de sus finanzas como en el de 

sus sentimientos. 

 

Esta mujer no puede seguir enamorada de un hombre tacaño, ya lo sea con el dinero o con las 

emociones. No puede sentir respeto ni ternura por un hombre que es cicatero con su cuenta bancaria o con su 

personalidad. Esto la volverá gradualmente frígida (y también podrá empujar trágicamente a algunas 

neptunianas al alcoholismo, a fuerza de deprimirlas y frustrarlas). Si él desea mantener felices a las doce 

mujeres que hay en ella, deberá aprender a relajarse, a tomar las cosas con calma, a dejar de criticarla cuando 

ella trata de conformarlo, a ser más generoso y espontáneo. En cuanto a la chica Pez, sencillamente tendrá que 

dejar de esconder las revistas y los suéteres favoritos de él detrás del sofá, cuando reciben visitas, así como de 

mezclar sus calcetines y de olvidarse de dar cuerda al reloj despertador. 

 

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LIBRA PISCIS 

 

 

Aire - Cardinal - Positivo Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Venus Regido por Neptuno 

Símbolo: la Balanza Símbolo: el Pez 

Fuerzas diurnas - Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

La relación LIBRA-PISCIS 

 

En estas playas mágicas, los niños encallan eternamente sus barquillas, al jugar. Nosotros 

también hemos estado allí. Aún oímos el rumor de las olas, aunque no desembarcaremos 

nunca más. 

 

Como Piscis está asociado a la verdad mística que se oculta detrás de todas las religiones. y como Libra está 

asociado al equilibrio de justicia y compasión que equivale a la paz, ésta es a menudo (no siempre, pero sí a 

menudo) una relación extrañamente sosegante. A veces ejerce una influencia de largo alcance no sólo sobre 

las respectivas vidas de Libra y Piscis, sino sobre las de otros, de diversas maneras. Estas maneras dependen 

de los Libra y los Peces individuales que están implicados, de la forma en que viven, de sus metas y 

ambiciones... de sus sueños. 

 

En el capítulo Libra-Capricornio hemos abordado específicamente el secular alegato astrológico de 

que Libra es El Pacificador, utilizando, entre incontables ejemplos, el del Libra Jimmy Carter (el de la sonrisa 

rutilante) y su papel histórico como «Pacificador" Libra en la reunión en la cumbre que celebró en setiembre 

de 1978, en Camp David, con Menajem Beguin, de Israel, y Anwar el Sadat, de Egipto. Pero en todos los 

capítulos sobre Libra de este libro (y del anterior, Sun Signs) figura la antigua advertencia astrológica de que 

todos los Libra, sin excepción, poseen la deslumbrante sonrisa de Venus, con su portentosa capacidad paradisolver toda oposición. Ésta no es sólo una observación de simbolismo astrológico, sino un adagio literal 

respecto de la invisible pero poderosa impronta de los planetas y las luminarias (el Sol y la Luna) sobre el 

aspecto físico (así como sobre la conducta) de los humanos... impronta tan inconfundible que incluso los 

escépticos que se niegan a reconocer la santidad de la astrología deben notar y admitir su presencia, aunque a 

regañadientes. Ahora, deben notarla una vez más. 

 

Como Pablo antes que él, el papa Juan Pablo, que reinó durante un lapso infortunadamente breve de 

sólo 34 días como Pastor de los católicos, a fines del verano y comienzos del otoño de 1978, era un signo 

solar Libra. El signo de Libra está tradicionalmente asociado, entre otras cosas, a las bibliotecas, los libros y 

las ediciones (cualidad que comparte, en menor grado, con Géminis y Sagitario). Apenas unos días después de 

haber sido ungido Papa, Juan Pablo exhibió al mundo, con un poco de timidez, sus tesoros literarios 

particulares: cartas breves, pero elocuentes, sagaces e ingeniosas, dirigidas a todo el mundo, desde Mark 

Twain hasta los Beatles, pasando por Shakespeare y Charles Dickens. Durante los años de su vida ajetreada y 

aplicada, el Libra Juan Pablo había escrito estas breves misivas a los triunfadores de ayer y hoy, con el típico 

amor Libra por la literatura y la propensión de Libra a las «belles lettres». Me conmovió y divirtió verlas 

impresas al mismo tiempo que alcanzaba su flamante poder temporal sobre sus propios asuntos, así como 

sobre los de millones de seres, porque comprendí el regocijo que debía de producirle al Pastor (prefería este 

título al de Pontífice o Papa) en su condición de Libra, el hecho de que por fin le concedieran la oportunidad 

de permitir que el público echase un vistazo al humor sutil y las observaciones filosóficas de sus amadas 

«criaturas creativas». 

 

Por supuesto, nunca pretendió que sus modestas cartas se convirtieran en un best seller ni en nada de 

tanta magnitud. Sencillamente se sintió contento como un chiquillo al verlas por fin impresas, y leídas por 

tanta gente. Un sueño personal convertido en realidad. Casi lo primero que hizo al convertirse en Papa fue 

entregar sus cartas a la imprenta, y estoy segura de que fue con una profunda satisfacción íntima que vio 

 

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cómo 'le era concedido su humilde deseo secreto. Los muchos Libra de uno y otro sexo y de todas las 

religiones, que escriben a hurtadillas hermosos poemas o prosas, y que nunca han tenido la oportunidad de 

compartirlos con un público más numeroso que el formado por unos pocos íntimos, comprenderán la tímida 

alegría del afable Juan Pablo. 

 

Pero lo que me conmovió aún más respecto del Libra Juan Pablo fue la primera crónica periodística 

que vi de su muerte, después del súbito ataque cardíaco del 29 de setiembre, que puso fin en menos de dos 

meses a su jubiloso y manso reinado de bondad, y a sus planes (incuestionables) de paz y justicia, típicos de 

Venus. En la primera plana del Los Angeles Times de ese día, dentro del artículo que describía el luto de 

Roma, había, en una sola columna, tres referencias patentes al Signo Solar del papa Juan Pablo. El artículo del 

Times, al mencionar el descubrimiento de que el Papa había muerto en su lecho en la mañana que siguió a su 

ataque cardíaco de las once de la noche, decía: «La luz estaba encendida, un libro de meditación abierto 

descansaba cerca de allí, y un veterano cardenal observó que su rostro conservaba la sonrisa habitual». 

 

Unos párrafos más abajo, el diario informaba a los lectores que: «Una mujer llorosa, que rezaba en la Basílica 

de San Pedro, comentó serenamente que toda su vida estaba en su sonrisa». 

 

Luego, al final del artículo, figuraban las palabras que el arzobispo Aurelio Sabattani había pronunciado ante 

los millares de asistentes a la misa del Pontífice, en San Pedro: «Juan Pablo era un hombre que llevaba 

consigo la sonrisa de Dios... su sonrisa perdurará como un rayo de luz». 

 

Sí. La sonrisa venusina de Libra, su poderosa fuerza de energía y luz, pueden ser vistas por los fieles, 

los creyentes y los escépticos por igual. Nadie puede resistirse a ella. Nadie puede negarla. Nadie puede dejar 

de sentirse conmovido por ella. La sonrisa venusina era la que convertía a la Libra Eleanor Roosevelt en una 

mujer hermosa, no obstante sus facciones poco agraciadas. Fue la que le hizo ganar la presidencia al Libra 

Eisenhower, y también influyó mucho para que el Libra Jimmy Carter alcanzara la misma meta. Inunda e 

ilumina la memoria de todos quienes lloran al alegre y bondadoso Juan Pablo. La sonrisa venusina del Papa 

Libra Juan, que lo precedió, fue empleada con más frugalidad, pero allí estaba, igualmente, lista para irradiar 

su luz asombrosa cuando ésta hacía falta para persuadir afablemente. 

 

La sonrisa de Libra... y los ojos soñadores neptunianos de Piscis, el Pez. Dos testimonios del sello 

indeleble de la influencia planetaria sobre las facciones de los terráqueos. A propósito, hablando del Pez, 

quería comentar que la catedral de San Pedro, donde d arzobispo Sabattani hizo el panegírico de la sonrisa del 

difunto Pontífice, se llama así, por supuesto, en homenaje al apóstol Pedro, quien (aunque era un signo solar 

Aries) recibe tradicionalmente el apodo de «el Gran Pescador». 

 

Libra y Piscis forman la configuración de signos solares 6-8, lo que significa que ninguno de los dos 

sabe ni remotamente por qué el otro (o la otra) piensa o actúa como lo hace. Las motivaciones y actitudes, el 

carácter y la personalidad de Libra, son totalmente ajenos y desconcertantes para el Pez... y Piscis es 

asimismo un colosal enigma para Libra. Como les sucede a todas las otras personas influidas por la vibración 

6-8, el Libra regido por Venus, con sus hoyuelos, y el Piscis guiado por Neptuno, con su naturaleza dual, 

probablemente nunca llegarían ni al primer «hola» si no los hicieran confluir de alguna manera las «fuerzas 

exteriores», fuerzas exteriores como son un empleo o una carrera, un amigo o pariente casamentero, el azar 

irremisible de haber nacido dentro del mismo círculo familiar... o la situación no planeada (conscientemente) 

de vivir, por casualidad, el uno cerca del otro, como vecinos. Todas estas influencias consiguen aproximar a 

Libra y Piscis lo indispensable como para que por lo menos alguien los presente. Después de esto, quedan 

librados a su suerte. Aunque son raros los casos en que optan por formar deliberadamente una asociación, una 

vez que el «destino» los ha empujado a explorar experimentalmente sus respectivos comportamientos 

extraños, un buen número de ellos se sienten tan fascinados por las diferencias que los separan, que 

permanecen un tiempo a la expectativa, y finalmente resuelven convertir la investigación del misterio en un 

hobby definitivo. 

 

Una de las causas responsables de semejante decisión consiste en que Libra capta con bastante 

rapidez la buena predisposición del Pez para ponerse de alguna manera a su servicio. No necesariamente 

como mayordomo, criada o palafrenero, sino en una forma sutil. El Piscis suministrará un «servicio» a los 

Libra, ya sea concreto y tangible o sutil e invisible. Se siente patentemente, y es siempre necesario. El 

síndrome de «servicio» es aún más intenso entre Piscis y Libra que entre las otras combinaciones 6-8, por la 

sencilla razón de que Piscis, aun sin la influencia 6-8, está predispuesto a prestar un servicio útil a todos los 

 

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signos solares. Por tanto, cuando el Pez conoce a Libra, dado que representa la sexta Casa astrológica para los 

regidos por Venus, y dado que representa también la humildad y la sumisión para todos en general, la 

tendencia a representar una influencia útil y benéfica en la vida de Libra se refuerza. Pero desgraciadamente, 

también puede infiltrarse —por obvias razones— la tendencia a ser un poco masoquista. ¿Sabíais que lo 

mejor es enemigo de lo bueno? Y por tanto el Pez debe estar alerta con los Libra normalmente bondadosos y 

equitativos, para evitar que Libra se aproveche (inconscientemente) de esta doble vibración de «servicio» y 

mantenga al pobre Pez nadando en círculos, lo cual quizá hará mucho más placentera y fácil la existencia del 

Libra, pero dejará al Piscis el ramal más corto de la espoleta de la pechuga. Si mal no recuerdo, el ramal más 

corto no te concede tus deseos. El que se queda con el largo recibe la primera opción para la 

materialización de sus deseos, en tanto que el que se queda con el corto se casa primero. 

 

Esto no es justo. Porque el que arde en deseos de casarse, y de equilibrar su vida con la de otra 

persona, es Libra, y no Piscis. En verdad, los Libra armonizan tan melodiosamente con las flores de azahar y 

con la «Marcha nupcial» de «Lohengrin», que cuando se ven obligados a vivir solos durante lapsos 

desusadamente largos se les desequilibra la Balanza y sufren una intensa depresión. Por otro lado, el 

matrimonio es generalmente algo que el Pez típico interpreta como un anzuelo peligroso, deslumbrante, 

destinado a sofocar la libertad, y lo elude con éxito o, si no, se las apaña para deslizarse dentro y fuera de la 

red conyugal cada vez que muerde dicho anzuelo. Muchos Piscis son solitarios y solteros meditabundos 

(voluntariamente, porque tanto la chica como el chico Pez son cautivantes para el sexo opuesto)-, o en cambio 

tienen en su haber una cantidad asombrosa de incursiones múltiples en las aguas matrimoniales. Es raro. el 

Piscis que secara, una sola vez. Los hay, desde luego, pero son como una rara especie de pez tropical de la 

Naturaleza, por comparación con las anchoas y las truchas. En términos relativos, un Pez que se ha casado 

una sola vez en la vida es tan insólito como un Géminis en las mismas condiciones. Repito. para no herir a 

aquellos Piscis que están casados dichosa y permanentemente, que esto sucede, pero no a menudo. 

 

Así que ahí los tenemos, desencantados ambos. A Piscis le tocó el ramal corto del hueso de los 

deseos, y a Libra le tocó el ramal largo, de manera que Piscis será el primero en casarse, y probablemente esto 

es lo último que él (o ella) anhela. Y probablemente esto fue lo que deseó Libra, pero si bien a Libra le será 

concedido el deseo, no le será concedido en primer lugar. Libra deberá esperar un poco más. ¡Qué lío! (Libra 

se siente frustrado por haber tirado con tanta fuerza, en razón de lo cual se quedó con el ramal más largo.) Se 

lo tienen merecido, porque para empezar ninguno de los dos debería haber estado jugando con la espoleta de 

un pollo: a los pollos no los pusieron en el planeta para que se los coman los seres humanos. Para comer, 

tenemos las semillas, las nueces, las hierbas, los granos, las frutas y las verduras. A los peces, las aves de 

corral, los pájaros y demás animales no los tenemos para comerlos. Así que aquel fue un acto de justicia 

kármica. Aunque bromeamos un poco, la astrología aconseja seriamente que no comamos carne. Pero las 

cuestiones que causan sincera preocupación y grave discrepancia nunca se resolverán si todos nos miramos de 

mal talante. La mejor forma de abordarlas es combinando la compasión de Piscis, una o dos sonrisas de Libra, 

un toque de buen humor (y quizás una pizca de franqueza Ariana). 

 

La controversia vegetariana es uno de los temas que estos dos podrían elegir, ahora que lo hemos 

introducido como conflicto, para entablar su próxima polémica (quiero decir, discusión) el jueves que viene. 

Es una plataforma perfecta para el equipo de debates. Piscis puede disertar sobre los aspectos religiosos del 

tema, en tanto que Libra actúa como Juez y pesa en su Balanza el derecho moral de los peces y las aves de 

corral, de los pájaros y los animales, a existir sin que nadie los obligue a incorporarse a la cadena de 

alimentación, puesto que no son necesarios para la nutrición humana. Será un problema complejo. El enfoque 

religioso de Piscis contiene por sí solo múltiples facetas, una docena de pros y contras polémicos. La Balanza 

de Libra se inclinará hacia un lado y otro, procurando discernir todos los argumentos favorables y adversos y 

encontrar el punto justo de equilibrio... a lo cual contribuirá Piscis aportando primeramente una miaja de este 

criterio a un platillo, y después una miaja de aquel criterio al otro platillo, y ayudando a su amigo, socio, 

pariente, amante o consorte Libra a tomar una decisión. Es posible que la discusión religioso-espiritualvegetariana 

empiece el próximo jueves, pero quizá no terminará antes de que haya transcurrido un lapso 

considerable. 

 

En el ínterin, mientras debaten (discuten) el tema. Libra ganará algunos puntos estratégicos al exhibir 

su sonrisa de Venus embellecida por los hoyuelos, y Piscis preparará pastelillos de algarroba para renovar las 

energías de ambos, y se los servirá a Libra en un delicado plato de porcelana pintado a mano, con una 

servilleta de color azul cielo.., y todo será sosegado y armonioso, plácido y susurrante. A menos que aparezca 

por casualidad un amigo Tauro del Pez, y sugiera inocentemente que todos se tomen un descanso y salgan a 

comer un bistec. El Toro se replegará (no es fácil hacer replegar a un Toro) cuando vea el horror reflejado en 

las facciones de Piscis y Libra. Entonces Libra fulminará a Tauro con una sonrisa de Venus, el Pez le ofrecerá 

 

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dulcemente al Toro un pastelillo de algarroba... ¿y qué queréis apostar a que, entre los dos, Piscis y Libra no 

tardarán en bautizar a un nuevo converso? 

 

Mujer LIBRA Hombre PISCIS 

 

La mente romántica de ella se parecía a las cajitas que vienen del enigmático Oriente, 

 

guardadas las unas dentro de las otras. Por muchas que creáis haber descubierto, 

 

siempre hay una más. Y la dulce boca burlona de ella guardaba un beso... perfectamente 

 

conspicuo, en la comisura derecha. 

 

...a esa hora estaban juntos en el sillón, y Wendy lo acosó con más preguntas. 

 

—Si ahora no vives en Kensington Gardens... 

 

—A veces aún vivo allí. 

 

—¿Pero ahora dónde pasas la mayor parte del tiempo? 

 

—Con los niños perdidos. 

 

Lo mejor será que abordemos desde el principio la dolorosa dificultad que experimenta la mujer Libra para 

tomar decisiones rápidamente, ¿no os parece? Como el hombre Pez no se destaca por sus actitudes enérgicas, 

agresivas, para resolver los problemas, le brindaremos una fórmula infalible para lidiar con las indecisiones dela dama Libra que lo ha atraído a su red. (Él no se resistió tanto.) Realmente es muy fácil, una vez que te habitúas. 

Le suministraré al hombre Piscis una ilustración metódica de la fórmula, mediante un incidente de la 

vida real. 

 

Mientras escribía este libro en California, le pedí a una artista diseñadora increíblemente capaz, una chica 

Cabra capricorniana llamada Sinthia Sullivan, que me confeccionara un tapiz como regalo de bodas para dos 

buenos amigos míos, de Nueva York, que acababan de casarse, representando su luna de miel en Egipto. (La 

capricorniana Sinthia produce estas obras de arte fabulosamente hermosas, no con un pincel, sino mediante el 

uso de telas superpuestas, multicolores, de múltiples texturas.) La desposada es una mujer Libra, llamada 

Susan: con hoyuelos, bella, inteligente... e indecisa. Su galán se llama Arthur, y es un abogado Escorpión pero 

no es realmente vital para esta historia. No he dicho que él no sea vital. Sólo que no lo es para esta historia. 

(Hay que tener cuidado con los Escorpión.) 

 

Así que cuando llegó el regalo, la Libra Susan me telefoneó para decirme, con su voz musical, que 

estaba sinceramente encantada... tanto que sencillamente no podía decidir si lo colgaría en el nuevo 

apartamento que ella y su también nuevo marido acababan de redecorar, o en la pared de su despacho del 

Metropolitan Opera Guild, donde ella es directora de Programas Especiales del Metropolitan. Claro que tiene 

un despacho. Claro que es ejecutiva. No me habéis estado escuchando. Libra es un signo cardinal de liderazgo. 

Vosotros, hombres Peces, deberíais dejar de adormeceros en mitad de la lección de estrategia. 

 

Puesto que yo misma soy Carnero, y por tanto me sentí muy regocijada de que ella quedara tan 

obviamente satisfecha con mi regalo de bodas, no pude soportar el dolor indirecto de su indecisión, de modo 

que le dije que encargaría, como regalo de celebración (celebrando cualquier cosa) un segundo tapiz, que 

representaría su ópera favorita... para que pudiera colgar la Pirámide egipcia en casa, y la escena de la ópera 

en su despacho. Se puso eufórica. Yo también. (Me puso eufórica que ella se hubiera puesto eufórica.) Una 

decisión menos. 

 

Pero entonces, veréis, como el tapiz egipcio hacía juego perfectamente con su nuevo vestido de 

noche, incluso en los diversos matices de malva y lila, de verde oscuro y dorado (con satén blanco). y como 

no tardaría en asistir a una recepción formal organizada por el Metropolitan cerca de su despacho. por donde 

pasarían los invitados, ¿tal vez debería colgar, en cambio, la escena de la Pirámide en el despacho... y la 

escena de la ópera en casa? ¿Qué opinaba yo? Ése iba a ser, por cierto, un dilema tremendo. ¡Prestad 

atención, Piscis! ¿Sabéis cómo resolví limpiamente este primer acceso de indecisión? La encaucé muy 

delicadamente hacia otra indecisión, que anuló por completo la primera. Le pregunté cuál era su ópera 

favorita, para poder decirle a Sinthia, la artista diseñadora capricorniana, que iniciara la confección del 

 

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segundo tapiz. Durante la prevista pausa de deliberación que se produjo a continuación, hice una sola 

tentativa. (Es importante recordar que nunca hay que hacer más de una sola tentativa de ayudar a Libra a 

nivelar la Balanza, porque si no se perderá mucho tiempo, que estaría mucho mejor empleado en la 

planificación de la estrategia final.) Mi única tentativa consistió en sugerir rápidamente Madame Butterfly. 

No. No era precisamente ésa. (Yo no había esperado realmente que lo fuera.) Entonces sugerí, alegremente, 

que Libra se tomara un par de días para pensarlo, y que me comunicara su decisión final. 

 

Eso sucedió hace casi dos semanas. Aún no ha resuelto nada. Por consiguiente, hoy, le he enviado a 

la bella desposada Libra una nota, contestando la muy amable que me envió ella, como agradecimiento. Le 

informo —y éste es un paso vital de la estrategia—le informo, digo, en mi nota que, como ella no puede 

decidirse, yo decidiré por ella, o sea que elegiré la ópera que sé que es una de sus favoritas, y que Capricornio 

iniciará la confección del tapiz más o menos el mismo día en que mi nota llegue a Nueva York. Ahora, 

¿queréis que os diga qué sucederá? Tengo la absoluta garantía de que dentro de un día o dos, cuando la Libra 

Susan lea mi nota, recibiré un telegrama o una llamada telefónica. Habrá tomado su decisión. 

Categóricamente. Y definitivamente. Y ordenadamente. Porque veréis, como Libra es un signo cardinal de 

liderazgo, si hay algo que las mujeres Libra no pueden soportar, esto es, delegar en otros la autoridad de sus 

prerrogativas personales. He aquí algo que las fuerza a tomar una ¡decisión asombrosamente rápida. 

 

En síntesis, la estrategia consiste, pues, en 1) sustituir un tema de indecisión por otro, porque a 

menudo la segunda decisión restará importancia a la primera; 2) formular una sugerencia para ayudar a Libra 

en la toma de la segunda decisión, y no más; 3) dejar transcurrir un lapso razonable, porque las decisiones de 

Libra, una vez tomadas, son siempre las mejores entre todas las alternativas posibles, gracias a la sabiduría, la 

equidad, la justicia, la lógica y el gusto exquisito de Venus... y finalmente, 4) si Libra no ha tomado ninguna 

decisión en un lapso razonable, tomadla vosotros mismos, y fingid enérgicamente que vais a ponerla en 

práctica inmediatamente. Cuatro pasos sencillos. 

 

Piscis sólo tendrá dificultades con el cuarto. A un Pez nunca le resulta fácil ser enérgico, poner en 

práctica... o hacer algo «inmediatamente». Aunque hay que confesar que «fingir» será coser y cantar para el 

hombre típico de Neptuno. Es un maestro en el arte de simular y aparentar. Todo Pez es un actor frustrado... o 

un personaje que se evadió un día de entre las tapas de un libro de cuentos de hadas de los hermanos Grimm, 

para indagar qué sucedía en este mundo de ilusión que todos menos los Piscis llaman realidad. El Pez sabe lo 

que es cada cosa. Nunca se confunde tanto como para pensar que los sueños son irreales, un mundo de 

fantasía creado por la imaginación... y que la vida es la sustancia de todo. De ninguna manera. Este hombre 

sabe que las cosas son al revés. Sabe que la verdad consiste en que éste es el sueño... y que es en el sueño 

donde todo sucede de veras. 

 

Ahora les hemos suministrado a estos dos un tema (sueños versus realidad) que podrán discutir 

vehementemente durante muchos meses, quizás años. Un tema tan erizado de controversias, tan despojado de 

posibilidades de aportar pruebas finales (de naturaleza tangible, claro está), que enseguida reemplazará a 

todas las otras polémicas en las que la dama Libra y su hombre Piscis han estado enzarzados hasta ahora. La 

discusión perfecta para los amantes Venus y Neptuno. Los sueños están estrechamente relacionados con 

Neptuno, claro está, en tanto que Venus adora todas las cosas bellas y etéreas... todo lo que tenga un toque de 

imaginación. La lógica de Libra estará inflexiblemente a favor de lo «real», y probablemente el Pez no se 

moverá un palmo de su defensa de lo esotérico. Pero a él le resultará interesante observar cómo ella trata de 

nivelar los platillos de su Balanza entre la lógica de Libra, por el lado de la realidad... y su ternura de Venus, 

por el lado de lo etéreo y lo romántico. 

 

En .verdad, ésta fue precisamente la combinación de cualidades que cautivó su atención soñadora, y 

lo incitó a amarla desesperadamente, a dejarse atrapar irremediablemente en su red de seducción, cuando flotó 

por primera vez entre las nubes azuladas de su fragante presencia. El mosaico irresistible formado por la 

lógica masculina y el razonamiento inteligente de ella, combinado con su ternura y su imaginación romántica 

venusinas. La fascinante amalgama Libra de espíritu práctico y compasión. La compasión de ella casi puede 

competir con la de él (aunque no del todo). Su espíritu práctico es algo que seguramente a él le vendrá bien. 

El contacto con éste terminará por ser beneficioso y perdurable, aunque a ratos resultará incómodo. 

 

La mujer Libra tiene algo vagamente oriental que intriga al Pez. Ella proyecta a veces una esencia de 

clima-otoñal-de-fútbol, rubor de mejillas-de-manzana y saludable atmósfera de intemperie. Sin embargo, en 

otros momentos, irradia un aire esquivo de incienso y mantras, y de campanillas de templos que repican a lo 

lejos, un aire que le hace pensar al Pez en Tibet, en China, o en Japón. El es muy sensible cuando capta este 

detalle, porque el signo de Libra en sí mismo rige astrológicamente al Oriente. Ella equilibra de una manera 

inusitada la imagen de la rubia majorette con un atisbo místico de ritos antiguos... y las cuerdas de Neptuno 

que hay en él responderán silenciosamente. 

 

64 

 

 

Como ella nació bajo un signo cardinal masculino (de iniciativa), y él nació bajo un signo mutable 

femenino (pasivo), aunque ella sea muy exquisita y dulce, y aunque él sea muy fuerte y sagaz... su dama 

Libra tendrá la última palabra a la hora de manejar la relación. Pero cuando se trate de la palabra realmente 

última —«adiós»— podría ser el Pez el encargado de pronunciarla. El hombre Piscis es capaz de deslizarse 

gradualmente hacia un apacible remanso de tranquilidad, en otra parte, quizá con una de esas chicas Pez 

exóticas de aguas tropicales que mencioné en el comienzo de este capítulo, si la mujer Libra qué él tanto ama 

se torna demasiado autoritaria y demasiado exigente. y si exagera el papel cardinal en lo que debería ser una 

asociación equitativa. 

 

Sin embargo, él será paciente con ella, y hará menos esfuerzos por zafarse de su compacta unidad 

que si se tratara de otra mujer... por la acción de la influencia 6-8. Él se siente poderosamente atraído hacia 

ella, tanto desde el punto de vista espiritual como desde el físico, y viceversa. Ella magnetiza el deseo de él y 

lo trueca en una necesidad más apasionada e incontrolable que todas las que experimentó antes... y ella se 

siente extrañamente atraída, contra toda su lógica y razón, hacia el hechizo de su afecto y su sensibilidad 

teñidos por los colores de un suave arco iris. Las vibraciones venusinas del alma de ella anhelan el éxtasis 

embrujado que los cantos neptunianos del mar que entona él prometen materializar, reconfortantemente, 

mediante recuerdos que Libra ve reflejados en los ojos del Pez, recuerdos de un lugar que ella nunca ha 

olvidado por completo, y que desea volver a visitar, con una avidez que la hace llorar, ansiosamente... un 

lugar que conoció muy bien cuando tenía más o menos cuatro años, donde ella acostumbraba a buscar 

confiadamente, en la hierba húmeda y aromática, los collares de diamantes olvidados negligentemente por los 

elfos y las hadas que habían danzado allí la noche anterior, mientras ella dormía profundamente. El corazón se 

le destrozó con una sensación dolorosa que aún recuerda, aquella mañana de primavera en que una fría voz 

adulta le informó que sólo eran gotas de rocío, y nada más. Entonces empezó a llover súbitamente, y se le 

empapó su bata favorita a rayas rosadas. Ahora que es madura y sensata, ¿por qué cada vez que llueve vuelve 

a su mente el agudo dolor de aquella mañana? 

 

Es posible que su hombre Piscis le oculte secretos, empeñado en salvaguardar el santuario de su 

propio mundo privado interior, y esta forma de «cuasi-engaño» la irrita y la preocupa. Pero él jamás le 

endilgaría un embuste como el de las gotas de rocío. Él lo sabe todo acerca de los diamantes de los druidas. 

Esto es algo que ella descubrió la primera noche en que hicieron el amor... después. Él incluso intentó 

recogerlos entre sus manos, junto con ella, temblando. Cuando desaparecieron al solo contacto humano, se 

limitó a besarle el cabello, y le susurró que no desaparecían realmente... que, merced a una extraña magia, se 

transfiguraban en una nueva dimensión. «¿Ves? --le murmuró apacible, reconfortantemente—. No han 

desaparecido. Aquí están... se han trocado en gotitas de lluvia.» Y entonces tocó dulcemente las lágrimas que 

le corrían por la mejilla. 

 

¡Oh, ella lo echaría mucho de menos si algún día la abandonara! Tanto como él echaría de menos la 

aurora dorada de su sonrisa, la forma en que su voz suena como si entonara una antigua canción de cuna que 

él recuerda, aun cuando sólo pronuncia palabras rutinarias... o quizá no tan rutinarias, al fin y al cabo... 

«Cariño, realmente deberíamos encontrar la manera de poner color en esta habitación. Es tan monótona y 

deprimente. ¿Por qué no pintas un mural sobre la pared del lado oeste, donde el sol lo iluminará todas las 

mañanas? Puedes hacerlo, ya sabes. Puedes hacer absolutamente todo lo que quieras. No importa que en tu 

último empleo no te valoraran. Algún día, antes de que pase mucho tiempo, el mundo será más dichoso 

gracias a las cosas que tanto te esforzaste en lograr, gracias a la belleza que creas a tu modo. Nunca en mi 

vida he estado tan segura de algo como lo estoy de esto. Sé que reconocerán tus méritos, y que si perseveras, y 

no capitulas, justo cuando tu milagro está sólo a la vuelta de la esquina, finalmente podrás expresar todo lo 

que has retenido dentro. No podrás verlo hasta que des la vuelta a esa esquina, así que no puedes detenerte 

cuando estás tan cerca. Estoy segura de tu porvenir. ¿Sabes cuán segura estoy?» 

 

Sí, lo sabe. El sabe que a pesar de sus modales a veces autoritarios, y de sus desconcertantes cambios 

de humor, ella es la única persona que cree sinceramente en él, y la única que tiene la contraseña justa para 

comunicarle súbitamente el entusiasmo necesario para creer en sí mismo. Nadie podría apartarlo más 

afablemente del «¿para qué sirve?», con que reacciona ante los desencantos reiterados. Además, él también es 

algo más que un poco caprichoso y cambiante. ¿Así que qué derecho tiene a juzgarla? En cuanto a su mujer 

Libra, ésta sabe que él es tal vez el único hombre que conoce el camino para llegar a ese lugar secreto, 

remoto, donde ella puede refrescarse, bañarse en la fría luz de las estrellas, y volver, con la sensación de ser 

más fuerte que antes. Es el único que pudo informarle a dónde van los diamantes de los druidas cuando 

desaparecen... y que pudo hacerlos volver con un beso. 

 

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Hombre LIBRA Mujer PISCIS 

 

Le respondió un delicioso tintineo que parecía producido por campanillas de oro. Es el 

 

lenguaje de las hadas. Vosotros los niños comunes nunca podéis oírlo, pero si lo oyérais, 

 

sabríais que lo habíais oído antes una vez. 

 

Ah, sí... el tintineo de campanillas de oro. Lo oyen juntos, el hombre Libra y la chica Piscis, cuando están 

acurrucados y arrullándose frente al fuego crepitante en una fría noche de invierno... mientras la escarcha 

traza bellos grabados de cristal sobre los vidrios... en tanto la nieve cae silenciosamente, fuera, velando el 

resplandor amarillo de la farola. 

 

Se trata de un reconfortante cuadro de dicha, que este hombre y esta mujer han pintado fácil ydespreocupadamente, porque Piscis y Libra no son en absoluto hijos «vulgares» de la Madre Tierra. Él es 

etéreo y soñador, está tenuemente perfumado con el sándalo de los misterios del Lejano Oriente, y sin 

embargo también tiene un toque del familiar encanto del pastel de manzanas y el columpio en el porche. Ella 

es igualmente vaporosa y soñadora, aún más soñadora que él... y tiene en los ojos el rumor de las olas que 

rompen mansamente en la playa. Sí, he dicho que tiene en los ojos el rumor de las olas. Es lo que se llama una 

«licencia poética». Todos los Libra y los Piscis tienen una licencia poética, pulcramente enmarcada, que 

cuelga de las paredes de sus mentes románticas. 

 

De pronto se enfría la habitación. Entre ellos se forman pequeños carámbanos, y la escena cálida, 

apacible, se torna glacial, cuando su conversación armoniosa hace vibrar una inesperada nota discordante. 

Como Piscis es abrumadoramente comprensiva con amigos y desconocidos por igual, y como Libra 

generalmente está bien informado sobre los temas de actualidad, fue muy natural que se deslizaran hacia una 

discusión sobre la afición de unos amigos a la droga. A la chica Pez le preocupó mucho que una de sus 

amigas adquiriera el hábito de «aspirar» cocaína durante un viaje de fin de semana que había realizado el año 

anterior, para esquiar en Aspen. Intentó explicarle que la cocaína destruye los tejidos y cartílagos nasales, y 

que ha aumentado de manera alarmante el número de cocainómanos que han tenido que someterse a 

operaciones de cirugía plástica... a pesar de lo cual, más tarde, la nariz sencillamente se hunde y deja la 

cara convertida en una máscara grotesca. Sin aviso previo. Un día sucede, y punto. La nariz se deshace y ya 

nunca se la puede reparar definitivamente. Nunca. 

 

Ella se estremece, se recuesta contra su hombre Libra, y le pregunta: «¿No es espantoso?». Él no le 

contesta enseguida, así que ella le informa que su amiga, en lugar de agradecerle la advertencia, se limitó a 

responder fríamente: «No te metas en lo que no te importa», y que la ofendió mucho que la trataran con tanta 

desconsideración, cuando ella sólo había querido prestar ayuda. (La chica Pez esparce tanta comprensión en 

torno suyo durante tanto tiempo, que tiene derecho a solicitar de cuando en cuando una pequeña dosis para símisma.) Ella aguarda unas palabras de apoyo. Él continúa callado. Pero la chica Pez es paciente, y no lo 

apremia. Espera. 

 

Por fin, él suspira, la mira fijamente a los ojos, y dice con tono severo: «¿Por qué te asusta tanto que 

a los cocainómanos se les hunda la nariz? ¿Alguna vez te has detenido a pensar qué aspecto tienen tus 

pulmones, que forcejean con el pegamento negro de los alquitranes acumulados con que los obstruyes al 

fumar? ¿Cuándo dejarás el cigarrillo? Los pulmones son tan importantes para la salud como las narices. Los 

necesitas a ambos para respirar». 

 

No es precisamente la respuesta que ella esperaba. ¿Cómo puede cometer la injusticia de atacar una de sus 

escasas debilidades, cuando lo único que ella le pedía era que demostrara un poco de comprensión respecto de 

algo que la preocupaba mucho? Entonces se repliega, como todos los Piscis lo hacen periódicamente, y se 

convierte en un «Pez frío». 

 

Esto le recuerda lo que sucedió la semana anterior, cuando, mientras volvían en auto a casa. ella 

divagó entusiasmada durante más o menos media hora acerca de lo mucho que le había gustado la historia de 

reencarnación de la película que acababan de ver. A él también le había gustado. Lo sabía, por la forma en 

que se había comportado en el cine: sus ojos fascinados nunca se habían apartado de la pantalla. y no había 

amagado levantarse de la butaca hasta que se habían encendido las luces de la sala. Entonces, cuando ella 

quiso compartir la experiencia, él frunció el ceño. «Me pareció un plomo —contestó—. Warren Beatty y Julie 

 

66 

 

 

Christie estuvieron bien, pero el argumento nunca cobró vida porque era demasiado endeble, no tenía 

suficiente complejidad. El diálogo también era espantoso.» 

 

¿Qué le pasa a este hombre? ¿Se ha doctorado en sadismo? ¿Pasa la noche en vela, ideando tácticas para 

deprimirla, cada vez que ella intenta mostrarse alegre y optimista? Él fue quien insistió enérgicamente para 

que dejaran de visitar a los amigos que habían iniciado a la otra amiga en el consumo de cocaína. Incluso el 

día anterior había comentado que sería una buena idea pegarle un puñetazo en la cara al marido. ¿Cómo podía 

cambiar de idea tan drásticamente, sin ningún motivo? ¿Quizás estaba un poco esquizofrénico y necesitaba 

consultar a un psiquiatra? 

 

Ella se equivoca en todas sus conjeturas. No es un sádico, no la odia, y no pasa la noche en vela 

ideando sistemas para menoscabarla cruelmente. Cuando sabe que la ha lastimado, sufre por dentro, ¿así que 

por qué habría de hacer eso? Tampoco es esquizofrénico. Es un Libra. Su símbolo es la Balanza, y por tanto 

está inconscientemente obligado a sopesar todo lo que ponen a su consideración. Los platillos deben estar 

nivelados. No es justo escuchar un argumento, sin tratar de equilibrarlo con el opuesto. 

 

Si ella lo hubiera abordado de otra manera, habría recibido de él las respuestas que deseaba. Si 

hubiera dicho que le había advertido a su amiga que la cocaína le destruiría la nariz. y después hubiese 

suspirado y agregado: «Pero no tengo derecho a formularle advertencias a ella, porque parece que nunca 

dejaré de fumar, y estoy segura de que mis pulmones se hallan mucho más estropeados que sus tejidos 

nasales», su hombre Libra habría respondido más o menos así: «¿Por qué dices "nunca"? Dejaste de fumar 

una vez, cariño, y podrás volver a hacerlo. Además, no fumas tantos cigarrillos como para que te causen ni 

remotamente el daño que la cocaína le producirá a la nariz de Cindy en un período mucho más breve que el 

que da la suma de todos los años que tú has pasado fumando. Fue una ingrata y no debió tratarte de una 

manera tan desconsiderada cuando tú sólo querías ayudarla. Mañana le telefonearé y se lo diré.» 

 

Si la chica Pez hubiera comentado en el auto, después de ver la película: «No sé por qué todos 

elogian tanto Heaven Can Wait (El cielo pude esperar). No es más que la nueva versión de un viejo 

argumento cinematográfico. No le vi nada especial, ¿y tú?», durante el resto del viaje a casa, Libra habría 

alabado todos los componentes de la película... la actuación, la dirección, el guión, el color y el sonido. «¿Por 

qué dices que no tiene nada de especial? ¿Cómo puedes decir eso? Hace años que no veo una película que me 

hiciera relajar y disfrutar tanto. ¡Es formidable! 

 

¿Ahora entendéis cómo es que los Libra adquieren la reputación de ser «imposibles», cocodrilos rabiosos, y 

todo lo demás? La adquieren, pobrecillos, sencillamente porque intentan ser equitativos y justos. El actor de 

cine Libra, Charlton Heston, personifica todos los atributos astrológicos adjudicados a este signo solar: todos 

los hoyuelos —incluyendo esa sonrisa que te afloja las rodillas—, la virilidad y la fuerza portentosas, 

compensadas en partes iguales por una mansa ternura, la masculinidad palpitante del macho, armoniosamente 

combinada con una bella sensibilidad... la inteligencia, los rasgos cincelados... ¡todo el arco iris de Venus! La 

Balanza dorada, perfectamente equilibrada, deslumbrante... pero también, la indecisión de Libra y el esfuerzo 

por elaborar un juicio equitativo que nubla circunstancialmente su noble frente de Moisés-Ben Hur. 

 

Cuando lo entrevistaron en la televisión y le pidieron que emitiera un juicio acerca de la actitud 

simultáneamente criticada y elogiada de la actriz (Acuario) Vanessa Redgrave, que pronunció un discurso 

político cuando recibió su Oscar en 1978, la «noble frente» del Libra Heston se nubló. Cuando un periodista 

le preguntó si coincidía con los críticos de Vanessa, respondió (equitativamente): «Bueno siempre ha sido una 

señora muy "politizada", pero también es una excelente actriz, y no creo que la gente deba juzgarla sólo 

porque:..» De pronto, otro periodista interrumpió bruscamente a Libra en la mitad de la oración, y le preguntó: 

«¿Entonces la defiende?», oído lo cual Heston continuó la oración al revés, rematándola con las palabras: «... 

pero por otro lado, no me parece justo que ella ventilara sus ideas en semejante ocasión». Probablemente la 

misma Vanessa aún no sabe con certeza qué pensaba realmente Charlton sobre el incidente. Yo se lo puedo 

decir. Si ese segundo periodista impertinente no lo hubiera desconcertado, la habría defendido. 

 

Como sucede en todas las configuraciones de signos solares 6-8, que tienen diferencias tan pronunciadas entre 

sus motivaciones básicas, a la chica Pez y el hombre Libra nunca les resulta fácil enamorarse. Sin embargo, 

una vez que se enamoran, las diferencias se fusionan a menudo en una forma sorprendentemente satisfactoria, 

que los beneficia a ambos por igual. Comparten los sentimientos y la sensibilidad, así como el amor por la 

belleza. El uno y la otra prefieren la paz y la armonía a la conducta agresiva y la tensión de la controversia. 

(Libra alega que nunca se trata de «controversias», veréis... ¡sino sencillamente de una discusión amable!) Ni 

Libra ni Piscis pueden soportar durante mucho tiempo la lacerante realidad de un conflicto tenso, y si éste se 

 

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generara en razón de que uno de ellos tiene un horóscopo muy negativo, el otro no tardará en alejarse flotando 

(Libra) o nadando (Piscis), probablemente para no volver. La faceta positiva consiste en que los dos también 

flotarán o nadarán juntos para alejarse de las presiones externas, y se refugiarán el uno en brazos del otro, 

buscando el sosiego y la paz que necesitan para conservar el equilibrio (él) y la tranquilidad (ella). 

 

Este hombre y esta mujer pueden crear un vínculo romántico mediante su intimidad sexual, que contribuye 

mucho a allanar cualesquiera dificultades que puedan tener para adaptar sus personalidades y estilos de vida. 

El colma el tierno corazón neptuniano de ella con todo el afecto que la chica Pez ha anhelado, porque sabe 

instintivamente cómo demostrarle su amor con la delicadeza y consideración que ella necesita y que la hace 

confiar en él. Ella le aporta el mismo tipo de satisfacción, porque intuye sus deseos casi telepáticamente. Se 

hacen el amor con una pasión fecunda, entretejida con un elemento soñador, y no siempre, pero sí la mayoría 

de las veces, ese acto alcanza el nivel extático que los poetas procuran expresar. Estos dos se lo pueden 

expresar recíprocamente con naturalidad, componiendo sobre la marcha su propia música y letra originales... 

que nunca se repiten, pues cambian con sus estados de ánimo, pero que siempre encierran suaves promesas. 

 

Es posible que los dos tengan que tomar precauciones para no arrastrarse mutuamente a la desidia y 

la búsqueda de placer, porque ambos son susceptibles a casi todas las formas de seducción, ya sean las de la 

holgazanería, las de las drogas, las del alcohol... o las de los ensueños que nunca despegan del suelo. Por lo 

demás, Piscis y Libra pueden formar una pareja muy feliz, a medida que sus corazones aprendan 

gradualmente a latir al unísono. La fe mística, inconmovible, que ella deposita en él, y el apoyo optimista, 

jubiloso, que él le suministra a ella cuando la acometen circunstanciales sentimientos de ineptitud, forman una 

base sólida y hermosa para un amor perdurable. 

 

Es posible que ella se queje a veces de que él no tiene la perspicacia necesaria para buscar las 

razones que se ocultan detrás de las razones de algunos cambios de humor y sentimientos, y de que a menudo 

el criterio de él es demasiado fríamente lógico y desapegado. Pero ella a su vez es suficientemente perspicaz 

como para darse cuenta de que él es así sólo en la mitad de los casos... y si la chica Pez es paciente, si espera 

un poco, la compasión del Libra volverá a brillar a través de su sonrisa. Tal vez a él lo fastidie que la casa no 

esté tan pulcra como a él le gustaría, y que ella aplace lo que a él le gustaría que haga, y tal vez le extrañe que 

ella adopte una expresión perdida cuando él intenta explicarle las cosas razonablemente. Pero ella lo 

arrebujará en las mantas de paz emocional e intimidad que él necesita, y esto compensará lo demás. Ella es 

tan espontáneamente comprensiva, y él es tan espontáneamente equitativo, que siempre hay un medio para 

resolver sus desacuerdos. 

 

La mujer Piscis y el hombre Libra son ambos sabios, y cada cual tiene un tipo distinto de sabiduría. 

La de él es intensamente intelectual (no obstante sus propensiones románticas, sentimentales) y la de ella es 

profundamente emocional (no obstante su fachada serena y fría). Se trata de una alquimia mágica, y como 

ambos casi siempre están dispuestos a transigir, pueden hacerse muy felices el uno al otro. Pero si ella fuma, 

deberá renunciar a los cigarrillos para demostrar que lo ama. Y él deberá dejar de ser tan crítico. Ella no es su 

ama de llaves, su lavandera ni su valet. Es su compañera... su mujer. La ninfa marina con el rumor de olas en 

los ojos, que se acurruca tan cómodamente sobre sus rodillas, frente al fuego, cuando afuera nieva. ¿Oís el 

tintineo de las campanillas de oro? Creo que hemos completado el círculo y estamos nuevamente en el 

principio. 

 

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ESCORPIÓN PISCIS 

 

 

Agua - Fijo - Negativo Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Plutón Regido por Neptuno 

Símbolos: el Escorpión y el Águila Símbolo: el Pez 

Fuerzas nocturnas - Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

La relación ESCORPIÓN-PISCIS 

 

El momento más fascinante para verlos es aquel en que cambia la luna, cuando emiten 

extraños gemidos; pero entonces la laguna es peligrosa para los mortales. 

 

Si alguna vez hubo criaturas más clarividentes que éstas, que vivieran en un mundo más efímero y embrujado 

con lo inefable que aquel en que viven el Pez y el Escorpión, sólo podrían haber estado en la tierra intermedia. 

En verdad, estos dos (como Piscis y Cáncer, y como Escorpión y Cáncer), viven en una especie de Tierra 

Intermedia imaginaria de su exclusiva propiedad... cerca de una de sus lagunas, claro está. Muy pocos amigos 

suyos pueden entenderlos cabalmente cuando están juntos, pero sí se entienden el uno al otro, 

profundamente... y por lo general divinamente. 

 

He aquí otra de las configuraciones de signos solares 5-9, que en este caso particular vibra a través 

del elemento Agua, el cual es más místico y misterioso, más intangible y esquivo, que las vibraciones de las 

configuraciones 5-9 de Fuego, Aire o Tierra. Piscis y Escorpión son atraídos magnéticamente el uno hacia el 

otro mediante una comprensión silenciosa y poderosa. Conozco a un Pez y un Águila de Escorpión que no 

experimentaron este tipo de empatía instantánea cuando se conocieron, y que aún no la experimentan. Pero 

esto se debe a que el ascendente y la Luna del Águila están ambos en Virgo, en oposición al Sol del Pez, y a 

que otros planetas también se encuentran en un aspecto negativo entre sus cartas. Sin embargo, merced al 

trígono natural entre sus signos solares, la influencia 5-9 los ha inducido a poner mucho empeño en 

comprenderse el uno al otro. Incluso cuando otras configuraciones planetarias diluyan el efecto positivo de 

sus Soles en trígono, existirá una atmósfera de gran comprensión, harán algún esfuerzo por intimar y casi 

nunca serán enemigos o tendrán una neta incompatibilidad. 

 

Tanto si la asociación es entre progenitor e hijo, entre maestro y alumno, entre amigos, entre colegas, entre 

amantes o entre consortes, Piscis y Escorpión casi siempre sintonizarán sus respectivas mentes como si fueran 

un par de aparatos de radio de onda corta en la frecuencia del eterno ahora. Normalmente (o sea no siempre, 

pero sí en la mayoría de los casos) existirá entre ellos una asombrosa comunicación telepática, una vez que se 

confirme que son algo más que simples conocidos de paso. Esto será así tanto si están separados por una 

habitación como si lo están por un continente. Sí, aunque estén separados por planos dimensionales, tales 

como los que reciben los nombres de «vida» y de «muerte». El centro generador de la conexión astral de este 

tipo no depende de la distancia: ni de la distancia terrenal ni de la distancia entre las tercera y cuarta 

dimensiones de «vida» y «muerte», respectivamente. 

 

Habrá momentos en que estos dos andarán por un aula, una oficina o una casa sin dar muestras visibles de 

que captan sus respectivas presencias. Cualquier testigo próximo podría jurar que ninguno de los dos nota 

siquiera la presencia del otro, porque a menudo intercambian pocas palabras. El Pez y el Escorpión típicos 

hablan frecuentemente sin hablar, porque comparten una configuración mental silenciosa que funciona por 

 

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simpa- tía, y por tanto pueden comunicarse sin contacto verbal -(las palabras son superfluas), más o menos 

mediante el sistema telepático de los visitantes del espacio que según dicen algunos se han comunicado con 

los terráqueos. No exactamente así, pero sí con el mismo esquema conceptual. 

 

La madre Escorpión sabe frecuentemente, sin que se lo digan, cuándo su hijo o hija Piscis está 

preocupado... e incluso por qué. Y viceversa. El empleador Piscis comprende la tensión de su empleado 

Escorpión... y la causa de ésta. Y viceversa. Los amantes y cónyuges —o' amigos— Piscis y Escorpión e 

incluso los (niños) compañeros de juego, pueden intuir sus respectivas alegrías y penas. Comprenden sus 

respectivas conversaciones. 

 

Con tanta empatía, podríais pensar que estos dos no deberían tener ni una sola área de fricción a sunombre. Infortunadamente, no es así. Si bien el Cielo en la Tierra está cada vez más cerca, aún no ha sido 

totalmente consolidado. El primer problema de la relación entre el Pez y el Águila gira en torno de la 

debilidad y la fortaleza. Adivinad quién gana la batalla a última hora... cuál es más fuerte, cuál es más débil. 

No temáis arriesgar una conjetura. Ya sabéis bastante de astrología como para someteros a este examen. 

 

¿El Escorpión es más fuerte, el Piscis más débil? No. Es al revés. Quizá no notasteis la estructura de 

la pregunta, que incluía la frase «a última hora». Claro que al principio el Escorpión parecerá ser el más 

fuerte de los dos. Los dos pertenecen al elemento Agua, y como el agua es el más fuerte de los elementos, por 

razones que os he explicado en otra sección de este libro, ello significa que los dos son resistentes. Además, 

Escorpión tiene todo ese poder de Plutón acerca del que he escrito... o acerca del que habréis oído hablar o 

habréis leído en otra parte. Sin embargo, el poder de Plutón se funda, en gran medida, sobre el EGO. El ego 

humano. El poder de Neptuno (Neptuno es el regente de Piscis) se funda sobre una fuerza que ningún arma 

del Cielo o la Tierra, de ningún sistema solar, universo o galaxia, puede derrotar. Se llama... humildad. ¿Veis 

que he escrito EGO con mayúsculas y humildad con minúsculas? Ésta es precisamente la razón por la cual, al 

hacer el balance final, la segunda es más poderosa que el primero. Esto está estrechamente asociado con el 

«...muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros». El mensaje requiere meditación. 

 

En el plano de la personalidad humana, el Escorpión que inicia una relación con un Piscis pensando que 

podrá engullirse al pobre Pececillo merced a la fuerza de una naturaleza más vigorosa y apasionada... recibirá 

una sorpresa. Ya sabéis cuán difícil es sorprender a un Escorpión. Sin embargo, no es imposible. En una 

competición de voluntades o de sorpresas, el Pez dará la última sorpresa. Y será una auténtica bomba, 

totalmente inesperada. 

 

Encaradlo así. Si visteis a un escorpión de la Naturaleza trabado en algún tipo de competición con un pez 

de la Naturaleza, ¿cuál de los dos se movía más rápida e imprevistamente? ¿Preferís utilizar como ejemplo 

simbólico al águila de Escorpión? De acuerdo. ¡Adelante! ¿Cuál puede desaparecer más velozmente, sin dejar 

señal ni huella... un pez en el agua o un águila en el cielo? Mirad. El pez ya no está aquí, pero el águila... 

bueno, ¿ves esa manchita allá arriba, detrás de aquella nube lejana? Usad vuestros binoculares. Ahora veis la 

manchita, ¿no es cierto? No intentéis usar los binoculares para descubrir al pez. Los binoculares no funcionan 

en «el abismo». 

 

Espero que no discutan por dinero. Pero quizá lo hagan. El Pez típico peca por generoso (si ello es posible, 

pero no creo que lo sea, porque ningún exceso de generosidad debería ser catalogado como un pecado) y lo 

mismo vale para el Escorpión, cuando se trata de amigos íntimos, de familiares o de quienes los regidos por 

Plutón denominan «los merecedores». Escorpión es pródigamente generoso con éstos, pero con todos losdemás el Águila puede ser un poco mezquina. A Piscis no le interesa realmente saber quiénes serán los 

beneficiarios de su munificencia. No todos pero sí la mayoría de los regidos por Neptuno, aplican 

inconscientemente la filosofía del manzano. Este no les pregunta a quienes saborean su fruta: «¿Lo merecéis? 

¿Sois amigos o parientes?», para luego retraer sus ramas si no recibe la contraseña correcta. El manzano da 

por igual a dignos e indignos, siempre por la misma razón: si el árbol no diera sus frutos, moriría. El Piscis 

medio piensa más o menos así. En el corazón de Neptuno hay algo que se marchitaría y moriría si el chico o 

la chica Pez no pudiera dar generosamente cuando el espíritu se lo solicita, cosa que ocurre con maravillosa 

frecuencia. 

 

Piscis podría ayudar a Escorpión para hacerle comprender el significado que se ocultaba detrás de las 

palabras del Nazareno, cuando preguntó: «¿Por qué os preocupáis tanto por vuestras riquezas? ¡Oh, hombres 

de poca fe! No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos [¿dónde 

dormiremos?, y así sucesivamente]?... Buscad primeramente el Reino del Cielo [dentro de vosotros mismos] 

y todas estas cosas os serán añadidas». 

 

Como Escorpión arde en deseos de demostrar la verdad-oculta-detrás-de-la-verdad de todos los 

misterios religiosos, cualquier Águila se beneficiará inmensamente si reflexiona sobre estas palabras. Sólo 

 

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cuando el Escorpión entienda cabalmente el mensaje, con compasión final, el Pez y el Águila podrán recorrer 

un camino esclarecido, mano a mano y corazón a corazón... un camino llano, limpio de los guijarros de 

reyertas, competiciones o malentendidos. La mayoría de los Piscis realmente «no piensan en el mañana». y 

creen sinceramente «ya es suficiente con las desgracias del día de hoy». Más que suficiente, a juicio de la 

mayoría de los Peces, que, según parece, están eternamente implicados y complicados en las tribulaciones de 

todos los demás, aparte de las suyas, incluidas las del cartero, las del perro o el gato del vecino, las del 

Presidente de los Estados Unidos, las de la tía Samantha, las de una línea aérea, las de Muhammad Ali y las 

de diversos amigos, parientes y figuras públicas. 

 

A la inversa, Escorpión, por ser un signo fijo; piensa mucho en el mañana. Es una compulsión. La fijeza 

de Escorpión induce a estos hombres y mujeres (y niños) a asegurarse de que tienen algo en reserva para los 

años de las vacas flacas: algún tipo de seguro por si les cae encima un golpe del destino o la voluntad de Dios 

(es lo mismo). Los Escorpión tienden a pensar en un futuro muy, muy lejano, para precaverse contra cualesquiera 

calamidades que puedan sobrevenirles entonces. Los Cáncer también proceden así, pero su cautela es 

de otro tipo, porque la acumulación prevista de cataclismos, tragedias y emergencias que temen los Cáncer 

sólo se materializa en un pequeño porcentaje de casos, hablando en términos relativos, mientras que las 

desgracias que Escorpión intuye con sus facultades precognitivas casi siempre ocurren (por desgracia) 

puntualmente. Probablemente Noé era un signo solar Escorpión (o tenía la Luna o el ascendente en Escorpión). 

 

 

Al Pez también dotado de facultades parapsicológicas no le resultará fácil disuadir a Escorpión de este punto 

de vista. Ni siquiera un Piscis habría tenido mucho éxito si le hubiera dicho al profeta y patriarca Escorpión: 

«Escucha, Noé, todos piensan que sólo un chiflado como tú puede armar tanto jaleo por un charquito de agua 

que probablemente se secará mañana...». En verdad, aunque los Piscis son mucho menos propensos que los 

regidos por Plutón a ofuscarse y desvelarse por problemas futuros imaginados, cuando el Pez tiene una 

corazonada o una intuición realmente contundente, es posible que se deshaga de su displicencia desaprensiva 

e informal y que comparta la preocupación del Escorpión. En raras situaciones, esto es. Generalmente, Piscis 

opina que Escorpión monta una linda tempestad en un vaso de agua. Hay excepciones, naturalmente, pero 

convendría notar que Escorpión tiende al silencio, seguido por períodos de cavilación... en tanto que Piscis 

tiende a la locuacidad, seguida por períodos de cavilación. Ésta es la configuración Neptuno-Plutón, que 

puede comenzar con una disonancia, para luego distanciarse y reencontrarse en la similitud antes del final del 

camino... o que puede empezar al unísono (con la cavilación), pero que luego se bifurca en direcciones 

distintas antes del final del camino. (Ésta es una meditación vital y profunda, que vale la pena estudiar y no 

rozar superficialmente.) 

 

Después de admitir nuevamente que hay excepciones, digamos que algunos Escorpión son, en términos 

generales, un poco más propensos que los Piscis a seguir una carrera universitaria. «Pensad —comenta el 

Águila—, lo que podría haber hecho Maquiavelo si hubiera estado en mi lugar, sujeto a la presión que ha 

recaído últimamente sobre mí.» 

 

El Pez no puede pensarlo, porque no sabe muy bien quién era Maquiavelo. Pero Piscis lo indagará 

más adelante. Cuando la gente les dice algo a los Piscis, a éstos les gusta averiguar de qué se trata. Aunque un 

Pez haga escarnio de la universidad, él (o ella) admira secretamente lo que los demás aprenden en los 

claustros tapizados de hiedra. Mejor dicho, la admiración del Pez dura hasta que se descubre que el Escorpión 

pertrechado con un título de bachiller, licenciado o doctor, no consigue entender cómo se puede haber 

grabado la voz humana sobre una pieza de cuarzo, en la Atlántida... ni tampoco si se la pudo haber grabado. 

«Bueno —dice Piscis—, verás, funciona más o menos así...». 

 

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Mujer ESCORPIÓN Hombre PISCIS 

 

—Espíritu que embrujas esta oscura laguna en la noche de hoy, ¿me escuchas? —exclamó el. 

 

Qué pregunta tan tonta. Claro que ella lo escucha. Si la mujer Escorpión, y el hombre Piscis de los que nos 

ocupamos son amantes o consortes, y no sólo amigos, ella escuchó su llamada muchos años atrás, muy 

probablemente cuando aún era una niña pequeña, que soñaba con su alma gemela... con la certeza de que esta 

alma se hallaba en algún lugar de la Tierra... soñando a su vez con ella. ¿Dónde se encontrarían? ¿Cuándo se 

encontrarían? ¿Cómo se encontrarían? Todos estos interrogantes la preocupaban, pero nunca el que giraba en 

torno de saber si se encontrarían. Esto lo sabía, como siempre ha sabido muchas cosas relacionadas con el 

corazón, el espíritu y el futuro. 

 

Aunque el eco haya sido quizá muy débil, Neptuno también susurró en el oído interno del hombre Piscis 

cuando éste era jovencito, que algún día, en algún lugar, de alguna manera... se encontraría con alguien que 

entendería su manera de abordar las cosas, y que vería estas cosas no como son en realidad, sino como 

podrían ser y deberían ser... como él recordaba que habían sido en un mundo semiolvidado, brumoso, de 

antaño, quizás en un sueño. 

 

Entonces él conoció a todas esas chicas fascinantes, las decorosas, las indecorosas, las rectas y las 

tortuosas, las tímidas y las audaces... pero todas le parecían superficiales cuando las comparaba con la chica 

de sus sueños. Justo cuando creía haberla encontrado, ella decía o hacía algo para recordarle que no era enabsoluto la auténtica. 

 

Podéis imaginar, entonces, cómo debió de sentir él ese crepúsculo tenuemente purpúreo cuando sus ojos 

se posaron por primera vez sobre esta extraña criatura, que parecía tan callada y afable, y sin embargo dealguna manera tan fuerte, pero sobre todo... tan profunda, y nada superficial. Ella lo miró fijamente, no conexpresión seductora ni coqueta, como todas las otras, sino transparentemente... y sin miedo... hasta que él se 

sintió perdido en el agua fresca, verde. Le devolvió la mirada, y algo sucedió. Más tarde, ninguno de los dos 

supo con certeza qué había sido. Lo único que sabían era que había sucedido. 

 

Se estaban enamorando, desde luego, en la típica forma Piscis-Escorpión como les sucede a la mayoría delas personas del elemento Agua. No con fuerza sideral y estallidos de estrellas, como las parejas de signo deFuego de la vibración 5-9; ni flotando en las nubes como lo experimentan los elementos Aire de estainfluencia 5-9; ni con el trueno retumbante de dos 5-9 del elemento Tierra... sino sumergiéndose en elmisterio, como lo hacen con tanta naturalidad el Pez y el Escorpión. 

 

Una vez que estos dos se han enamorado formal y oficialmente, la vida nunca volverá a ser como antes. 

Tendrá más profundidad, más sentido, más emoción y espectacularidad de lo que ellos jamás juzgaron posibleen sus sueños, y esto es mucho decir, dado que se podría afirmar que tanto Piscis como Escorpión son 

expertos en soñar. Pero la vida también les reservará algunas aflicciones, irritaciones y frustraciones. Ni 

siquiera la configuración de signos solares 5-9 garantiza una armonía absoluta en todo momento... a menos 

que tengan una conjunción, un sextil o un trígono Sol-Luna simple o doble entre sus natividades, porqueentonces podrían alcanzar algo próximo a la perfección. 

 

De lo contrario, no obstante su considerable compatibilidad —y es considerable—deberán pasar por 

un proceso de aprendizaje. Él deberá aprender, para empezar, por las malas, que el hábito que cultivó durante 

los años transcurridos antes de conocerla, a saber, el de utilizar la imaginación para colorear los hechos, o el 

de eludir evasivamente las preguntas directas, es sinónimo de problemas. _En primer término, es inútil decirle 

a esta mujer la menor mentira inocente por razones de conveniencia o cortesía. Ella es capaz de captar el 

embuste más insignificante... a muchos kilómetros de distancia. A años luz de distancia. En segundo término, 

nada la enfurece más, aunque intente disimularlo, que el intuir que el hombre que ama le oculta algo, tiene un 

secreto, aunque sea minúsculo y trivial. Y esto es muy frustrante porque ella pretenderá poder guardar sus 

propios secretos cuando se le antoje. Ella tiene derecho a esconder una parte de sí, pero si él procede de igual 

manera, está cometiendo uno de los siete pecados mortales. Si cuando ella nació la Luna estaba en Libra, o 

Libra se estaba elevando sobre el horizonte oriental, tal vez será más equitativa. De lo contrario, no lo será. 

Como el hombre Piscis típico prefiere reservarse sus asuntos privados, y ser un poco circunspecto respecto de 

sus planes hasta que está en condiciones de ejecutarlos, el problema salta a la vista. 

 

¿Qué clase de planes podría ocultarle un hombre a la mujer que ama? Tal vez se propone cambiar de 

trabajo. o dejar su empleo fijo para seguir una carrera soñada, pero aún no está seguro. O quizá piensa 

hacerse vegetariano, pero no sabe muy bien si esto es lo que realmente desea, o medita si debe ponerse o no a 

dieta... si debe arrancar las malezas o debe plantar lilas... o se pregunta si debe inscribirse en un curso de 

yoga. No tiene por qué ser algo tenebroso o siniestro, ni algo que amenace sus relaciones. Pero a menudo el 

 

72 

 

 

Pez puede crear la impresión de que sí lo es, con sus indirectas y evasivas. 

 

La mujer Escorpión sabe lo que quiere y a dónde le gustaría ir, aunque no lo anuncie en público ni hable 

constantemente del tema. Lo sabe. Y tiene el ímpetu necesario para llegar allí... o para ayudarlo a él a llegar 

allí. Puede desplegar una energía asombrosa a la hora de alcanzar una determinada meta, y sus esfuerzos 

pueden ser incansables. No se trata de una cuestión de paciencia y fe. Éstas no son las palabras apropiadas 

para describir lo que la moviliza. Es más correcto describirlo como una especie de pasión interior que la hace 

perseverar con una fuerza de voluntad descarnada para imponer el desenlace específico que ella anhela. Los 

obstáculos no significan nada para Escorpión. 

 

El Pez no está tan vehementemente resuelto a llegar a ninguna parte. Disfruta tanto del viaje que no se 

preocupa excesivamente por el lugar de destino. No está muy seguro de que en la vida haya algo digno de ese 

tipo de esfuerzo que agota todas las energías mentales, físicas y psíquicas del individuo. Y por consiguiente, 

hay circunstancias en las que remolonea o se mueve con demasiada lentitud, para el gusto de ella. No estaría 

de más activarle un poco la adrenalina, de vez en cuando. Y a ella no le vendría mal que la indujeran 

afablemente a reducir un poco su apasionamiento interior. Éste genera úlceras, incluso en las mujeres. (Sí, ya 

sé que por fuera ella parece el paradigma de la serenidad... y éste es el problema.) Su tumulto interno, aunque 

esté controlado en la superficie, también puede ser tremendamente extenuante para el hombre que la ama. 

¿Qué es preferible: un volcán que arroja lava hirviente, y que por lo menos podéis ver y eludir hasta que se 

apacigua... o un volcán que está en ebullición por dentro, y que no os da ningún indicio de que puede entrar en 

erupción? Los volcanes latentes ponen nervioso al Pez. Si pudiera elegir, él preferiría eludir cualquier tipo de 

situación desagradable, tanto si ésta se insinúa para el futuro, como si ya está presente. 

 

Quizá no pueda elegir. Aunque a veces ella lo presione silenciosamente, aunque a veces sea muy 

posesiva cuando se siente amenazada, aunque su carácter sea explosivo cuando está realmente enfadada... él 

la ama. Cuando amas realmente a alguien, no huyes de lo que te lastima. Buscas la forma de llegar a una 

transacción, de resolver el problema como sea. Porque sabes que el dolor de la soledad es aún mayor, que el 

vacío que experimentarás cuando te falte esa persona será aterrador. Nada podría ser peor que esto. Nada. Así 

que haces un intento. Y otro. Y sigues perseverando. Piscis es muy paciente. Pero es posible que al final ni 

siquiera el Pez pueda seguir nadando eternamente aguas arriba, contra la corriente, y es posible que entonces 

este hombre se zambulla y desaparezca sin aviso previo. Su desaparición (o la de ella) sólo servirá para 

hacerlos desdichados a ambos, así que será mejor que se esfuercen un poco más. 

 

Muchos amores y matrimonios no pueden sobrevivir a las tormentas, pero Escorpión está resuelta a 

mantener intacta su relación, mediante su increíble fuerza de voluntad. Piscis despliega la misma tenacidad 

cuando ama, pero ésta es menos vehemente, más tierna y reconfortante, y a él se le pueden ocurrir métodos 

más imaginativos para estabilizar el barco contra las olas. Curiosa y desgraciadamente, aunque estos dos 

tienen un sentido del humor sano y cuerdo, ninguno de los dos se ríe mucho tiempo ni muy sonoramente 

cuando el chiste recae sobre él... o sobre ella. La modestia y la humildad proverbiales de Neptuno parecen 

flaquear un poco en este contexto, de tiempo en tiempo. En cuanto a Escorpión ¿cuándo una dama Escorpión 

se rió a carcajadas de un chiste que la tenía por destinataria a ella? Nunca. 

 

El Pez tiene ideas muy personales e individuales acerca de la forma de conquistar la seguridad para él y su 

dama. Es posible que a ella le procupe que él mariposee con demasiada frecuencia de una cosa a la otra... oque carezca de suficiente ambición. Él le contestará que si se hubiese atenido a las reglas, si hubiera seguido 

un curso por correspondencia, si hubiera obtenido unos cuantos títulos, si hubiera leído libros de perfeccionamiento 

personal, si se hubiera circunscripto a lo suyo y se hubiera portado bien... tal vez habría llegado a 

ser asistente de tercera en el drugstore de un centro comercial, sin autoridad suficiente para dar el cambio en 

la caja. 

 

El hombre Piscis puede zafarse de casi todos los aprietos mediante su elocuencia. Menos de la 

desaprobación de una dama Águila. Así que con ella ensayará otra fantasía de Neptuno. La halagará, explicará 

dulcemente su punto de vista y le dirá cuánto valora la opinión de ella. Pero esto tampoco dará resultado. 

Finalmente, el Pez aprenderá que la única forma de tratar con su mujer regida por Plutón consiste en 

franquearse siempre con ella... sí, en tener el coraje de defender sus convicciones, y en no tratar nunca de 

eludir el problema con zalamerías, ni con ninguna de las otras armas de Piscis. El Piscis pertenece a la 

categoría de hombres a los que les ofrecen un empleo de acomodador durante una serie de conciertos al aire 

libre, con una remuneración de cien dólares por cada noche en la que no llueve. Y entonces diluvia durante 

veintitrés días seguidos. Ésta es la suerte del Pez. Así que el hombre Piscis no debe abusar demasiado de su 

suerte con un Escorpión de sexo femenino. No está en condiciones de derrocharla. 

 

Es posible que a veces la mujer Escorpión llore en plena unión física con su hombre Piscis. Esto se explica 

 

73 

 

 

porque intuye que nunca podrán remontarse realmente hasta la manifestación cabal de su personalidad, si no 

es durante sus momentos de intimidad. Cuando no están abrazados el uno al otro, actúan toda clase de 

inhibiciones e influencias exteriores; pero cuando experimentan la fusión, ésta parece ser la respuesta a todo 

en el mundo... en su mundo, por lo menos. Cuando están a solas, juntos, ella sabe cuánto la necesita él, sabe 

cuánto lo apacigua... y esto la regocija. Es bueno que un hombre y una mujer sepan que se brindanmutuamente paz y alegría. Él cree que la persigue, en su relación física, pero ella lo persigue a él con la 

misma frecuencia, aunque el Pez rara vez lo note. Incluso cuando ella finge indiferencia, lo hace para que él la 

desee más. 

 

A estos dos amantes les resulta difícil ser sinceros hasta el fin, el uno con el otro. Pero no importa. 

Enseguida adivinarán sus respectivos juegos, y luego simularán no haberlos adivinado. El hecho de dejar algo 

tácito suministra una cualidad mística a su acto amoroso. En la expresión sexual de Piscis y Escorpión aflora a 

menudo un silencio que les permite decirse más que si hubieran pronunciado mil y una palabras. El agua es 

plácida y profunda... cuándo nada la perturba. Así es el amor físico entre estos dos seres del elemento Agua. 

Quizá se trate de esta cualidad, o de algo más inexplicable, pero fuera lo que fuere, es muy especial... una 

pasión silenciosa, con un trasfondo de vehemencia que espera el momento de desarrollarse... a medida que se 

desarrolla su amor. 

 

Una vez oí cómo un médico describía la delicada operación de una mano herida, que había presenciado. 

Comentó que el paciente no tendría que preocuparse por la cicatriz, porque el cirujano había sido muy 

minucioso, se había tomado su tiempo. y había cuidado que la cicatriz coincidiera con uno de los surcos 

naturales de la muñeca, donde nunca la verían. 

 

Al hombre Piscis y la mujer Escorpión les sucede más o menos lb mismo, cuando se trata de las heridas 

normales de cualquier relación entre un hombre y una mujer. Tal vez haya algunas cicatrices en su memoria, 

pero coincidirán con los surcos naturales. Estos dos saben amar hasta el final, y ésta es la mejor forma deamar. Pero ella debe aprender a perdonar, inspirándose en la sabiduría neptuniana de él. Él perdona muy 

fácilmente, casi con naturalidad. Ella perdona a costa de un gran sacrificio para su espíritu orgulloso. 

Igualmente, él debe aprender de ella a capear temporales, con la convicción —no la esperanza— de que la 

nave llegará sana y salva a la costa.

 

Ella puede enseñarle a confiar en sí mismo, un arte que él necesita dominar. Él puede enseñarle lo que 

son la fe y la confianza, inculcándole afablemente que el recelo no rima con la serenidad, sino con la 

desdicha. Porque ya sea que gane o no el premio Pulitzer, él es un poeta. Si ella cree en él, incluso es posible 

que lo gane. O quizá ganará el premio Nobel, como el Piscis Albert Einstein. O, mejor aún, el premio más 

valioso que otorga la vida: la felicidad. 

 

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Hombre ESCORPIÓN Mujer PISCIS 

 

Quizá sea indiscreto divulgar que por un momento Garfio la fascinó, y la delatamos sólo 

porque su desliz produjo extraños resultados. Si ella lo hubiera soltado altivamente (y nos 

habría encantado escribir que esto fue lo que hizo), habría sido despedida por los aires 

como los otros. 

 

El extraño resultado que produce, en la mayoría de los casos, la fascinación que experimenta la 

mujer Piscis en presencia del hombre Escorpión, es el amor... seguido por el matrimonio. O si no, una 

relación apasionada y generalmente inolvidable. Cuando menos, la sumisión de ella a ese primer trance de 

hechizo desembocará en una amistad platónica sólida y perdurable. A menos, claro está, que exista un aspecto 

muy negativo entre otros planetas de sus horóscopos. Es muy rara la configuración de signos solares con una 

vibración 5-9 que termina con una hostilidad activa o un sentimiento de frialdad. Siempre que todas las otras 

configuraciones planetarias sean favorables, estos dos están hechos el uno para el otro. No es necesario que 

abordemos las amistades platónicas, porque aquí sólo nos ocupamos de la mujer de Neptuno y el hombre de 

Plutón que se aman. En el comienzo de este capítulo ya nos hemos referido a la relación neutral del Pez y el 

Escorpión (o Águila) que corresponde a los amigos íntimos, los socios y parientes. 

 

Si sus respectivos soles y lunas están en conjunción, en sextil o en trígono, su amor es potencialmente un 

don de los dioses, como lo es el de cualquier otra pareja de signos solares 5-9. Pero, lamentablemente, 

algunos hombres y mujeres Piscis y Escorpión así agraciados dejan que los temores secretos o la desidia 

empañen la dicha que está al alcance de sus manos. Si no abren los ojos a tiempo, los dioses podrían 

retractarse y despojarlos de su bienaventuranza, y lo que podría haber sido una hermosa relación para toda la 

vida —y más allá de ésta— termina en una separación. Hay varias razones para que se produzca esta tragedia. 

Sí, a menudo es una tragedia porque, una vez que este hombre y esta mujer han amado real y cabalmente, el 

recuerdo perdurará hasta la muerte, y después de ella. 

 

Una de dichas razones puede consistir en que, cuando se encuentran por primera vez y comprenden, uno de 

ellos, o los dos, están comprometidos con otra persona... y el sentido del deber determina que a uno de ellos, o 

a los dos, les falte el coraje necesario para confesar que sus corazones, vistos a través de las ventanas de sus 

ojos, se han reconocido súbitamente. A veces, se trata de un sentido del deber mal interpretado, porque el consorte 

al que se le tributa lealtad termina por ser el perdedor: es muy triste poseer a alguien cuyo corazón 

auténtico pertenece a otro. Ésta no es una apología del adulterio o el divorcio, sino un intento de explicar la 

forma de evitar el uno y el otro, pues los hombres y las mujeres se equivocan, y se dejan arrastrar a menudo 

por sus sentimientos, sólo para descubrir más tarde que deberían haber esperado el momento de experimentar 

una pasión más honda en todos los planos de la emoción humana, en lugar de conformarse con un amor 

menor y unidimensional. La «anticuada» máxima «es mejor prevenir que curar» no es realmente anticuada ni 

anacrónica, sino un testimonio de sabiduría eterna y siempre presente. Como he dicho en otra sección de este 

libro, «aquellos que Dios ha unido» no son dos personas que se comprometieron precipitadamente antes de 

tener la sagacidad indispensable para elegir. Las relaciones humanas son siempre complejas, sobre todo entre 

Piscis y Escorpión y a menudo sólo los directamente implicados pueden conocer la magnitud de las 

complicaciones emocionales. Los extraños no pueden juzgar la verdad de las cosas por su apariencia 

superficial. El Karma es un pozo profundo, que no se puede sondear con una mirada, ni con un fugaz análisis 

informal. No hay manera de trocar aunque sólo sea la infidelidad mental en un acto de bondad. Es puramente 

negativa. Sin embargo, no puede haber infidelidad donde hay verdad, porque la infidelidad es falaz. La 

veracidad puede resolver cualquier dificultad, cuando se la enfrenta con franqueza y compasión. 

 

A veces los niños u otros factores impiden que el hombre Piscis y la mujer Escorpión se unan, y deben 

cortar el vínculo. Cuando esto ocurre entre un Pez y un Águila, generalmente éstos experimentan un dolor 

profundo, un dolor que posiblemente ni siquiera el tiempo podrá terminar de mitigar jamás. Los amantes 

Piscis y Escorpión se encuentran implicados a menudo precisamente en este tipo de situación, por complejas 

razones astrológicas y kármicas, y por ciertos matices de carácter y personalidad. Algunos la resuelven 

mediante el efecto cauterizante de la sinceridad. Otros, no. 

 

La chica Pez y el Escorpión que no enfrentan ninguno de estos problemas (o que los resuelven 

 

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juntos) tienen excelentes probabilidades de entablar una relación perdurable en la cual casi nunca habrá un 

momento de hastío o aburrimiento. Sin embargo, he aquí una advertencia adicional: si estos dos eluden los 

factores de discordia arriba enumerados, es posible que sus propias personalidades superiores o los amos 

kármicos pongan igualmente a prueba sus méritos, y los obliguen a vencer la poderosa tentación de caer en 

excesos de distinto tipo, por ejemplo en el ámbito de las drogas, del alcohol, de las incursiones imprudentes 

en el aspecto más tenebroso de lo oculto, o de la promiscuidad sexual. Éstos son los oscuros abismos que 

siempre acechan a los Piscis y Escorpión poco evolucionados que han fusionado sus auras sensibles. 

 

Cuando este hombre y esta mujer superan dichas pruebas espirituales, o en aquellos casos en que desde el 

principio no surge ninguno de tales obstáculos a su armonía, la vida es una sinfonía de serenidad y júbilo, de 

paz y placer. Naturalmente, habrá algunas percusiones en el movimiento de su concierto romántico: no todos 

los pasajes serán interpretados por flautas y violines. El hombre Escorpión tiene una fuerte voluntad, 

sentimientos vehementes v convicciones profundas, y se opondrá denodadamente a cualquier tentativa de 

conducirlo a donde no quiere ir, tanto simbólica como literalmente. También será más que un poco receloso. 

Pero, aunque recele mucho de ella, pretenderá que confíen implícitamente en él, no sólo desde el punto de 

vista sexual, sino también cada vez que emite un juicio sobre asuntos que les incumben a ambos. En realidad, 

su actitud es muy egoísta. Pero la chica Pez no se disgustará como podrían disgustarse (y tal vez se 

disgustarían) otras mujeres frente a su doble escala de valores propia de un hombre dominante. En algunos 

casos aislados, la mujer se convertirá en una verdadera Piscis tipo ballena, compartirá estos defectos, ydevorará (o intentará devorar) al Águila que se atreva a criticarla o reformarla, pero como siempre, 

estudiamos la relación Neptuno-Plutón típica o media. 

 

La mujer Piscis media no se dejará intimidar por las manifestaciones ocasionales de machismo de su 

Escorpión. Quizás incluso se sienta secretamente divertida. y en todo caso se las apañará. Mientras él cree que 

se está saliendo con la suya, ella lo estará atrayendo dulce y mansamente a la red frágil-resistente de Neptuno 

que habrá de capturarlo. Esta mujer lleva dentro, en un sentido mucho más profundo que la mujer Libra, todas 

las artimañas femeninas que el hombre ha temido desde los tiempos de Eva, y algunas más que son de su 

exclusiva propiedad. Incluso el poderío y la sagacidad portentosos de Plutón constituyen una débil coraza 

para protegerse de su feminidad total. El Águila arde en deseos de resolver todos los misterios dignos de este 

nombre con los que tropieza (se desentiende fríamente de los que no son dignos de este nombre), pero el 

misterio de la mística femenina de la chica de Neptuno se le escapará, estará siempre justo fuera de su 

alcance... lo cual lo afligirá y torturará inconscientemente de una manera tremenda. (El Escorpión nunca 

experimenta nada en pequeña escala.) Sin embargo, paradójicamente, éste es en verdad el señuelo que lo atrae 

magnéticamente hacia esta criatura de los múltiples humores, de los múltiples colores aurales y de las 

múltiples gamas de sensualidad y pureza. Aunque esto lo frustra y lo desconcierta, también lo induce a 

acercarse cada vez más a ella, con el propósito de explorar los abismos de su personalidad secreta. 

 

Hay un rasgo de ella que posiblemente no lo atraerá, sino que por el contrario tal vez lo hará sumirse 

en los malos humores de Plutón o replegarse en un clima huraño y ominoso. Este rasgo es su tendencia a 

regañarlo. No con frases groseras o estridentes. La chica Pez no procede así. Te azota con una pluma, 

reprendiéndote suave, casi tiernamente, discretamente. Discretamente, esto es, a juicio de la mayoría de los 

hombres, pero las emociones del hombre de Plutón están tan bien sintonizadas que éste puede captar matices 

de la longitud de onda de la dama Piscis que sus semejantes dejarían pasar inadvertidos, beatíficamente. Ella 

puede erosionar gradualmente la resistencia de un hombre, casi sin que éste lo note, como el impacto 

sistemático de una gota de agua. Sin embargo, el Escorpión lo notará. Es posible que después de estar 

regularmente expuesto al goteo de su sugerencia sutil, él reaccione con una de esas trombas súbitas que se 

producen cuando pierde el control de su autodisciplina y su aplomo considerables. Es peligroso desencadenaruna tromba de la cólera de Plutón. Ésta puede ahogar su amor. Porque él pronunciará palabras lacerantes, 

capaces de desgarrar los sentimientos vulnerables de la mujer Pez, en tanto que ella podrá empujarlo a la 

desesperación y la impotencia con sus excesos de llanto... de temor... y de comportamiento esquivo, no 

obstante su seductor carisma misterioso. Si ella es una Piscis tipo ballena, y amenaza seriamente su virilidad, 

él la abandonará, aunque esto lo destroce, con tal de no sacrificar su integridad masculina y de no dejar que 

domestiquen su espíritu rampante de Plutón. 

 

Sin embargo, es posible que él vuelva después de haberla dejado, si ella aprende la lección. Tal vez no 

volvería a otra mujer, pero ésta hechiza la vigilia de su sueño... y el sueño de su vigilia... de una forma que ni 

siquiera él podrá sondear jamás totalmente. Como sucede con todas las vibraciones 5-9, es posible que la 

ruptura implique reiteradas reconciliaciones. El intervalo entre la separación y la reconciliación quizás 

abarcará un breve lapso de pocas horas o pocos días, a veces abarcará semanas o meses, otras veces años. Es 

 

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mucho esperar, pero las almas de Piscis y Escorpión son pacientes, y están habituadas a realizar los sacrificios 

necesarios para buscar lo más sublime. Ambos captan instintivamente la magnitud de las recompensas que 

recibirán a cambio de la fe tenaz de sus corazones. 

 

Cualesquiera que sean las discordancias que se produzcan cíclicamente durante sus partidas de ajedrez 

emocionales, sus accesos de cólera y sus silencios mohínos, los momentos felices serán más numerosos que 

los tristes. La combinación y el éxtasis que intercambian en su intimidad sexual fusionan a Piscis y Escorpión 

con un vínculo invisible, pero muy seguro. Si tienen un aspecto Sol-Luna en conjunción, sextil o trígono, 

además de sus Soles en trígono, una vez que este hombre y esta mujer se hayan amado físicamente, además de 

emocional y mentalmente, cada uno de ellos confesará, si es sincero consigo mismo, que ninguna experiencia 

pasada con otra persona pudo equipararse a ésta, y que lo mismo vale para cualquier experiencia futura. 

Nunca. Tienen una excelente razón para mantenerse unidos, cuando ambos ya saben que no podrán 

remontarse a mayor altura que la que ya han alcanzado. La vehemencia silenciosa y la total concentración con 

que él hace el amor... el milagro de la predisposición de ella a confiar en él y a entregarle todo su ser... bueno, 

cuando una magia como ésta se entreteje con la pasión natural de un hombre y una mujer que se aman, el 

deseo no puede desplazarse en una dirección que no sea la circular... volviendo siempre a su génesis. 

 

Cuando las vibraciones de Plutón y Neptuno se elevan a un nivel intensamente emocional, el tema de 

la muerte puede entrar en la periferia de su relación. Puede tocarlos de cerca... o de lejos... manifestándose 

quizá, sencillamente, en el interés por la reencarnación y por otros varios asuntos generalmente asociados con 

la muerte. Un solo ejemplo (y hay muchos) es el poderoso vínculo entre la actriz Elizabeth Taylor y el actor 

Richard Burton, en el cual la muerte del marido de Elizabeth, el productor Mike Todd, desempeñó un 

importante y místico papel kármico del destino... papel que todavía ni siquiera ellos mismos han captado o 

comprendido cabalmente. No digo esto para entrometerme en su intimidad, porque nunca ninguno de los dos 

intentó ocultar al público el orgullo de su pasión y la pasión de su orgullo. Un cometa errabundo no puede 

ocultar su trayectoria refulgente a las galaxias curiosas. Naturalmente, la muerte tocará finalmente, en alguna 

de sus formas, a toda asociación humana, y no sólo a la de Escorpión y Piscis. Pero la esencia de la muerte, tal 

como es creada a través de la fusión embrujadora y embrujada de las pulsaciones combinadas de Neptuno y 

Plutón es un tipo de experiencia extraordinaria, y no ordinaria. Contiene siempre un aire de lo 

compulsivamente misterioso e inexplicable. 

 

La única causa realmente importante de desdicha que puede surgir entre la mujer de Neptuno y su Águila 

(todas las otras son triviales)... el único peligro que amenaza alguna vez a estos dos seres que sólo deberían 

encontrar juntos la satisfacción cabal... no es nunca la incompatibilidad, sino el aspecto egoísta de la emoción 

humana que acecha detrás de su devoción, para mantenerlos prisioneros de la naturaleza de sus propios 

deseos. Podría ser una palabra apresurada, de la que se arrepienten demasiado tarde... la desconsideración 

para con sus respectivas sensibilidades cuidadosamente ocultas pero palpitantes... a veces la desconfianza y 

los celos injustificados... las formas destructivas de evadirse del dolor y la desesperación, por ejemplo 

mediante el alcohol y las drogas... o quizás una forma leve de engaño o indiferencia fingida que hiere 

profundamente al otro-. Es muy triste que este hombre y esta mujer olviden en algún momento la belleza de 

los acordes iniciales de su amor, que sonaron cuando el telón se levantó por primera vez sobre el drama de 

sus Soles en trígono y canoros. 

 

Podrían tratar de evocar los villancicos del preludio... la melodía inesperada de aquella mañana en que ella 

cayó de cabeza en los ojos de él, como si se hubiera desplomado en un pozo profundo, y no intentó alejarse a 

nado. La tarde dorada en que ella rió encantada, como una chiquilla, cuando él le entregó. no un diamante, 

sino un ramillete de brezos, humedecidos por la lluvia de abril... la primera vez que la tocó, y ella se 

estremeció, y después levantó la vista, sobresaltada... para encontrarse con dos lágrimas gemelas en las 

mejillas de él, que hacían juego con las suyas propias. Entonces todo era indómito y libre y estaba barrido 

por el viento, como el hecho de correr descalzos por verdes prados de hierba dulce... mientras los halcones se 

remontaban en lo alto, y mil globos de circo con rayas rosadas y verdes flotaban alrededor de ellos... cuando 

ambos sabían que podían volar alrededor del mundo en ochenta días, como la alondra... abarcados por un 

momento en la eternidad, iluminados por los relámpagos... cuando «el hogar» era el círculo de los brazos del 

otro. Como todos los amantes de la configuración de signos solares 5-9 esparcidos por el mundo, al principio 

Piscis y Escorpión habrían sacrificado reinos en aras de su gran pasión... habrían desafiado universos 

íntegros para estar juntos. 

 

Ya se llamen Smith, Glassberg, Mendenhall, O'Malley, Zopfi, Marshall o Brewster... si por lo menos el Pez y 

el Águila dejaran que sus recuerdos kármicos escribiesen el tercer acto de su pieza teatral... 

 

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PLUTÓN: ¿No es usted la señorita Lizzie Schwartzkopf? Discúlpeme, pero creo que la conozco de alguna parte. 

Quizá nos encontramos en el Nilo... o en la Feria Rural ¿Acaso fue en Acapulco? 

NEPTUNO: (suavemente, muy suavemente) Sí. ¡Oh, sí! ¡Así debe de haber sido! Porque sus ojos... me 

resultan tan conocidos. Trato de recordar dónde... 

PLUTÓN: ¡Ahora recuerdo! Fue en Inglaterra... en el brezal... 

NEPTUNO: ...y llovía. 

 

 

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SAGITARIO PISCIS 

Fuego - Mutable – Positivo Aire - Fijo - Positivo 

Regido por Júpiter Regido por Urano 

Símbolos: el Arquero y el Centauro Símbolo: el Aguador 

Fuerzas diurnas – Masculino Fuerzas diurnas - Masculino 

 

La relación SAGITARIO-PISCIS 

 

...la noche estaba tachonada de estrellas... éstas se congregaban alrededor de la casa, 

como si tuvieran curiosidad por saber qué ocurría allí... 

 

Como ya habréis deducido del título, he aquí una de esas «desafiantes» (¿será ésta la palabra más prudente?) 

asociaciones de la configuración de signos solares 4-10. Los soles natales del Arquero y el Pez están en 

cuadratura. En astrología, la cuadratura es un aspecto de tensión. Sin embargo, la tensión se puede transmutar, 

a voluntad, en energía, y por cierto la tensión es absolutamente necesaria para que la energía «se 

materialice»... tanto en un laboratorio de física como entre dos personas. Una pizca de tensión puede ser muy 

saludable en la comunicación humana. ¡Por favor, he dicho una pizca! Evidentemente, una fuerte dosis 

produce resultados muy distintos... menos beneficiosos, aunque quizá no menos estimulantes. 

 

Uno nunca sabe qué resultado puede producir una sobrecarga de energía. Realmente puede hacer estallar 

los tubos de ensayo y, que el cielo no lo permita, incluso puede hacer estallar a la madre Tierra, si los 

gobiernos del mundo y la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos continúan con sus locuras. 

También puede hacer estallar una amistad. Ergo, si Sagitario y Piscis pretenden vivir en paz, deberán 

serenarse cuando empieza a aumentar la tensión. Si lo consiguen, serán recompensados con una estrella de 

oro refulgente en sus fojas kármicas, como la que os conferían en la escuela dominical... o por lo menos como 

la que acostumbraban a conferirme a mí en la escuela dominical de West Virginia (donde yo era 

sobresaliente). Quizás incluso con una hilera íntegra de esas estrellas. ¡Oh, Dicha-y-Portento-Eternos! 

 

¿Cómo iniciaremos esta tentativa de reforzar el cordón de compatibilidad que une a Piscis con Sagitario? 

Con una nota positiva, claro está, ¿pero en qué tono la interpretaremos? Cuando meditamos acerca de sus 

planetas regentes, Neptuno (Piscis) y Júpiter (Sagitario), comprendemos que estos dos tienen algunos factores 

positivos sólidos que los ponen de acuerdo. Los mismos planetas tienen mucho en común. (En. verdad, 

Júpiter fue antaño el regente de Piscis, antes de que descubrieran a Neptuno.) Ya sea que esta combinación de 

vibraciones 4-10 abarque a niños o adultos, a dos hombres, dos mujeres o uno de cada sexo... ya sea que el 

Pez y el Arquero pugnen por lograr la armonía en la escuela, en una oficina, en un laboratorio o en el hogar... 

se ahorrarán muchos disgustos y vejaciones si adoptan la sencilla decisión de poner énfasis en las cualidades 

con que está agraciado cada uno de ellos y que el otro puede respetar y admirar abiertamente... al mismo 

tiempo que relegan sus diferencias a segundo plano. Por ejemplo, el Piscis típico puede respetar y admirar de 

corazón la pura veta de idealismo rutilante que hay en el Sagitario. La compasión neptuniana del Pez se 

sentirá muy conmovida por este rasgo del Arquero que eclipsa una multitud de pecados propios de Sagitario. 

Por supuesto, cuando Sagitario tensa impulsivamente, con espíritu juguetón, el arco del colosal idealismo de 

Júpiter, dado que estos seres son tan descarnadamente francos, y que su humor es tan caprichoso, a veces la 

exhibición de arquería es muy individualista, para decirlo en términos benévolos. 

 

Otro factor positivo de la relación entre Piscis y Sagitario consiste en la fascinación que les produce a 

ambos lo que se denomina no muy precisamente «religión». Un porcentaje notablemente elevado de monjas, 

curas, rabinos, monjes y pastores son signos solares Sagitario o Piscis. El Pez gravita hacia las aguas místicas 

en razón del espíritu de humildad y sacrificio que le inculca la influencia de Neptuno... y el Arquero porque a 

los Sagitario los consume la curiosidad respecto de la verdad espiritual, con resultados que van desde el 

 

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agnosticismo o el ateísmo sin atenuantes hasta la reclusión meditativa en un convento o monasterio. 

Igualmente, los Peces y Arqueros implicados en una forma de vida religiosa (o atea) nunca pierden su sentido 

del humor. 

 

Es posible que necesitemos un ejemplo, así que compartiré con vosotros la historia de la forma definitiva, 

extravagante, en que un Arquero resolvió los problemas religiosos y morales que acosan a los Sagitario y los 

Piscis por igual. Es un ejemplo paradigmático —la perfecta demostración del humor, la honestidad y el 

idealismo de Sagitario— y cien por ciento verídico. No me atrevería a narrar algo que no sea un caso 

auténtico en un capítulo consagrado a los Sagitario brutalmente francos, que clasifican la veracidad como la 

más sublime de las virtudes —y probablemente lo es, después de la clemencia— y que siempre os repiten 

(igual que los Escorpión) su frase favorita de la Biblia: Grande es la verdad, y poderosa por encima de todo. 

 

Piscis tampoco tiene nada contra la verdad, si bien a los Peces les gusta estrujarla, estirarla, comprimirla, 

ceñirle el cuello con algunas guirnaldas de amentos, aderezarla un poco, porque la verdad desnuda es insípida, 

¿sabíais? Pero más adelante nos ocuparemos de la verdad delirante de Neptuno. Pasemos a nuestro ejemplo 

del idealismo rutilante, la veracidad y el humor extravagante de Sagitario. El carácter de Júpiter se manifiesta 

cualquiera que sea el sexo del Arquero. En esta anécdota, el Sagitario es un hombre, pero el protagonista 

podría haber sido igualmente una chica Centauro. 

 

Para demostrar a los Peces y Arqueros que la historia es verídica, les diré que el nombre 

del Sagitario era Dan Williams, y que quien me suministró la versión fue su hija, MaryAnn Williams Henson, que reside actualmente en la Costa Oeste. ¿Ésta no es una prueba suficientemente 

específica para vosotros. Arqueros inquisitivos y Peces escépticos? Muy bien, entonces, podéis escribirle a 

Mary Ann Henson (para hacer vuestras verificaciones o para felicitarla) a 861 Sixth Avenue. Suite 219, San 

Diego. California. 92101. Aunque el padre de Mary Ann, regido por Júpiter, falleció hace más de veinte años 

en la ciudad natal de ella, Elizabeth, North Carolina (es interesante subrayar que North Carolina es un estado 

del signo solar Sagitario), su hija aún recuerda su personalidad radiante con afecto... y su fogoso idealismo 

con orgullo. Confío en que ahora también vosotros, cualquiera que sea vuestro signo solar, siempre 

recordaréis a Dan Williams con cálido afecto, pero sobre todo si sois Piscis, pues el corazón de Júpiter está 

pletórico de compasión por los extenuados y humillados (y también disfruta, lo mismo que el del Arquero, al 

ver cómo las personas engreídas y vanidosas reciben su merecido). En provecho de vosotros, queridos Peces, 

y de todos nosotros. Dan Williams descargó un golpe contundente en defensa de la verdad, golpe éste que 

debería ser perpetuado en un monumento de mármol en alguna parte, pero que por el momento nos 

limitaremos a revivir en estas páginas. 

 

Durante toda su vida, el Sagitario Dan disparó sus flechas de la verdad de Júpiter directamente al blanco 

(admitamos que a veces eran dolorosas), pero la flecha más certera la disparó rumbo al cielo azul de la 

libertad en la rara circunstancia de su muerte, porque su testamento contenía una cláusula muy insólita. En 

aquella época la voluntad aceptada y deplorable de los padres de la Iglesia Episcopal de Cristo era que los 

servicios dominicales se celebraran con los feligreses blancos de mayor prestigio social y mayor poder 

político sentados en los bancos de la planta baja, en tanto que los feligreses negros estaban bien ocultos y 

arrinconados en los bancos de la galería superior. 

 

Pero el testamento de Dan estipulaba, sincera y descarnadamente, que quienes quisieran rendirle honras 

fúnebres con motivo de su muerte deberían respetar sus deseos. (El mismo Dan era blanco, aunque esto no 

tiene nada que ver.) La cláusula directriz de su testamento era la siguiente: Todos quienes asistieran al 

servicio fúnebre en la iglesia Episcopal de Cristo, donde él recibiría formalmente a los dolientes desde su 

ataúd —silenciosamente, pero, ¡oh!, muy elocuentemente— debería ceñirse a una nueva distribución de 

asientos, en ese día. Sus amigos negros (que componían casi toda la población negra de la comunidad) 

ocuparían los prestigiosos y codiciados asientos de la planta baja, delante del altar... y los dolientes blancos 

sólo se sentarían en los bancos incómodos y ocultos de la galería del primer piso. A juicio de Dan, ésta era 

una evidente cuestión de prioridades. 

 

En la mañana de los servicios fúnebres en honor de Dan Williams, la iglesia estaba atestada, la distribución 

de asientos que estipulaba su testamento se cumplió estrictamente, obedeciendo los últimos deseos de Dan... y 

la expresión de asombro que se reflejó en los rostros humillados de las personas enérgicamente encauzadas 

hacia los asientos de la galería fue algo digno de recordar eternamente. Permanecieron allí durante todo el 

servicio, rígidamente sentadas y ruborizadas, con mal disimulado resentimiento. El Arquero tuvo la última 

palabra, y no hubo tu tía. 

 

Estoy segura de que en algún lugar de esa casa de culto, en aquella milagrosa mañana de mayo, 

probablemente cerca de los vitraux por donde el Sol se colaba más refulgente que nunca, estaba erguida la 

 

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figura astral del invitado de honor, plenamente consciente de la escena que se desarrollaba delante de él 

(como siempre lo están todas las almas que han pasado recientemente de esta dimensión a la siguiente), con 

una ancha sonrisa en el rostro, como si se tratara de un niño travieso. Su viuda, sus hijos y sus amigos también 

sonreían, entre las lágrimas, con un franco deleite que aligeraba la carga de su pérdida, aquel día, en la Iglesia 

Episcopal de Cristo. Y Cristo sonreía con ellos... y también Jesús, el carpintero. La esposa Escorpión de Dan 

Nettie (secretamente orgullosa de su gesto), habría de comentar más tarde que, aunque aquel episodio la turbó 

tremendamente, se sintió agradecida de que Dan hubiera resuelto hacerle a algún otro, y no a ella, para variar, 

la última de sus bromas pesadas. (Sin embargo, el ascendente Piscis de Nettie Williams estaba complacido.) 

 

Cuando oí esta historia verídica, una pregunta atónita interrumpió por un momento mi regocijo. «¿Cómo es 

que Dan se sintió tan seguro de que podría llevar a cabo esta magnífica travesura de Júpiter, de que podría 

hacer sonar este tonante acorde de verdad? —le pregunté a Mary Ann—. Después de todo, los blancos 

ofendidos podrían haber dado media vuelta al llegar a la puerta y podrían haberse ido, furiosos. Los diáconos 

de la iglesia podrían haberse negado a cumplir su último deseo, sugiriendo con tacto que los servicios se 

celebraran en su casa, o en el salón local de velorios. Su padre debía de ser una persona importante en la 

comunidad sureña. ¿Cuál era su profesión, su ocupación?» 

La respuesta de Mary Ann es la parte más deliciosa de la anécdota. 

 

«Era —dijo con un guiño, y con un atisbo de la sonrisa pícara de su padre—, el líder del comité 

demócrata... y el jefe de policía.» 

 

¿Funciona la magia? ¿La han captado todos aquellos Piscis que sueñan con el país quimérico de la fraternidad 

de hombres y mujeres, y que por tanto están más cerca de lo que creen del ideal de Sagitario? ¿Ahora 

vosotros, Peces y Arqueros, os estáis sonriendo los unos a los otros, esperanzadoramente? ¿Vosotros los 

Piscis, confesáis que los Sagitario que os fastidian son precisamente los tipos indicados para perpetrar 

semejante travesura, y que si vosotros pensarais que podéis salir indemnes, los imitaríais? ¡Fantástico! Estamos 

progresando. 

 

Así como el hábito frecuentemente catártico (pero a veces también grosero y superfluo) de Sagitario, en virtud 

del cual éste arroja la horrible verdad a la cara de amigos y extraños por igual, hiere y ofusca a Piscis, el 

hábito que tiene el Pez de jugar juegos sutiles con la verdad lastima y enfurece a los Arqueros, quienes acusan 

a menudo a los Peces de ser embusteros impenitentes. Esto no es justo, Sagitario. Los Piscis no mienten. Sólo 

eluden de cuando en cuando la verdad. Reflexionad, y veréis que no es lo mismo. ¿Habéis reflexionado? 

Estupendo. Ahora, pensad en esto. Los Piscis tienen sólo dos razones para eludir la verdad, en aquellas 

circunstancias en que la eluden. Se alejan nadando de una respuesta o de un aserto explícito porque: 1) aborda 

algo muy íntimo y personal relacionado con su vida privada, en cuyo caso no es nada de vuestra incumbencia, 

ni de la de nadie (¿queréis reconocerlo, por favor?); o porque: 2) según la opinión compasivamente 

considerada del Pez, podría lastimar a alguien, y por tanto carece de utilidad práctica... en cuyo caso, debéis 

reconocer que se trata de una ética un poco menos lacerante que la vuestra. ¿De acuerdo? Vuestra ética de 

Júpiter es la honestidad, sin tomar en consideración el precio pagado ni el daño causado. La ética de Neptuno 

es el comportamiento esquivo, destinado a evitarse ellos y evitar a los demás el desgaste emocional del 

conflicto, siempre que esto sea posible. Pero una ética es una ética, cualquiera sea la forma que asuma. 

¿Correcto? 

En cuanto a vosotros, Piscis, procurad ser más comprensivos con la intención de esos cáusticos dardos del 

Arquero al que os gustaría aporrear con su propio arco de Júpiter. A esta altura deberíais comprender que lo 

que los mueve es siempre la integridad, un anhelo incontrolable de buscar la verdad y expresarla. Como lo 

único que importa realmente en cualquier tipo de locución o acción humana es el motivo que la inspira, ¿veis 

que la intención de Sagitario, por lo menos, es honorable? Claro que dicen que el infierno está empedrado de 

buenas intenciones, pero yo prefiero pensar que quizás el cielo también lo está. 

 

Los Arqueros trotan libres y despreocupados por el camino de la vida, totalmente independientes, 

desdeñando la autocompasión... pero a menudo descuidan el deber v la responsabilidad si éstos les dificultan 

la búsqueda emocionante de sí mismos o si se cruzan en el camino de sus objetivos y de su fiebre 

trashumante... lo cual inspira la desaprobación de Piscis, pues éste no puede concebir que alguien anteponga 

sus propios deseos a la obligación de prestar servicios a quienes los necesitan. Los Peces bondadosos y 

afables rara vez se enfadan mientras contornean serenamente los obstáculos, programando discretamente su 

paciente desplazamiento río arriba, deteniéndose a veces para reposar en el fresco remanso oculto tras una 

cascada... poniendo poco empeño en eludir las complicaciones de las personas que necesitan de sus oídos 

 

81 

 

 

comprensivos (o de su dinero), aunque esto implique dar un rodeo, o aplazar los planes para el futuro lejano. 

Son exasperantemente cambiantes: al principio corren en pos de media docena de ensueños al mismo tiempo, 

negándose a sentar la cabeza para perseguir con espíritu práctico uno solo de ellos... y después optan por 

remolonear ociosamente durante un tiempo, dejando que las oportunidades concretas pasen de largo, hecho 

éste que le inspira al Pez un simple encogimiento de hombros... si bien el Arquero reacciona con una 

reconvención colérica. 

 

Sagitario deberá desistir de sus esfuerzos encaminados a arrancar a Piscis de los remansos temporales 

donde se siente fugazmente sereno y seguro. Y Piscis deberá dejar de proyectar la duda silenciosa de Neptuno 

que disuade a Sagitario de correr agresivamente en pos de la promesa del mañana. En lugar de incurrir en 

confrontaciones estériles. Sagitario podría tratar de cumplir esas promesas optimistas. Para ello viajará a la 

Luna o a China, y volverá con un puñado de polvo de estrellas que esparcirá sobre Piscis -con el fin de 

demostrar que allá en lontananza hay nuevos mundos que aún es posible conquistar, y que están a disposición 

de aquellos que poseen la audacia necesaria de buscarlos. Después sonreirá y dirá: «¿Ves? Te advertí que si 

confiabas en mí no te defraudaría». Ésta es la forma más eficaz de tentar a un Pez renuente para hacerlo salir 

del agua y jugar a la saltacabrilla. 

 

Como broche final he reservado, para compartirlo con vosotros, el último codicilo del testamento del Arquero 

Dan Williams. Se rumoreaba que quizá no había muerto rico, pero sí en una posición económica bastante 

desahogada. Pero, ay, el Sagitario Dan había prestado todo su dinero a quienes lo necesitaban, a lo largo de 

los años. No le quedaba un centavo. Así que lo que legó a su familia fue, para decirlo con sus propias 

palabras, maravillosamente típicas de Júpiter, estampadas en el último párrafo del testamento: Les dejo a mi 

esposa y a mis hijos todo el ancho mundo... ¡en el cual se ganarán la vida! 

 

Aunque los Piscis puedan comprender ciertamente la caridad compasiva de Dan, el testamento de un hijo de 

Neptuno nunca contendría semejante legado. Los modestos y humildes Peces no soñarían con arrogarse el 

derecho de ceder todo el ancho mundo... porque éste no les pertenece. Pero la filosofía de Sagitario contiene 

una profunda sabiduría. 

 

PISCIS: ¿Vosotros los Sagitario os creéis realmente los dueños del mundo? 

SAGITARIO: ¡Por supuesto! ¿Acaso no nos pertenece a todos? 

 

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Mujer SAGITARIO Hombre PISCIS 

 

Ella no entendía, ni siquiera ahora. 

 

—Debemos partir —dijo, casi alegremente. 

 

—Sí —respondió él, débilmente. 

 

Habrá momentos en que la perpleja chica Arquera se preguntará si se ha enamorado de un Géminis, en lugar 

de enamorarse de un Piscis. Su perplejidad está harto justificada. Piscis y Géminis son signos solares de 

dualidad, y los Peces y los Gemelos Géminis se parecen asombrosamente en lo que concierne a su capacidad 

para cambiar de sueños y objetivos a mitad de camino, por alguna razón inexplicable. (Sus diferencias residen 

en otras áreas.) Pero ella también nació bajo la influencia de un signo solar de dualidad, porque el Arquero 

Sagitario es en verdad un Centauro, veréis: mitad caballo, mitad ser humano. 

 

¿Así que quién es ella para cuestionar la versatilidad de él? Es una Sagitario, eso es lo que es, y los 

Sagitario no pueden dejar de cuestionarlo todo. Este hombre le dará muchas oportunidades para ejercitar su 

proclividad jupiteriana. 

 

Naturalmente, hay algunos hombres Piscis cuyas carreras y ocupaciones se mantienen estables a lo largo 

de los años, pero son cabalmente una minoría. La mayoría de los Peces se sienten eternamente fascinados por 

las múltiples opciones de la vida. A veces los cambios que operan son nada menos que pasmosos. Le daré a la 

chica Arquero algunos ejemplos tomados de la vida real (que es, al fin y al cabo, el lugar lógico para buscar 

ejemplos destinados a quienes la viven). 

 

El Piscis Mike Thornton, criado en Cripple Creek, pero radicado en Denver (por lo menos en este momento), 

contempló una vez las posibilidades de hacerse buscador de oro, criador de caballos, escritor y artista. 

Después optó por hacerse paisajista de parques y jardines, y a continuación se dedicó a la cría experimental de 

lombrices para cebo vivo. Más tarde se hizo aprendiz de electricista y se convirtió en experto en el arte de 

cambiar cables de viviendas y edificios de oficinas. La semana pasada me telefoneó para preguntarme si su 

horóscopo aconsejaba que inaugurara una combinación de cantina y discoteca para noctámbulos, equipada 

con juegos electrónicos, donde quizá también se bailaría y se jugaría a las damas y el ajedrez. 

Si a vosotras, las chicas Sagitario, os pone un poco nerviosas leer esto, imaginaos lo que sentirá su paciente yagraciada esposa Tauro, Carolyn. Ésta sonríe dulce y cariñosamente, siempre con expresión complaciente, 

pero sus uñas se acortan de día en día, porque se las muerde en privado. Ahora Carolyn y Mike tienen una 

encantadora hijita recién nacida, con hoyuelos, llamada Mandy, una criatura Libra que cuando crezca sencillamente 

nunca podrá decidir lo que quiere, y que seguramente superará la propensión de su padre Piscis a 

los cambios rápidos. Por favor enviad vuestras plegarias a la pobre Tauro Carolyn. Al fin y al cabo, vosotras 

las mujeres que intentáis seguir el ritmo de los saltos inversos, los saltos mortales, los tirabuzones y los medio 

tirabuzones de un hombre Pez influido por el esquivo elemento Agua, debéis manteneros unidas, cualesquiera 

sean vuestros signos solares. 

 

Hay otro tipo de hombre Pez para el que la chica Sagitario debe estar preparada. Mark Shaw. Éste es un Piscis 

que se graduó en la facultad de derecho de la universidad de Indiana, y que después pasó cinco prósperos años 

en Aspen, Colorado, convertido en un brillante y activo abogado totalmente consagrado al ejercicio de su 

profesión, aparentemente muy satisfecho y coronado por el éxito. En la primavera de 1978, Mark resolvió 

abandonar por completo la práctica de la abogacía, y arrumbar la placa en el desván, se caló su «gorra de tenis 

de la buena suerte», de fuerte color rojo (tiene un par de planetas en Aries), y voló a Nueva York para aceptar 

un puesto full-time en el programa «Good Morning America», de la cadena ABC. Inmediatamente empezó a 

viajar por todo el país, filmando temas especiales para el programa, como productor, director y guionista de 

estos fragmentos... ¡y también aparece en cámara! Pero deberéis apresuraros a captarlo en vuestros televisores 

si queréis saber qué cara tiene dicho Pez. Es posible que cuando aparezca este libro, Mark 'esté dirigiendo una 

expedición al Polo Sur, para descubrir la Tierra interior.

 

Éste es el tipo de sorpresas que la chica Sagitario enamorada de un hombre Pez debe prepararse para 

experimentar en diversas etapas de su relación. Al principio no la fastidiarán demasiado. Incluso le parecerán 

excitantes, sobre todo si las iniciativas cambiantes de su Pez la obligan a viajar con frecuencia. A ella la 

 

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infectó una fiebre trashumante incurable cuando tenía aproximadamente catorce años, o sea la edad en que el 

Arquero típico de uno u otro sexo abandona el hogar (aunque algunos lo abandonan unos años antes, a los 

diez o doce). De modo que al principio ella preparará alegremente el equipaje y lo acompañará con ánimo 

optimista mientras él sigue los desfiles del circo, canjea sus tambores por un clarinete, o renuncia a su práctica 

odontológica para convertirse en programador de computadoras. Al principio, sí 

 

Después... bueno, es posible que después le plante cara... enérgicamente. Tal vez lo fulmine con la mirada 

y le diga algo prudente, como por ejemplo: «Oye, muñeco» (¿pensabais que sólo a las mujeres se las podía 

llamar muñecas? ¡Caramba, qué actitud machista más reveladora!). Ahora he perdido la concentración. 

Deberé empezar de nuevo. Tal vez lo fulmine con la mirada y le diga algo prudente, como por ejemplo: «Oye, 

muñeco... estoy harta y aburrida de vivir como una gitana a tu lado, has cambiado de carrera tantas veces, que 

ni siquiera yo recuerdo si querías presentar tu candidatura a diputado, abrir una casa de té japonesa o vender 

frijoles. O pones tus cosas en orden y sientas la cabeza, o iré a preguntar cuánto me dan por ti en el Zoológico. 

Necesitas un psiquiatra: tienes la cabeza atornillada al revés». 

 

Es posible que después de algunos estallidos verbales corno éste, el susceptible Pez se volatilice 

literalmente por efecto de la conmoción. De una manera u otra, se eclipsará. Quizá no volverá a verle la cara 

hasta que aparezca en el periódico, cuando lo hayan elegido diputado, posando en compañía de su nueva 

amiga para insinuarle sutilmente a la Sagitario que ha iniciado el juicio de divorcio. Dado el estado actual de 

la política norteamericana, ésta es una situación muy plausible. Los fiscales generales y asesores del Presidente 

van a la cárcel, los- hermanos de los presidentes hacen alegremente la propaganda de bebidas 

alcohólicas y se desempeñan como jueces en concursos de belleza... y se rumorea que un ex seminarista de los 

jesuitas, el mismísimo gobernador de California Jerry Brown, tal vez planea casarse con la cantante de rock 

Linda Ronstadt. Probablemente son sólo buenos amigos, pero si por casualidad se confirmara el rumor, y en 

vista de las ambiciones políticas de Jerry, Linda podría terminar radicándose en la Casa Blanca como Primera 

Dama de la Nación, en cuyo caso Jefferson Starship y Fleetwood Mac se alternarían en el baile de toma de 

posesión... y Bob Dylan o Alice Cooper podrían ocupar la secretaría de Estado. Así que admitámoslo: en la 

edad de Acuario- puede suceder cualquier cosa. Y no me interpretéis mal. Pienso que los vientos de cambio 

de Urano son, en general, emocionantes y recomendables... y estoy segura de que Linda Ronstadt es una chica 

sincera y esclarecida. Me limito a subrayar que en vista de lo que sucede últimamente, mis anécdotas 

demostrativas son razonables y viables. 

 

Naturalmente, no todas las mujeres Sagitario son tan brutalmente crudas como las de mi ejemplo. Algunas 

Arqueras son más afables, más circunspectas, y mucho menos elocuentes, pero incluso éstas son 

inesperadamente sinceras en algunas ocasiones, y nunca ganarían el primer premio al tacto. Lo importante es 

que la chica Sagitario que ama impulsiva y tiernamente a su hombre Piscis debe moderar su comportamiento, 

porque si no podría descalabrarle negligente e involuntariamente el ánimo y el corazón, y además podría 

perder su tipo singular de afecto y lealtad. Y él no debe ser tan susceptible como para horrorizarse cada vez 

que esta dama dice la verdad. Ella no puede controlar la compulsión que la obliga a ser franca, y casi siempre 

tiene buenas intenciones. Él deberá explicarle dulcemente cuánto lo hace sufrir. Entonces las emociones 

jupiterinas de ella se sentirán conmovidas, y probablemente la dejarán contrita y la impulsarán a disculparse y 

a esforzarse realmente por tratar de medir sus palabras, en el futuro. (Sin embargo, también es probable que 

necesite que se lo recuerden periódicamente.) 

 

Lo primero que quizá querrá hacer esta chica Sagitario jovial y bienintencionada si piensa criar un 

cardumen de alevines, y retozar, en general, de manera permanente con un hombre regido por Neptuno, será 

determinar qué clase de Pez es, porque hay dos tipos de Piscis nacidos bajo este signo solar dual. Están 

aquellos que nadan contra la corriente hacia el éxito y la realización personal, y aquellos otros que flotan 

aguas abajo hacia el fracaso, con sus sueños sumergidos en olas de infortunio... y que terminan escarbando la 

resaca. 

 

Ahora bien, el hombre que escarba la resaca en la playa no es necesariamente un mal candidato para ser 

«feliz» en compañía de una mujer Sagitario curiosa, aficionada a las aventuras, que se complace en caminar 

descalza por la arena y en comer bayas. Pero el hombre que escarba y trajina tristemente la resaca en las 

«playas» de las calles urbanas, buscando desesperadamente la forma de rescatar su amor propio, es harina de 

otro costal. En realidad, es posible que éste sea precisamente el Pez que necesita la fe y el coraje de ella, y no 

digo que deba eludirlo. Nada podría ser más bello que un milagro jupiterino capaz de salvar de la 

desesperación a esta alma descarriada. Sólo digo que por lo menos al principio ella debería saber con qué tipo 

de Pez está lidiando. 

 

Un buen amigo mío, un hombre Piscis que vive en Manhattan y que pasea a menudo por Times Square para 

 

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observar el panorama cambiante y analizar a los pintorescos ejemplares humanos que desfilan por ahí, me 

contó lo que le sucedió una noche en que se detuvo a comer un bocado de medianoche en Nathan's, un hito 

histórico de Broadway. Como Nathan's no es precisamente un establecimiento donde se reservan las mesas 

(pagas tus veinticinco centavos, coges tu bote de mostaza y eliges lo que te gusta), se encontró sentado frente 

a un compañero de mesa bastante locuaz. Sus ropas relativamente astrosas eran un par de números demasiado 

holgadas, y tenía una botella de vino semivacía insertada bajo la pretina de sus pantalones igualmente 

holgados y arrugados. A pesar de esto, si no lo mirabas con demasiado detenimiento, su aspecto general era 

bastante pulcro... y su personalidad era innegablemente alegre. Mientras estaban sentados frente a frente, 

pasándose las servilletas y bebiendo café negro, este hurgador de resaca de Manhattan descubrió que mi 

amigo Piscis era un típico escucha neptuniano, atento y comprensivo... de manera que le confió su ocupación. 

Vendía lo que él llamaba «joyas que queman». Después de echar en torno una mirada furtiva para asegurarse 

de que en ese momento específico el establecimiento estaba «limpio» de polizontes, le dejó echar un vistazo a 

su mercancía (pulseras y broches de bisutería y cosas por el estilo, que según él ostentaban diamantes 

auténticos) y se esforzó por concretar una operación rápida de venta... infructuosamente, porque mi amigo. 

que conoce las noches de Nueva York, sólo lleva consigo un poco de cambio durante sus giras nocturnas por 

Broadway. Después de explicar con tacto su situación económica poco floreciente, mi amigo Pez le preguntó 

al hombre cuál era su signo solar. Este alma perdida afable pero animosa respondió con un guiño jovial: 

«,Quién, yo? Oh, yo soy uno de esos fulanos Piscis». Pero pronunció la palabra con una nítida deformación, 

para hacerla rimar con Ulises. «Sí —repitió alegremente—, soy un Piss-ez». 

 

Mi amigo Piscis dice que, a partir de ese momento, siempre ha imaginado el Pez que nada aguas arriba como 

un Piscis (que se pronuncia rimando con Pii-sis), y al Pez que nada aguas abajo como un Piss-ez. La 

distinción le parece útil. Le paso el dato a la chica Sagitario, para que la aplique cuando mida el potencial de 

su hombre regido por Neptuno. Digamos, por ejemplo, que Albert Einstein era patentemente un Pii-sis. 

 

Como ésta es una vibración de la configuración de signos solares 4-10, la mujer Sagitario y el hombre Piscis 

deben prever que el choque ocasional de sus personalidades divergentes producirá una cierta dosis de tensión. 

Obviamente, la tendencia de él a autocompadecerse, y la de ella a seguir en sus trece, no sólo no los ayudarán 

a enfrentar sus conflictos sino que además agravarán sus problemas. Sin embargo, no es probable que los 

celos y el espíritu posesivo se conviertan en un factor importante de discordia entre Piscis y Sagitario, porque 

ninguno de los dos es realmente posesivo por naturaleza, y cada uno de ellos disfruta tanto de su libertad que 

no se la negará al otro (a menos que un ascendente o un signo lunar suscite diferencias en este área). Lo 

habitual y típico es que estos dos estén dispuestos a concederse recíprocamente libertad de movimientos en su 

convivencia. Si se producen irrupciones menores de los pequeños monstruos verdes (o de los gigantescos 

monstruos verdes) lo más probable es que sea ella quien tome la iniciativa. Algunas mujeres Sagitario son 

ligeramente celosas, aunque rara vez en exceso, cuando las provocan. Cuando lo son, sus temperamentos se 

inflaman rápidamente. Pero la Sagitario típica no se sentirá azuzada por el instinto posesivo, tal como se 

interpreta habitualmente el término. Y existe una diferencia entre «celoso» y «posesivo». 

 

Desde el punto de vista sexual, como Piscis es un signo femenino, regido por el planeta Neptuno igualmente 

femenino, el hombre Piscis debe realizar un esfuerzo consciente encaminado a ser menos pasivo e informal, 

más activo y entusiasta, para lograr la armonía física con la mujer Sagitario. Sin embargo esta misma 

influencia lo convierte en un amante tierno e intuitivo... delicado e imaginativo. Como Sagitario es un signo 

masculino, regido por el planeta Júpiter igualmente masculino, ella deberá cuidar los sentimientos de él, y 

deberá ser menos impulsiva y franca. De lo contrario, las emociones fogosas de la Arquera podrían deteriorar 

la confianza de él en su aptitud para satisfacerla. Sin embargo, esta misma vibración masculino-positiva que 

existe en el campó aural de ella tiene el poder necesario para aumentar el deseo de él y para despertar la 

pasión latente del elemento Agua. Pero los conflictos y tensiones emocionales frecuentes, aunque puedan 

estimularla a ella, enfriarán el deseo de él, así como una falta de reacción entusiasta, o la indiferencia, 

enfriarán el de ella. 

 

Muy pocas personas comprenden el gran secreto de la expresión sexual jubilosa, el cual consiste, 

sencillamente, en que las palabras y los actos reiterados de auténtica amabilidad, avivan las llamitas del 

corazón. Estas se transforman gradualmente en una hoguera de mayores dimensiones, que desemboca 

finalmente en la consumación extática de la necesidad física así generada. La actividad sexual entre quienes 

se aman consiste básicamente en un gesto de agradecimiento mutuo, y no sólo en la satisfacción de dos apetitos 

independientes, egoístas, sino en una conciencia compartida de la magnitud de ese don que es la 

 

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integración total. Al sexo, como a todo lo demás, lo gobierna ineludiblemente la regla de oro. De lo contrario, 

la unión física sólo deja a los dos miembros de la pareja con una mayor sensación de distanciamiento, aún 

más solos y desasosegados que antes. 

 

Hay muchos lazos de ternura y vínculos de comprensión entre los planetas Júpiter y Neptuno. Antes de que 

Neptuno fuera «descubierto», Júpiter era el regente astrológico (y astronómico) de Sagitario y Piscis, lo cual 

significa que su influencia dejó el sello de una configuración análoga en los Peces y Arqueros por igual. 

(George Washington, por ejemplo, fue un Piscis más agresivo, guiado por Júpiter.) Esta empatía emparentada 

de sus planetas regentes une a la mujer Sagitario y el hombre Piscis más estrechamente de lo que tal vez ellos 

suponen. Ambos son compasivos e idealistas. Ambos son tolerantes... y normalmente impávidos. Pero 

también hay ámbitos en los que chocan las influencias del gigantesco Júpiter y el esquivo Neptuno. La 

esencia de Júpiter desdeña el menor atisbo de la reserva, la duplicidad o el engaño de Neptuno, en tanto la 

esencia de Neptuno se siente muy alterada por el tipo de sinceridad jupiteriana que hiere más de lo que cura... 

y se siente repelida por las emociones descuidadas y excesivas. 

 

Pero si se aman suficientemente, la mujer Sagitario y el hombre Piscis podrán encontrar la forma de 

resolver sus diferencias. Ella debe tratar de ser más prudente, considerada y afable, sin sacrificar la integridade independencia del elemento Fuego que hay en su naturaleza. Él debe tratar de ser un poco más abierto, 

franco y expresivo, sin sacrificar la intimidad espiritual y la serenidad interior del elemento Agua que hay en 

su naturaleza. Entonces podrán reflejar sus respectivas estrellas, sin renunciar por ello a sus personalidades. 

 

Hombre SAGITARIO Mujer PISCIS 

 

Mientras yacían el uno junto al otro, una sirena cogió a Wendy por los pies, y empezó a 

arrastrarla suavemente hacia el agua. Peter, que la sintió deslizar a su lado, se despertó 

sobresaltado, y llegó justo a tiempo para rescatarla. Pero debió decirle la verdad. 

 

Algunas chicas Piscis hablan bastante, y otras son calladas y rara vez inician una conversación (aunque 

cuando alguien la inicie, generalmente no les faltarán palabras, por muy tímidas que hayan sido al principio). 

Pero lo importante es que, además de ser interlocutoras muy interesantes, las chicas Pez de ambos tipos son 

estupendas escuchas. Quiero decir, escuchas realmente estupendas. Hasta aquí, todo marcha a las mil 

maravillas, porque al hombre Sagitario le gusta hablar con alguien que escucha fascinado lo que él dice... le 

gusta tanto como a un hombre Leo o Aries, y ya sabéis que a estos dos les encanta tener un público atento. De 

modo que esto deberá daros una idea del inmenso atractivo que esta chica ejercerá sobre el Arquero. Por 

supuesto, en la mitad de una de estas sesiones que la tienen por escucha, él seguramente se sentirá obligado a 

formular, en un momento u otro, algún tipo de aserto veraz. Si la verdad es demasiado cruda, tal vez ella 

dejará de escuchar. Las mujeres Piscis son inusitadamente sensibles al dolor... y tampoco corren con 

demasiadas energías en pos de la verdad desnuda. Esta dama prefiere que la verdad esté envuelta en los velos 

sutiles de los «quizás» y los «podría haber sido» o los «podría ser». A ningún Pez le gusta que le escancien la 

verdad pura, como Sagitario se complace en echársela al coleto. Entonces él se quedará sin ese primoroso 

oído femenino y lamentará haber metido la pata tan torpemente. Una pequeña advertencia es útil. Ahora él 

podrá considerarse prevenido. 

 

Pocas personas comprenden que escuchar es realmente un arte, difícil de aprender, porque la mayoría de 

los buenos escuchas nacen, y no se hacen. Hay que tener una naturaleza inusitadamente comprensiva y 

generosa, porque al buen escucha le interesa sinceramente oír hablar de personas y hechos ajenos a sí mismo, 

y no se limita a quedarse callado hasta que se le presenta la oportunidad de interrumpir a su interlocutor. 

Merced a quién sabe qué alquimia de Neptuno, la chica Pez puede proyectarse dentro de la situación que le 

están describiendo oralmente, y sentirse tan fascinada por ésta como podría estarlo por una situación que le 

incumbe personalmente. Transforma lo que oye en su propia experiencia vicaria, se fusiona con el episodio, 

 

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se integra realmente en éste, y el Arquero lee en sus ojos, en su expresión, en su misma actitud... que no se 

limita a simular por cortesía. No, lo que él dice le interesa verdaderamente a esta mujer. En el mundo no 

existe una sensación más reconfortante que la de saberse auténticamente escuchado por alguien que se 

interesa patentemente. Todo ser humano necesita de cuando en cuando el estímulo de esta sensación 

terapéutica... y el hombre Sagitario con más frecuencia que los demás. Y puesto que es tan importante para él, 

debería hacer todo lo que esté en sus manos para no descalabrar este raro tributo que le ofrece la chica Pez, y 

que es uno de los elementos más deliciosos de su personalidad. 

 

A pesar de que este hombre y esta mujer deben enfrentar muchas tensiones y de que su tolerancia y su 

paciencia pasarán por muchas pruebas dentro de la difícil vibración 4-10 que influye sobre su relación, si él 

resulta ser uno de esos pocos hombres Sagitario que están frecuentemente callados, ella ejercerá un efecto 

marcadamente beneficioso sobre él. Debemos recordar que este tipo de Arquero no está siempre mudo (no ha 

nacido un Sagitario que sea así), pero si es uno de los menos locuaces —lo que implica que no habla 

constantemente, pero que cuando se decide a hacerlo lo hace bastante bien— no hay nadie mejor que la mujer 

Piscis para sonsacarle sus pensamientos con éxito. Se las apaña tan bien para inducirlo a expresarse, que uno 

se pregunta por qué no se dedica a la psiquiatría, y basta. Algunos Peces eligen la psiquiatría como profesión, 

pero la mayoría no. Esto se debe a que el Piscis típico aborrece la idea de hurgar en los secretos ajenos 

(excepto si tiene un Sol natal «mal aspectado», el cual puede determinar que la mujer Pez así influida se 

aficione a los chismorreos). Generalmente, los Piscis aborrecen la idea de que otros hurguen en su propia 

intimidad. Y como los Peces tienen una propensión innata a ponerse en el lugar de los demás, son renuentes a 

hacer a su prójimo lo que les disgusta francamente que el prójimo les haga a ellos. 

 

Sin embargo, aun sin hacer un esfuerzo premeditado por indagar, desde el principio la mujer Piscis 

aprenderá muchas cosas acerca del hombre Sagitario, cosas que él pocas veces sospecha que ella está 

aprendiendo. Esta dama es muy perspicaz. Descubrirá sin ningún esfuerzo lo que él cree que nadie sabe (o 

podría llegar a saber). Ella no puede evitarlo. «Intuye» y «sabe» instintivamente lo que otra persona oculta, 

sobre todo en una relación amorosa. No se trata de que ella haya intentado averiguarlo. Sencillamente lo tiene 

a mano, para leerlo e interpretarlo... como si él fuera una bola de cristal humana que ella escudriña. Sin 

embargo, es probable que esto no lo ponga incómodo, porque su talento para sondear las intenciones y los 

sentimientos íntimos es un arte tan sutil y elegante, y por regla general nunca perentorio ni exageradamente 

apremiante, que nadie sospecha jamás lo que está ocurriendo (a veces ni siquiera la misma chica Pez). En 

verdad, ella preferiría no poseer esta facultad. Para ella es un lastre. La ofusca intuir tantas cosas acerca de los 

demás. Ya tiene bastante con sus propias preocupaciones, sin necesidad de que las multiplique su incapacidad 

para impedir que todas esas imágenes ajenas e indeseadas crucen espontáneamente por su conciencia. Sin 

embargo, está predestinada, parece, a verse continuamente implicada, contra su voluntad, en los embrollos de 

las vidas ajenas. Es el Kismet de su duodécima Casa de Neptuno, y hay que confesar que lo acepta de buen 

grado, con un mínimo de quejas. Uno de sus rasgos envidiables es el delicado arte de la sumisión a lo 

inevitable. 

 

Al Arquero tampoco le molestará que ella conozca la mayoría de sus pensamientos íntimos. Este no es un 

hombre que ponga mucho énfasis en la reserva. La mayoría de los hombres Sagitario no llevan un secreto 

encima (a menos que haya un ascendente o signo lunar Escorpión, Piscis o Cáncer en su carta natal). El 

Sagitario típico confesará alegremente todo lo que querráis saber acerca de él... y a menudo más de lo que a la 

mujer Piscis le gustaría oír. El Arquero tiene poco o nada que ocultar. Bastará que le formuléis una pregunta y 

él os abrirá su corazón. Si está en bancarrota, os lo dirá. Si está preocupado por su calvicie incipiente o por su 

jefe, os lo contará. Cree en la veracidad, no en la evasión. Y piensa que todos deberían imitar su ejemplo, 

especialmente la mujer que ama. Como la esencia neptuniana de ella contiene alguna forma de evasividad, es 

posible que entablen no pocas reyertas provocadas por los distintos criterios con que abordan la sinceridad, 

reyertas relacionadas con la forma en que él define la hipocresía... y con la forma en que ella define la 

crueldad de la franqueza innecesaria, de la impaciencia, de los asertos desconsiderados y de actos impulsivos. 

Es posible que su actitud respecto de todos estos elementos difiera un poco, para decirlo en términos 

mesurados. 

 

Desde el punto de vista sexual, el Arquero con doble influencia masculina encontrará seductoramente 

atractiva a la chica Pez con doble influencia femenina. La naturaleza colabora al acoger con una sonrisa la 

fusión física de este hombre y esta mujer. Si por lo menos ellos también colaboraran... Es posible que después 

de la fascinación inicial, el Arquero acuse a la mujer Piscis de reaccionar con demasiada frialdad ante sus 

requerimientos, con respuestas desprovistas de entusiasmo o insuficientemente espontáneas, que no están a la 

altura de la vehemencia de su propio deseo. Tal vez haya algo más que una pizca de veracidad de Júpiter en 

 

87 

 

 

este análisis. A menos que la Luna o el ascendente de la chica Pez estuviera contenido en uno de los tres 

elementos de Fuego a la hora del nacimiento, es en verdad posible que sea emocionalmente «más fría» y más 

displicente respecto de la pasión sexual de lo que él jamás podría ser, aunque lo intentara (cosa que no está 

dispuesto a hacer). Esto significa que la responsabilidad de esforzarse recae sobre ella (¿acaso no recaen todas 

sobre Piscis?). Es ella la que deberá empeñarse conscientemente en igualar los súbitos arranques de deseo de 

él con la misma magnitud de necesidad visiblemente demostrada. A él lo complacerá su forma sensible y 

femenina de abordar la unión sexual... pero igualmente lo lastimará mucho su frialdad periódica. El problema 

parece ser muy claro. Una vez que haya sido analizado y enunciado, Neptuno deberá inculcarle a ella las 

tácticas apropiadas para resolverlo. 

En cuanto a él, deberá tener la precaución de no hacerle pensar a la Piscis que la necesidad que experimenta 

de ella se concentra exageradamente en la faceta física del amor, y deberá esmerarse en demostrarle lo que 

siente por ella por medios distintos de los sexuales... lo que a su vez surtirá el maravilloso efecto de inspirarle 

a ella una respuesta más entusiasta al acto amoroso. De modo que sobre él también recaen algunas responsabilidades. 

No se trata de algo exclusivamente unilateral. 

 

La mujer Piscis necesita que el hombre que ella ama la trate con mucha delicadeza, con inmensa ternura. Ella 

florece bajo la acción de los gustos imaginativos o creativos, que tienen la facultad de hechizarla. Se pone 

visiblemente lozana cuando él le sugiere un viaje o un cambio de panorama (otro tanto le sucede a él). Pero se 

agosta, deprimida, cuando la tratan desconsideradamente o con poco tacto. Como esta mujer no manifestará 

su dolor las primeras veces, es posible que él lastime repetidamente sus sentimientos antes de tomar 

conciencia de lo que está sucediendo. Ella intentará ocultar o mitigar, aceptar u olvidar, su padecimiento. Peroal cabo de un tiempo, saldrá a luz. Ésta es la señal que le advierte que deberá suavizar sus actitudes (sobre 

todo su lenguaje) y que deberá comprender que su «Fuego» voraz puede estar deshidratando de manera lenta 

pero segura el «Agua» mansa de ella. 

 

Por supuesto, el proceso también podría desarrollarse a la inversa, si ella resultara ser una de las Piscis 

tipo ballena. Entonces su naturaleza de Agua, más fuerte, podría ahogar el optimismo jupiteriano innato de él. 

Y éste es un destino igualmente triste para una pareja de amantes o consortes de la combinación Fuego-Agua 

que no ponen suficiente empeño en superar los problemas de sus filosofías, actitudes y motivaciones 

divergentes. Es posible que al cabo de un tiempo se den por vencidos, y que sencillamente se distancien cada 

vez más, hasta convertirse en perfectos extraños que conviven bajo el mismo techo. 

 

Sólo hay dos sistemas viables para abordar semejante situación. Cada uno de ellos puede decidir que este 

«extraño» es una persona con la que no le interesaría familiarizarse más... y entonces pueden separarse 

amistosamente, como simples conocidos, en lugar de permitir que su relación los convierta en íntimos 

resentidos. O pueden optar por la otra actitud que uno asume a veces con un extraño. Cada uno de ellos podría 

decidir que esa es una persona interesante a la que le gustaría conocer mejor... y podrían iniciar un 

reencuentro, aunque esta segunda vez ambos tendrían la experiencia suficiente para saber que no es necesario 

que dos personas sean exactamente iguales y concuerden siempre para ser felices... siempre que cada una 

respete la opinión distinta de la otra. Las diferencias pueden avivar una relación... o embotarla. ¿Qué 

sucederá: lo primero o lo segundo? Depende realmente de ellos. Así que dejémoslos solos, estudiando sus 

piezas de ajedrez. Sobre todo el rey y el peón. La estrategia del amor es algo muy íntimo. 

 

A veces, éste es el mayor problema. Es posible que la relación entre este hombre y esta mujer carezca de la 

intimidad que necesita para protegerse de las fuerzas destructivas externas. Así que deberán irse volando 

juntos a otra parte para descubrir el poder que tiene algo tan sencillo como la intimidad para curar los 

corazones destrozados de dos «extraños» que antaño amaron tanto. A menudo es asombroso. Pueden dejar 

atrás el tablero de ajedrez, y retomar el juego donde lo abandonaron, cuando regresen. O pueden 

comprometerse a dejar de jugar definitivamente el uno con el otro. Esto sería aún mejor... y mucho más 

afortunado para el futuro de su relación amorosa o su matrimonio. Hay algunos juegos en los que nadie gana. 

Ni siquiera los que más apuestan. 

 

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CAPRICORNIO PISCIS 

 

 

Agua - Mutable - Negativo

 

Tierra - Cardinal - Negativo 

Regido por Saturno Regido por Neptuno 

Símbolo: la Cabra Símbolo: el Pez 

Fuerzas nocturnas - Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

La relación CAPRICORNIO-PISCIS 

 

Es extraño decirlo, pero todos lo reconocieron enseguida. y hasta que los abrumó el miedo le 

dieron la bienvenida, no como a algo soñado durante mucho tiempo y por fin visto, sino como a 

un viejo amigo a cuya casa volvían para pasar las vacaciones. 

 

El Pez Piscis se siente a menudo cómodo y seguro en la serena presencia de Capricornio, como los oseznos 

cuando se acurrucan para pasar el invierno durmiendo sobre sus troncos. Quizá parezca raro comparar al Pez 

con un oso, pero éste es el efecto que ejerce sobre Piscis el planeta regente de Capricornio, Saturno. Como a 

ellos los rige el planeta Neptuno, resbaladizo, sutil y esquivo, los Piscis encuentran muy reconfortante la 

sólida estabilidad de Saturno, que los hace sentirse oseznos (o mamá o papá oso). 

 

A la inversa, en la serena presencia de Piscis, las Cabras de Capricornio experimentan a menudo una 

sensación festiva, flotante... como si fueran burbujas de jabón refulgentes liberadas a merced del aire. Quizá 

parezca raro comparar a la Cabra con una burbuja de jabón, pero éste es el efecto que ejerce sobre 

Capricornio el planeta regente de Piscis, Neptuno. Como a ellas las rige la inflexible y exigente disciplina de 

Saturno, las Cabras encuentran muy fascinante y cargada de promesas de libertad la soñadora y relajada 

distensión de Neptuno, que las hace sentirse como si fueran burbujas de jabón. 

 

Así que aquí los tenemos, al Pez y la Cabra, mágicamente transmutados por su proximidad recíproca 

en un oso y una burbuja. Es muy hermoso, ¿no os parece? Todos los Piscis y capricornianos deberían meditar 

durante un largo rato acerca de los dos párrafos precedentes, hasta que les queden definitivamente grabadas 

todas las ventajas que pueden extraer de su asociación, y hasta comprender el enorme valor de los dones 

intangibles pero preciosos que pueden intercambiar. Esta noción los ayudará a superar fácilmente los 

problemas que experimentarán, de cuando en cuando. Pero detengámonos a analizar durante un poco más de 

tiempo los elementos positivos de compatibilidad, antes de abordar los peligros contra los que deben 

precaverse. 

 

Existe a menudo una maravillosa empatía serena inherente a esta configuración de signos solares 3-11, 

porque vibra a través de los elementos Tierra y Agua. Esta asociación enriquece muchísimo la esencia Tierra 

de Capricornio, y permite que la esencia Agua de Piscis encuentre un lugar seguro adonde fluir. En razón de 

esta doble recompensa, se parece a la influencia de Tierra y Agua de la configuración de signos solares 3-11 

que también experimentan Piscis-Tauro. Tauro-Cáncer, Cáncer-Virgo. Virgo-Escorpión Escorpión-

Capricornio. 

 

Las Cabras se sienten extrañamente más seguras con un Pez que con la mayoría de los signos solares, 

exceptuando Escorpión, a la hora de rebelarse contra la natural conducta restrictiva de Capricornio. Aunque 

las Cabras se llevan muy bien con Tauro y Virgo, es posible que se sientan considerablemente menos 

proclives a plantar cara en compañía de los Toros y las Vírgenes que en compañía de Piscis. A la inversa, por 

alguna razón el Pez se siente más protegido de las experiencias duras y lacerantes de la vida en compañía de 

la Cabra que en compañía de la mayoría de los signos solares, con excepción de Tauro... y encuentra más 

coraje para superar la natural conducta introvertida de Piscis. Aunque los Peces también se entienden bien con 

Escorpión y Cáncer, es posible que se sientan un poco menos protegidos, así como menos valerosos, con los 

 

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Escorpiones y los Cangrejos que con la Cabra. Por tanto, Capricornio y Piscis fueron hechos, en muchos 

sentidos, el uno para el otro. Si uno de ellos tiene un signo lunar o ascendente en conflicto con el otro, 

intercambiarán ocasionalmente sapos y culebras. Pero, por lo demás, estos dos se sentirán mucho más felices 

y armoniosos que ofuscados y tensos, durante su convivencia. 

 

Como Piscis y Capricornio sienten y piensan lo mismo respecto de la mayor parte de los grandes temas, sus 

diferencias de opinión son relativamente menos frecuentes que sus momentos de cooperación y transacción 

plácida, casi espontánea. Incluso en aquellas áreas en que discrepan, se turnarán para convencerse 

cuidadosamente de la conveniencia de adoptar el enfoque contrario. A veces es la Cabra la que consigue 

rectificar las ideas confusas o embrolladas del Pez; en otras circunstancias, es el Pez el que consigue aplicar el 

empecinamiento de la Cabra. Por ejemplo, si entablaran una discusión sobre temas polémicos como la 

astrología y la religión, probablemente no podrían dejar de chocar en cuestiones de principios, porque 

Capricornio defiende tenazmente la tradición y la autoridad, recela de lo abstracto, y no es tan instintivamente 

comprensivo y sensible como Piscis. En este caso, será generalmente el Pez el que enmendará afablemente las 

ideas equivocadas de la Cabra, aunque en otros contextos será la Cabra la que hará virar tesoneramente el 

pensamiento del Pez, igual número de veces, para hacerlo coincidir con el suyo. 

 

En verdad, es casi inevitable que en un momento u otro estos dos discutan ambos temas, porque Saturno 

es el defensor del statu quo, y Neptuno gobierna (junto con Plutón) la astrología y la religión. (Júpiter se 

ocupa sobre todo de la filosofía de la religión, Plutón de su misterio, Neptuno de su misticismo.) Por tanto, es 

razonable suponer que esta asociación influida por Saturno y Neptuno abarcará una buena cuota de discusiones 

sobre estos temas, discusiones que Piscis ganará casi siempre. 

 

PISCIS: ¿No crees que la religión deja a la gente en la estacada, al no suministrarle el sentido de la 

continuidad de la conciencia individual? 

 

CAPRICORNIO: ¿Qué significa eso? A veces eres tan abstracto que no puedo seguir tus razonamientos. ¿Por 

qué no hablas en términos claros y sencillos, accesibles para una persona corriente? 

 

PISCIS: Lo intentaré. Lo que quiero decir es que la reencarnación, que es la base de la astrología, es la 

auténtica verdad de la existencia, y que todas las iglesias han expurgado esta sabiduría de sus enseñanzas. 

No puedo expresarme en términos más claros y sencillos. 

 

CAPRICORNIO: ¿La reencarnación? Ni siquiera la discutiré contigo. Es demasiado ridícula para 

considerarla, siquiera. 

 

PISCIS: (que sólo finge capitular... ¡taimado Neptuno!) Está bien. Siempre podremos discutir la reencarnación 

en algún otro momento, y cuando la discutamos, te diré algunas cosas que seguramente te harán cambiar 

de idea, pero por ahora hablemos de la religión y la astrología. 

CAPRICORNIO: Eso no es mejor. La astrología. Quizás es incluso peor. 

 

PISCIS: (hace caso omiso de Capricornio, como si no lo —o la— hubiera oído) ¿Sabes que casi todas las 

religiones enseñan que la astrología es un pecado, y no permiten que sus fieles la investiguen siquiera? 

 

CAPRICORNIO: Si quieres conocer mi opinión, te diré que ciertamente se justifica que procedan así, dada la 

charlatanería que impera en ese campo. No las censuro. La astrología tiene tan mala fama, que la Iglesia 

Católica les exige la confesión formal a los fieles que han sido contaminados por ella, antes de 

autorizarlos a comulgar. 

 

PISCIS: Todo arte y ciencia, y no sólo la astrología, lleva implícitos elementos de charlatanería, así que esto 

no prueba nada, ni a favor ni en contra. Pero me alegra que hayas mencionado la comunión. Este ritual 

consiste en ingerir una hostia que simboliza el cuerpo y la sangre de un simple carpintero, que a su vez era 

astrólogo, lo mismo que sus maestros, los esenios, entre los que pasó los dieciocho «años perdidos» de su 

vida, hábilmente expurgados de las escrituras. 

 

CAPRICORNIO: ¿Cómo es posible que Jesús haya practicado la astrología, cuando la Iglesia Católica, y 

todas las otras religiones, la han definido como una peligrosa creencia en el control de las estrellas y los 

planetas sobre el destino humano? 

 

PISCIS: (sonríe afablemente) Ya veo. ¿Así que sólo se debe permitir que el dogma eclesiástico controle el 

destino humano? Probablemente no te das cuenta de que los mismos Padres de la Iglesia tienen plena 

conciencia de que se estudia astrología con el fin diametralmente opuesto... para enseñarnos que sólo 

podamos eludir el control de las estrellas cuando comprendemos su poderosa influencia, porque entonces 

podemos utilizar nuestro libre albedrío para guiar nuestro destino. El conocimiento de la astrología nos 

emancipa del control planetario... pero también nos emancipa de la-dictadura moral del dogma 

eclesiástico, y ésta es la verdadera razón por la que han deformado y difamado deliberadamente la 

 

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definición de astrología. 

CAPRICORNIO: El problema consiste en que eres sencillamente anticatólico. También alimentas prejuicios 

contra las religiones protestantes. 

 

PISCIS: (suavemente, sin antagonismo) De ninguna manera. Los católicos y los protestantes no son los 

únicos que inculcan a sus fieles ideas falsas acerca de la astrología... o que ocultan los hechos. El judaísmo 

también ha negado las raíces que ésta tiene en la Cábala hebrea, que es una de las fuentes más ricas de 

sabiduría astrológica y numero-lógica. Y la iglesia mormona califica a la astrología de '«obra del diablo». 

 

CAPRICORNIO: Acabas de perder la discusión. Todos esos mormones son personas muy corteses y pulcras 

 

y bien cepilladas... decentes y respetuosas de la ley. Ellos creen en la santidad de la familia, y yo también. 

PISCIS: (que vuelve a sonreír afablemente) A veces el aspecto exterior engaña. ¿Así que es indispensable 

estar bien afeitado para alcanzar la iluminación y la salvación? Esto elimina a Lincoln, Moisés, Jesús, los 

Apóstoles y otras incontables personas de la lista de los virtuosos. Es cierto que los mormones veneran el 

círculo familiar, ¿pero sabías que su fundador, Joseph Smith, afirmaba que había tenido una visión según la 

cual todas las religiones distintas de la mormona son «una abominación» para el Señor? 

Ahora la Cabra se queda callada, y el Pez continúa serenamente. 

PISCIS: Sólo desde 1978 la Iglesia mormona ha autorizado a los negros a desempeñarse como sacerdotes. 

 

Antes, los mormones enseñaban que «los africanos son indignos», y que su piel más oscura es una señal 

de la desaprobación de Dios. 

CAPRICORNIO: Bueno, por lo menos reconocieron finalmente su error. 

 

 

PISCIS: Sí, lo reconocieron. Uno de ellos, por lo menos. El presidente de los mormones, Spencer Kimball, ha 

dado muchos pasos importantes en dirección a la verdad y la tolerancia. Sin embargo, incluso él afirma 

actualmente, de manera categórica, que es «absolutamente imposible» que algún día las mujeres sean 

autorizadas a enseñar o predicar en las iglesias. Pero creo que él hace lo que puede... y que algún día 

.también se mitigará esta creencia. El mormonismo tiene muchos elementos buenos y positivos. Muchos 

más que actitudes negativas. La mayoría de sus principios son sanos y sensatos. 

 

CAPRICORNIO: Escucha... he decidido que después de todo no tienes prejuicios. Cuéntame algo más sobre 

la astrología y la reencarnación. 

 

Y Piscis gana la discusión, como casi siempre. El o la Pez produjo una fuerte impresión sobre el intelecto 

normalmente inflexible del o de la Cabra al exhibir la tolerancia y la compasión típicas de Neptuno, al 

abstenerse de lanzar ataques ofensivos o emocionales, y sobre todo al rematar el diálogo con las palabras 

«sano» y «sensato» (dos de los términos eternamente favoritos de Capricornio, que les producen a los regidos 

por Saturno una sensación inconsciente de seguridad). Se necesita paciencia para hacer cambiar de idea a la 

terca Cabra, pero Piscis está dotado de mucha paciencia, más una abundante reserva de la simpatía y la 

afabilidad necesarias para apartar a un signo de Tierra de una convicción que sustenta desde hace mucho 

tiempo. 

 

Es indudable que los Peces de Neptuno, cualesquiera sean su edad y su sexo, tienden a ser remolones y, a 

veces, demasiado flexibles. Este tipo de actitud turbará tremendamente a la Cabra típica, que no remolonea 

casi nunca en actividades de pequeña o gran envergadura, y que frecuentemente es demasiado inflexible. A un 

observador independiente le resulta fácil ver que ambos se beneficiarían si el uno adoptara parte de la naturaleza 

del otro, pero a Piscis y Capricornio no les resulta tan fácil comprender lo obvio. Si el o la Piscis es uno 

de esos raros hombres o mujeres tipo ballena, él (o ella) podrá subyugar a la Cabra, hasta que el capricorniano 

experimente frenéticamente el pánico que acomete al individuo que no sabe nadar, y que se hunde por última 

vez, sin poder soportar su estancia en un territorio tan esquivo y cambiante como ése en el que el Piscis 

ballena ha hecho entrar a la Cabra mediante engaños, donde no hay nada sólido a lo cual aferrarse, ni ningún 

lugar a la vista donde hacer pie... donde no hay nada abajo excepto traicioneras arenas movedizas. 

 

Pero si el Pez es un Piscis típico, el peligro es otro. Entonces siempre existe la posibilidad de que la 

Cabra más fuerte controle y domine a la persona de Neptuno hasta que el Piscis se convierta en una mera 

sombra de Capricornio, y sufra en silencio una pérdida alarmante de identidad personal. Un Pez asustado 

puede valerse de la mentira, de las drogas, o del alcohol... o puede desaparecer sencilla, silenciosamente, sin 

pronunciar una palabra de advertencia... porque los regidos por Neptuno escaparán finalmente de la prisión 

espiritual, de una manera u otra. Es inevitable. Y ninguna de las vías posibles de evasión es agradable o 

deseable. 

 

Pero éstos son casos extremos de asociaciones Neptuno-Saturno desafortunadas, que sólo se producen 

cuando otras posiciones planetarias entre sus cartas natales son negativas. Mucho más a menudo, Piscis y 

 

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Capricornio entablan una amistad perdurable (sobre todo si sus luminarias estaban en posición armoniosa a la 

hora del nacimiento), ya sean condiscípulos, amantes, vecinos, compañeros de trabajo o parientes. Tienen 

muchas más semejanzas que diferencias, e incluso estas últimas se complementan generalmente bastante bien. 

Normalmente, disfrutarán de la misma música y se reirán de los mismos chistes. El humor de Capricornio es 

sutil y apacible. y casi siempre hace aflorar una sonrisa en las facciones expresivas del Pez. 

—¿Sabes lo que significa, en inglés, Naptune? —pregunta la Cabra. 

—¿Querrás decir Neptune, o sea Neptuno, verdad? — corrige amablemente el Pez. 

 

 

—No, quiero decir N-a-p-t-u-n-e —repite la Cabra—. ¿Qué significa, en inglés, Naptune? 

 

—Me doy por vencido —suspira Piscis—. ¿Qué significa Naptune? 

Capricornio sonríe tímidamente. 

 

—En inglés, nap significa siesta, y tune melodía. Dada la semejanza con Neptuno, Naptune es una canción 

de cuna para un Piscis. 

 

De pronto, la magia vuelve a chisporrotear entre ellos, cuando el Pez se convierte en un osezno, y la Cabra 

en una burbuja de jabón, en tanto que los dos se tornan nuevamente más afectuosos y serenos. Los dejaremos 

así, ¿qué os parece? Las multitudes ponen nerviosos a Capricornio y Piscis. Están más cómodos con unos 

pocos amigos íntimos, cenando tranquilamente en casa. 

 

Mujer CAPRICORNIO Hombre PISCIS 

 

—No puedo volar. 

 

—Yo te enseñaré. 

 

—Oh, qué hermoso es volar! 

 

—Te enseñaré a saltar sobre el lomo del viento, ¡y entonces partiremos! 

 

—Oh! —exclamó ella, extáticamente. 

 

Sí, ya sé que Piscis es un signo de Agua, no un signo de Aire. ¿pero es que nunca habéis oído hablar de los 

peces voladores? Antes de que estos dos se dejen entusiasmar por la idea de volar juntos a alguna parte, será 

mejor que sincronicen sus hélices y se adapten a sus respectivas costumbres francamente distintas. Aunque es 

cierto que sus idiosincrasias son frecuentemente muy compatibles, no están forjados en el mismo molde. Por 

ejemplo, muy pocos peces son formales. 

 

El hombre Piscis típico navega por la vida tomando pocas cosas o ninguna en serio. No se toma en 

serio ni siquiera a sí mismo... y menos aún a la costumbre y la tradición. Es todo lo informal que se puede ser. 

 

A la inversa, todos los capricornianos son formales. Todo lo formal que se puede ser. La chica Cabra 

proyecta una imagen de «clase» y «categoría», tanto si vive en un vagón de ferrocarril junto a la estación 

(donde no permanecerá mucho tiempo) como si reside en la mansión del gobernador... tanto si pasa sus horas 

firmando solicitudes de caridad pública (cosa qué no hará durante mucho tiempo) como si las pasa barajando 

sus acciones. Todo lo que hace esta chica es formal y está formalizado, incluso el respirar. Inhala y exhala 

correctamente. También se cepilla los dientes escrupulosamente y a fondo, en la dirección apropiada, e 

incluso se enjuaga la boca discretamente. Quizás os preguntaréis cómo es posible cepillarse los dientes y 

enjuagarse la boca refinadamente, pero esta mujer tiene la clave. 

 

Un conocido mío que vive en San Diego, California, tiene una vecina, una chica capricorniana llamada 

Laurie, que trabaja en un bar donde se exhiben torsos desnudos. Ahora bien, ésta es una ocupación bastante 

inusitada para una mujer regida por Saturno, normalmente tímida y recatada (por fuera). Pero de cuando en 

cuando le sucede incluso a una capricorniana consciente de su reputación. Sin embargo, a pesar de que está 

temporalmente empleada en una actividad tan atípica para Capricornio, nunca olvida ni descuida su sentido 

saturnino del status y el decoro. Al igual que sus tres o cuatro compañeras de trabajo, Laurie está desnuda por 

encima de la cintura mientras ejecuta sus danzas acrobáticas en el escenario del bar, dando pequeñas 

volteretas y haciendo cosas parecidas al compás de la música de rock que propalan los altavoces. Igualmente, 

la capricorniana Laurie se destaca entre sus colegas. Quiero decir que llama la atención. Hay algo que la 

 

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distingue. En tanto que las otras chicas tienen el torso totalmente desnudo, Laurie luce un recatado cuello 

blanco, púdicamente cerrado con una corbata negra de pajarita, más arriba de su pecho descubierto que gira y 

se contorsiona. 

 

Al oír los acordes musicales que marcan su entrada, la capricorniana se ajusta serenamente el cuello y la 

corbata, y después retoza delante de los espectadores con su dignidad intacta, convencida de que está formal y 

decorosamente vestida... en términos relativos. Si alguna vez el dueño del local le exigiera a Laurie que se 

quitase su «indumentaria» para ponerse a tono con las otras chicas, os garantizo que la capricorniana 

preferiría renunciar fríamente, antes que obedecer. Al fin y al cabo, una dama es una dama, y cualquier 

persona con auténtica clase y educación se viste correctamente para todas las ocasiones. (Obviamente, la 

capricorniana Laurie considera que su número en el bar merece una corbata negra, y no es equiparable a una 

de esas fiestas de mal gusto a las que cada cual concurre vestido como se le antoja.) De todas maneras, no 

durará mucho tiempo allí. Pronto se irá a las Vegas. Hay que pensar en el futuro y buscar la forma de 

progresar. Después de Las Vegas, quizá Broadway o Hollywood, y un papel estelar en el que bailará 

íntegramente —pero siempre formalmente— vestida. Veréis, la capricorniana Laurie no se ve a sí misma 

como una bailarina topless (éste es sólo un recurso práctico pasajero) sino como la nueva Ginger Rogers o 

Ann-Margret. Dada la forma paciente y sistemática, aunque casi siempre triunfal, en que Capricornio escala la 

montaña, es muy posible que lo sea. 

 

Quizá Laurie no tenga conciencia de ello, pero está siguiendo un sendero firme y bien demarcado 

que sube por la ladera. La estrella favorita del strip-tease, Gypsy Rose Lee, también es capricorniana. Al igual 

que Laurie, Gypsy tenía su propio sentido particular de la dignidad saturnina. Gypsy se negó desdeñosamente 

a imitar a las restantes reinas del teatro picaresco de su tiempo, y nunca exhibió su cuerpo totalmente 

desnudo. Con un vestuario cuidadosamente diseñado, equipado con cremalleras estratégicamente distribuidas, 

revelaba justo lo necesario para despertar el interés, pero nunca tanto como para caer en la vulgaridad... y así 

ganó mucho dinero y conquistó una fama perdurable, algo con lo que jamás podrían soñar las chicas que 

aparecen en los desplegables centrales de algunas revistas. El elemento más popular y singular de su 

espectáculo era su mordaz humor capricorniano. 

 

Uno de sus amigos más íntimos y de más confianza era el productor Mike Todd, que acostumbraba a 

llevar a «la Gyp» a las galerías de arte (cuando tenía una buena racha) para agradecerle que hubiera 

convertido una de sus comedias musicales de Broadway en un éxito. «Elige —le decía, masticando su puro— 

escoge un cuadro, y es tuyo, cualquiera que sea su precio.» 

 

La capricorniana Gypsy nunca dejaba de escoger el cuadro más caro de la galería, que generalmente 

costaba alrededor de cuatro mil dólares (cuadruplicad la suma, para compensar la inflación actual), y todos 

ellos multiplicaron extraordinariamente su valor, según el perspicaz biógrafo de Mike Todd, Art Cohen, quien 

falleció trágicamente en el accidente de aviación que puso fin a la vida de Todd. También según Cohen, 

cuando Gypsy se enriqueció súbitamente, al desempeñar el papel principal en Star and Garter, el gran éxito 

de Mike, compró prudentemente una casa de tres plantas y veintiséis habitaciones que Anne Vanderbilt había 

edificado en East Sixty-third Street, en Manhattan... y «su suelo de mármol de cinco mil dólares, su patio con 

fuente, sus siete cuartos de baño y su ascensor representaron un considerable progreso respecto de su 

apartamento de treinta dólares mensuales». Posteriormente, la casa urbana llegó a valer diez veces más de lo 

que la capricorniana había pagado por ella. Al igual que Laurie, Gypsy era una dama práctica, cuyo recato 

sólo se podía equiparar con su sentido común y su ambición. 

 

Narro estas historias para darle a entender al hombre Piscis que no todas las capricornianas son maestras o 

bibliotecarias, lo cual nos trae a la segunda información que el hombre Pez debe asimilar acerca de esta mujer 

generalmente afable, pero siempre terca. No sólo le disgustarán la informalidad, el desaliño y el 

comportamiento indecoroso (sobre todo en público), sino que también desaprobará que el hombre —o la 

mujer, incluida ella misma— carezca de ambiciones. 

 

La chica Cabra pisa con asombroso aplomo cuando sube una escalera. No una escalera de mano, sino la que 

lleva al éxito y la fama, dos elementos que nutren su amor propio. El objetivo que perseguirá tenazmente será, 

si no el reconocimiento público, por lo menos el respeto y la admiración de sus amigos, vecinos y parientes. 

Sobre todo de sus parientes. Probablemente sólo tiene uno o dos amigos íntimos, tres cuando más, que se 

remontan a la época de la escuela primaria. En cuanto a sus vecinos, si vive en el campo están bastante lejos, 

camino abajo, y si vive en la ciudad... bueno, los trogloditas metropolitanos no son muy afectuosos. Así que, 

en verdad, es a su propia familia a la que necesita impresionar, discretamente, si no se trata de una de esas 

chicas Cabra que corren en pos de la celebridad. La capricorniana descollará entre «los mejores» de su 

círculo, ya sea éste grande o pequeño. Será la que vende más productos en el barrio, la que tiene la casa más 

 

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aseada de la manzana, o la considerarán la cocinera perfecta por sus banquetes de Acción de Gracias o sus 

otras cenas familiares de días festivos. El status es el status, cualquiera que sea la forma que asume. 

 

A menos que haya quedado huérfana en la cuna o en la infancia, esta chica se adherirá a su familia 

como un abrojo tenaz. Si quedó huérfana, la lealtad que había reservado para sus hermanos y padres, la 

transferirá hacia su propia familia inmediata, hacia sus hijos y nietos... o intentará abarcar a ambos círculos 

familiares con la dedicación compulsiva y leal de Saturno. Ésta es una cualidad encantadora, uno de sus 

rasgos personales más cautivantes. Pero el Pez deberá saber que ella siempre lo relegará a un lugar secundario, 

después de su familia, no desde el punto de vista del amor y el afecto, pero sí en las áreas de su 

preocupación y atención primordiales. 

 

En realidad, es probable que el hombre Piscis se adapte de buen grado al fetichismo familiar de ella. A 

menos que su carta natal contenga planetas «mal aspectados» en Géminis, Acuario o Sagitario, a él lo 

regocijará que lo designen miembro honorario de la familia de ella. y amará aún más a su capricorniana por la 

devoción que ésta tributa a los suyos. Ello prueba que es una mujer fiable, segura... palabras éstas que ejercen 

una fuerte atracción sobre su inconsciente de Neptuno, aunque él la combata. Está más distendido, menos 

inquieto, cuando experimenta la sensación de seguridad emocional en una relación. Las familias son estables. 

(Claro que hay algunas capricornianas que, por una triste razón u otra, carecen de vínculos familiares, pero 

estos casos son extremadamente raros.) Sin embargo, aunque él necesita estabilidad, si se exagera la 

contigüidad familiar, podrían surgir problemas. Cuando un hombre Piscis empiece a sentir que alguien mira 

constantemente por encima de su hombro, y discute los pros y los contras de todo lo que hace, comenzará a 

tener pesadillas acerca de la Gran Inquisición (como las tenía cuando la estudiaba en el curso de historia, en la 

escuela). Todos los Piscis están obsesionados por la intimidad personal... y la libertad. Libertad de 

pensamiento, de acción y de movimiento. Cualquier tipo de restricción (mental, emocional o física), ya sea 

real o sólo implícita, hará que se sienta desasosegado e irritable. La chica Cabra deberá recordar que el Pez 

necesita saber que nada en una gran masa de agua. Es cruel encerrar al hombre Piscis, como al pez de la 

Naturaleza, en un recipiente pequeño, donde lo único que puede hacer es nadar eternamente en círculos, 

nunca en línea recta... para explorar. Aunque haya bonitas conchas decorativas en el fondo del recipiente, esto 

es doloroso y aburrido, y pone neuróticos a los pobres peces de uno y otro tipo. Como la perversidad de 

enjaular a un pájaro. O de atar una cabra a un poste. ¿Acaso a ella le gustaría que la ataran a un poste, donde 

debería depender de que alguien le arroje unos pocos mendrugos, de cuando en cuando? 

 

Aunque la mujer capricorniana puede ser silenciosamente posesiva, y puede manifestar inequívocamente 

su disgusto mediante una mirada glacial, o mediante la negativa a comunicarse, es improbable que someta a 

su Pez a escenas tempestuosas, emocionales, de celos coléricos y lacrimosos... y es posible que él le quede 

muy agradecido y que desaparezca cada vez menos, hasta terminar por arraigarse casi tanto como ella. (Las 

raíces son lo que en verdad busca, aunque no lo sepa.) Todos los hombres Piscis se parecen, en este sentido. 

Cuando les conceden alegremente toda la libertad que necesitan, rara vez se alejan demasiado, y casi siempre 

son amantes fieles y maridos leales. Pero cuando sofocan su libertad, se sienten nerviosos e inquietos, y 

empiezan a deslizarse y escurrirse de entre las garras de los celos infundados, hasta que al fin confirman 

involuntariamente la veracidad del viejo adagio que dice que una persona termina por convertirse en aquello 

que el ser amado y que lo ama espera que sea, y cree que es. 

 

La moraleja de la historia consiste en que la forma más rápida de garantizar que el hombre Piscis será 

infiel consiste en esperar que lo sea, y en comunicarle estas sospechas... en tanto que la forma más fiable de 

garantizar que nunca será desleal consiste en depositar una fe absoluta en su integridad, en hacerle saber que 

su amor y su apoyo son indispensables y valorados. Este hombre es más extrañamente vulnerable que la 

mayoría de los varones de otros signos solares (excepto quizá los Géminis y Sagitario) a la confianza total. 

Por alguna razón, lo avergüenza la idea de traicionar esta confianza. Sin embargo (también al igual que 

Géminis y Sagitario), si dudan de él, la duda misma (aunque no lo note conscientemente) debilita su voluntad, 

al mismo tiempo que refuerza el lado más oscuro de su naturaleza curiosa, y le suministra la excusa necesaria 

para buscar la variación y la experiencia múltiple. 

 

Nadie, ni hombre ni mujer, desea realmente ser infiel al amor. La infidelidad sólo produce 

inevitablemente el agudo dolor del remordimiento y de la confusión emocional, y nunca causa alegría. Pero 

algunos hombres necesitan un desafío siempre cambiante, y diversas formas de excitación (no es 

imprescindible que sea sexual), pues de lo contrario se aburren o deprimen mortalmente. La chica Cabra 

espabilada que ama a un Pez comprenderá esto, y le suministrará tanta agudeza y vivacidad y tantas sorpresas 

inesperadas dentro de su propia relación, que él descubrirá, en ella, los estímulos calidoscópicos que le hacen 

falta. En verdad es así como él prefiere que sean las cosas, en el fondo de su alma. 

 

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Tal vez parezca extraño, pero la forma en que el hombre Piscis y la mujer capricorniana abordan su relación 

sexual contiene muchos elementos prácticos. Es posible que, al principio, ella sea algo más que un poco 

tímida... pero este «al principio» sólo abarca la etapa transcurrida antes de que la haya abrazado un hombre, 

antes de que le hayan dado el primer beso de despedida, por la noche. Una vez iniciada, esta mujer no suele 

ser recatada ni suele jugar juegos románticos. Su expresión sexual es tan franca como todas sus otras actitudes 

y, por supuesto, es práctica, también como todo lo demás. En cuanto a él, es, como todos los regidos por 

Neptuno, absolutamente imperturbable en todas las áreas, incluida la de su propia experiencia sexual. A estas 

cualidades individuales y recíprocas del Pez y la Cabra se suma el hecho de que en su pasión están 

representados los elementos Tierra y Agua, lo cual refuerza la magnitud y la imaginación de su unión física, y 

la transforma en un redescubrimiento multifacético de sí mismos, sobre todo si existe una única o doble 

conjunción, aspecto sextil o trígono entre el Sol y la Luna de sus cartas natales. 

 

Si existe un aspecto negativo entre el Sol de él y la Luna de ella, o viceversa, es posible que el 

comportamiento sexual de ella no sea suficientemente romántico para satisfacerlo a él, en razón de lo cual lo 

dejará con una vaga sensación de anhelo... en tanto que tal vez a ella le parecerá que el comportamiento de él 

es demasiado ligero y fugaz, y que carece de la profundidad necesaria para satisfacer sus deseos íntimos. Pero 

aun en este caso, la base para la amistad que estos dos comparten gracias a la vibración de la configuración de 

signos solares 3-11, y la buena comunicación que generalmente logran a través de la influencia 3-11, 

probablemente bastarán para permitirles mitigar cualesquiera problemas, al cabo de un tiempo. A menudo, la 

comprensión alcanzada después de que la confianza los ha inducido a confesarse, ahonda el deseo de una 

manera asombrosa. 

 

No se trata de que la capricorniana quiera privarlo de nada. Lo primero que le aconseja el instinto es 

proporcionarle al hombre amado todo lo que ella sabe que le producirá una cálida sensación de seguridad, en 

todos los planos. Pero ella piensa a menudo que la única manera de lograr este fin consiste en ser a su vez una 

roca, en la que el Pez podrá encontrar apoyo cada vez que estalle una tempestad. Esto está bien, es 

maravilloso, pero no basta. La mujer Cabra deberá ser su roca (porque Piscis necesita este tipo de seguridad), 

pero también deberá apañarse de algún modo para armonizar con la personalidad y los deseos de él, que son 

mucho más peripatéticos que los de ella. A la capricorniana no le resultará fácil realizar un esfuerzo 

deliberado para estar más distendida, más dispuesta a dejarse llevar por el viento y correr riesgos, para ser 

más adaptable y menos cauta. Pero si realmente desea conservarlo cerca, y fraguar el amor en un molde 

definitivo, siempre podrá recurrir a Saturno para consolidar su decisión. La mujer capricorniana tiene fuerza 

suficiente para trocar en realidad todo lo que desea con suficiente vehemencia. Puede hacer todo lo que 

realmente quiere hacer. Absolutamente todo. La combinación de su paciencia y su sabiduría instintiva es un 

arma formidable. En última instancia, Saturno siempre puede triunfar sobre Neptuno, cuando aquel resuelve 

invertir el tiempo y el trabajo necesarios para salir victorioso. 

 

El mayor don que la chica Cabra suministra a su afable Pez es el cálido consuelo de su fiabilidad. Él 

sabe que puede confiar en la fe inconmovible que ella le dispensa, cuando está desalentado por múltiples 

desengaños, exhausto y con el alma dolorida porque un mundo frío, indiferente, rechaza sus sueños. El mayor 

don que él le suministra a ella es su maravillosa imaginación neptuniana. 

 

Él le dirá que su tez parece un pétalo de loto (nunca ha visto un loto); que su cabello es dorado como un 

atardecer sobre los Alpes suizos o negro y refulgente como el ala de un cuervo (nunca ha estado en Suiza, y el 

único cuervo que conoce, de primera mano, es el del verso de Poe), y que sus ojos parecen zafiros (aunque 

nunca haya visto semejante piedra preciosa y aunque no pueda distinguir un zafiro de un fragmento de vidrio 

azul). 

 

Cuando él le dice que le recuerda a la Mona Lisa, tampoco necesitará haber visto la obra maestra original 

de Da Vinci para que su comparación sea inequívocamente justa. La sonrisa de toda capricorniana trae 

mágicas reminiscencias de Mona Lisa, porque la chica que posó para el cuadro también era capricorniana... y 

según rumorean varios historiadores era descendiente directa de Ana, madre de una joven llamada María, 

esposa de José, el carpintero... y fue la naturaleza misteriosa de Ana la que Da Vinci intentó captar mediante 

la expresión impregnada de secretos sacrosantos que se refleja en los ojos saturninos de Mona. Sólo un 

hombre Piscis podría intuir esta verdad sin haberla leído en ninguna parte. 

 

95 

 

 

Hombre CAPRICORNIO Mujer PISCIS 

 

—Ella cree que nos hemos extraviado —replicó él secamente—, y está un poco asustada. 

¿No pensarás que me resolvería a enviarla sola cuando está asustada? 

 

No todos los hombres Cabra son cerdos machistas. Sólo la mayoría de ellos lo son. Antes de hablar de los que 

no lo son, analicemos los problemas y las bienaventuranzas que debe enfrentar la mujer Piscis con quienes sí 

lo son. 

 

El modelo más vívido y comprehensivo de estos últimos es el capricorniano Muhammed Alí, esa Cabra 

generosa, divertida, dura como el pedernal y desbordante de energía que ha conquistado tanta fama que su 

nombre basta para identificarla. Una pista para los ermitaños que tal vez estén leyendo esto y que no hayan 

consultado un diario durante varias décadas: Alí es el Campeón, hombre, el Campeón. Quiero decir, es el más 

grande. ¿El campeón de qué? ¿Qué estás diciendo, tío? Alí es el campeón de todo, de cualquier cosa que se te 

ocurra, eso es. ¡Escribo estas líneas, querido lector, en agosto de 1978, varias semanas antes del combate 

programado para el próximo mes de septiembre, cuando intentará reconquistar el título que detenta Leon 

Spinks! 

 

¿Os sorprende descubrir que el Campeón es una Cabra? ¿Creíais que sus réplicas veloces como el 

rayo y su ingenio fulminante y 'agudo lo identificaban como un signo de Aire? Deberéis repasar vuestras 

lecciones de astrología. ¿Acaso una «fuerza tan inconmovible» y un «objeto tan irresistible» podría ser otra 

cosa que Tierra cardinal? Si os sigue intrigando su volubilidad, os diré que las inventivas sorpresas verbales 

de Alí, por ejemplo «flota como una mariposa, pica como una abeja», brotan espontáneamente, genialmente, 

de su Luna «bien aspectada» en Acuario (un signo de Aire). Pero es un signo solar Capricornio. Tened la 

certeza de ello. ¿No habéis notado su treta de envejecimiento a la inversa, típico de Saturno, su facultad de 

parecer más joven y más bello a medida que pasan los años? En síntesis, metéoslo en la cabeza. 

 

En varias extensas entrevistas periodísticas que la Cabra Alí ha concedido sobre el tema de las mujeres en 

general, y de sus mujeres en particular, no ha ahorrado mazazos verbales. Cuando el Campeón habla de su 

esposa, es tan machista como el que más. ¿Qué esposa? (Ha tenido tres.) Tanto da que se trate de una u otra, 

porque su actitud general respecto de los derechos y la libertad de todas es exactamente la misma. (¿Vosotras, 

las mujeres Piscis, estáis prestando atención, independientemente de que la Cabra que amáis sea un campeón 

público o privado? Estupendo. Seguid así. Aprenderéis mucho.) 

 

Alí no se limita a repetir continuamente a los reporteros variaciones de estribillos conocidos y 

últimamente casi arcaicos, como por ejemplo: El lugar de la mujer está en la cocina y el dormitorio, debe 

desarrollar sus actividades en casa, debe ocuparse tiernamente de las necesidades de su marido, debe hacer 

tortitas de plastilina con los niños, etcétera, etcétera. Se vuelve más enérgico, más estentóreo, incluso más 

inflexible y enfático, cuando le preguntan si contemplaría la posibilidad de permitir que su esposa trabaje, o se 

consagre a una carrera. «¿Mi mujer? ¿Trabajar? Ninguna de mis mujeres trabajará, jamás. En primer lugar, 

no lo necesitaría, porque yo gano lo suficiente para los dos» (y en segundo lugar, si lo hiciera, probablemente 

encontraría la puerta cerrada con llave al volver a casa). «Y será mejor que sea una dama. Y será mejor que 

tampoco se líe ni coquetee con otros tipos, si sabe lo que es bueno. ¿Yo? Bueno, esto es cosa mía, no suya... 

pero el hombre, verá, es diferente, y si quiere charlar con una chica, eso no -tiene nada de malo». (Alí piensa 

que la doble escala de valores es un mandato divino del cielo.) «Los hombres y las mujeres son diferentes —

dice—, y eso no tiene arreglo. El mismísimo Todopoderoso las hizo así, y ciertamente Él sabía lo que hacía». 

 

Sí. Alí es un macho capricorniano total. Le impone a «su mujer» un código inflexible y una rígida disciplina, 

pero al mismo tiempo es innegablemente bondadoso, afable y protector en su relación con ella. Sólo ha tenido 

palabras anticuadamente galantes para su primera esposa, incluso durante su bastante desagradable juicio de 

divorcio, y nunca ha dicho nada irrespetuoso acerca de su actual compañera, Veronique, ni, en verdad, acerca 

de ninguna mujer. Para Alí, todas las mujeres son damas, hasta que se pruebe lo contrario, e incluso entonces 

nunca las injuriaría ni reprendería seriamente, en público o en privado. 

 

Su autodisciplina de hierro es legendaria, no menos que increíble: un legado directo de Saturno. También 

tiene un horror saturnino al escándalo: vive constantemente preocupado por su reputación, y alimenta el deseo 

vehemente de mantenerla tan inmaculada como sea humanamente posible. Su imagen hilarante (y 

 

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cuidadosamente planeada) de payaso no es casual, sino deliberada. Sus comentarios auténticamente jocosos 

son una mezcla excéntrica del sentido del ridículo original, nada convencional, de su Luna en Acuario._ y de 

su sentido descarnado del humor, propio de Capricornio. Pero independientemente de todos los chistes y los 

juegos, su imagen pública no sólo es ejemplar, sino que es mucho más decorosa y encomiable que la de 

muchos de nuestros más destacados líderes políticos y de nuestros ciudadanos de mayor prestigio social. En 

su condición de leyenda viviente, Alí siempre ha tenido conciencia de que recae sobre él la responsabilidad de 

dar un buen ejemplo a los jóvenes que lo veneran y tratan de imitarlo. Es, en el sentido más cabal de la 

palabra, un caballero. 

 

Y que nadie diga que esta Cabra no es ambiciosa. Alí escaló la montaña de Capricornio con férrea 

voluntad, y llegó a la cima donde está resuelto a permanecer, de una manera u otra, realizando, cuando sea 

oportuno, un cambio sensato y gradual de carreras. A esto se suma la generosidad de Alí. Obedece 

inconscientemente el mandato de Saturno, y sus frecuentes y pródigas dádivas de dinero a su pueblo, sus 

amigos y su comunidad son hechas con el criterio bíblico de que «la mano derecha ignore lo que hace la 

izquierda». Aunque es muy fanfarrón, Muhammed Alí nunca se ha jactado de sus actos de caridad, que son 

más importantes y frecuentes de lo que cualquiera que no sea uno de los agradecidos beneficiados podrá 

imaginar jamás. Aun teniendo en cuenta el porcentaje normal de errores y defectos humanos, Alí es la imagen 

perfecta del capricorniano más evolucionado. Pero también es un cerdo machista. 

 

La mujer Piscis que ama a un hombre Cabra no encontrará un análisis caracterológico más completo delsíndrome de Saturno que el precedente, para meditarlo. Éste la ayudará a decidir si las bienaventuranzas 

compensan los desengaños. 

 

Naturalmente, no todos los capricornianos tienen semejantes obsesiones respecto de la posibilidad de que sus 

mujeres trabajen. Hay muchos hombres de Saturno de otro tipo, que piensan que es colosal que sus mujeres 

estén atareadas y tengan un empleo remunerado. No hacen ninguna objeción. Conozco a un lechero 

capricorniano, llamado Charlie Dorfman, que tiene una ruta de reparto rural en las afueras de Marietta, Ohio,

y que permite de muy buen grado que su mujer trabaje... junto a él, en el camión de leche. Él cuida que el 

motor no se pare, mientras ella transporta las vasijas de leche hasta las casas, con sol, con lluvia, con granizo, 

y hundiéndose en la nieve hasta las caderas. También tenemos, por supuesto, al famoso hombre Cabra que 

dejó todo «perfectamente claro» respecto de sus ideas feministas... y que permitió desprejuiciadamente que su 

esposa Piscis, Patricia, trabajara tanto como quisiese en el negocio que él administró durante unos pocos años. 

Incluso dejaba ocasionalmente que ella lo sustituyera en la «atención de la tienda», en la Casa Blanca. Así que 

no es justo afirmar que todos los capricornianos se niegan a permitir que sus esposas trabajen. 

 

Sin embargo, sí es justo afirmar que casi todos los capricornianos que aceptan que sus esposas trabajen, por 

apremios económicos, proceden así de mala gana, mientras sueñan interiormente con una época en que las 

circunstancias eliminarán la necesidad de que las mujeres que aman se ajetreen fuera de casa. Desde luego, 

hay excepciones, como siempre, pero a pocos hombres Cabra los regocija auténticamente el pensar en el 

empleo o la carrera de sus esposas... si son sinceros consigo mismos. Y una vez que sean sinceros consigo 

mismos, quizá verán la luz y cambiarán de actitud definitivamente, desde dentro... con emociones más felices 

para ambas partes. 

 

La actitud del capricorniano disgustará menos a la mujer Piscis que a la mayoría de las otras. Ésta es 

suficientemente tolerante y sensible como para comprender que los instintos que provocan .la inflexibilidad 

de él también le confieren las cualidades que tanto la atraen. De la misma fuente brotan el espíritu protector y 

la fiabilidad de la Cabra, su bondad para con ella... y su lealtad inconmovible y su devoción para con quienes 

ama. La estabilidad de él serena el ánimo inquieto de ella. La confianza de él aplaca las inseguridades de ella. 

La conmueven sus modales formales, generados por la soledad que pesa sobre él. Ella ve que su adustez 

exterior es la defensa con que intenta ocultar su tristeza y su nostalgia. La mujer guiada por Neptuno puede 

intuir maravillosamente que sólo un gran corazón permitiría, o podría permitir que un hombre se fije metas 

tan difíciles... que sólo una fuerza y una voluntad descomunales ambicionarían, o podrían ambicionar, el 

autocontrol que el hombre regido por Saturno pretende lograr. Sus accesos de depresión y silencio no la 

ofuscan como ofuscarían a otra mujer, sino que aumentan su amor por él, porque la estimulan a buscar la 

forma de sonreír y de provocarlo y de alegrarlo para disipar sus angustias con la dulzura de sus modales 

femeninos... con la natural aceptación de su personalidad saturnina... v con su obvio respeto por las virtudes 

de él (casi siempre superiores a las de la mayoría de los otros hombres). 

 

El amor de Piscis está templado por la misericordia y por la sabiduría más profunda de la objetividad. Al 

cabo de un tiempo ella lo hará cambiar, muy gradualmente, hasta que él termine por comprender y saber que 

 

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puede relajar las normas estrictas que se impone a sí mismo (y a veces a los demás) sin que nadie lo critique 

por ello. Para entonces, él habrá ingresado en el período de su vida que corresponde a la inversión cronológica, 

típicamente capricorniana, y empezará a abrir su corazón y su mente a las posibilidades de todo tipo de 

libertad, de su espíritu, y de su propio comportamiento. Estará dispuesto a viajar con ella, a ser más 

despreocupado e informal... a invertir tiempo en oler las flores y perseguir el viento... a dejar aflorar el 

entusiasmo por la aventura y por nuevos horizontes. Cuando Saturno mitiga las restricciones de la disciplina, 

las Cabras son inmensamente encantadoras y deliciosas, y cuando se zafan de los esquemas de conducta que 

se imponen a sí mismas, recuperan su auténtica personalidad afable. 

 

Como sucede en todas las combinaciones de Tierra y Agua, el amor físico entre la chica Pez y el hombre 

Cabra puede convertirse en una experiencia profunda y fecunda para ambos. De alguna manera. el 

capricorniano se renueva después de una unión sexual satisfactoria con la mujer Piscis en la que ha aprendido 

a confiar. La súbita sensación de dicha que experimenta al cabo de la intimidad compartida se refleja 

obviamente en la vivacidad de su talante, en el fulgor visible de sus ojos, como si acabara de redescubrir la 

inocencia y el placer, libres de preocupación y culpa. Ella también es feliz, porque la felicidad de la mujer 

Piscis siempre está en proporción directa con la dicha que puede brindar a los demás. El silencio es casi 

siempre la base del acto de amor entre Piscis y Capricornio: un silencio elocuente hecho de comprensión y de 

un sentimiento profundo que no se puede traducir en palabras. Estos dos se buscan recíprocamente con una 

seguridad espontánea y sana que hace que sus cuerpos y sus mentes se fusionen en 'un himno silencioso de 

paz, satisfacción y sosegada calma. 

 

Si existe un aspecto adverso entre los Soles, Lunas y ascendentes de sus respectivas cartas, su 

compatibilidad sexual seguirá siendo más positiva que negativa, aunque la «calma» y el «silencio» que reinan 

entre ellos durante la expresión física de su amor podrían trocarse a veces en polaridades de frialdad y 

hastiada indiferencia. Esto sucede cuando él antepone el deseo físico a la consideración por las necesidades 

más románticas de ella... o cuando ella se niega a responder con suficiente pasión a la naturaleza más terrenal 

de él. Pero si ponen empeño, estos dos enamorados, influidos como lo están por la vibración 3-11 de amistad 

y comunicación fluida, pueden dialogar, y el resultado feliz será una mayor consideración y comprensión de 

sus respectivas y diferentes necesidades. Si discuten francamente lo que el otro realmente pretende lograr en 

el ámbito de un amor cabal, les resultará sorprendentemente fácil resolver este tipo de problemas. 

 

El área de tensión más frecuente entre estos amantes o consortes Piscis y Capricornio residirá en la tendencia 

de ella a ser sensible, y en la de él a ser insensible. Es posible que ella lo encuentre demasiado frío e 

incomprensivo, en tanto que es posible que él la encuentre demasiado esquiva, reservada y emocionalmente 

vulnerable... lo cual lo pone nervioso y despierta su aprensión: teme mostrarse tal como es porque piensa que 

podría lastimar sus sentimientos. Deberán solucionar estos conflictos apenas afloran, sin dejar que se 

acumulen y formen una barrera que dificultará gradualmente el diálogo sincero. Porque cuando Piscis se 

siente frustrada, experimenta a menudo la tentación de recurrir a las drogas, el alcohol o las fantasías... o a la 

«evasión» más directa llamada divorcio. Y cuando el hombre Cabra está muy desconcertado, puede 

experimentar la tentación de recurrir a una terca y glacial desaprobación que se traduce cruelmente en sus 

palabras y sus actos, y que sólo sirve para empeorar las cosas. 

 

Muchas de sus áreas de problemas emocionales serán iluminadas por la posición de sus Lunas y 

ascendentes en sus horóscopos. Si la Luna o el ascendente del hombre Cabra está en Virgo, por ejemplo, es 

posible que en lugar de disgustarse porque su mujer Piscis desea aferrarse a su empleo, él sea más proclive a. 

considerar que el hecho de trabajar es un gran privilegio para ambos sexos. Si su Luna o ascendente está en 

Libra o Acuario, tomará con mucha más jovialidad y generosidad la carrera de su dama de Neptuno, y quizás 

incluso llegará al extremo de aprobarla, aunque la profesión elegida la obligue a viajar de cuando en cuando. 

Éstos son capricornianos excepcionales, pero hay bastantes en el mundo. 

 

Es fácil que el hombre Cabra que ama a una chica Pez se deje engatusar por su dulce feminidad. Hay otros 

aspectos de esta mujer que él debería conocer. Para empezar, pertenece al elemento Agua, y esto significa que 

es capaz de erosionar la tenacidad de la Cabra, no mediante violentas exigencias emocionales, sino mediante 

la presión invisible de la persuasión perseverante y consecuente y de la sugerencia sutil. El Agua es el más 

fuerte de todos los elementos, sencillamente en razón de su pasividad, que al final desgasta todas las formas 

de resistencia. Ella también puede ser caprichosa e irritable, aunque casi nunca o nunca agresiva. A él le 

resultará difícil extraerle una respuesta directa cuando quiera saber qué es lo que piensa y siente realmente. 

Los regidos por Neptuno refinan la táctica de la evasividad hasta convertirla en un arte raro, porque es una de 

las pocas defensas que tienen contra las intromisiones en su intimidad. Hay momentos en que a él le parece 

 

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que ella intenta eludir el tema... o eludirlo a él. Así como habrá momentos en que a ella le parecerá que él es 

demasiado posesivo y sofocante, y que no le concede libertad para sustentar sus propias ideas. 

Pero sólo se trata de nubes pasajeras, y no de una oscuridad permanente. A las reyertas entre este hombre y 

esta mujer, guiados por la vibración armónica 3-11, siempre puede seguirlas, como a un chubasco 

circunstancial, el arco iris de la reconciliación... con tal que se acuerden de levantar la vista hacia laindulgencia, en lugar de bajarla hacia la futilidad. Nunca nadie vio un arco iris en el suelo. Éstos aparecen en 

el cielo... allí donde los globos, los pájaros y los sueños vuelan libremente... sin que los inmovilicen las cadenas 

de la autocompasión, el miedo y el pensamiento dogmático. La sensación de volar es maravillosa. Al Pez 

y a la Cabra les parecerá una experiencia regocijante, si la ensayan. Juntos. Es triste volar solo. Todos 

necesitan un camarada del espacio. 

 

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ACUARIO PISCIS 

 

Aire - Fijo - Positivo Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Urano Regido por Neptuno 

Símbolo: el Aguador Símbolo: el Pez 

Fuerzas diurnas - Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

La relación ACUARIO-PISCIS 

 

Con un puñetazo hicieron las ventanas, y grandes hojas amarillas fueron las persianas. ¿Pero 

 

rosas...? 

 

—Rosas —exclamó Peter implacablemente. 

 

Rápidamente fingieron cultivar las rosas más bellas adosadas a las paredes. 

 

¿Rosas? Ciertamente. ¿Por qué no? Toda una plantación de tulipanes holandeses mecidos por el viento, si 

queréis. Estos dos pueden simular, y realizar a la larga, prácticamente todo lo que se les ocurra. Urano, el 

planeta regente de Acuario, recibe en astrología el nombre de «el Alquimista», y es verdad que la mayoría de 

los Aguadores son inventivos, locos y aficionados a los milagros. Sólo de cuando en cuando la fijeza de este 

signo de Aire específico estorba los relámpagos de extravagancia de Urano, en razón de lo cual unos pocos 

Acuario viven auténticamente estancados, ajenos a la demencia (y la genialidad) gloriosa que se esfuerza por 

refulgir apenas por debajo de la superficie de sus hábitos y opiniones fijos, de sus estilos de vida bastante 

monótonos. Entended que me refiero a la minoría. 

 

¡Ah! Pero cuando el Pez mutable ingresa en la escena abracadabrante con Acuario, el elemento Agua de 

Piscis mitiga considerablemente incluso la fijeza de estos raros Aguadores, y entonces la esencia de Urano 

puede aflorar libremente. Por supuesto, cuando se trata del Acuario medio no se necesita nada más para que lo 

desconcertante aflore. El Pez sólo aporta una dimensión adicional de locura y magia. 

 

En la Naturaleza, el agua suaviza el aire, creando una neblina húmeda: justo la atmósfera apropiada para la 

misteriosa alquimia capaz de transmutar deseos y ensueños en realidades veteadas por colores irisados. Dicho 

con más claridad, el Pez y el Aguador se complementan beneficiosamente, y también benefician a este mundo 

viejo y cansado. Los prodigios y maravillas que pueden concebir y crear juntos no tienen límite. La lista es 

extensa y variada. Pueden asociarse como arqueólogos, y buscar con éxito un cúmulo de tesoros semejantes a 

los de Tutankamon en las silenciosas arenas de Egipto... hacerse misioneros en Broadway y la Calle Cuarentay Dos o en la Octava Avenida, en Manhattan (mucho más peligrosas que las junglas de África o Borneo)... 

perfeccionar un sistema de comunicación con las ballenas y los delfines, para alertar a estas criaturas 

espléndidas cuando se acercan los balleneros asesinos... inventar una cámara que fotografíe el ayer en colores 

y el mañana con sonido estereofónico... abrir una tienda de reparación de guitarras, zapatillas de tenis y tornos 

de hilar... o hacer otra multitud de cosas maravillosas, con la única condición de que no sean rancias ni 

terrenales. 

 

Los dos podrían formar un estupendo equipo de detectives, en el cual el Aguador sería Sherlock Holmes, 

con su lupa, su gorra ridícula, y sus hábitos excéntricos, en busca de datos precisos y pistas científicas... en 

tanto que el Pez sería un doctor Watson mucho más sensible, premonitorio y sagaz que el personaje de Sir 

Arthur Conan Doyle. Entre paréntesis, la húmeda bruma de Londres es un ejemplo típico de la combinación 

Agua-Aire que acabo de mencionar, de modo que era un marco excelente y apropiado para los misterios de 

Holmes. Con el nada convencional pero ultrametódico Acuario siguiendo las corazonadas neptunianas de 

Piscis, resolver el «Gran Robo del Tren», el «Gran Robo de Joyas» o el «Secreto de Goldenrod Lane»... sería 

coser y cantar. Poco importa que Piscis sea varón, que Acuario sea hembra... o viceversa. Ni la edad ni el sexo 

de esta pareja modifica su capacidad para sondear lo desconocido. . 

 

Conozco a una pareja Acuario-Piscis que, en cierto sentido, forma un equipo conyugal de detectives privados. 

Ray es doctor en toxicología, profesor de la Indiana State University, y también uno de los mayores 

 

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especialistas del mundo en Lincoln... un Acuario que se pasea con un microscopio bajo un brazo y un tubo de 

ensayo bajo el otro, y que siempre se coloca el lápiz equivocadamente detrás de la oreja. Ella es una dulce y 

encantadora muchacha Pez, llamada Gus (por Augusta). A menudo los hombres Acuario les ponen a sus 

mujeres apodos como George o Sam (porque así parecen más «camaradas»), pero este sobrenombre es 

auténtico. La exquisita sensibilidad y la enigmática intuición de ella casan maravillosamente con la 

disciplinada minuciosidad y con las indisciplinadas corazonadas de él. 

 

Cuando estos dos suman sus esfuerzos, son capaces de encontrar la solución a casi todo lo que intriga a los 

vulgares mortales. A veces su magia cotidiana se trueca en milagro, como cuando ayudaron a encontrar al 

niño perdido, presuntamente muerto, de un íntimo amigo. 

 

Cuando el Pez y el Aguador se unen en una combinación chico-chico, chica-chica. chico-chica, o cualquier 

otra (Acuario es el signo astrológico del unisex). se apartan ligeramente de la normalidad en su 

comportamiento recíproco, para no hablar de su comportamiento conjunto respecto de los demás. Ya sea que 

los encontremos remontándose y nadando por una oficina, una iglesia, un museo, un hogar o un aula, estos 

dos ofrecen realmente un espectáculo digno de ver. 

 

Puesto que llevan la marca de la configuración de signos solares 2-12, Acuario debería intuir que tiene 

algo que aprender de Piscis, pero, veréis, los Acuario generalmente creen saberlo casi todo. Sin embargo, el 

Aguador se beneficiaría si imitara la paciencia del Pez típico, pues esto es algo que a él (o ella) le falta. Los 

Piscis deben reaccionar ante la vibración 2-12 de su asociación con una tolerancia comprensiva por las 

fantasías y debilidades y excentricidades de Acuario, y la mayoría de los Peces reaccionan en verdad así, pero 

es posible que a algunos de ellos los ponga nerviosos la indiferencia de Urano respecto de la opinión pública. 

Los Piscis tienden, por naturaleza, a poner un gran empeño en complacer a la gente, en tanto que a los 

Acuario les importa un bledo el hecho de no conformar absolutamente a nadie. 

 

Quizá sea difícil armonizar la tendencia de Neptuno a ser reservado, a ocultar siempre algún detalle. Esto 

puede hacerle perder los estribos al Aguador medio. Generalmente, a éste no le interesa la vida personal o 

privada de los demás, y Acuario es el signo solar menos propenso a chismorrear, a menos que tenga un 

Mercurio «mal aspectado» en su horóscopo. En condiciones corrientes, estos individuos no son 

exageradamente curiosos. Pero a este hombre o mujer lo tientan y lo provocan las evasiones deliberadas, y 

cuando tropieza con éstas, saca la lupa y escudriña y persigue el secreto. Acuario sencillamente no soporta 

que la Caja de Pandora permanezca cerrada... una vez que el Aguador ha notado que lo está. 

 

Al Pez y al Aguador les encantará descifrar juntos los enigmas o charadas de la vida en general (o de las 

personas en particular)... ya se trate de saber por qué la mosca debe volar en círculos antes de poder dispararse 

en línea recta (un secreto de la energía, que encierra un misterio de la emoción humana)... o por qué esa gente 

que vive en el otro extremo de la ciudad construye una casa en forma de pirámide. Acuario asomará la cabeza 

por la ventana y lo preguntará. Piscis se quedará unos pasos más atrás (el Pez típico no se atrevería a 

entrometerse de esa manera en casa de extraños) pero sentirá una inmensa curiosidad y excitación por saber 

qué es lo que el Aguador ha averiguado mediante la táctica informal, pero franca, de Urano. Estos Acuario 

abordarán a la gente para formularle las preguntas más asombrosas. No son premeditadamente groseros... sólo 

desean saber. Muy a menudo se enterarán, porque a la mayoría de nosotros nos sorprende tanto que nos 

pregunten algo como: «¿Cuando eras pequeño llenabas globos con agua y los arrojabas por la ventana?», que 

contestamos inmediatamente, sin pensarlo dos veces. Sólo Sagitario es más curioso que Acuario. (Leo y 

Escorpión también lo son, pero la suya es una curiosidad más controlada.) Existe una diferencia entre el 

«chismorrear» o el «entrometerse» (como comenté un par de párrafos más arriba) y la curiosidad de Urano. 

Un Acuario no dará un pito por saber por qué un vecino se casó seis veces o cuánto dinero tiene en el banco... 

pero le preguntará inesperadamente por qué pintó su casa de color rosa, si alguna vez crió una serpiente 

doméstica, qué opina de la clonación, o si alguna vez se ganó una entrada gratuita al circo porque les había 

llevado agua a los elefantes. Es difícil de definir. 

 

La mayoría de los Piscis no formulan preguntas directas. Generalmente sus conjeturas y sus percepciones 

parapsicológicas son tan reveladoras que no necesitan preguntar mucho. Las corazonadas y la intuición 

natural de Urano deberían permitir que el Aguador adivine tan eficazmente como Piscis, en silencio, pero a 

los Acuario les gusta apostar sobre seguro y someterlo todo, incluidas sus propias presunciones, a la prueba 

del papel de tornasol. Veréis, he aquí nuevamente la fijeza de Acuario. Necesitan tener la certeza de que lo 

que intuyen o sienten es fiable... de modo que lo comprueban con sus preguntas. 

 

Acuario y Piscis tienen muchas excentricidades y cualidades en común. Pero también tienen unas pocas 

diferencias marcadas. Por ejemplo, los regidos por Neptuno son soñadores. Los regidos por Urano también 

sueñan, pero ciñéndose a un esquema más delirante, más entrecruzado. Al pez le gustan el arte, la música y la 

 

101 

 

 

poesía, o por lo menos a la mayoría de ellos les gustan. Al Aguador también le gustan estas cosas, pero tal vez 

prefieran los gráficos o los graffiti a un Goya; un xilofón o un organillo de mano, con mono incluido, a un 

piano corriente... y los versos jocosos de Lear o los desvaríos fantasiosos de e.e. cummings a los pesados 

como Wordsworth o los sentimentales como Browning. 

 

Probablemente estos dos se enfadarán de manera distinta. Cuando Piscis se encoleriza, lanza un torrente 

de palabras irritadas... o pronuncia unas pocas frases afables, pero claramente condenatorias, y después se 

refugia en el fondo del océano y se sume en un silencio líquido, lo cual frustra al Acuario, que no comprende 

esta forma de lidiar con un desacuerdo. Urano tiene otra táctica para enfrentar un malentendido: dispara 

rápida (e imprevisiblemente) unos cuantos relámpagos y truenos, con la esperanza de que la tormenta despeje 

la atmósfera y después quede relegada al olvido. Pero Piscis recuerda durante bastante tiempo las situaciones 

desagradables, y necesita meditar a solas antes de volver a salir nadando de atrás de los arrecifes de coral. 

 

En cuestiones de dinero, son más o menos parecidos. Algunos Acuario cuentan cuidadosamente cada centavo 

que ganan o gastan... y enseguida olvidan la suma total. Piscis es igualmente despistado. El Pez archiva 

frecuentemente el saldo del banco en su cabeza, o lo anota al dorso de un sobre... o en la pared, junto al 

teléfono. Sin embargo, si ambos tienen la Luna o el ascendente en Virgo, se comportarán como verdaderas 

calculadoras humanas. Por supuesto, estudiamos al Aguador y el Pez corrientes o típicos, como en el caso de 

todos los otros signos solares, pero creo oportuno seguir recordándoos que existen excepciones, cuyas otras 

posiciones planetarias diluyen un poco o mucho las cualidades del signo solar. Estas excepciones no serán tan 

numerosas como los casos típicos, pero las encontraréis dispersas por todas partes. Igualmente, cuando raspéis 

la superficie, hallaréis las cualidades básicas descritas en relación con sus signos solares, estampadas de una 

manera u otra en su inconsciente, si no en el plano consciente. 

 

La astrología le aconsejaría al Acuario grandes dosis de dulzura, de paz y de sosiego para ayudarlo a captar la 

forma de comprender y tratar al Pez. Y de imaginación. La falta de tranquilidad pone nerviosos fácilmente a 

los regidos por Neptuno, que también necesitan un continuo estímulo mental abstracto. Sería constructivo 

verificar la definición que da el diccionario de la palabra «abstracto». 

 

Para ayudar al Pez a entender la forma de comprender y tratar al Aguador, yo le aconsejaría personalmente 

que se grabe en la memoria una observación del Acuario Abraham Lincoln: «Hacen lo que hacen porque son 

lo que son». Nadie podría resumir más sucintamente la naturaleza de Urano. Ellos son quienes mejor se 

conocen los unos a los otros. 

 

102 

 

 

Mujer ACUARIO Hombre PISCIS 

 

Si él lo hubiera pensado, aunque yo no creo que lo haya pensado jamás, lo que habría 

 

pensado hubiera sido que él y su sombra, al acercarse, se unirían como gotas de agua; y 

 

cuando no se unieron se quedó pasmado. 

 

...sus sollozos despertaron a Wendy, y ésta se sentó en la cama. No la alarmó ver a un 

 

desconocido llorando... sólo experimentó un placentero interés. 

 

No es fácil sobresaltar o alarmar a las chicas Acuario, y menos aún sorprenderlas. Son ellas quienes producen 

la mayoría de los sobresaltos, las alarmas y las sorpresas. A esta mujer le gusta mantener en suspenso a su 

hombre mediante pecadillos picarones como el de presentarse súbitamente ante él luciendo lentes de contacto 

marrones y preguntarle dulcemente: «¿De dónde sacaste la idea de que tenía ojos azules, cariño?»... el de 

telefonearle a la hora del almuerzo para transmitirle un alegre mensaje: «Me impacientó estar en casa sin 

hacer nada, así que resolví ir a practicar surfing en México. ¿Puedes coger un avión cuando termines de 

trabajar, para venir a reunirte conmigo?»... el de usar el cepillo de pelo de él para peinar las hebras sedosas de 

su alfombra oriental... o quizás el de despertarlo en mitad de la noche con el sonido de la voz sensual de otro 

hombre en el oído. (Sólo se trata de que tiene un pequeño magnetófono debajo de la almohada para aprender 

italiano mientras duerme, pero olvidó comunicárselo. Bueno, ¿cómo podría habérselo comunicado, por amor 

de Dios, si él llegó a casa y cenó, y después se metió directamente en la cama sin siquiera decirle buenas 

noches?) 

 

Regla Número Uno. No aburras a esta chica. Su umbral de aburrimiento es extraordinariamente bajo. 

 

Por supuesto, aunque el Pez no tiene personalmente el hábito de sorprender a los demás, es a su vez casi tan 

difícil de asombrar como ella, así que quizá las travesuras de la Aguadora no lo sobresaltarán tanto como 

sobresaltarían a un Tauro, un Virgo o un Capricornio. Piscis entiende la naturaleza humana... aunque ésta sea 

excéntrica. Es que se resignó a haber nacido en un mundo de inadaptados, que abarca no sólo a los Acuario 

sino a toda la población del planeta. Los regidos por Neptuno son inmensamente tolerantes con las anomalías 

de comportamiento. Todos los hombres Piscis tienen una pizca de cura confesor o de monje contemplativo. 

También ocultan dentro de sí una forma einsteniana de razonamiento abstracto... y la personalidad de un 

delfín juguetón. Pueden ser verdaderos genios en el campo de las matemáticas y la mecánica, pero también les 

gusta caminar bajo la lluvia y recoger narcisos, dormir al aire libre y mirar cómo la Vía Láctea le hace guiños 

a Régulo en una noche estival... y tejer guirnaldas de dientes de león. Supongo que, cuando lo meditáis 

profundamente, el hombre Piscis posee cabalmente el extraño carisma necesario para evitar que la chica 

Acuario se aburra. 

En general, la mayoría de los hombres Piscis son, excepto durante sus raros momentos de mal humor (siempre 

justificado), tipos considerados y atentos, con un carácter bastante tímido, apacible y benévolo. El Pez casi 

siempre le dará a su familia —o la mujer que ama— todo lo que posee. Por supuesto, es posible que si 

pertenece a determinada categoría de Piscis, no tenga muchos bienes materiales para dar. Para empezar, es 

posible que otros ya se los hayan pedido en préstamo o se los hayan quitado. Para seguir, tiende a remolonear, 

a dejar sus sueños para otro día... que puede transformarse en años. A menudo Piscis se niega a enfrentar las 

exigencias frías, implacables, que la vida les asesta a quienes aspiran a lograr un sustancial éxito mundano. 

 

Si pertenece a la categoría opuesta de Peces, tiene bastante talento, y está dotado de suficiente 

vocación para conquistar prestigio y beneficios económicos en casi todas las empresas que desee abordar. 

Disfrutará de las gratificaciones más refinadas de la vida y estará bien pertrechado para ceñirse tenazmente al 

esquema material necesario para cosecharlas. Estos son los Piscis que la astrología define como «Ballenas»: 

igualmente afables, igualmente juguetones, telepáticos y benévolos, pero con mucho más poder y agresividad 

que los soñadores de Neptuno. Cualquiera que sea el tipo de Pez que ama la chica Acuario, ésta no contará el 

coste de los objetos materiales que él le da, porque está igualmente dispuesto a entregarle elementos 

intangibles... sus pensamientos y sueños... sus ideas e ideales... sus visiones y percepciones... y su corazón 

vulnerable. 

 

Todo esto vale mucho más que los órganos eléctricos, la porcelana de Haviland, los regalos costosos 

y los artefactos para el hogar. Ciertamente valdrán más para la mujer Acuario, cuya escala de valores está 

 

103 

 

 

normalmente sintonizada con lo veraz y genuino. A menos que haya nacido con un signo lunar o ascendente 

de orientación más materialista, la Aguadora típica sabe discernir con poco esfuerzo lo falso de lo auténtico. 

Entiende que a menudo lo intangible es lo auténtico... y atesora lo que los sentidos no pueden percibir. 

El Pez que la ama puede esperar siempre lo inesperado de esta dama. El molde en el que la vierten desde el 

seno materno es el del comportamiento extravagante, aunque la extravagancia esté atemperada. Es posible 

que se llame Leslie, la bailarina, o Escobeda. Puede ser deshollinadora... o tener un nombre corriente, como 

Ruth Edwards, y ser cajera de banco. Pero, repito, será, por lo menos, ligeramente extravagante. Las mujeres 

Acuario pueden ser sorprendentemente prácticas en cuestiones cotidianas como la actividad bancaria y otras 

semejantes (algunas de ellas son brillantes para las matemáticas y pueden sumar mentalmente largas 

columnas de cifras). Sin embargo, son... distintas en algún sentido. Si conocéis a una cajera de banco 

simpática, callada y conservadora que se llama Ruth, y que nació en febrero, no os forméis una opinión sin 

formular antes a sus compañeros de trabajo, a su marido o a su familia algunas preguntas discretas. Es posible 

que os aguarde una sorpresa. Quizá cuando nieva va a trabajar en un tractor, lleva su almuerzo en un bolso de 

gimnasia, usa chanclos para la nieve detrás del mostrador, tiene el hobby de consultar los horarios rusos para 

verificar con cuánta frecuencia se retrasan los trenes, utiliza una auténtica pluma de ganso de la mesa de 

trabajo de Abraham Lincoln para escribir un giro telegráfico... o colecciona secretamente antiguos comics 

infantiles. Y... ¿notasteis ese pequeño tatuaje del Mago de Oz, justo por encima de su codo derecho? Es... de 

alguna manera... distinta. 

 

El amor a la humanidad y la bondad innata de la chica Acuario se irradian a través de todo lo que 

hace o dice. Sin embargo, su amor a la humanidad no es un obstáculo para que se desentienda de lo que la 

gente opina. Es posible que su amante o marido Piscis tenga más de un motivo para ruborizarse por su 

negativa a vivir la vida en una forma que deje complacidos a los vecinos. Claro que no hará nada realmente 

abominable, pero tal vez la situación será un poco embarazosa si resuelve instalar un gallinero en el porche de 

su casa, si canta antiguos mantras incas en el patio del fondo, o si pone en marcha su cortadora eléctrica de 

césped a las cinco de la mañana, poco antes del amanecer, vestida con su gorra y su mono de ferroviario, 

gritando «¡PASAJEROS AL TREEEEN!», porque siente nostalgia por los trenes en los que viajaba cuando 

era niña. La gente no siempre entiende. 

La mujer Acuario y el hombre Piscis sustentan ideas parecidas acerca de las promesas. Ambos recelan de 

ellas, y les disgusta formularlas... entre sí o a los demás. De cuando en cuando el Pez violará su propia norma 

y formulará una promesa, sólo para eludirla después si las circunstancias cambiantes le impiden cumplirla. La 

mujer Acuario os dirá francamente que no le gusta formular promesas, porque quizá deberá quebrantarlas más 

tarde. Éste es un ejemplo singular de la integridad de Urano. Acuario opina que nadie debería hacer promesas 

ni jurar nada, por la sencilla razón de que es imposible predecir con certeza lo que ocurrirá. Generalmente, lo 

más que se le puede sonsacar a esta mujer es la afirmación de que mañana pondrá todo el empeño posible en 

hacer lo que hoy cree que desea hacer. No pasará de allí. Las promesas son para aquellos que se complacen en 

engañarse a sí mismos, y en engañar a los demás, con la falacia de que controlan sus propios sentimientos 

futuros. 

 

Es probable que lo primero que haga la mujer regida por Urano cuando se enamore de un hombre Piscis 

sea comunicarle sus problemas, sus ideas, sus pensamientos y sus teorías, para saber qué opina de ellos. No lo 

usará como un hombro sobre el cual llorar, sino como una caja de resonancia para el comportamiento 

proyectado. Curiosamente, escuchará muchos de sus consejos. Pero en algunas cuestiones seguirá 

despreocupadamente su camino, y. hará caso omiso de sus advertencias más prudentes. Después, cuando déun traspié, él la recogerá y la consolará tiernamente. Ella buscará su mano y la encontrará siempre cerca. Ésta 

es una sensación agradable, reconfortante, incluso para una imprevisible mujer Acuario. 

 

Bueno, para ser sincera, es posible que a veces él no esté allí. Es capaz de desaparecer repentinamente... o 

quizá no repentina, sino gradualmente. En condiciones normales, el Pez es emocionalmente digno de 

confianza. Soportará mucho antes de llegar a su límite. Pero cuando no pueda seguir aguantando la pena y el 

dolor, cualquiera sea la forma que éstas asuman, se alejará nadando lentamente, para rehuir el desgaste 

constante de la confrontación. 

 

La mujer Acuario también es capaz de desaparecer, pero su número de escamoteo se parece al que veis en 

escena, con un prestidigitador. ¡Pronto! Ahora la veis.., ahora no. Se esfuma en el recuerdo, como los 

pañuelos de seda multicolores y los blancos conejos peludos del mago. Ella, como el hombre Piscis, sólo 

puede soportar una determinada dosis de presión creciente antes de optar por liberarse ella de la prisión 

emocional. A diferencia de muchas otras, esta mujer aprende precozmente la verdad esotérica de que ella es 

su propia carcelera y alcaide, que ella, y nadie más, posee la llave de su propia libertad. 

 

104 

 

 

La relación sexual del Pez y la Aguadora es a menudo un experimento más que una experiencia, sobre todo al 

principio. Cada uno duda un poco que sea sensato entregar al otro su personalidad íntegra. Los cuerpos son 

menos importantes. Los dos amantes ejecutarán todos los ademanes mecánicos del acto sexual, y sin embargo 

no estarán seguros de que ésa sea una unión total, hasta que el espíritu se ponga a la par del deseo y la 

necesidad carnales. Cuando esto ocurra, la demostración física de su amor será, para él, la materialización de 

un sueño largamente acariciado... para ella, otro de los placeres extáticos de la vida. No el único... pero uno 

muy especial y hechizado. Porque, en verdad, ella ama la vida misma, con todas sus variadas sorpresas, y la 

ama tanto que no depositará jamás todas sus esperanzas en uno solo de sus milagros. Igualmente, estos dos 

pueden descubrir en la naturalidad de sus intimidades físicas una trascendencia poética que muchas otras 

parejas no sospechan que se podría alcanzar. 

 

Sin embargo, lo primero y principal es que antes de que esta mujer se consagre totalmente al hombre 

que ama, él deberá probarle que es su amigo, su auténtico amigo, y que no desea poseer solamente su corazón 

y su cuerpo, sino fusionar también sus mentes. Al primer atisbo de deslealtad en el plano de la amistad. ella se 

enfriara tanto como la primera escarcha de invierno. Para Acuario, la amistad ocupa el primer lugar, el amor 

ocupa el segundo... y el sexo ocupa el tercero, sin exagerar su naturaleza placentera, aunque la tenga. Esto no 

significa que no sea apasionada, porque lo es. Todo depende de la forma en que se defina la pasión. La 

afinidad mental, el acoplamiento mental, si os parece, en su sentido más puro, suma, siempre, una dimensión 

adicional a la pasión. Los regidos por Urano intuyen esta verdad dentro de sí mismos, mucho antes de que los 

demás la aprendan. 

 

La mayor debilidad del hombre Piscis reside en la posibilidad de que descuide su bienestar personal, y en que 

se desentienda negligentemente de sus propios derechos y necesidades, en razón de su tendencia a entregar su 

tiempo y su dinero a quienes necesitan su ayuda. Pero para su mujer Acuario, la abnegación no es una 

debilidad. Es una fortaleza. sin la cual el hombre no es verdaderamente hombre... y ni hablemos de que no es 

digno de ser su amigo. 

 

El mayor defecto del carácter de la mujer Acuario reside en su negativa fija a adaptarse, en su sed de 

cambio, en su apetito de aventuras. Pero para el hombre Piscis, el inconformismo no es un defecto. Es lo que 

hizo que la amara inicialmente, porque se parece mucho al suyo propio. La materia prima de su magia 

consiste en que los dos comparten un poco su locura. 

 

Sí, discutirán, incluso con frecuencia. Pero es curioso lo que sucede con las discusiones entre un hombre y 

una mujer que se aman. Imagináis que están riñendo por esto o aquello, cuando lo que ambos quieren decir 

realmente es: te deseo. Una vez que concluyen todas las adivinanzas de Urano, una vez que se esfuman todas 

las evasiones de Neptuno, esto es lo que importa. 

 

105 

 

 

Hombre ACUARIO Mujer PISCIS 

 

En su aprieto un instinto le dijo a cuál de ellos debía recurrir. 

 

—Tootles —exclamó ella—, apelo a ti. 

 

¿No era extraño? Apelaba a Tootles, ciertamente el más necio. 

 

Sin embargo, Tootles respondió majestuosamente. En ese momento específico se despojó 

 

de su necedad, y habló con dignidad. 

 

—No soy más que Tootles —dijo—, y nadie me hace caso. Pero al primero que no se 

 

comporte con Wendy como un caballero inglés, lo dejaré muy malparado. 

 

Podéis fiaros de que la chica Piscis comprenderá instintivamente lo que las doncellas menos sensibles, menos 

perceptivas, pasarán a menudo por alto. No obstante su extravagancia, su conducta innegablemente rara, la 

forma curiosa en que agita las orejas; no obstante su distracción, y la expresión ausente de sus ojos... este 

hombre nació bajo la influencia de un signo masculino, y lo rige, además, un planeta masculino. Además de 

todo esto, es un idealista, protector de los débiles. Nadie está en mejores condiciones que el hombre Acuario 

para desempeñar el papel de varón. Puede parecerse inesperadamente a Flash Gordon, o a Clark Kent: capaz 

de desplegar mucho valor en las garras de la calamidad, y por tanto, muy bien pertrechado para defender a su 

dama en todo momento. Detrás de su fachada grotesca se oculta un magnífico macho. Es un hombre entre los 

hombres, de esos que hacían desmayar a las mujeres en las películas. El actor Clark Gable, que interpretó a 

Rhet Buttler en Gone With The Wind, era un signo solar Acuario. 

 

El resultado es bastante satisfactorio cuando su mirada ausente se posa casualmente sobre una chica de 

Neptuno. La feminidad de ésta contrasta hermosa y marcadamente con la masculinidad de él. Recordad que 

Piscis es un signo femenino, y que a ella también la rige un planeta femenino. ¡Hablad de polaridades, de la 

atracción de los opuestos! Generalmente estos dos experimentan la acción del magnetismo básico de la 

naturaleza a los pocos minutos de haberse encontrado. Si hay una mujer capaz de apartar el interés de un 

Aguador de su hobby, o sea de la contemplación de la gente y de todo tipo de investigación, para encauzarlo 

hacia otra indagación de naturaleza más personal, en un plano más íntimo, esa mujer es la chica Pez. 

 

Como he señalado en otro pasaje de este libro (y también en mi primer libro, Sun Signs), por regla general 

los hombres Acuario no están tremendamente obsesionados por la atracción entre los sexos. Sin embargo, 

cuando el hombre Acuario se encuentra con una chica Piscis, es posible que de pronto adquiera una aguda 

conciencia de su sexualidad (para no hablar de la de ella), lo cual hará que se comporte de una manera muy 

extraña. Sí, más extraña que la normal, lo que puede determinar que sea en verdad muy extraña. Tal vez su 

conducta le haga pensar que él le tiene una inquina activa. 

 

Ella no debe dejarse despistar sólo porque: cuando se le cae su suéter blanco de angora él lo pisotea con 

sus botas enlodadas; él la lleva al teatro y después se va a la galería a rumiar sus palomitas de maíz a solas 

(sólo porque ha olvidado dónde estaban sentados); le telefonea y le pregunta si puede sacar a pasear su perro, 

sin invitarla a acompañarlos; o infla una bolsa de papel y la revienta junto a su oído, y después ríe 

histéricamente, cuando ella se estaba preguntando si había notado su nuevo perfume. Él lo ha notado. ¡Claro 

que sí, claro que sí! Por eso infló la bolsa de papel y la reventó. Para ocupar sus manos, cuando éstas ansiaban 

estirarse y acariciarle suavemente la mejilla. Sólo los mariquitas se comportan así. Y él no es un mariquita. 

¿Qué pensarían sus compañeros, sus camaradas, todos sus amigos? Esas tonterías son propias de 

sentimentales románticos, no de hombres como él. Esperad. Ya cambiará. 

 

La dama Piscis que se duerme llorando porque el hombre Acuario del que se enamoró la trata con 

(calculada) indiferencia, como si ella lo enfriara totalmente (cuando en realidad lo enardece tanto que ha 

olvidado en qué año vive), debería aprender de memoria estos pocos versos de un poema que escribí una vez 

respecto de este tipo de situación. 

 

Ahora debo irme... 

 

no me retengas con tus ojos 

 

ni proyectes así tu corazón al otro extremo del cuarto porque si lo haces se 

 

destrozará el mío 

 

¿que si te amo? Claro que te amo 

 

por eso debo irme... antes de que sepas cuánto* 

 

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Estos dos harán el amor bastante bien en un plano mental. En verdad, en su luna de miel. Sí, incluso en su 

luna de miel. Una vez que la chica de Neptuno toma conciencia de las simulaciones románticas de este 

hombre, y deja de llorar y empieza a seducirlo, él está perdido. Durante la luna de miel, es posible que pasen 

muchísimas horas tratando de encontrar la solución de problemas absurdos, como, por ejemplo: Si sus sendos 

relojes con la figura del ratón Mickey desgranan el tiempo en direcciones opuestas, a un ritmo determinado, 

¿cuánto tardarán en marcar la misma hora? Él recurrirá al álgebra, ella recurrirá a la meditación. En su 

confuso estilo de Neptuno, ella comentará que es imposible que eso ocurra, porque su abuela le enseñó que la 

suma de dos males nunca es un bien. El no la escuchará. Estará atareado con sus cálculos. Entonces, en su 

«confuso estilo de Neptuno», ella le preguntará si la respuesta debería ser: Cuando los dos relojes marquen la 

misma hora... ¿o la hora correcta? Por supuesto, este tipo de pregunta neutralizará todos los cálculos 

escrupulosos del Aguador, que arrojará su sacapuntas al suelo en un arranque uraniano de frustración. Ella 

permanecerá tan tranquila como pueda, y en su «confuso estilo de Neptuno», le sonreirá con expresión 

soñadora, y después murmurará que, cuando se trata de hacer el amor, «cualquier momento es el correcto». A 

él se le pondrán rojas las orejas, sonreirá, se quitará su reloj con la figura del ratón Mickey... las luces de su 

habitación se apagarán... y... 

 

Generalmente no me apresuro a describir en un tramo tan avanzado de la sección la relación física entre las 

parejas de las diversas configuraciones de signos solares, pero cuando se trata de un hombre que es todo 

hombre, y de una mujer que es toda mujer, estas cosas empiezan pronto. Realmente no es necesario 

ruborizarse (ambos se ruborizan fácilmente) con los pormenores del goce que encontrarán en su 

compatibilidad sexual. Todo será como la Naturaleza dispuso que sea, y esto implica una fusión fluida y 

armoniosa de dos individuos distintos en la unidad explosiva del acoplamiento. Sólo si existiera un aspecto de 

tensión entre sus luminarias (Sol y Luna) o si hubiera otras posiciones planetarias negativas entre sus 

natividades, este hombre y esta mujer tropezarán con alguna dificultad para alcanzar la auténtica dicha 

mediante la compenetración de su unión física. Creo que será mejor que lo dejemos así, porque tanto a Piscis 

como a Acuario les disgustan las menores intromisiones del Hermano Grande... o de la Hermana Grande, en 

su vida privada. 

 

Por supuesto, no es justo que procedan así, porque ella es experta en obtener abundante información 

telepática acerca de todas las personas que conoce, y él es capaz de investigar cada «hola» de sus amigos (e 

incluso de los desconocidos) e inferir toda su vida personal de esta sola pista. 

 

De cuando en cuando la mujer Piscis, que no es perfecta, hará involuntariamente algo que desencadenará la 

ira imprevisible de su Aguador. A todos los Acuario les resulta difícil no complicar las cosas. En lugar de 

hacer caso omiso, como debiera, de cualquier reyerta que aflore entre ellos, dada la naturaleza hipersensible 

de ella, el Aguador se siente tentado de remover cielo y tierra hasta demostrar que él tiene razón y ella está 

equivocada. Digamos, por ejemplo, que viven en el campo y tienen un huerto de grandes dimensiones. Un 

día, él plantará unas semillas de flores cerca de las coles y los tomates, poniendo en práctica alguna 

complicada técnica de cultivo que no se ha molestado en comunicarle a ella. Otro día, ella estará regando las 

coles, verá los brotes, y los arrancará, creyendo que se trata de hierbajos. Él abrirá las compuertas a una de sus 

tormentas eléctricas de Urano. y ella se replegará en un agraviado silencio, con los ojos empañados y las 

manos trémulas. Si ella comete el error de insistir en que se trata de hierbajos, para defenderse, él cogerá 

seguramente uno de los brotes que ella arrancó y lo plantará en una salivadera de bronce. Lo cuidará 

secretamente, le hablará, le cantará el «Flower Drum Song», lo rociará con abono para plantas... y cuando 

florezca un hermoso pensamiento de aterciopelados pétalos amarillos y purpúreos lo depositará frente al tazón 

de cereales de ella, sobre la mesa de la cocina, en un soleado mediodía, y dirá triunfalmente: «He aquí uno de 

los hierbajos que omitiste destruir durante tu purga». Ella correrá escaleras arriba, dará un portazo, y llorará, 

porque él se tomó tanto trabajo para demostrarle su error... y probablemente él no entenderá por qué está tan 

alterada. Así es como la influencia desquiciante de Urano perturba a veces la delicadeza de la vibración de 

Neptuno. Después de algunos años de convivencia, él aprenderá a posarse con más suavidad sobre el tierno 

corazón de ella, y ella aprenderá que él no la ama menos sólo porque se obstina tanto en probar que tiene 

razón en las grandes cosas y en las pequeñas. Pero hasta que ambos aprendan, sufrirán bastante. 

 

Como sucede en todas las configuraciones de signos solares 2-12, ella es más tolerante con él de lo 

que lo serían los demás, porque Acuario representa para Piscis la duodécima Casa del Karma, donde ella 

residió hace menos tiempo del que le gustaría recordar, incluso inconscientemente. Ella no desea volver a 

semejante concentración en la investigación y la curiosidad, porque en su existencia actual ha progresado 

hasta el punto de aceptar muchas cosas sólo por fe, pero recuerda las trampas que acechan a la experiencia de 

 

107 

 

 

Urano, y se compadece, pues su personalidad superior está familiarizada con ellas. Ella representa la próxima 

lección que él debe aprender en la escala de la evolución humana, y el Aguador no está seguro de querer 

inscribirse en el curso. Pero él espía de vez en cuando el libro de texto, a través de los ojos de ella... y aprende 

mucho gracias a su ejemplo. 

 

A menos que Venus tuviera un aspecto negativo a la hora de su nacimiento, la mujer Piscis se ahorra 

la tortura de los celos que acosan a algunas de sus otras hermanas astrológicas. Pocas veces sospechará que él 

le es infiel, y esto sólo basta para allanar muchas de las escabrosidades de su relación. De todas maneras no 

hay mucho que recelar de este hombre (a menos, por supuesto, que en su horóscopo, Venus o Marte tenga un 

aspecto negativo, cosa que sucede de tiempo en tiempo), porque el Aguador típico encuentra suficiente 

énfasis en la relación hombre-mujer con una sola compañera, sin correr en busca de complicaciones. El 

romance y la pasión física son estupendos: él no tiene nada contra el uno o la otra, y en verdad los ha 

investigado y ha verificado que son sorprendentemente satisfactorios en todo sentido... pero no existe mucho 

peligro de que se concentre en ellos con exclusión de todos los otros placeres de los que puede disfrutar con 

ella, y prácticamente no existe ningún peligro de que flirtee con la vecina, aunque ésta venga a su casa en 

biquini para pedirle las tijeras de podar. Posiblemente disfrutará del espectáculo, y hostigará un poco a su 

mujer Piscis después de que se vaya la vecina, pero a continuación volverá a su actividad más reciente, que 

puede consistir en promover su candidatura a gobernador del estado, en leer a Sherlock Holmes, en 

confeccionar los planos de su nueva casa dotada de calefacción solar, o en alimentar a su cotorra. 

 

Ella sonreirá, y también se ajetreará, ayudándolo cuando la necesita, pero dejándolo por lo demás a 

solas con sus pasatiempos intelectuales. Es casi maravilloso estar enamorada de un genio, y ser amada por él. 

La vida puede ser un poco demencial, pero nunca monótona. Ella nunca sabe qué esperar a continuación. Por 

ejemplo, ahora mismo, él le ha dicho que mire en el cajón inferior de la cómoda. Ella mira, extrañada, y 

encuentra una gorra con borla, de angora blanca, y una bufanda que hace juego, «¡Sorpresa!», exclama él, y le 

hace un guiño. «Es hermosa —responde ella—, ¿pero cuál es el motivo del regalo?». 

 

ACUARIO: No hay ningún motivo. No es un día especial ni nada. Sucede que ayer recordé aquel día en que 

 

pisoteé tu suéter de angora blanco con mis botas enlodadas, hace siete u ocho años, cosa que tú ni siquiera 

 

mencionaste. 

PISCIS: Pero ha pasado mucho tiempo desde entonces. Eres un encanto, al pensar en eso después de tanto 

 

tiempo, en un día corriente, sin ninguna razón especial. ¡Gracias! Es realmente hermoso. Una magnífica 

 

sorpresa para la mañana de un miércoles. 

 

En realidad, hoy es su aniversario de bodas, y él no lo recuerda ni remotamente (en el plano consciente). Pero 

ella no le dirá una palabra. Se limitará a sonreír, a arrojarle un beso tierno... y a regar los pensamientos 

purpúreos que florecen sobre el antepecho de la ventana. 

 

108 

 

 

PISCIS -PISCIS 

 

 

Agua - Mutable - Negativo 

Regido por Neptuno 

Símbolo: el Pez 

Fuerzas nocturnas - Femenino 

 

 

La relación PISCIS-PISCIS 

 

Se reunieron alrededor de él. Todos los ojos eludieron lo que estaba subiendo a bordo. No 

habían pensado en combatirlo. Era el Destino. 

 

Cuando cuatro Peces están implicados en cualquier tipo de asociación conjunta (cada persona Piscis 

representa, veréis, a dos Peces, que nadan en direcciones opuestas), pueden optar entre varias formas de 

comportamiento. Ambos pueden perderse en la evasión eufórica de las drogas o el alcohol... pueden hacerse 

exquisitamente creativos en muchos tipos de actividad recíproca, que van desde las artes hasta la 

arquitectura... pueden explorar lugares como Oz y el País de las Maravillas... pueden asociarse para educar, 

paciente y sensiblemente, a cardúmenes de pequeños alevines... o sencillamente pueden nadar y 

confraternizar, eludiendo las algas, trabando amistad con los tiburones, conversando con los delfines, 

saludando alegremente a las gaviotas que los sobrevuelan, retozando entre las olas, y jugando al escondite 

entre ellos. Las alternativas son más o menos las mismas que cuando los otros dos signos de Agua están 

implicados en este tipo de influencia de la configuración de signos solares 1-1, aunque normalmente ésta no 

es tan intensa como la doble vibración de Escorpión... ni tan materialista ni posesiva como la doble vibración 

de Cáncer. 

El signo solar Piscis lleva implícitas ciertas dosis de suavidad y placidez que pueden mitigar, en diversa 

medida, la vitalidad de su motivación y de su acción consiguiente. En general, los Piscis son 

extraordinariamente sensibles o «telepáticos», aunque a menudo esta cualidad se manifiesta en forma pasiva: 

el (o la) Pez depende de los sueños, la intuición y las impresiones instantáneas en su vida cotidiana, personal. 

A veces les faltan el empuje y la energía que crea a los místicos que son también grandes líderes. Piscis 

prefiere irradiar su luz silenciosamente, entre bastidores. 

 

Albert Einstein y Rudolph Steiner, ambos Piscis, tenían presentes en sus natividades otras poderosas 

configuraciones planetarias que diluyeron considerablemente la naturaleza soñadora, remolona, de su signo 

solar, y los convirtieron en visionarios prácticos. 

 

Dos Piscis siempre deben tener conciencia de los diversos aspectos del polo negativo del legado telepático 

que les dejó Neptuno: desvaríos, falsas ilusiones, quimeras ociosas y el autoengaño, así como la sutil 

tentación de descarriar de alguna manera a los demás. El destino individual y la suerte de su asociación 1-1 

dependerá mucho de los signos lunares de los dos Peces. Si el intercambio Sol-Luna entre sus natividades es 

favorable, les resultará fácil convivir armónicamente. Si no lo es, deberán estar muy alertas, para no ahogar 

recíprocamente su espíritu de iniciativa y su ambición. 

 

Hay muchas probabilidades de que de cuando en cuando pasen por trances de reyertas mezquinas, enfado 

e irritabilidad, pero en general no tendrán el tipo de dificultades que experimentan con otros signos solares, 

como Géminis y Sagitario, por ejemplo, para comprender sus respectivas naturalezas básicas. Los regidos por 

Neptuno no sólo comprenden fácilmente sus respectivos secretos y sus personalidades esquivas, sino que también 

manifiestan una compasión instintiva por sus respectivas penas y aflicciones. Es raro que dos Peces que 

se encuentran no capten casi inmediatamente esta empatía, cualesquiera sean las otras posiciones planetarias 

 

109 

 

 

de sus cartas natales. Todas las asociaciones 1-1 experimentan la misma familiaridad mutua, pero ninguna de 

ellas la capta tan rápida y profundamente como Piscis y Piscis (con la posible excepción de una pareja de 

Escorpiones). 

 

Estos dos gravitan el uno hacia el otro de manera natural y fácil. Se conocerán a menudo en la playa, o en 

torno de una bebida, ya se trate de un vaso de Perrier o de algo más fuerte. Por supuesto, también pueden 

encontrarse en una sala de conciertos, en el parque. en un hospital, en la oficina de un periódico, en el teatro, 

en un convento, en un monasterio, o en un laboratorio científico... consagrados a cualquier tipo de ocupación 

 

o carrera que le permita suministrar a Piscis alguna forma de «servicio» creativo a los demás (aunque sólo se 

trate de entretenerlos) con la mínima autoridad necesaria... y la máxima libertad posible. 

Por lo general, los Piscis son exteriormente afables, suaves en el hablar y complacientes. No son perfectos, 

y tienen sus malos momentos, pero habitualmente los Peces no son propensos a convertir un agravio menor en 

un casus belli. Soportan sus problemas con bastante jovialidad y despreocupación, y cuando la carga se hace 

demasiado pesada, los Peces tienden a dejar caer el problema y a alejarse sencillamente de él, en lugar de 

encarnizarse inútilmente, luchando contra el destino... o contra lo que interpretan como inevitable. 

 

Para comprobar la característica de acomodación, que está tan implantada en la naturaleza de Neptuno, 

verificad el índice de este libro. Notaréis que todos los otros signos solares figuran enumerados en columnas 

cada vez más breves. Como Piscis es el último signo abordado en el análisis de compatibilidad de todas las 

asociaciones anteriores, cuando llegué a las compatibilidades de Piscis (mientras daba el toque final a los 

títulos), quedó en claro que sólo podría contener un capítulo, el de «Piscis-Piscis», pues todas las otras 

relaciones de Piscis ya habían sido analizadas al final de cada una de las secciones de los otros once signos 

solares precedentes. Como no quería ofender a mis lectores regidos por Neptuno, ensayé varios cambios de 

formato, para rectificar este mal trato al pobre Pez. Pero cada modificación que intentaba introducir creaba 

confusión respecto de la totalidad de los doce signos solares. Por fin resolví dejar las cosas en su natural orden 

astrológico, y comprendí que los Piscis no se inmutarían. El manso Piscis medio espera ser el último, tener 

menos, recibir el trozo más pequeño de pastel, y ser el único de la multitud cuya cabeza es la más favorecida 

por una bandada de palomas que vuelan a baja altura. Creedme, posiblemente los Piscis se pondrían nerviosos 

si vieran que les dedican una sección íntegra de doce capítulos. 

 

Los Peces se sentirán más seguros cuando descubran que están escondidos, como de costumbre, entre los 

otros doce signos solares, en razón de lo cual a los restantes lectores les resulta difícil encontrar sus 

asociaciones individuales de compatibilidad con otros signos. Les gusta que sea así. Todos sus amigos tendrán 

problemas para localizarlos y averiguar cómo se llevan con la gente, ¿no es cierto, Piscis? Pero sabréis dónde 

buscaros a vosotros mismos, aunque todos los demás puedan pasaros por alto. (Como siempre, ¿verdad?) No 

os ofusca ser «los últimos, con lo mínimo» en lugar de «los primeros, con lo máximo»... porque recordáis la 

advertencia bíblica de que «primeros serán postreros, y postreros, primeros». (Para ser justos con las 

feministas, será mejor decir «primeros y primeras serán postreros y postreras, y postreros y postreras, 

primeros y primeras».) ¿Y cuál era la otra apología de Piscis incluida en el Nuevo Testamento? 

«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.» Pobres almas de Neptuno. Si 

algún día heredaran la tierra, probablemente los impuestos a la herencia la reducirían hasta dejarles sólo el 

gusto del Bronx... y quizás una pequeña tajada de Siberia. 

 

Tenemos el caso de un famoso cantante de rock Piscis, de Indiana (no lo abochornaré dando su nombre, pues 

ya tiene suficientes problemas), que durante su primera presentación en televisión, después del panegírico del 

anunciador y los hurras del público, empezó a tocar y a cantar su melodía más popular... y al cabo de los dos 

primeros acordes dejó caer la púa en el hueco de la guitarra. Afortunadamente el espectáculo se grababa envideo tape. Éstas son las cosas que les suceden a menudo a los Peces. 

 

Los hombres, mujeres y niños Piscis son descuidados a menudo por sus amigos, vecinos, parientes y socios... 

y a veces incluso por sus amantes y consortes. Pero realmente no tenéis por qué compadecerlos. En verdad, 

prefieren disfrutar de lo que sucede alrededor de ellos, mientras pasan inadvertidos. Piscis es deliberadamente 

modesto. Estos dos no acostumbran a enarbolar grandes pancartas con la leyenda ¡AQUÍ ESTOY! escrita en 

llamativas letras rojas y amarillas (odian usar tarjetas de identificación en las convenciones), y por tanto es 

fácil que una pareja de Piscis pase casi totalmente inadvertida en una habitación atestada de gente... excepto, 

claro está, cuando uno de ellos se embriaga con un exceso de tequila y derriba el acuario o los helechos 

plantados en tiestos. Entonces el infortunado Pez se ruboriza, y sufre un acceso de vergüenza aguda, no por su 

borrachera o su torpeza, sino porque ha atraído demasiada atención indeseada. Hay bastantes Piscis que están 

 

110 

 

 

en primer plano, por la profesión que han elegido, pero nunca disfrutan realmente de ello, y nunca conocí a un 

Pez que se quejara porque no estaba en primer plano. Siempre debéis pensar en el símbolo del signo, que en el 

caso de Piscis es el pez de la Naturaleza. ¿Os parece posible que la trucha, el salmón o cualquier otro tipo de 

pez salte fuera del agua, sólo para llamar la atención? 

 

No es extraño que se escondan, cuando hay untos pescadores dispuestos' a clavarles un doloroso 

anzuelo en la boca, para luego dejarlos morir lentamente en un cesto, boqueando, mientras os dicen que eso 

no importa, porque el pez es «un animal de sangre fría». Cualquiera que haya visto cómo un pescado se 

retuerce al agonizar, se preguntará qué clase de mentalidad tienen quienes argumentan que esta criatura no 

experimenta sufrimientos ni terror. El animal de sangre fría es el pescador, aunque tal vez no sea 

deliberadamente cruel. En la naturaleza no todos los sistemas nerviosos son idénticos, pero la voluntad de 

vivir sí es común a todos, merced a un tipo de conciencia que los seres humanos desconocen... aunque quizás 

es muy afín por su grado de percepción, ¿quién sabe? Ciertamente no los científicos, cazadores o pescadores 

insensibles. 

 

Como Piscis, junto con Escorpión y Sagitario, está inseparablemente ligado, desde el punto de vista 

astrológico, a la «religión» (o, para decirlo con más precisión, a la verdad espiritual), este capítulo dedicado a 

Piscis es el lugar ideal para recordarle al lector que Jesús no era, como algunos creen erróneamente, un 

pescador. Jesús era carpintero, como su padre. En la realidad, no en la ficción, alejó a la mayoría de sus 

discípulos de la pesca, y les prometió convertirlos, en cambio, en «pescadores de hombres» (y también de 

mujeres, por supuesto, pero la Biblia está impregnada de machismo). El Nazareno no era ni remotamente 

machista, pero carecía de control sobre quienes escribían acerca de él (especialmente sobre aquellos que 

alteraron las diversas crónicas de su apostolado en los siglos posteriores). Tal como lo confirman los asertos 

de los profetas —y los Rollos del Mar Muerto descubiertos y traducidos en época más reciente— Jesús no 

sólo estaba muy versado en astrología, sino que dijo: «No busquéis la ley en vuestras escrituras, porque la ley 

es vida, en tanto que la escritura está muerta. En verdad os digo, Moisés no recibió sus leyes de Dios por 

escrito, sino a través de la palabra viva». 

 

Algunos manuscritos poco conocidos del Nuevo Testamento que descansan en la biblioteca del Vaticano, en 

Roma, también contienen textos que se remontan a los primeros siglos del cristianismo, con escritos que se 

refieren a palabras por lo demás inaccesibles de Jesús, como éstas: «Porque en verdad os digo, todo lo que 

vive sobre la tierra procede de una madre. Por tanto, quien mata, mata a su hermano. Y a ése le volverá la 

espalda la Madre Terrenal, y lo apartará de sus pechos vivificantes... no matéis, ni comáis la carne de vuestra 

presa inocente... pues éste es el camino del sufrimiento, que conduce a la muerte. Pero respetad la voluntad de 

Dios, para que Sus ángeles os sirvan en el camino de la vida. Obedeced, pues, las palabras de Dios: ¡Mirad! 

Os he dado toda hierba portadora de semilla en la cual está el fruto de un árbol, productor de semilla; a 

vosotros os servirá en lugar de carne». 

 

Llama la atención el cúmulo de verdades y sabiduría que está encerrado en la biblioteca del Vaticano, y que 

sin embargo no se esparce entre las multitudes cuyo espíritu está hambriento y sediento. Pero debemos 

agradecer que, por lo menos, se permita que los estudiosos inquietos tengan acceso a la verdad. Por esto la 

Iglesia Católica se merece una refulgente estrella de oro. Parece paradójico que enseñe falacias (entretejidas 

con verdades) al mismo tiempo que permite investigar la verdad silenciada. Pero en lugar de cuestionarla 

agradezcámosle estas bienaventuranzas, para que no nos las niegue. 

 

La presunción de que Jesús —el mismo que inauguró la era de Piscis, la era del Pez—compartió 

banquetes de carne, incluida carne de pez, no es menos que una blasfemia cuando se la coteja con sus 

auténticas enseñanzas de amor y vida. Las historias falsas divulgadas a lo largo de los siglos por los 

«correctores» del Evangelio han profanado durante demasiado tiempo el mensaje del sencillo carpintero. 

Ciertamente la ética del Galileo no era menos virtuosa y compasiva que la de sus compañeros esenios, 

precisamente los mismos que «lo prepararon para su misión» (y cuyos propios documentos escritos no han 

sido tan manipulados y profanados), esenios estos que respetaban y practicaban patentemente la astrología... y 

que se oponían implacablemente al sacrificio y la ingestión de corderos, así como de peces y de toda carne. 

 

En el Edén no se derramaba sangre. El hombre sólo se convirtió en carnívoro más tarde... «y el temor 

y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra... y en todos los peces del mar». Y el temor de 

vosotras. De las mujeres carnívoras. Esta verdad tonante aún repercute en las voces débiles y afligidas de las 

ballenas, los delfines, las crías de foca, los zorros y los venados... si uno las escucha con el corazón guiado 

por Neptuno. El carpintero vino (y volverá, inesperadamente pronto) a enseñarnos la manera de reconquistar 

 

111 

 

 

nuestra humanidad perdida, la manera de volver a aquella Edad de Oro en que... «no afligirán, ni harán mal 

en todo mi santo monte»... y esta vez, nuevamente, mansamente... y quizá como antes, casi desapercibido, 

intentará despertar otra vez, en la nueva Edad de Oro de Acuario, la conciencia de que «hágase tu voluntad, 

como en el Cielo, así también en la Tierra». 

 

Una norma bastante sencilla de veracidad y bondad para aquellos Piscis que deseen atenerse a las auténticas 

enseñanzas del carpintero —y no a las deformaciones de su mensaje— en razón de lo cual esta vez él los 

reconocerá, agradecido, es la siguiente: evitad comer la carne de vuestros hermanos y hermanas animales, que 

engendran sus propias crías... o de cualquier criatura que tenga ojos para miraros. Tal como lo señaló Upton 

Ewing, el apóstol de la Nueva Era, de ojos claros y mente clara, el retorno a la condición en que se 

desarrollaba la Vida antes de que la primera sangre fuera derramada en el Edén, cuando los hombres y las 

mujeres y todas las criaturas vivientes se alimentaban pacíficamente con los frutos del suelo... proclamaría en 

verdad un año aceptable para el Señor. 

 

No sé si la precedente disertación fiel-a-la-esencia-del-signo-solar-Piscis ha plantado o no de alguna manera 

las semillas para en que un día cercano se mitigue el triste Karma del pez símbolo de Piscis y de todas las 

criaturas que viven en nuestros mares... aunque espero que haya proyectado un pequeño rayo de luz. Pero sé 

que indudablemente está destinada a fastidiar a muchos pescadores, algunos de los cuales son parientes muy 

próximos, en tanto que otros son queridos amigos míos, y seres humanos realmente maravillosos. Lo lamento 

sinceramente. Pero éste no es un libro que se proponga andar con tacto por miedo a ofender. En vista de la 

creciente matanza generalizada de nuestros amigos animales de los bosques, los mares y el aire, incluso 

mediante la tortura y los horrores de la vivisección, ya- no queda tiempo para ser amables. Es hora de 

enfrentar el hecho de que la compasión se está degenerando, en todos los niveles. 

 

Si el hombre y la mujer no escuchan pronto la música de sus propias almas, y si no vuelven los ojos hacia 

la recordada Luz del Edén, habrá en la Tierra una época en que toda la música se estancará en pozos de 

silencio absoluto, y en que no se verá nada más que la oscuridad total. Las sombras se estiran, y esa época se 

aproxima tanto que el tiempo disponible hay que medirlo ya no en siglos, sino en años. Esta es la hora en que 

debemos ser honestos con nosotros mismos y enfrentar la verdad, en lugar de evadirnos... en que debemos 

elevarnos, en lugar de seguir hundiéndonos en las sombras, espesadas por la crueldad. Los asesinos son 

asesinos, lo comprendan o no en su estado actual de conciencia... y el hecho de que se autodenominen 

«deportistas» no cambia la Ley Universal. 

 

A veces se puede susurrar la verdad afablemente, y otras veces es necesario proclamarla en un tono 

más estentóreo. Pero nunca se la puede ocultar. Es antinatural que se oculte la verdad eternamente, sobre todo 

cuando un «Carnero destinado al sacrificio» escribe sobre los «Peces perseguidos». (Para obtener una 

información más detallada acerca de los diversos temas, que podrían definirse como «polémicos», contenidos 

en las páginas de las setenta y ocho combinaciones de estos Signos del Zodíaco y el amor, véase la lista de 

libros recomendados que sigue a este capítulo, bajo el encabezamiento de «Para la marcha del peregrino».) 

 

Gracias a la herencia mística de los peces de la Naturaleza, que simbolizan la naturaleza interior de los Piscis 

(así como la naturaleza interior de los doce signos solares se puede encontrar dentro de sus respectivos 

símbolos), los regidos por Neptuno no se sienten impulsados a buscar agresivamente su propia gloria. Si, por 

así decir, la gloria resuelve posarse espontáneamente sobre ellos, se resignarán a lucir su manto, 

incómodamente, en el mejor de los casos. El Piscis típico nunca correrá entusiasmado en pos de la fama. 

Simplemente la soportará, como si fuera otra de las muchas cargas de la vida. Por ejemplo, tampoco la actriz 

Piscis Elizabeth Taylor la buscó voluntariamente (entonces o ahora), como ella es la primera en proclamar, 

confesar y admitir francamente. 

 

Esta humildad es un delicado rasgo espiritual, pero como en todas las vibraciones de la configuración 1-1 

las cualidades del signo solar se intensifican y a veces se desequilibran, los miembros de la doble asociación 

Piscis deben cuidar que esta virtud normalmente admirable, exagerada cuando coexisten al unísono bajo la 

influencia de Neptuno, no los induzca a perder toda iniciativa para participar activamente en el curso de la 

vida. Este mundo degradado, colmado, necesita urgentemente sus aportes creativos y de otro tipo. 

 

Cualesquiera que sean las otras posiciones planetarias de sus cartas natales, dos Piscis colocados en estrecho 

contacto nunca dejarán de captar la asombrosa profundidad del canal de percepción extrasensorial que los 

une. Para ilustrar este místico vínculo neptuniano de percepción extrasensorial entre los Piscis, compartiré con 

vosotros su manifestación entre Ruth Cook, mi vecina Piscis y amiga íntima de Cripple Creek, Colorado, y su 

 

112 

 

 

hijo Mike, que también es un signo solar Piscis. 

 

Cuando Mike era adolescente, y a veces llegaba tarde a casa por la noche (como todos los jóvenes, ya 

vivan en un pueblecito de las alturas de las Montañas Rocosas, o en una gran ciudad), porque estaba atrapado 

por la emoción de los diversos entretenimientos de su grupo local de camaradas, ya se tratara de jugar al 

baloncesto, de jugar al billar, de practicar montañismo, o de lo que fuera... Ruth se preocupaba. No mucho, 

porque era una chica Pez típicamente sosegada, pero se preocupaba. Como en aquella época ella y su marido, 

Lowell, no tenían teléfono, no podía comunicarse con Mike. No por medios electrónicos, quiero decir. Pero 

estos problemas de comunicación se resuelven fácilmente, entre dos Peces. 

 

La Piscis Ruth se limitaba a sentarse en una silla en la sala, cerraba los ojos, y meditaba silenciosamente, 

imaginando el rostro de su hijo y enviándole el mensaje telepático: «Mike, es demasiado tarde para que estés 

fuera en época de estudios, y estoy preocupada por ti. Vuelve a casa inmediatamente». 

 

Esto ocurrió repetidamente, una y otra vez. Cualquiera que fuese el lugar donde se hallaba, cualquiera que 

fuese la actividad que estuviera desarrollando, su hijo Piscis siempre callaba bruscamente, en medio de una 

conversación con sus amigos, y sus ojos se velaban con una expresión ausente (lo cual resultaba un poco más 

que extraño en algunas de las noches en que recibía el mensaje telepático materno cuando se hallaba frotando 

con tiza el taco de billar en el Cottage Inn, mientras la orquesta tocaba estridentemente una popular melodía 

de Norbie Larson). Finalmente murmuraba, como si estuviera en trance: «Escuchad... esto, creo que mamá me 

necesita para algo. Os veré luego». Entonces salía, corría a casa, abría la puerta. y él y su madre 

intercambiaban una ancha y sagaz sonrisa de Neptuno, mientras ella comentaba en voz baja: «Bueno, era hora 

de que volvieses». 

 

Esta magia de Piscis operaba entre ellos en cinco minutos, o menos. Ahora que Mike está casado y vive en 

Denver, Ruth tarda un poco más en telegrafiarle para pedirle que le telefonee. Digamos unos diez minutos. 

Así la mujer Pez ahorra mucho dinero en la factura de teléfono. Y el sistema es más rápido que el 

suministrado por la Western Union, y ciertamente mucho más veloz que la actual distribución a paso de 

tortuga del Correo de los Estados Unidos. 

 

Hay que señalar que no todo es dulzura y serenidad entre dos personas regidas por Neptuno. Si una tiene un 

signo lunar adverso, como Géminis o Sagitario, puede abrirse un abismo difícil de salvar. Esta 

incompatibilidad luminaria entre sus respectivos soles y lunas puede envolverlos en sus remolinos, v hacer 

que se enfríen ocasionalmente en una atmósfera de acusaciones silenciosas (las peores), hosca indiferencia o 

respuestas engañosas. Pero cuando la Luna de uno de ellos se deposita en un signo del elemento Agua o del 

elemento Tierra, la armonía de su relación será generalmente notable y extraordinaria... lo mismo que su 

telepatía mutua. 

 

Ambos Peces comprenden las cruces que los regidos por Neptuno están condenados a cargar, como por 

ejemplo la actitud injusta de las personas con otras motivaciones, que están exageradamente ansiosas por 

acusar al Pez de ser taimado. o de mentir. Esto es producto del contraste a veces extremo entre las intenciones 

idealistas y altruistas de Piscis... y los medios tortuosos y embrollados que emplea ocasionalmente para 

alcanzar la meta anhelada. No todos los Piscis, pero sí muchos, son culpables de tener un hábito frustrante en 

virtud del cual eluden la verdad total, en mayor o menor medida, pero la razón subyacente es la misma que se 

oculta detrás de todas las actitudes y de todos los actos de Piscis: el deseo de evitar los enfrentamientos 

lacerantes, que no sirven para nada y que sólo hieren innecesariamente. 

 

Los Peces evitan las escenas emocionales tempestuosas y las vendettas personales desagradables. 

Prefieren mentir por omisión con tal de no lastimar... o ser lastimados. Sin embargo, normalmente es probable 

que un Pez sea más veraz con otro Pez que con cualquiera de los restantes signos solares, quizá porque ambos 

comprenden que sería inútil que intentaran engañarse el uno al otro. Por consiguiente, dos Peces dirán a 

menudo la verdad cabal, por muy desagradable que ésta sea, cuando la discusión se desarrolla entre ellos dos 

solos. Veréis, ambos pueden confiar en que ninguno de los dos provocará una escena vociferante, lacerante, 

chocante. 

 

No obstante sus virtudes de humildad, paciencia y generosidad, dos Piscis no son exageradamente 

demostrativos a la hora de manifestarse recíprocamente su respeto, su consideración o su afecto. Es posible 

que la comprensión y la compenetración fluyan libremente entre ellos, pero no siempre se expresan por 

medios visibles, tangibles, de modo que ambos deberán controlar esta característica de ser «fríos como 

pescados», que cada uno proyecta y reconoce fácilmente en el otro... pero rara vez en sí mismo. 

 

La naturaleza de Piscis contiene un rasgo hermoso que dos Peces pueden ampliar cuando están juntos, en 

beneficio de ellos mismos y de todos nosotros, que tanto necesitamos de su apacible sosiego y de su oído 

 

113 

 

 

comprensivo y atento. Tienen el raro don de aceptar a las personas y las situaciones negativas o engorrosas — 

incluidos sus propios problemas mutuos— con una especie de mansa resignación. Ambos comprenden que 

sus debilidades humanas (y las de los demás) siempre están entrelazadas, de alguna manera, con la buena 

intención... y Neptuno les susurra suavemente que el mal se robustece cuando le opones resistencia. La 

aptitud de Piscis para encogerse complacientemente de hombros cuando las cosas salen mal, para no hacer 

una montaña de un grano de arena, para no provocar una tormenta en un vaso de agua, o para no cortar el tallo 

de la planta de alubias sin ningún motivo... de manera tal que el sastrecillo se estrelle contra el suelo... es algo 

estupendo. ¿Así que en lo alto de la planta de alubias a la que se refiere el cuento infantil hay un gigante? ¿Y 

qué? Un gigante no tiene ningún poder sobre «cuatro» Peces que pueden, los dos juntos, hechizarlo y 

convertirlo en una dócil criatura que los invitará a su castillo para que lo oigan interpretar y cantar alegres 

melodías de titanes. 

 

Ésta es la fórmula mágica de Piscis. Amor y misericordia. Siempre da buenos resultados... y mucho más 

cuando los Peces se la derraman el uno sobre el otro, junto con unas pocas rociaduras del maravilloso humor 

de Neptuno que permite que los Peces típicos se rían de sí mismos, sin que el lastre del falso orgullo reprima 

sus risas. Éste es un talento que pocos poseen, y que forma parte del gran tesoro áureo de quienes tal vez 

parecen ser «los últimos con lo menos»... aunque nacieron con una plétora de sabiduría y generosamente 

dotados con la fabulosa fortuna del instinto que les permite hallar riquezas sin buscarlas. ¡El mismísimo rey 

Midas habría envidiado esta suerte! 

 

Mujer PISCIS Hombre PISCIS 

 

—Oh, no, no es adulto —le aseguró Wendy confiadamente—, y tiene justo mi talla. 

 

Lo que quería decir era que tenía su talla intelectual y física. No sabía cómo lo sabía. 

 

Sencillamente lo sabía. 

 

En la atmósfera a veces serena y plácida, a veces agitada y tumultuosa del Bronx de Nueva York, flota 

apaciblemente la más amada, simpática, vivaz, sabia y paciente chica Pez de este o de cualquier otro océano. 

Se llama Pauline Hoffenberg Goodman. 

 

Cualquier mujer Piscis que imite los modales cautivantes de la menuda Pauline, puede contar con que 

atraerá a su chico Pez a la red del romance sin la menor dificultad. Pauline es el paradigma de la gracia, el 

humor y el encanto femenino de Piscis... y el asesoramiento astrológico suministrado en estas páginas a las 

damas Piscis refleja su instinto personal, inequívoco, para entretejer delicadamente esas sutiles gamas de Neptuno 

que convierten a la mujer Piscis en el ideal secreto de todo Pez macho del mundo. Además, es una 

cocinera deliciosa y deleitable. ¿Qué más podría pedir un soñador hombre Piscis? ¿Poesía? Pauline también 

es poética... y bella como un geranio rosado. 

En realidad, toda chica Pez posee una dosis satisfactoria de las cualidades, rasgos y talentos de Pauline 

Hoffenberg Goodman, así que no es raro que el hombre Piscis enamorado de una dama de Neptuno sienta que 

por fin ha logrado dejar atrás todos los peligrosos anzuelos acechantes de las mujeres agresivas que pretenden 

arrastrarlo a tierra... y que ha llegado nadando a las aguas frescas y transparentes del tipo de amor que busca 

desde que lo desovaron cerca de la hermosa cascada de lágrimas que rememora inconscientemente. Recuerda 

haber pensado, cuando era un minúsculo alevín, que las lágrimas son elementos bellos, con prismas de cristal 

y tonos irisados, cuando el Sol brilla a través de ellas. Después creció, y en una refulgente, milagrosa y 

multifacética mañana descubrió, con un estremecimiento de alegría, la respuesta a su tierno enigma de alevín. 

De pronto, comprendió que el amor era el rayo de sol que podía brillar a través de las lágrimas de su pena 

silenciosa... y transmutarlas en rutilantes espectros de luz. 

 

Los recuerdos que la chica Pez tiene de la cascada son idénticos a los de él. Ella también rememora la 

ansiedad de su propia génesis, cuando un sueño indescriptiblemente bello flotaba mansamente sobre su 

corazón como una bruma... prometiendo vagamente un mañana tan libre y hechizado como el Edén olvidado 

de ayer. Durante toda su vida se ha preguntado, secreta y silenciosamente, si ese sueño fue real... o sólo un 

fragmento imaginario de dicha y serenidad. Esperó callada y pacientemente que reapareciera, que se 

 

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manifestara del seno de la memoria... y las ocasiones en que se desilusionó, precisamente cuando pensaba que 

volvería a embargarle el corazón, fueron incontables. 

 

Entonces miró al fondo de los ojos de él... y maravilla de maravillas. Vio reflejado allí su sueño, como en 

el sereno estanque de un bosque verde perfumado de pino... sonriéndole con una deliciosa demostración de 

que la reconocía. Ella se vio en los ojos de él. Así como él se vio en los de ella. 

 

Sería divino poder poner punto final aquí, con la habitual conclusión de los cuentos de hadas: «y-vivieroneternamente-

felices». Pero eso no está permitido. Antes hay que atravesar la Selva Negra y combatir con 

todos esos dragones, brujas, feos escuerzos y los increíbles Hulk que acechan y se agazapan en las lagunas, 

esperando el momento de capturar a estos amantes Piscis, para luego separarlos y dejarlos caer en el pozo 

terrible de la soledad: iSPLASH! 

 

Aborrezco pasar de lo poético a lo prosaico (como lo aborrecen todos los Peces del mundo). pero debemos 

abordar los aspectos más mundanos de la compatibilidad de Neptuno antes de poder disfrutar de la 

satisfacción de resolver el enigma del tierno alevín. 

 

Como les sucede a los otros amantes de la duplicada configuración de signos solares 1-1, dos personas regidas 

por el mismo planeta (en este caso, claro está, Neptuno) deben enfrentar el aumento y la intensificación 

seguros de los aspectos positivos y negativos de sus propias personalidades. En el caso de la pareja Piscis-

Piscis, las cualidades positivas que comparte, y que por tanto les resultará fácil multiplicar juntos, son: la 

dulzura, la sensibilidad, la imaginación, la creatividad, la compasión, la percepción, y mucha sagacidad e 

ingenio... más el sentido común necesario para no cruzarse el uno en la luz... o en la sombra, del otro. 

 

Las malezas negativas de Piscis que deberán recortar (y quizás incluso triturar) para que no sofoquen y 

estrangulen las bellas flores de su romance, son: la exagerada tendencia a soñar despiertos, la desidia, la 

pereza, la confusión, el desorden y el caos, la remolonería, los temores, las fobias y diversas formas de 

neurosis, la tentación de mentir... y el extraño hábito de convertirse el uno en el felpudo del otro, hábito éste 

en el que pueden caer. 

 

Ciertamente estos dos tienen que combatir a una cantidad apreciable de dragones, renacuajos, brujas y 

entes por el estilo mientras atraviesan temblando el bosque oscuro, ¿no os parece? No importa. Disponen de 

toda clase de sortilegios para alejar a los trasgos que amenazan su dicha. Y como todos saben (o deberían 

saber), incluso los duendes más TERRIBLES le tienen pánico a la magia. 

 

Las angustias particulares de Piscis también se duplican (incluso se cuadruplican, dado que entre los dos 

suman «cuatro» Peces) cuando estos dos se zambullen en una relación emocional. Si uno de ellos tiene un 

fuerte signo lunar o ascendente, preferentemente en el elemento Tierra, él o ella puede ser un verdadero puntal 

de estabilidad para el otro. (Un signo lunar o ascendente en el elemento Agua es excelente para la armonía, 

pero ahora hablamos de la estabilidad protectora.) Sin este apoyo de sus respectivas luminarias y ascendentes 

a la hora del nacimiento, estos dos corren peligro de alarmarse con temores quiméricos... o de deslizarse 

despreocupadamente por un amorío o un matrimonio que es demasiado frágil para ser perdurable. 

 

Hay Piscis que le temen a su propia sombra. Hay otros (llamados «Ballenas») que no temen a nadie, sea 

hombre o bestia. Por lo menos, esto es lo que alegan. Siempre es bueno recordar que no en todos los casos lo 

que Piscis dice es necesariamente lo que Piscis piensa. Algunos Peces se temen a sí mismos, en lugar de temer 

a las circunstancias o las personas ajenas. Por eso nunca toman la iniciativa y pierden oportunidades para todo 

lo que realmente desean hacer. También tenemos a los Peces tipo Delfín, juguetones, sensibles y 

absolutamente brillantes. 

 

La naturaleza peculiarmente comprensiva de la mujer Piscis y del hombre Piscis puede determinar que 

sean hipersensibles para captar impresiones, a veces engañosas. Si la carta natal de uno de ellos contiene más 

planetas en Tierra que la del otro, es posible que el Piscis más «terrenal» acuse al menos práctico de negarse a 

enfrentar los hechos, y de mirar las cosas a través de cristales muy rosados, que no le permiten reconocer los 

peligros, porque toda situación potencialmente amenazadora parece estar bañada por un velo luminoso dehermosura, que no es más que una ilusión seductora. Éste es en verdad el germen de todos los temores y 

fobias de Neptuno: el recuerdo de haber visto cómo esa aureola se trocaba demasiado a menudo en una 

lúgubre nube de bruma gris. Sin embargo, uno de los dos Piscis que integran esta relación podría aferrarse a la 

«ilusión», convencido de que es más auténtica que lo que parece ser la verdad... y con sorprendente 

frecuencia incluso probará que lo es, merced a la pura tenacidad de su fe. Esto, cuando sucede, recibe el 

nombre de milagro. No es casual que tantos santos hayan nacido bajo el signo del Pez. 

 

Es posible que él o ella sea un Pez que nada en dirección equivocada, comportándose como si la vida 

misma fuera un sueño, y éste es un exceso de ficción neptuniana para el otro. O es posible que uno de ellos 

 

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sea un Piscis tipo Ballena, que se burla de lo esotérico, que se desentiende de toda verdad espiritual, y que es 

bullicioso, locuaz, autoritario y agresivo. Cuando dichos Piscis Ballena se comportan de esta manera, 

diametralmente opuesta a las cualidades naturales de su signo solar, nos encontramos, como he dicho en otros 

pasajes de este libro, ante el síntoma de una forma de neurosis del corazón, la mente o el alma. Un Carnero 

tímido, un Toro impulsivo, un Cangrejo negligente y despreocupado, así como una Ballena impetuosa, 

marcadamente extrovertida, son todos seres interiormente desdichados, que reniegan de su propia esencia. 

 

Entre paréntesis, cuando suprimís de la palabra «esencia» la letra «c» de Cristo, os queda la palabra 

«esenia»... nombre de la secta metafísica que educó a Jesús, el hombre, en lo alto de las montañas, durante sus 

«años perdidos» (que fueron dieciocho), años en los que realizó actividades que las escrituras no mencionan. 

Estos son los juegos de palabras que se complacen en practicar los Piscis. Pero volviendo apaciblemente al 

tema, es natural que un capricorniano sea juicioso y estable, pero no que lo sea un Piscis. Cada signo debe 

hacer lo que le aflora naturalmente, en general, pira lograr la armonía en cada encarnación, mediante el 

correcto aprendizaje de las lecciones del signo bajo el cual nació. 

 

La mitad masculina o femenina de este equipo de Neptuno puede ser una Ballena dominante o un Pez 

amargado, que ha visto demasiados elementos desagradables de la vida, y que se ha refugiado en la 

promiscuidad romántica o en los comentarios cáusticos, para ocultar un corazón destrozado, producto de su fe 

pulverizada. En estos casos, el Piscis más fuerte deberá tratar al otro con mucha compasión. Se necesita 

infinita paciencia para rescatar a esta Ballena —o a este Pez— que se revuelca en las aguas tenebrosas del 

desencanto, y que nada aguas arriba, contra la verdadera corriente de la experiencia de Piscis. 

 

La mujer Piscis posee los requisitos necesarios para atraer a un Pez macho a la red del amor y retenerlo 

allí. Capta intuitivamente que a él no le gusta que hurguen en sus pensamientos íntimos. Una consorte 

autoritaria nunca podría conservar a este hombre, y la chica Pez, si es una Piscis típica, es sumisa sin ser 

masoquista. Es inteligente, incluso sabia, pero al mismo tiempo suficientemente vulnerable como para activar 

el sentimiento protector masculino que él lleva encerrado dentro, y que tanto necesita cultivar. A la inversa, 

ella necesita un compañero que sea suficientemente tierno como para tratar con consideración sus propios 

sentimientos hipersensibles, y esto es algo que nadie puede hacer mejor que un hombre Piscis. 

 

Pocas veces su unión física será exageradamente apasionada y perentoria, pero tampoco todos necesitan las 

emociones salvajes de la jungla noche tras noche. En verdad, la experiencia sexual entre dos Piscis puede ser 

profundamente íntima, en el auténtico sentido de la intimidad. Pueden refugiarse en su amor masculinofemenino 

huyendo de la sordidez tenebrosa, tétrica y terrenal del mundo material que los rodea, así como los 

peces de la Naturaleza huyen de las ensenadas y bahías estancadas hacia el océano fresco y verde, que 

centellea a la luz del sol, y que acarició la playa con olas suaves, espumosas, bajo la luz de la luna. La 

sexualidad entre estos dos puede ser precisamente así: limpia, fresca, libre... y continuamente rebosante de la 

poesía mística del romance. Los caballeros de la época medieval y sus bellas damas debieron de conocer una 

parecida expresión física de su amor. 

 

Si una mujer Piscis observa que el hombre Pez se siente un poco insatisfecho y desdichado con su trabajo, que 

está abatido en el hogar, y que parece cada vez más reservado, retraído y frío... es posible que procure 

escuchar más atentamente su canción de soledad. Si lo intenta, es la mujer más indicada para explicarle a él la 

letra, porque rara vez los Piscis son autoanalíticos, no obstante su capacidad intuitiva para captar los 

sentimientos ajenos. Él nació bajo las vibraciones de Neptuno, y por tanto sabe instintivamente que el hombre 

es un espíritu, que tiene un alma... y esto es lo que anhela reconquistar: ¡su alma! Su ensueño secreto consiste 

en escalar montañas, nadar por los ríos, trepar a los árboles, corretear por la hierba bajo la lluvia, descalzo, sin 

zapatos, y en vivir sus noches y sus días libre de la carga de los bienes materiales, libre de las restricciones 

que imponen las normas hipócritas de la sociedad. El hombre Piscis es en el fondo del alma, como Francesco 

de Bernardone, de Asís, un mendigo espiritual, que anhela interiormente poder seguir el canto luminoso de la 

alondra de los prados, cualquiera sea el lugar a donde lo lleve. Pero el mundo materialista de hoy no le 

permite confesar ni expresar sus deseos íntimos. 

 

Si el hombre Pez no encuentra la forma de marchar agresivamente en pos de su auténtica meta, es 

posible que se ahogue en la frustración, y que a veces busque tristemente, con silenciosa desesperación. la 

forma de desahogar su desencanto, evadiéndose mediante la deambulación sin rumbo... mediante el alcohol o 

las drogas. Necesita una mujer comprensiva, que no lo inmovilice con la cadena de sus temores... ni lo 

condene por la pasión de su espíritu. 

 

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En cuanto a la chica Pez, sus humores cambiantes y sus llantos esporádicos, así como sus largos períodos 

de silencio... significan casi siempre que ella también desea poder abandonar, junto con él, el acuario 

restrictivo de su existencia para nadar hacia ámbitos más vastos de portentos y emociones... para descansar un 

rato en mansos y serenos lagos de placidez... y para seguir viajando luego hacia los misterios que los 

convocan desde allende los horizontes lejanos. Aunque es paciente, la mujer Piscis se harta de leer las 

aventuras de quienes se han atrevido a desprenderse de la responsabilidad y a correr en pos de los vientos más 

huracanados que soplan allá lejos... se harta tanto que, después de un tiempo, incluso su voz, como la de la 

gaélica «Kathleen», está «triste cada vez que habla». 

 

Lo único que ella busca es un ligero contacto con su mano, alguna señal, un brillo de respuesta en los ojos 

de su amante o marido Piscis, que le diga que él sabe... ¡oh, vaya si sabe!... con cuánta melancolía, y al mismo 

tiempo con cuánta urgencia, ella desea trocar la seguridad por libertad. Entonces podrán partir juntos, sea o no 

época de vacaciones. El insistente despertador de Neptuno está sonando, y les advierte a los dos que es hora 

de marchar en pos de sus sueños... ahora o nunca. 

 

Ese es el momento en que deben salir corriendo y comprar un par de billetes rumbo a Irlanda, Escocia, 

Gales, Suiza o Tíbet. ¿El dinero? Bastará que tengan fondos suficientes para el transporte. La Providencia les 

suministrará alimentos y albergue en las más diversas formas misteriosas e inesperadas, y es tan seguro que 

los ayudará como que ayuda a las aves del cielo y a los lirios del campo. Este hombre y esta mujer 

obsesionados por Neptuno lo saben mejor que nadie, pero tienden a olvidarlo de tiempo en tiempo, cuando 

dejan que la preocupación por el mañana los domine y los sofoque. Porque, cuando un hombre o una mujer 

Piscis se ajetrea en algo de lo que disfruta, los canales que conducen a la seguridad material se abren de par en 

par... como una ventana al futuro. 

 

Cuando dos Peces se dan el gusto de vivir y amar libremente, pueden convertirse en dos Delfines, que 

retozan juntos, dichosa y sabiamente, en un clima de paz y satisfacción perfectas. Y habrá menos 

posibilidades de que los pescadores del mundo frío y duro, que agitan sus afilados anzuelos en el agua para 

coger desprevenidos a los Peces, tengan éxito. Podrán alertarse recíprocamente para eludir el señuelo 

tentador. 

 

Pero si caen en hábitos rutinarios, y dejan pasar de largo todas sus doradas oportunidades... al cabo 

de un tiempo empezarán a engañarse mutuamente, a mezquinar la energía y el compromiso' de la 

confrontación emocional, a replegarse cada vez más dentro de ellos mismos. ¿Sabéis lo que es esto? Esto es 

desidia. Y es un final muy triste para una historia de hadas. ¿Por qué dejar que triunfen los trasgos y los 

duendes? No es así como se resuelve el enigma del tierno alevín... ni como se aprende la letra de las canciones 

de amor de las ranas. 

 

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